Quien no odia a su padre y a su madre

No hace mucho, se leyó en Misa la lectura en la que el Señor dice: si alguno viene a mí, y no odia a su padre y a su madre, a su mujer, sus hijos y hermanos y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Con sorpresa, noté que en la nueva traducción española ya no se dice eso, sino “quien no pospone a su padre y a su madre”, etc.

Supongo que es comprensible el cambio, porque lo de “odiar” siempre extrañaba a la gente y así se evita esa extrañeza. Tiendo a pensar, sin embargo, que cuando algún pasaje de la Escritura nos extraña, eso suele indicar que tenemos una especial necesidad de leerlo, comprenderlo y asimilarlo, en lugar de aguarlo para que deje de extrañarnos. Esa extrañeza es el buen escándalo, que nos hace tropezar cuando nuestros caminos no son los de Dios, que nos dice: piensas como los hombres y no como Dios. Veámoslo.

Tengamos en cuenta, primero, que odiar es una cosa muy seria. No es una mera antipatía, ni un desencuentro de opiniones. Un hijo que odia a sus padres, por ejemplo, les herirá en lo más profundo de su corazón, les volverá la espalda en su ancianidad para no verles nunca más, rechazará públicamente todo lo que le han dado como hijo suyo o les desobedecerá en cosas muy graves. A esto precisamente es a lo que se refiere la frase de Cristo. Los antiguos hebreos eran gente muy concreta y con los pies en la tierra. Para ellos, lo importante no eran tanto los sentimientos, los ideales o las buenas palabras, sino las obras.

Entonces, si para pensar como Dios y seguir sus caminos hay que odiar al padre o a la madre o a otros, ¿eso significa que hay que hacer cosas terribles como las que hemos dicho antes?  Pues sí, me temo. Al menos a veces.

No lo digo yo, basta ver lo que han hecho los seguidores de Cristo a lo largo de la historia. ¿Qué hizo San Francisco? Arrojar al suelo, delante de todo el mundo, hasta las mismas ropas que su padre le había dado, para seguir a Cristo en la pobreza evangélica, aunque fuera a costa de herir profundamente a su padre. ¿Qué hizo Santo Tomás? Desobedecer a sus padres, que querían que fuera abad del gran monasterio de Montecasino con el fin de aumentar santamente el prestigio de su noble familia, y convertirse en vez de eso en un pobre fraile mendicante dominico. ¿Qué hicieron Santa Teresita de Lisieux y sus hermanas? Dejar a su padre anciano, viudo y enfermo, e irse a conventos de clausura, sabiendo que nunca volverían a abrazarle y que no podrían cuidar de él.

¿Qué han hecho innumerables santos? Desobedecer a sus padres cuando lo que mandaban era contrario a la voluntad de Dios, abandonarles para ir a países lejanos o clausuras inaccesibles siguiendo los pasos de Cristo o rechazar sus herencias y negocios familiares para abrazar la pobreza evangélica. Es decir, comportarse como si odiaran a su padre y a su madre, pero no porque sintieran odio por ellos, sino porque amaban más a Dios. Eso mismo tenemos que hacer nosotros con padre, madre, mujer, hijos, hermanos e incluso con nuestra propia vida.

Esta frase de Cristo nos recuerda algo que olvidamos con facilidad: el primer mandamiento, que está a infinita distancia del segundo. Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es un solo Dios. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda el alma, con todas tus fuerzas. Ese “todo” repetido tres veces es algo terrible, más allá de las fuerzas humanas, y es la auténtica razón de la extrañeza que sentimos al leer el Evangelio. Nuestra naturaleza caída se resiste ante el único remedio que puede curar su herida.

El corazón, el alma y la mente nos piden poner en primer lugar a los padres o a la mujer o a los hijos, pero Cristo dice ¡no!, con tremenda contundencia. El primer lugar es de Dios y de nadie más. Poner a cualquier otro en ese lugar es convertirlo en un ídolo, porque solo hay un Dios. Si tu mano te hace caer, córtatela y si tu ojo te hace caer, arráncatelo. Del mismo modo, si cualquier otro amor pretende suplantar al amor de Dios en tu vida, ódialo, arráncalo, córtalo y arrójalo al suelo, porque de otro modo no puedes ser discípulo de Cristo.

Fijémonos en que la frase evangélica no dice que, si no odias a tu padre y a tu madre, “serás un mal discípulo de Cristo” o “estarás lejos del ideal”. Es mucho más radical: si no pones a Dios en primer lugar, si no odias los otros amores cuando hace falta, simplemente no puedes ser discípulo de Cristo. No puedes, es imposible. Dios no puede estar en segundo lugar en tu vida. Si parece que lo está, más bien lo que sucede es que no está en tu vida en absoluto, porque Dios no cabe en segundos lugares. Es una verdad durísima y pocos son capaces de aceptarla, pero es necesario hacerlo para seguir a Cristo. Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos.

A cambio, una vez que reconocemos ese lugar primordial de Dios, lo recibimos todo. Todo eso a lo que renunciamos, Dios nos lo devuelve sobreabundantemente, santificado y libre de la herida del pecado. Quien deje casas, hermanos, o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras por mi nombre, recibirá el ciento por uno y la vida eterna. Esos amores humanos que odiamos por su causa, se convierten, purificados por la gracia, en amores sobrenaturales de caridad infinitamente más reales, fuertes y duraderos. Nadie quiere más a su padre y a su madre, a su esposa, sus hijos o sus hermanos que aquel que ama más a Dios que a ellos.

No tengamos miedo de amar a Dios sobre todas las cosas, aunque nuestra naturaleza caída se rebele ante ello. Merece la pena. Más aún, es lo único que verdaderamente merece la pena.

105 comentarios

  
Juan Mariner
Hay familias burguesas y aburguesadas católicas que, porque son sus amados hijos, les consienten todas las aberraciones morales y hasta participan en ellas. Antes criticaban a los demás. Ayudar a tus hijos es una cosa, pero reprendiendoles en lo que hacen mal. Hay que marcar unas líneas rojas infranqueables en lo moral, porque en vez de condenarse uno, pueden condenarse hasta tres.
21/11/24 12:24 PM
  
Bruno
Juan Mariner:

"les consienten todas las aberraciones morales y hasta participan en ellas"

Quizá sea la forma más habitual en nuestra época de "no odiar" a tu hijo y a tu hija en el sentido en que lo decía nuestro Señor. Es una señal de que, quizá sin darse cuenta de ello, no les quieren de verdad, sino que se trata de un amor egoísta.
21/11/24 1:47 PM
  
Francisco de México
Bravo Bruno, esta vez fuiste verdaderamente claro.
21/11/24 1:54 PM
  
África Marteache
Bruno: En un momento en que la familia se está descomponiendo tu post parecería escandaloso, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez se entienden peor los Evangelios.
Los Evangelios, como ya advirtieron Chesterton y Castellani, son paradójicos, porque el 4º Mandamiento nunca fue anulado y, claramente dice: "Honrarás a tu padre y a tu madre".
Lo que supongo quieres decir es que debemos ser cristocéntricos y, si alguien nos aparta de Cristo, debemos soslayarlo.
La familia queda dentro del 2º Mandamiento expresado por Jesús, es decir el que concierne al prójimo. Ahora bien, si entendemos el amor al prójimo como un mandamiento, los más próximos son los familiares, pero hay otro antes y, si entran en colisión uno de ellos, el primero, debe prevalecer.
21/11/24 2:08 PM
  
Bruno
Francisco de México:

"Bravo Bruno, esta vez fuiste verdaderamente claro"

Me alegro, aunque lo cierto es que claridad, la de Cristo. Nuestras explicaciones... bueno, basta con que no confundan en lugar de explicar.
21/11/24 2:08 PM
  
África Marteache
Me temo, Bruno, que la contundencia de este post es más de lo que puede soportar la generación presente, sobre todo si utilizas la palabra odio.
Es altamente improbable que San Francisco de Asís odiara a su padre. El padre de San Francisco fue un comerciante, a los que yo llamo cariñosamente "fenicios", y es muy difícil que comprendiera la radicalidad de su hijo, así que éste cortó lazos de una manera tan contundente como la vida que quería abrazar. Eso en los Evangelios puede aparecer con una palabra muy fuerte, pero en realidad no es tal.
Si alguien toma una vida totalmente entregada a Cristo, como los ejemplos que has puesto, está justificado lo que dices, pero si se toma otra menos radical, que es la de casi todos nosotros, aún dando la debida primacía a Cristo, contrae obligaciones que si se postergan puede que no le agrade demasiado a Él.
Cuando murió mi madre yo sentí una especie de alegría porque se me hizo patente que yo amaba a Dios más que a ella, si es a eso a lo que te refieres.
21/11/24 2:40 PM
  
Feri del Carpio Marek
Excelente post, de esos que hacen que venir a visitar infocatolica haya valido la pena, de esos que al salir de este portal te quedas con algo bueno en el corazón, sobre todo deseos de santidad y alguna luz que diga por donde avanzar para acercarse un poco más a eso que estamos deseando.

Lo más difícil me parece que es odiar la propia vida. Porque si nos cuesta odiar a padre, madre, hermanos, en realidad me parece que se debe a que lo que nos cuesta en realidad es odiar la propia vida, esa falsa vida a la que tenemos tanto apego, que escritores espirituales modernos llaman el "ego", en oposición al verdadero "yo", ese que es el único que realmente puede tener contacto con Dios, que no está con máscaras de falsedad sobre sí mismo y sobre la realidad circundante.

Solo odiando esa falsa idea de uno mismo y de nuestras relaciones con las personas, especialmente las más cercanas, es que podemos conocer a Cristo, Su verdadero amor, y entonces amarnos a nosotros mismos y a los demás en verdad y ordenadamente.

El problema es que en medio de tanto ruido, tanta distracción, algunas impuestas, otras muchas buscadas por nosotros, no podemos ni tan siquiera identificar esa falsedad que debemos odiar, porque esas falsedades se comienzan a manifestar en la vida interior, pero si no nos adentramos a ese interior y permanecemos en la superficie, se nos pasa la vida con falsos amores, y después gran sorpresa cuando nos toque ver la verdad en el juicio personal.
21/11/24 3:57 PM
  
Pedro1
Para pensar como Dios y seguir sus caminos NO hay que odiar al padre o a la madre o a otros. ¿Es seguro que San Francisco se quitó la ropa para herir profundamente a su padre? Claro, tú has escrito "a costa de herir", no "para herir", pero ¿es seguro que San Francisco pensaba en su padre en ese momento? Me parece que lo normal es que pensara en Cristo. Estaba loco de amor por Cristo. En su corazón no había odio, sino un amor a punto de reventarlo por su padre, por su madre y por toda la humanidad. Estaba lleno de gracia y sin una chispa de odio.
21/11/24 4:57 PM
  
Bruno
África Marteache:

"sobre todo si utilizas la palabra odio"

Quien la utiliza es Cristo. Por algo será.
21/11/24 5:17 PM
  
Bruno
Pedro1:

Nos dice Cristo: "si alguno viene a mí, y no odia a su padre y a su madre, a su mujer, sus hijos y hermanos y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo"

Nos dice Pedro 1: "Para pensar como Dios y seguir sus caminos NO hay que odiar al padre o a la madre o a otros"

¿Con quién nos quedamos, con lo de Pedro1 o lo de Cristo? A ver, déjame pensar...

Ahora en serio: lee el artículo con más cuidado, porque no parece que te hayas enterado de lo que dice.
21/11/24 5:19 PM
  
Pedro1
Creo que me he enterado bien.
21/11/24 5:21 PM
  
África Marteache
Sí, pero cualquiera sabe si eso significa rechazo o cualquier otra palabra de ese calibre. Es difícil sentir odio y no desear el mal, digo yo.
21/11/24 5:22 PM
  
Bruno
África Marteache:

"Es difícil sentir odio y no desear el mal, digo yo"

Es que hay que leer el artículo. Si no, discutir sobre el tema es inútil. Cito textualmente: "Los antiguos hebreos eran gente muy concreta y con los pies en la tierra. Para ellos, lo importante no eran tanto los sentimientos, los ideales o las buenas palabras, sino las obras. [...] Es decir, comportarse como si odiaran a su padre y a su madre, pero no porque sintieran odio por ellos, sino porque amaban más a Dios"

"Sí, pero cualquiera sabe si eso significa rechazo o cualquier otra palabra de ese calibre."

Vamos a ver cómo traducía San Jerónimo, que algo sabría del tema: "si quis venit ad me et non odit patrem suum et matrem...". O veamos el griego: "εἴ τις ἔρχεται πρός με καὶ οὐ μισεῖ τὸν πατέρα ἑαυτοῦ καὶ τὴν μητέρα". "Misei", como en misántropo. Odiar.
21/11/24 5:32 PM
  
anawim
En el caso de santa Teresa del Niño Jesús (nombre religioso) cuando sintió la llamada al Carmelo teresiano, su padre le dijo, no te preocupes, esta vida es muy corta y nos vamos a ver en el cielo, el padre no se quedaba solo, se quedaba bajo el cuidado de una de las hijas, pero esa hija no era teresita ni de lejos. Teresa llamaba a su padre "mi rey", y el padre llamaba a su hija "mi reina", había entre ellos un amor importante, escribo esto para que se entienda mejor lo que voy a escribir a continuación y es, al poco tiempo de ingresar Teresa en el Carmelo Descalzo, el padre enloquece y Teresa lo sabe. Desde mi punto de vista, aunque puede estar equivocado, el el padre no soportó la separación y esta fue la causa de su locura. Pues aunque murió loco fue canonizado igual que la madre de Teresa.

Dios es Padre y siempre llama en el mejor momento, por eso nunca hay que decir no. Pero las entregas no siempre son llamadas a la vida religiosa y/o matrimonial, Dios siempre llama de forma individual cada alma y a todas las almas. Enrique Herp decía que la persona tiene que estar dispuesta a perderlo todo por amor, y él ponía un ejemplo, y decía: "estarías dispuesto a perderlo todo, a perder tu salud, a perder todo tu dinero, a perder tu trabajo, a perder tu familia, y tener que mendigar en la calle, ¿estarías dispuesto? Esto es lo central, después aquí o allí o en el otro lado da igual, porque de lo que nos tenemos que desprendernos es de mi "yo" hasta perder la piel. Tengo que perder el miedo a perder la salud, a perder a mi familia, a ser pobre (mendigo), a perderlo todo. Este es el primer mandamiento, tiene unas exigencias muy importantes. Que no se trata de que te hagas monje, o de que te cases, o de que tengas familia numerosa, esto es relativamente fácil, se trata de que en la vocación que Dios nos ha dado estemos dispuesto a entregarlo todo y no quedarnos con nada, porque puede suceder que Dios no te restituya lo que has perdido, Dios no nos dijo que fuéramos a tener una vida fácil, es más, Dios no tiene ninguna obligación de restituir algo que hemos perdido, ya sea dinero, salud, familia, etc. Esto es fiarse de Dios.

Y hay que tener cuidado con lo que le decimos a Dios porque puede que nos lo dé. Santa Teresa de Jesús decía que no le pidamos a Dios lo que queremos que nos dé porque nos lo puede dar, y Dios sabe mejor que nadie lo que nos tiene que dar, y si nos las damos de valientes y le pedimos y nos lo da, a ver luego como salimos. Cuidadito con esto...

A mí me encanta la letanía del Cardenal Merry, y la rezaba en el Sagrario a diario. Un buen día le dije al Señor en la oración: "Señor, ¿pero qué es esto que me has dado?" Contestó: Lo que tú me has pedido. Y muy sorprendida pregunté: "¿Yo te he pedido esto, cuándo te lo he pedido?". Y entonces mi ángel de la guarda empezó a decir: "cardenal Merry, cardenal Merry". Ah claro, la letanía... O sea que ojito. Para que veamos lo bien preparados que estamos... mucho de boquita pero luego....
21/11/24 5:34 PM
  
Bruno
Pedro1:

"Creo que me he enterado bien"

Sí, lo crees, pero tu comentario anterior muestra que no es así. Es como si escribiera un artículo sobre las naranjas de Valencia y alguien me respondiera: "pues no estoy de acuerdo, porque a mí me gustan más los polvorones de Astorga que llas fallas de Valencia". Sería imposible no deducir que no ha entendido o leído bien el artículo.
21/11/24 5:41 PM
  
Pedro1
También dice San Pablo que Dios amó a Jacob y odió a Esaú . No es verdad. Significa que lo eligi, lo prefirió.
21/11/24 5:48 PM
  
Bruno
Pedro1:

"también dice San Pablo que Dios amó a Jacob y odió a Esaú . No es verdad. Significa que lo eligi, lo prefirió."

Antes que afirmar que la Palabra de Dios dice algo que no es verdad, un católico preferiría cortarse la lengua.

Y, si leyeras el artículo con cuidado, entenderías también lo de Jacob y Esaú.
21/11/24 5:52 PM
  
claudio
Estimado Bruno.

Es una cuestión de orden.
Primero -como condición ineludible irrenunciable inmodificable inmutable- amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Shemá).

Consultado Monseñor Casalotodo reflexiona con ironía que sin esa ayuda que nos brinda amar a Dios podría en algunos casos resultar "más que difícil amar a los demás y sobre todo a los de cercanías"...

Cómo la ves...

21/11/24 6:16 PM
  
Bruno
Claudio:

Lo ideal sería contentarse con amar a los chinitos o a los esquimales, que están muy lejos y por eso resulta fácil quererles. Pero el Señor se empeña en que amemos a los molestos prójimos, cercanos y vecinos, que dan la lata, se quejan, piden cosas en los momentos más inoportunos et cetera.

Como dices, menos mal que Dios lo hace posible, porque de otro modo, más que difícil nos iba a resultar imposible.
21/11/24 6:20 PM
  
claudio
Estimado Bruno.

Dice Monseñor Casalotodo que nada es imposible para Dios, pero que los hombres intentamos hacerlo improbable también es cierto...
Miren el lío del Paraíso Original...
21/11/24 6:49 PM
  
anawim
A hilo de mi comentario anterior me he puesto a reflexionar de una forma que no lo había hecho anteriormente, y es verdad que cuando se comparte crece. Voy a compartiros mi reflexión por si a alguien le interesa.
La reflexión ha partido de un punto entre lo que dice Enrique Herp y Teresa de Jesús. Enrique Herp dice que tenemos que imaginar que lo hemos perdido todo hasta el punto de la mendicidad, ¿somos capaces de hacerlo? Teresa de Jesús dice que no pidamos nada a Dios porque sabe lo que nos tiene que dar. Entonces me he dado cuenta que estos dicen lo mismo de formas diferentes. Lo que tenemos que hacer es saber que somos administradores de los bienes que Dios nos ha dado, y que un día se nos pedirá cuentas de nuestra gestión en la tierra. Administradores supone no ser propietarios, por tanto nada de lo que usamos nos pertenece. Si no tenemos nada, tampoco tenemos nada que perder, porque cualquier cosa que usamos no es nuestra, la usamos pero sin propiedad. Interioricemos esto hasta que sintamos que verdaderamente nada de lo que usamos es propiedad, y lo tenemos hasta que Dios disponga otra cosa, o no disponga nada, y sigamos teniendo lo que tenemos. Lo que tenemos usémoslo y usémoslo bien pues habrá que dar cuentas de nuestros bienes incluida la vida cuando seamos llamados a la presencia del Padre. Como dice san Josemaría, la santidad consiste en hacer bien lo que tenemos que hacer. No hay que hacer nada más.
21/11/24 7:40 PM
  
anawim
Los padres no entran dentro del segundo Mandamiento de amarás a tu prójimo, porque el Señor ha querido que los padres gocen de un trato tan especial por nuestra parte, que les ha puesto un Mandamiento para ellos solos, que es el 4º Mandamiento. Y es que los padres son nuestra familia y los llevamos en el nuestro corazón.

Las ordenes religiosas y laicos que viven en comunidad, cuando los padres están enfermos o son mayores, tienen dispensa para atender a los padres, y viven con ellos hasta que el Señor les llama a su presencia. Esto está incluido en el 4º Mandamiento. El 4º Mandamiento va mucho más allá de lo que podemos entender por honra del padre y de la madre. Un Dios que pide que amemos al prójimo, no puede pedir menos para los padres. Prójimo es el próximo, y quién más próximo que los padres después de Dios. Primero Dios, naturalmente.

21/11/24 8:16 PM
  
África Marteache
Claudio: Por supuesto que amar a Dios es más difícil que amar a las personas cercanas porque supone una entrega total a Él, al que no vemos.
Sin embargo en este momento histórico amar a las personas cercanas ha dejado de ser fácil porque, a Dios no se le ve, pero a ellas se les ve demasiado los defectos, con lo cual no se cumple ni el Primer Mandamiento ni el Segundo.
Es decir, que no amas a Dios por odio a tu padre ni a tu madre, no amas a Dios ni a tu padre ni a tu madre, que es distinto. Lo que se lleva es lo light y eso no sirve para amar a Dios, por supuesto, pero es que no sirve para amar a nadie.
21/11/24 8:23 PM
  
L.C.
Mateo dice lo mismo con palabras diferentes .


El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

Hay grados y preferencias en el Amor . Nunca contrarios ,

21/11/24 10:30 PM
  
anawim
San Francisco de Asís no odiaba a su padre, se quitó la ropa porque su padre le dijo que todo lo que él (Francisco) tenía era suyo, y él dijo vale pues entonces aquí tienes mi ropa, se la quitó y se la dio a su padre. Pero él no intentó herir a su padre, esto no lo podemos hacer, herir al prójimo si es pecar contra el segundo Mandamiento. Herir a los padres mucho menos. Seremos acusados contra el 4º Mandamiento si no amamos a los padres. Ya sabemos lo que dice san Pablo: el que ama tiene cumplida la ley entera.

Insisto: tenemos que estar desprendidos de todo lo que administramos incluido los padres, la orden religiosa quien la tenga, el coche, el piso, el trabajo, los hijos, el cónyuge, etc. PORQUE para amar a Dios sobre todo necesitamos un CORAZÓN LIBRE de ataduras.

SAN JUAN DE LA CRUZ dice que da igual si estás atado por un hilo o estás atado por una cadena, en cualquiera de los dos casos no vas a poder volar hasta Dios. No importa que sea un hilo fino, si te está atando a la tierra no te permite volar. Pidamos esta gracia para todos, no atarnos nunca a este mundo. A nada de este mundo. A nada que sea perecedero. A nada que pueda morir. San Francisco de Borja había servido siempre a una mujer muy bella, la reina de Portugal y cuando ésta murió, san Francisco de Borja dijo: "no volveré a servir a nadie que pueda morir".

Pues esta es la idea, por eso el Señor nos quiere libres, no porque tengamos que odiar, sino porque quiere que volemos como las águilas. San Josemaría decía a sus hijos: "si puedes volar como las águilas, por qué vas a volar como un ave de corral". Un ave de corral no levanta 2 palmos del suelo, da pequeños saltos pero no nunca emprende el vuelo.

21/11/24 10:35 PM
  
Jacobo.
En fin. Es un artículo con mucha enjundia.

Creo que el modelo a seguir para mí es el de S. Francisco de Borja. Quién arregló todos los asuntos temporales para sus hijos y después profesó en la vida monástica. Si sus padres hubieran vivido, estoy seguro de que los hubiera dejado apañados, igual que a sus hijos; antes de profesar como monje.

¿Acaso no amaba S. Francisco de Borja a Dios sobre todas las cosas?

Saludos cordiales.
22/11/24 1:03 AM
  
Gabriela Mendoza
Muy de acuerdo con usted, Don Bruno. Ya me decía mi madre que para entender las "frases fuertes" de la Biblia hay que meterse en el contexto histórico. No queda de otra. Si tomamos todo al pie de la letra nos volvemos locos.

Lo que no me cuadra es lo que dijo San Francisco de Borja, si es que realmente lo dijo (me fío del comentario de anawim): "No volveré a servir a nadie que pueda morir". En primer lugar, el ser humano no "puede morir" porque es inmortal, ya que fue creado a imagen y semejanza de Dios para vivir eternamente. La muerte introducida por el pecado sólo afecta al cuerpo, no al alma, y el cuerpo resucitará el día del Juicio Final. Y en segundo lugar, ¿de qué manera se sirve a Dios si no es sirviendo al prójimo, incluso a los enemigos? En la Última Cena, Jesús dijo a sus apóstoles que se lavaran los pies unos a otros, es decir, que se sirvan mutuamente. También dijo que el que quiera ser el más grande que se haga servidor de los demás. Y también dijo que Él no vino para ser servido sino para servir. En fin, si no servimos al prójimo con la excusa de que "puede morir," ¿qué nos queda como cristianos? Y si la excusa es que se trata de un malvado que ya no tiene arreglo; ¿acaso Jesús no se arrodilló a lavarle los pies a Judas, por quien Él mismo había dicho que "le hubiera sido mejor no haber nacido"? Sinceramente, no entiendo qué quiso decir el santo.
22/11/24 6:19 AM
  
Luis López
Hoy hubieran añadido a las acusaciones contra el Señor, la de incitar a delitos de odio.

El sentido de lo expresado por el Señor con esa frase (que parece tan hiperbólica) es que la diferencia del amor que debemos a Dios del que debemos a nuestros deudos debe ser tan grande como la que hay del amor sobrenatural al amor natural. Y esa diferencia es tan inmensa como la del amor al odio, pues el amor sobrenatural (Charitas) es garantía de nuestra divinización y eternidad, y el amor meramente natural y humano, por mucho que digan los poetas, no lo es.
22/11/24 10:10 AM
  
M Codax
Gran artículo. También podemos decir con S. Pablo: «Juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo» y también «Olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante» (Flp 3,8.13).
No hace falta ser S. Francisco de Asís para vivir esto. Jesucristo no dijo: si alguien quiere tener un día en el calendario...
En lo personal, mi pasó por el seminario ha sido una fuente de conflictos con parte de mi familia. El día de mi ordenación una persona muy cercana, alejada de la fe, dijo públicamente que, a pesar de su oposición a mi estancia en el seminario, había descubierto que había un amor más profundo de lo que habría imaginado detrás de mi vida y mis decisiones.
Sin duda, eso es la obra de Dios que cumple su palabra. El ciento por uno en la tierra y vida eterna.
22/11/24 10:26 AM
  
Bruno
M Codax:

"En lo personal, mi pasó por el seminario..."

Gracias por compartir su experiencia. El que lo ha vivido, entiende sin problemas las palabras del Señor, que son muy claras.

Lo mismo podemos decir del ciento por uno, que no es una idea bonita, sino algo que se puede experimentar.

Y muchas gracias por ser sacerdote, que es algo que no decimos lo suficiente. Cuantísimo necesitamos buenos sacerdotes.
22/11/24 10:57 AM
  
Luis I. Amorós
Estimado Bruno:
Los hebreos tenían los pies en el suelo, pero a los semitas les gustaban también las hipérboles una barbaridad. Ahí tenemos los ojos y manos que deberíamos arrancarnos los cristianos (¿quién no ha caído alguna vez en pecado por ellos?), con lo cual seríamos una iglesia de mancos y ciegos. O a los ricos que estarían intentando infructuosamente meter un camello por el ojo de una aguja gigante para entrar en el reino de los cielos.
En las primeras comunidades cristianas vemos la aplicación práctica y fiel de las enseñanzas de Cristo, y esa debe ser nuestra guía.

El original griego emplea la forma verbo "miseí", que efectivamente se traduce por odia, detesta o aborrece (por ejemplo "misógino" o "misántropo", que son palabras incorporadas al castellano). De hecho, algunas traducciones de la Biblia emplean este último verbo en vez de odiar. En realidad son sinónimos, pero tal vez por ser más literario, parece menos agresivo.

En realidad, el problema lo tenemos los herederos de la tradición greco-latina, que somos mucho más literalistas y menos líricos que los semitas. Un discípulo que oyera a Jesucristo en ese momento, entendía perfectamente que esa frase quería decir que si su padre, hermanos o cualquier otro familiar les impedía servir a Dios de algún modo (por ejemplo, siguiendo al Maestro), debían rechazarlos, porque a Dios hay que anteponerle siempre. En una sociedad donde la familia, y más una familia extendida, era más importante que hoy en día, el mensaje era aún más fuerte. Pero los receptores entendían perfectamente esa retórica, porque era la suya.

Los latinos, en cambio, no entendemos ese lenguaje, y andamos tratando de cumplir exactamente la letra, porque estamos acostumbrados a leyes que dicen lo que se puede y no puede hacer con bastante literalidad. Pero lo cierto es que resulta absurdo que el mismo Mesías que nos dice que amemos incluso a nuestros enemigos, nos diga que odiemos nuestra propia vida. Sería una incongruencia.

Por eso, aunque a la literalidad tienes razón, yo creo que esas traducciones piadosas de "quien no me antepone a mí a su padre o a su madre", o "quien no renuncia a su padre y a su madre por mí", aunque no sean precisas en la traducción, son bastante más ajustadas, para un oyente de cultura latina, a lo que el mensaje quiere decir: que cualquier cosa que nos obstaculice en la entrega total a Dios, hay que apartarla, y rechazarla. Incluso lo más querido, incluso nuestros padres (a los cuales estamos obligados por el cuatro mandamiento, Cristo ya lo sabe, pero también que este va después del primero), incluso nuestra vida.

Es una enseñanza de trascendencia y espiritualidad radical (como todo lo que propone Jesús, poco amigo de componendas), que aplica efectivamente el "amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu entendimiento", y que nos advierte que los amores humanos pueden llegar a ser un obstáculo para ello (recordemos el otro fuerte de "no se puede servir a Dios y al Mundo"). Es un mensaje de mucha actualidad, de hecho. Cada vez el mundo se está convirtiendo más en el dios de todos, incluyendo muchos cristianos.

Yo soy partidario de traducción literal y luego su nota al pie o al margen donde se explique el sentido a la luz del lenguaje bíblico y según la época, pero justamente esa traducción atenuada del "quien antepone a su padre y a su madre a Mí", no es, a mi juicio, de lo peor que hay en la interpretación "blanda" de las Escrituras.
22/11/24 12:46 PM
  
África Marteache
Muchísimas gracias, Luis I. Amorós, por tu magnífica explicación.
22/11/24 1:18 PM
  
Bruno
Luis I. Amorós:

De acuerdo en todo lo nuevo que has dicho y, lógicamente, en todas las repeticiones de cosas que yo ya había dicho.

No estoy de acuerdo, en este caso, en lo de la hipérbole, porque evidentemente no se aplica. Piensa que, si fuera así, lo que el Señor estaría diciendo en realidad sería, simplemente, algo menos exagerado. Como cuando una madre le dice a un niño "te voy a poner el culo como un tomate", pero en realidad solo le va a dar un azote. En este caso, si se tratara de una hipérbole, odiar sería exagerado y debería sustituirse por cosas menos intensas, como tener antipatía, llevarse mal, tener ojeriza o similares. El problema es que esos términos menos exagerados no solucionan nada, porque no tiene sentido que Cristo nos mande eso tampoco. No anteponer no es algo en el mismo sentido que odiar, pero menos hiperbólico, sino un concepto completamente distinto.

Por eso he señalado que lo que dice el Señor es que, cuando se trate de competencia frente a su amor, debemos comportarnos con cualquier otra criatura como se comporta quien la odia. Alguien que no sabe por qué lo hacemos, podría deducir que odiamos a ese padre, esa madre, esa esposa o ese hijo (aunque, por supuesto, no les odiemos per se, sino solo en cuanto obstáculo para la voluntad de Dios), cuando lo que ocurre es que amamos a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas y con toda el alma.

Esto es muy importante, porque de otro modo se pierde la radicalidad de lo que dice Cristo. "No anteponer" es lo que hacemos con unas y otras criaturas: no anteponer el trabajo a la familia, etc. Que está muy bien. Pero con Dios es otra cosa, porque, como señala Luis López, la distancia entre el amor a Dios y el amor a las criaturas es infinita y por ello, en cierto modo tan grande como la distancia que hay entre el amor a las criaturas y el odio a las criaturas. No hay hipérbole, es la pura realidad, como decía M. Codax.

En cuanto a las traducciones literales de la Palabra de Dios, también de acuerdo. Es lo que hizo Benedicto XVI con el pro multis, pero en esto (y en muchos otros casos) hay quien rema en dirección contraria.
22/11/24 1:30 PM
  
Jacobo.
Disculpe, Bruno. Con todo respeto, creo que Vd. se ha cerrado con la idea del odio. Y se lo digo porque quién odia desea el mal para el odiado. Y eso es algo que ni Cristo ni el sentido común de un católico puede admitir. Cristo no sólo prohibió odiar a nuestros enemigos sino que nos exigió que los amáramos.

Entiendo que todos los parientes, especialmente los padres, que se han opuesto y se oponen a la profesión monástica de sus hijos o a que amen a Dios por encima de ellos, sean tratados como si no existieran. Pero de ahí a odiarlos media un mundo. Y además es un pecado. Contra el cuarto mandamiento y contra el segundo fundamental: Amar al prójimo como a ti mismo.
22/11/24 2:51 PM
  
Bruno
Jacobo:

Vuelve usted a comentar sin leerse el artículo o sin ser capaz de entenderlo. En cualquiera de los dos casos no debe comentar. Lo que dice no tiene absolutamente nada que ver con lo que se afirma en el artículo. ¡Lea el artículo y deje de atribuirme disparates que son únicamente fruto de su imaginación!
22/11/24 3:20 PM
  
Sancho
También ocurre que cuando un pasaje de la Escritura nos extraña es porque se ha hecho una traducción literal que traiciona el significado original. El experto L. Alonso Schökel, que tradujo como "no me prefiere", en vez de "odia", aclara que ese es el significado correcto del semitismo. Puesto que odiar se contradice con las enseñanzas de Jesucristo, y que incluso en Mateo (10, 37), donde habla de lo mismo, dice: "Quien ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí", está claro que se trata de una mala traducción que debería eliminarse para evitar escandalizar.

Por otra parte, santa Teresa de Lisieux y sus hermanas no dejaron a su padre desvalido, sin que nadie cuidase de él, pues eso no es propio de ningún cristiano.
22/11/24 3:56 PM
  
Cuervo negro
Hola Bruno. No comento el post. No es fácil y soy muy dubitativo en estas cuestiones para responder, por eso admiro tu determinación y normalmente tus respuestas. Escribo para un desafío, yo tampoco sabría responder adecuadamente. Es el desafío de un youtuber, que está tomando cierta relevancia que es ateo y que, en ciertas cosas, me cae bien, a pesar de vivir instalado en una filosofía entre cínica y estoica. Es el gallego Fabián C. Barrio, que ahora es un "refugiado fiscal" en Chipre, que publico un libro en el que difunde la filosofía clásica postaristotélica como guía de vida. Acaba de publicar desde Roma un video que titula "Las preguntas que Dios no me responde". Dura menos de 10 minutos y creo que expone casi exhaustivamente todos los escollos que encuentran los ateos para creer. https://youtu.be/vENCQ5bldx8?si=LquMA8rbsMJFBIZu . A mi la primera respuesta que se me ocurre es que hay que dar una respuesta a la típica pregunta metafísica de que ¿por qué existe algo en lugar de la nada? Pero en el video hay muchas preguntas que son un reto contestar cuando el que escucha está en la otra orilla y por otra parte no es alguien que no tenga interés por la verdad, sino todo lo contrario.
22/11/24 4:12 PM
  
Feri del Carpio Marek
Me extraña que varios comentaristas aquí creen que para traducir la Sagrada Escritura está permitida la libertad de escoger expresiones que se comprendan mejor en nuestros tiempos, o lo que sería lo mismo, hacer exégesis bíblica a la hora de escoger las palabras o expresiones para la traducción.

Si fuese así, no tendría sentido aquello de que el primer sentido en el que se debe leer la Sagrada Escritura, y el que funda a los otros tres sentidos, es el literal. Si a la hora de traducir ya se va a hacer exegesis, el que lea la traducción ya no tendrá acceso al sentido literal, sino a uno ya interpretado.

Hacer eso es una falta de respeto al lector, pero sobre todo a la misma Palabra de Dios y al Espíritu Santo que la inspiró con esas palabras y no con otras. Para sugerir interpretaciones o aclaraciones están las notas al pie de página.
22/11/24 5:00 PM
  
Jacobo.
Muchas gracias. Buenas tardes.
22/11/24 5:14 PM
  
Feri del Carpio Marek
Vi el video que comparte cuervo negro, y prácticamente todo lo que dice ese youtuber son los típicos lugarcomunes de los ateos, fruto de la combinación de la ignorancia y la soberbia.

Ningún ateo es humilde. Los humildes entienden que a los sumo pueden llegar al agnosticismo, y si de verdad tienen humildad, están en constante búsqueda, porque quedarse confortables sin tener la respuesta a la pregunta más importante de la existencia, que es la pregunta sobre Dios, es también una soberbia terrible. Obviamente que calificando esas actitudes de soberbias, no significa que considere que los que hemos abrazado la fe católica seamos humildes. Podemos ser también muy soberbios, y nuestra situación de creyentes puede que solo en la apariencia se distinga de de la situación del ateo o del agnóstico, pero que en el fondo sea una fe vacía, como la fe del que le parece exagerado cuando lee que no se puede ser discípulo de Cristo sin odiar a padre, madre, etc. cuando estas realidades creadas son obstáculos para amar a Dios con todo nuestro ser.
22/11/24 5:20 PM
  
Bruno
Feri del Carpio:

"Si fuese así, no tendría sentido aquello de que el primer sentido en el que se debe leer la Sagrada Escritura, y el que funda a los otros tres sentidos, es el literal. Si a la hora de traducir ya se va a hacer exegesis, el que lea la traducción ya no tendrá acceso al sentido literal, sino a uno ya interpretado"

Aunque comparto en general el comentario y me parece algo muy importante, para ser justos hay que matizar dos cosas:

1) Toda traducción conlleva interpretación. Es imposible traducir sin interpretar. Lo digo por experiencia y te diría lo mismo cualquier traductor. Esa es la razón por la que las traducciones de la Biblia deben ser aprobadas por la Iglesia. En ese sentido, el traductor debe pegarse todo lo posible al texto original, pero es imposible traducir algo de manera estrictamente literal.

2) El sentido literal, según Santo Tomás, no corresponde exactamente a lo que nosotros llamamos literal. Para Santo Tomás, el sentido literal es lo que quería decir el autor (Dios y, analógicamente, el hagiógrafo), no lo que dicen literalmente las palabras. Se entiende muy bien con un ejemplo: en la parábola del Buen Samaritano, el sentido literal no consiste en que hubo de verdad un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó, etc. Por el contexto se deduce que se trata de una historia inventada por Cristo, una parábola, y el sentido literal es ese, el de parábola, aunque las palabras digan literalmente que había un hombre que bajaba, etc.
22/11/24 6:36 PM
  
Feri del Carpio Marek
Estoy de acuerdo con los dos matices. Por supiesto que para traducir palabras y expresiones, existe a menudo más de una opción, y a veces no existe una traducción completamente fiel a expresiones que fueron desarrolladas en otra lengua.

El principio que trato de defender es que entre las opciones para traducir, se debe escoger la que se acerca más a lo que la expresión de la lengua original dice, no a lo que parece que quiere decir. Y el ejemplo de este artículo ilustra bastante bien la aplicación de ese principio: aunque odiar no es la palabra que se acerca mejor a lo que parece que Cristo quiso decir (ya que odiar implica desear el mal), sí es la palabra que más se acerca a la que utilizo el evangelista; entonces debe preferirse esa palabra.
22/11/24 7:11 PM
  
Bruno
Feri del Carpio:

"El principio que trato de defender es que entre las opciones para traducir, se debe escoger la que se acerca más a lo que la expresión de la lengua original dice..."

Muy de acuerdo. Sobre todo porque, en el caso de algo escrito por Dios, no podemos imaginar más que una mínima parte de lo que quiere decir Dios con su Palabra.
22/11/24 7:17 PM
  
Feri del Carpio Marek
Es importante aclarar que a mi no me consta que odiar sea la palabra que más se acerca a lo que el evangelista quiso decir cuando escogió la palabra correspondiente en griego. En este tema me estoy fiando de que Bruno conoce bien el tema en este caso particular.

Si la palabra odiar como la tenemos en nuestra lengua no es la que más se acerca a la que utilizó Lucas en griego, entonces pienso que debería cambiarse por la que más se acerque.
22/11/24 7:19 PM
  
claudio
Estimado Bruno.
Cada maestro con su libro es de manual, el tema es cómo superar ese manual.

El amor al prójimo es especialmente indicado por Cristo que también nos ha ensañado la respuesta con el Samaritano.

El camino es la Fe, creer en Cristo y pedir al Espíritu Santo la Luz de la Fe, Hechos. 2- Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; 39.pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.» 40.Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: «Salvaos de esta generación perversa.»

Menciono al Espíritu Santo con todo respeto y gran reverencia, "un gran desconocido" tan poco mencionado y tiemblo al decirlo.

Somos bautizados y debemos pedir al Espíritu Santo sus Dones para poder actuar, un combustible necesario, pero lo hacemos realmente...se acuerdan cuando éramos niños de catecismo "sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios".

Cómo la ves...

22/11/24 7:23 PM
  
Bruno
Claudio:

"Menciono al Espíritu Santo con todo respeto y gran reverencia, "un gran desconocido" tan poco mencionado y tiemblo al decirlo"

Me alegra oírlo. Ojalá todos temblásemos al mencionar al Espíritu Santo, el fuego del cielo y agua viva, el consolador perfecto, el dador de las gracias, la brisa suave y el viento que quiebra los cedros del Líbano, el que puede abrir nuestros labios para que alabemos al Señor en todas las lenguas... Veni, veni, Sancte Spiritus.
22/11/24 7:29 PM
  
Bruno
Sancho:

"También ocurre que cuando un pasaje de la Escritura nos extraña es porque se ha hecho una traducción literal que traiciona el significado original"

Cierto, puede suceder también. Por eso hacen falta buenos traductores. :)

"El experto L. Alonso Schökel, que tradujo como..."

Para ser franco, la Biblia del P. Schökel nunca me ha gustado, así que eso no es una recomendación para mí.
22/11/24 7:34 PM
  
Bruno
Cuervo negro:

"Es el desafío de un youtuber, que está tomando cierta relevancia que es ateo y que, en ciertas cosas, me cae bien..."

Interesante. Echaré un vistazo cuando tenga tiempo, pero me temo que estoy bastante ocupado últimamente con las andanzas del P. McNabb.

22/11/24 7:36 PM
  
Sancho
Cuervo negro:

Lo primero que se puede responder es que, antes que hablar de "las preguntas que Dios no me responde", habría que hablar de las respuestas que no quiero escuchar.

En cuanto a preguntas como por qué existe algo en lugar de la nada, o cómo puede haber nada más allá de los inabarcables límites del universo, recuerdo la historia que se cuenta de san Agustín y el niño junto al mar. Vio el santo como un niño había hecho un hoyo en la playa, y que no paraba de ir a recoger agua del mar y verterla en el mismo. Cuando el santo le preguntó qué hacía, le respondió que quería echar toda el agua del mar en el hoyo, a lo que él le replicó que eso era imposible. Entonces el "niño" le respondió: "Más imposible es tratar de hacer lo que tú estás haciendo: Tratar de comprender en tu mente pequeña el misterio de Dios".
22/11/24 8:05 PM
  
FJPV
Ese cambio de la palabra odio en la traducción de ka Biblia al español actual lo veo asi: El wokismo ha manipulado tanto la palabra odio al punto de convertirlo en delito y asi condenar a los que no comulgan con el progresismo. Entonces en consonancia con esto los publicadores de la Biblia actual eliminan la palabra odio para agradar al mundo tal como les encanta a las autoridades progresistas vaticanas y sus obispos tibios.
22/11/24 8:30 PM
  
Xavier
Hola Bruno: creo que hay que usar el entendimiento y analizar esta cuestión en su contexto. Cuando usamos la palabra odio, tal y como la comprendemos hoy en día (que no es como se entendía en el pasado), siempre denota antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien CUYO MAL SE DESEA. Sinceramente, si vamos a ser rigurosos ¿quién puede creer que Cristo tenía aversión y quería el mal hacia sus padres o sus hermanos? Las traducciones entre lenguas tan distintas no suelen tener un nivel de rigurosidad y literalidad tan preciso como a veces podamos creer. En realidad, a pesar que se haya usado ese término en muchas bíblias, se sabe que se trata de un hebraísmo adaptado al griego. Como en el lenguaje del AT, que carece de comparativo, el verbo en griego ('miseo') significa aquí "amar menos". Y en este sentido, esa concepción sí se avala y fundamenta con otras fuentes escriturales como por ejemplo en Gen 29:31-33, Det. 21:15-16, Is- 60:15 y Lc 16:13. De la misma manera, se entiende en Mt 1:37. Y el mismo Lucas (Lc 18:20) recordará el mandamiendo del decálogo relativo a los deberes para con los padres (cf Ex 20:12). Las palabras del v. 26 en Lc 14 pueden parecer duras y, de hecho, lo son: hay que entenderlas dentro de las exigencias del Señor y del lenguaje bíblico que reproducen. Ahora bien, en diversos textos del Antiguo Testamento lo que nosotros podemos entender de lo que significa "amar y odiar" siempre indican un sentido de preferencia y, sobre todo, elección. Así, por ejemplo, se dice que Jacob amaba a Raquel y aborrecía a Lía (en el Genesis...) o que el Señor amó a Jacob y odió a Esaú para designar que Raquel era la elegida de Jacob, o Jacob el elegido por Dios. Por eso, las palabras de Jesús deben entenderse como una preferencia o una elección decisiva; ser discípulo de Jesús es tomar partido por Dios, sin componendas. En ese sentido, se ha entendido en la Tradición de la Iglesia y en el decreto Apostolicam Actuositatem n 4 sobre el apostolado de los laicos: debemos tener caridad con todos, con los parientes y con los extraños, pero sin apartarnos del amor de Dios por el amor de ellos, tal y como nos dijo San Gregorio Magno en una de sus homilias (ahora no recuerdo cual). Como nos reveló San Juan de la Cruz en la Subida al Monte Carmelo: «La Doctrina que el Hijo de Dios vino a enseñar fue el menosprecio y la indiferencia de todas las cosas, para poder recibir el precio del espíritu de Dios en sí; por que en tanto que de ellas no se deshiciere el alma, no tiene capacidad para recibir el espíritu de Dios en pura transformación». Una traducción nunca es plenamente literal, siempre hay una elección de los expertos lingüistas. A veces se aproxima más a la literalidad a veces menos.De todas maneras, cuando lees a Lucas entiendes el sentido general de lo que quiere decir y la radicalidad que implica ser discípulo de Jesús.
22/11/24 9:19 PM
  
África Marteache
FJPV: El wokismo ha revitalizado la palabra odio, esa es una palabra que en mi familia jamás oí por llevar implícito el deseo del mal al prójimo. No tengo ni idea de lo que puede significar esa palabra en una lengua semítica, pero lo que dice Xavier me parece que puede estar bastante ajustado al significado original. En este caso puede implicar radicalidad en la elección sin necesidad de tener ese componente de deseo del mal ajeno que en español tiene. Porque en nuestro idioma es evidente que tiene ese significado. Una cosa es no saber lenguas extrañas y otra no conocer el idioma propio. En español quién siente antipatía o rechazo por alguien no dice que le odia, o al menos no lo decía, porque odiar tiene un significado de ascenso en la escala de los sentimientos negativos que pasan por desamar, abominar, execrar, etc...Además abominar y execrar no suelen ir dirigidos a personas concretas sino a doctrinas, ideologías, etc...mientras que odiar puede ser dirigido a conceptos o a personas cuyas acciones repugnan o que te hayan hecho algún mal. Odiar es el tope, más arriba ya no existe nada.
22/11/24 10:19 PM
  
Feri del Carpio Marek
Xavier,

"en diversos textos del Antiguo Testamento lo que nosotros podemos entender de lo que significa "amar y odiar" siempre indican un sentido de preferencia y, sobre todo, elección. Así, por ejemplo, se dice que Jacob amaba a Raquel y aborrecía a Lía (en el Genesis...) o que el Señor amó a Jacob y odió a Esaú para designar que Raquel era la elegida de Jacob, o Jacob el elegido por Dios. Por eso, las palabras de Jesús deben entenderse como una preferencia o una elección decisiva; ser discípulo de Jesús es tomar partido por Dios, sin componendas"

Eso que dices me parece muy interesante. ¿Qué palabra de nuestro castellano sería más fiel a la utilizada por San Lucas?
22/11/24 10:28 PM
  
Cuervo negro
Estimado Bruno: para nada quisiera distraer de la noble tarea de dar a conocer al bueno del P. McNabb. Lo primero es lo primero.

Estimados Feri y Sancho: la certeza de que existe algo (y sobretodo la gracia divina que normalmente no se siente) me salva contra los embates de la tentación de la duda. Si hay algo, hay Dios, o ese algo es como un dios (panteísmo), pero ese segundo caso es absurdo por las propiedades de ese algo y si hay Dios es bueno, y ese Dios se puede revelar y en Jesucristo, por sus palabras y hechos, en especial los milagros, se manifiesta la plenitud de la revelación, revelación que rastreamos en las alianzas veterotestamentarias. El sufrimiento de los inocentes es un escollo y un misterio, que queda iluminado, no comprendido con la limitación de la mente humana, por el misterio de la pasión y muerte del absolutamente inocente, Jesucristo. Y el no entender no elimina ese algo que existe, y a Dios la criatura no lo podrá entender mas allá de lo que nos quiera revelar de sí mismo, pues de entenderlo del todo seríamos más que Dios. Vivimos en el misterio, pero ese algo que hay, que es universo material y espiritual, nos ayuda a aceptar el misterio y la certeza de la bondad divina nos permite aceptar el misterio del sufrimiento. Si, la soberbia es el gran escollo a la fe, pero desde luego yo no puedo tirarle la primera piedra al ateo. Es tanta la responsabilidad de tener el don de la fe, aunque sea en una infinitesimal fracción de un grano de mostaza. Acoger la Caridad divina, irradiarla con humildad y alegría, ser testigos de esperanza, no se me ocurre, por mi parte, otra respuesta al ateo y si este se ablanda al amor, entonces Santo Tomas o algún discípulo como el P. McNabb. Pero que lejos me veo de dar esta respuesta.
22/11/24 10:49 PM
  
Vladimir
Hoy habría que hacerle un anexo a la cita bíblica y poner: "...quien ama a los animales más que a Mi, no es digno de Mi".
Esto lo digo porque, para muchos, muchísimos, dejar de lado a sus parientes ya no es problema, pero hacerlo con sus mascotas, es pedirles una parte del corazón, tal es la animalatría en que vivimos.
22/11/24 11:10 PM
  
África Marteache
Vladimir: El amor humano está lleno de imperfecciones y tiene una tendencia depravada a ponerlo en quién no se debe, en ese sentido entiendo que el Amor a Dios es con mayúscula, algo por encima de cualquier otro amor y que no debe mezclarse con otros. A falta de otro término utilizamos ése, que son iguales, pero no idénticos.
Lo que tú dices afecta al Segundo Mandamiento, no al primero, haciendo prójimos a los que no lo son.
22/11/24 11:23 PM
  
Xavier
Feri del Carpio Marek:

Quizás estas dos versiones se acercarían algo más al sentido original:

1)
«Si alguno viene a mí y elige honrar/amar más a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo».

2)
«Si alguno viene a mí y ama más a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo».

Concuerdo plenamente con los argumentos de África Marteache.
22/11/24 11:45 PM
  
Alberto GT
Creo que la Suma Teológica de santo Tomás puede iluminar el tema:

al prójimo se le debe amor por lo que ha recibido de Dios, o sea, por la naturaleza y por la gracia, y no por lo que tiene de sí mismo o del diablo, o sea, por el pecado y la falta de justicia. Por eso es lícito odiar en el hermano el pecado y lo que conlleva de carencia de justicia divina; no se puede, empero, odiar en él, sin incurrir en pecado, ni la naturaleza misma ni la gracia. Pero el hecho mismo de odiar en el hermano la culpa y la deficiencia de bien corresponde también al amor del mismo, ya que igual motivo hay para amar el bien y odiar el mal de una persona.
22/11/24 11:46 PM
  
Alberto GT
E inmediatamente después comenta las palabras de Cristo mencionadas de esta manera:

Por mandamiento de Dios debemos honrar a los padres en cuanto están unidos a nosotros por la naturaleza y por la afinidad, como aparece en Éxodo 20,12. Deben ser odiados si constituyen para nosotros impedimento para allegarnos a la perfección de la justicia divina
22/11/24 11:48 PM
  
África Marteache
En el Catolicismo siempre ha habido carismas distintos. Los que Bruno nombra son los que optaron por la opción radical de amar a Dios sin medida y a nadie más. San Francisco de Asís se hizo pobre por Amor a Dios y, de esa manera consagró su pobreza a Cristo, y fue socorrido por los pobres; en cambio San Damián de Molokai socorrió a los leprosos por Amor a Dios. Las dos vidas fueron entregadas a Cristo, pero de manera distinta, aunque ambas opciones fueron radicales.
Santos del segundo tipo son, además del mencionado, San Juan de Dios y San Pedro Claver.
En Ceuta hay una placa en las murallas portuguesas que dice: "En la construcción de este foso trabajó João de Deus". ¿Y por qué lo hizo? Pues lo hizo porque había una familia portuguesa que le había acogido y unos murieron y los otros enfermaron, así que los sostenía con sus emolumentos. Y ahí comenzó su ardiente caridad, pero se llama João de Deus, lo que implica a Quién amaba sobre
todas las cosas.
22/11/24 11:57 PM
  
Feri del Carpio Marek
Xavier, mmm, ahí me parece que ya estás interpretando lo que quiso decir. No sé si me explico, una cosa es buscar la traducción más fiel, encontrar la palabra o la expresión que más se acerque a la literalidad de la palabra o expresión que utilizó el autor original. Otra cosa es hacer una interpretación de lo que realmente quiere decir esa palabra o expresión en el contexto.

Yo pienso que la traducción tiene que buscar lo primero, y lo segundo ya puede incluirse como nota a pie de página.
23/11/24 12:03 AM
  
Xavier
Feri del Carpio Marek:

Ambas cosas son necesarias. La hermenéutica también forma parte del trabajo del traductor. La traducción se debe enfocar no sólo en la traducción del texto para poderlo traducir sino también en el significado de la traducción. Una palabra o concepto puede connotar significados diferentes en otro idioma o puede estar ausente por completo (intraducibilidad) por lo que la relación entre dos idiomas o lenguas no es necesariamente simétrica. Pues, traducir no es solo conocer la lengua que se va a traducir y ya está, sino mucho más. También hay que dominar bien la lengua de destino. Un buen traductor debe estar familiarizado con la cultura, las costumbres y la configuración social de la fuente y el destino de los idiomas a traducir, con los diferentes estilos de hablar, normas culturales y sociales, etc. y contrastarlas adecuadamente. Muchos son los retos de un traductor pero más son los retos de una buena traducción. La exigencia de fidelidad que se plantea a una traducción a veces no puede neutralizar la diferencia fundamental entre las lenguas.

23/11/24 1:17 AM
  
claudio
Estimado Bruno.

Sin ninguna intención de polémica y con todo respeto.

Aprovecho la mención a los "animales" (en sentido natural de la creación no en forma personal) para recordar el CATIC:

2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas.
Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres.
Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.

Vean, por ejemplo, Laudato Sí, ° 91.

Cómo la ves...
23/11/24 5:30 PM
  
Bruno
Estimado Pedro1:

Ya te he dicho que no podías seguir comentando en este post y llevas treinta comentarios, lo que me hace perder mucho tiempo en borrarlos. Si persistes en poner comentarios, entonces, además de borrarlos, tendré que decirte que no vuelvas a comentar en el blog.
24/11/24 5:18 PM
  
Luiscar
Esto es incomprensible para el hombre natural, más es una Verdad cómo un templo.
24/11/24 5:57 PM
  
Bruno
Luiscar:

"Esto es incomprensible para el hombre natural, más es una Verdad cómo un templo"

Rem acu tetigisti. Ese es el quid de la cuestión.
24/11/24 5:59 PM
  
Jorge Cantu
En la Sagrada Escritura y en particular en el Nuevo Testamento llaman la atención este tipo de expresiones 'incómodas' de Cristo, ("no llaméis a nadie 'padre' o 'maestro' sobre la faz de la tierra...", San Mateo 23,9-11), no podemos dejar de notar que siendo formas hiperbólicas de la expresividad muy propias del habla hebrea y aramea de tiempos de Cristo, sin embargo incluyen una verdad radical profunda que, en este caso, nos llama a devolver a Dios la soberanía y dignidad que con frecuencia le omitimos o negamos.

A la vez, no podemos dejar de lado que el sentido de esas expresiones está pensado para despertar en nosotros un cambio de actitud radical, por ejemplo el repudiar el pecado ("Si tu mano o tu pie son para ti causa de pecado, córtatelos y arrójalos lejos de ti, porque es mejor que entres manco o cojo en la vida..." San Mateo 18,8.
24/11/24 8:00 PM
  
Jorge Cantu
Es interesante, además, que este tipo de expresiones aparecen casi exclusivamente en el Evangelio según San Mateo, el cual, de acuerdo a la tradición fue escrito primero en el 'hebreo' (probablemente arameo) y después traducido al griego.
24/11/24 8:13 PM
  
claudio
Estimado Bruno.

Sigo pidiendo -con insistencia como dice Cristo- la Fe y la ayuda del Espíritu Santo para poder hacer lo que "complace al Padre" por la Fe pero sigo temblando al advertir que se pueda "entender" algo por otro camino o modificando los textos o dando interpretaciones como para hacer pasar al camello (cargado de vanidades) no solamente por el ojo de la aguja sino por una de las puertas grandes.

Por ejemplo qué haremos con el Apocalipsis y con el Juicio Final no quiero ni pensar...

Consultado Monseñor Casalotodo recuerda cuando alguien se le ocurrió preguntar por qué en la expulsión del Paraíso de Miguel Angel en Sixtina había una higuera y no un manzano...todo fue por un higo...

Cómo la ves...
24/11/24 10:58 PM
  
Jorge Cantu
Pedro1:

Por tu soberbia, acabas de cometer una gran torpeza y falta de urbanidad en la red (y en cualquier medio): abusaste de la hospitalidad, ignoraste sus indicaciones e insultaste a nuestro amable y tolerante anfitrión y, por si fuera poco, haciendo afirmaciones sin sustento más que tu propia opinión.
25/11/24 12:48 AM
  
Gerardo S. I.
De acuerdo con Luis I. Amorós. La enseñanza es que Jesús siempre debe estar en primer lugar para sus discipulos, sin excepcion.
25/11/24 6:41 AM
  
África Marteache
Yo también estoy de acuerdo con Luis I. Amorós y con Gerardo S.I. sobre la enseñanza del texto.
25/11/24 11:55 AM
  
África Marteache
Es más creo que la frase puede ser aplicada tanto a los contemplativos, como a los misioneros y no digamos a los mártires. El Amor a Dios sobre todas las cosas, tal como proclama la Shemá, puede manifestarse de múltiples formas y es difícil decir cuál de ellas es más radical.
Entre los primeros mártires cristianos la confrontación con la propia familia fue muy habitual, Santa Perpetua era de familia pagana, así que murió por Cristo acompañada por una de sus esclavas, Santa Felicidad, porque ésta, a fuer de acompañarla a reuniones clandestinas de cristianos, se convirtió también, pero tampoco murieron juntas, cada una afrontó su propio tormento.
25/11/24 12:04 PM
  
Luis I. Amorós
Ante todo, muchas gracias Bruno por tu contestación, y por poder participar en este interesantíismo debate. Dado que el centro de nuestra fe es la persona y enseñanzas de Cristo, poder interpretarlas correctamente, tenemos la inmensa providencia divina de ser católicos, de modo que la interpretación correcta sabemos cuál es por una tradición firme veinte siglos, y así no caemos en la babel de interpretaciones del cosmos protestante.

Pregunta Feri del Carpio cuál sería la traducción más exacta de el texto de Lucas 14, 26. Bueno, la palabra es "miseí", y efectivamente, se traduce correctamente por "odiar, aborrecer". para mí la pregunta no es si la traducción del texto, de la que se hace eco Bruno, es la más exacta, sino si la palabra escogida por el evangelista es la más precisa.

Me explico: Lucas es el único evangelista de origen griego, piensa en griego, y traduce a su idioma nativo las enseñanzas que le han transmitido de Cristo, que como todos sabemos, predicó en arameo (o siríaco, en su forma moderna).

No tenemos un texto exactamente similar en otro evangelista (los otros tres pensaban y escribían en arameo, pero solo se conservan sus textos en griego, que no era su idioma nativo), pero en cambio, como ha señalado sancho, hay un texto de Mateo equiparable, Mateo 10, 37: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí (traducción de la Biblia católica)". ¿Es el mismo discurso, o es otro donde Cristo incide en el mismo tema? En cualquier caso, el tema tratado es el mismo: las condiciones de ser discípulo de Jesús. Y Mateo emplea un verbo mucho menos duro que Lucas, mucho más comprensible para los creyentes de toda época.

Lo de la confrontación Lucas vs Mateo es antiguo. Mateo, como dice Jorge Cantu, suele contener las expresiones de condena más "duras" de Jesús. Sin embargo, cuando se comparan textos de ambos, Mateo, el arameo, es mucho más espiritualista que Lucas, el griego.

Véase el clásico ejemplo de las bienaventuranzas. Lucas pone solo cuatro y es más taxativo y escueto ("bienaventurados los que pasan hambre, los que pasan sed"), mientras que Mateo da a esas dos bienaventuranzas un sentido más espiritual ("bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia"). Es también conocida la excepción a la prohibición del repudio con la famosa palabra porneia (que tantas interpretaciones ha generado) que aparece en el Evangelio de Mateo y que está ausente en Marcos y Lucas.

Así pues, si concedemos a Mateo (que tiene "mente semítica", como Jesús, y se dirige principalmente a judíos cristianos que conocen perfectamente la ley) mayor exactitud en la traducción del arameo de Cristo al griego del evangelio que Lucas (que tiene "mente griega", y además se dirige a un auditorio gentil o recién converso), su "quien antepone a su padre o a su madre, o a su hermano o a su hermana a mí, no es digno de mí", quizá adaptaría mejor el lenguaje, posiblemente metafórico de Jesús, que el "quien no odia a su padre o a su madre, y hermano y hermanas, no puede ser discípulo mío" de Lucas.

Naturalmente, no pretendo con ello invalidar la argumentación de Bruno: sigo siendo partidario de la traducción literal, con nota al pie, y la traducción de Lucas dice "odiar/aborrecer a su padre y a su madre". Simplemente digo que tengamos en cuenta también el texto de Mateo a la hora de formarnos la idea sobre el asunto.
25/11/24 1:53 PM
  
Bruno
Luis Ignacio Amorós:

Gracias por tu comentario.

"si concedemos a Mateo (que tiene "mente semítica", como Jesús, y se dirige principalmente a judíos cristianos que conocen perfectamente la ley) mayor exactitud en la traducción del arameo de Cristo al griego del evangelio que Lucas"

Con todo el respeto y suponiendo que te habrás expresado mal, esto, tal como está escrito, es peligrosísimo. La Escritura es Palabra de Dios y ese hecho garantiza (¡garantiza!) que todos los evangelistas interpretan o transmiten el sentido de lo que dijo Jesús con plena corrección. De otro modo, tendríamos que decir que lo que dice el evangelio de Mateo en este caso es "más verdadero" o más propiamente "Palabra de Dios" que lo que dice el evangelio de Lucas y, por lo tanto, 1) hemos destruido la inerrancia de la Escritura y 2) hemos iniciado un juego al que pueden jugar todos los herejes del mundo, que estarán encantados de jugar a él, diciendo que las partes del evangelio que refutan sus errores son justo las "menos verdaderas", las que no han traducido bien lo que dijeron las palabras originales de Cristo.

No, las diferencias humanas de los evangelistas no pueden afectar a la medida en que interpretan bien lo que dijo Cristo. La inspiración les preservaba de ello. Pueden concentrarse más en algunos aspectos,etc., pero no puede haber grados de corrección de la interpretación.

Veo que ya no hablas de hipérbole, que no tiene aplicación a este caso. Ahora hablas de metáfora, que es algo completamente distinto. Hasta donde puedo ver, no hay razón ninguna para decir que sea una metáfora (y, cuando no la hay, lo que toca es interpretar lo más literalmente posible la frase). Más arriba han puesto la enseñanza de Santo Tomás, que explicaba que en efecto se trata de odio. Yo no he hecho más que indicar que, en la comprensión hebrea de estas cosas (mucho más objetiva y concreta que nuestra visión más subjetiva y abstracta de todo), odiar es ante todo hacer actos que denotan odio. Que, casualmente, es justo el comportamiento al que evidentemente se refiere Cristo, como muestra la vida de los santos.
25/11/24 2:09 PM
  
Jago
Pero qué clerical todo. Jesús no se refiere a la vida consagrada, lo hace en un contexto de conversión al cristianismo. Abandonar a un padre enfermo para irse a clausura sería como hacerlo para casarse, pecar contra toda la Ley de Dios.
25/11/24 2:14 PM
  
Bruno
Jago:

"Pero qué clerical todo. Jesús no se refiere a la vida consagrada, lo hace en un contexto de conversión al cristianismo. Abandonar a un padre enfermo para irse a clausura sería como hacerlo para casarse, pecar contra toda la Ley de Dios"

Claro, hombre, usted sabe más que los santos y que la palabra de Dios. Y además no parece haber entendido nada del artículo ni de la conversación. Aquí nadie está hablando de la vida consagrada en particular. Algunos ejemplos son de consagrados, pero no porque lo sean, sino porque son santos. Y, por supuesto, no se está tratando ningún caso prudencial concreto, porque para eso faltan datos, sino un principio general.
25/11/24 2:19 PM
  
claudio
Estimado Bruno.

Con todo respeto la deriva profunda me está asustando y mucho, en el sentido que si se pone en cuestión el contenido también ponemos en cuestión la cantidad, por que cuatro y no uno, el que más me guste...

Parafaseando a Marx Gruocho estos son mis libros sagrados si no le gustan tengo otros...

Cómo la ves...

25/11/24 3:36 PM
  
Bruno
Claudio:

"si se pone en cuestión el contenido también ponemos en cuestión la cantidad, por que cuatro y no uno, el que más me guste..."

Yo diría que es una tentación presente desde el principio de la historia de la Iglesia. En lugar de los cuatro evangelios, algunas diócesis siriacas utilizaron durante bastante tiempo hasta el siglo V el Diatessaron de Taciano, que era un solo evangelio hecho combinando los cuatro.

La misma herejía luterana (a la que siguieron los demás protestantes) hizo eso abandonando algunos libros de la Palabra de Dios, que no le gustaban a Lutero, y quedándose con otros.

Los herejes modernos lo hacen constantemente, por ejemplo quitando autoridad al evangelio de Juan por ser más tardío (en realidad por ser el que más claramente defiende la divinidad de Cristo, que no les gusta), o quitándosela a San Pablo (que cambió supuestamente el cristianismo), o quitándosela a la carta a los Hebreos (que les parece demasiado sacerdotal), etc.

Yo no creo que ninguno de los participantes en esta discusión se acerquen a esos extremos, pero es cierto que el peligro siempre está presente.
25/11/24 3:47 PM
  
Feri del Carpio Marek
Luis I Amoros,

" sino si la palabra escogida por el evangelista es la más precisa."

Perdón, pero los católicos tenemos por dogma de fe que cada palabra puesta por el hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo.
25/11/24 5:23 PM
  
claudio
Estimado Bruno.

No entiendo como llegamos a las herejías pero ya que estamos, sigamos.
Para ser hereje -serio- hay que saber, no existe la herejía por carambola.

Por eso la gravedad es personal del hereje, requiere Canon 751 Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma.

Por eso el "peligro" actual es tener el iceberg a la vista sin advertir la "profundidad" del mismo o hacerse el distraído, condición de quienes saben pero lo disimulan muy bien...

Cómo la ves....
25/11/24 6:01 PM
  
Feri del Carpio Marek
Me parece que el único problema con la palabra "odiar" es que en el diccionario de la real academia dice que odio es tener aversión a alguien cuyo mal se desea. Esa última parte sería lo problemático, que obviamente no es lo que el evangelista quería decir usando esa palabra.

Entonces la palabra "aborrecer" parecer más apropiada, al menos siguiendo el significado que nos da el diccionario de la rae, ya que, al igual que odiar, dice que es tener aversión, pero omite la parte de "cuyo mal se desea".

Aversión significa tener rechazo, repugnancia a alguien (o a algo).

Ahora bien, siendo "odit" la palabra en latín escogida por San Jerónimo para la Vulgata, se comprende la preferencia por mantener en castellano la palabra que es su traducción más directa: odiar.

Me parece que eso es exactamente lo que corresponde a lo dicho por Jesús, tener rechazo de padre, madre, hermanos y de la propia vida en cuanto son carnales, mundanos, obstáculos para la santidad. Ese aborrecimiento es fruto del amor, es condición necesaria para verdaderamente amar. No entender esto implica limitarnos a un amor tibio.

En la catena aurea santo Tomás cita a san Gregorio, que explica este pasaje así:

«Pero debe examinarse por qué se nos manda aborrecer a nuestros padres y a nuestros parientes carnales, cuando se nos manda amar a nuestros enemigos. Si examinamos el sentido del precepto, veremos que podemos hacer una y otra cosa con discreción, de modo que amemos a los que están unidos con nosotros por los vínculos de la carne y que conocemos como prójimos, e ignoremos y huyamos de los que encontremos como adversarios en lso caminos del Señor. Pues no escuchando al que, sabio según la carne, nos conduce al mal, venimos a amarlo, por decirlo así, con nuestro odio.

El Señor, para dar a conocer que este odio hacia los prójimos no debe nacer de la afección o de la pasión, sino de la caridad, añadió lo que sigue: "Y aún también su vida". Porque es evidente que amando, debe aborrecer al prójimo el que lo aborrece como a sí mismo, puesto que aborrecemos con razón nuestra vida cuando no condescendemos con sus deseos carnales, cuando contrariamos sus apetitos y resistimos a sus pasiones. Ahora, puesto que despreciada se vuelve mejor, viene a ser amada por el odio.»
25/11/24 6:08 PM
  
Luis I. Amorós
Estimados Bruno y Feri del Carpio, creo que estamos quizá guardando demasiados temores. La inerrancia de las Escrituras hace alusión a todos los aspectos de fe y moral. En cuanto al género literario, dado que hay diversos autores, a veces pueden aparecer diversas formas de contar lo mismo. No hay que escandalizarse con ello.

Lo cierto es que misei es odiar o aborrecer. Y eso significa desear mal al otro en español y en cualquier idioma. Por ahí no veo que se pueda rascar nada, salvo que decidamos cambiar el significado de misantropía, misoginia, misopedia, misandria y tantos otros aborrecimientos descritos por la psicología.
Si admitimos la literalidad del texto de Lucas, entonces tendríamos lo que yo creo que es un serio problema: las comunidades que se catequizaran en el evangelio de san Lucas estarían obligadas a odiar/aborrecer/detestar a sus familiares más queridos, mientras que las que se formaran en la fe con el de san Mateo, únicamente deberían postergarlos en caso de que obstaculizaran su seguimiento del Maestro.

Y no, me temo que no se puede aborrecer algo y a la vez postergarlo. Ambos términos describen cosas distintas. Odiar es mucho más fuerte que postergar.

¿Y qué hacemos con la cantidad de mártires de los primeros siglos de paganismo que, cuando sus padres se opusieron a que practicaran el cristianismo, rezaban por ellos y no les guardaron odio, sino compasión, incluso en el martirio? Si vamos a la literalidad, no podían ser discípulos de Cristo.
Porque desobedecer a un padre o abandonar a una madre enferma para hacerse religioso, no es odiarles. Me temo que en español o en cualquier otra lengua. Es anteponer el amor de Dios a los amores mundanos, no desearles mal o procurarlo por aborrecimiento.
Más aún, si el cristianismo es la religión del amor (el amor gratuito de Dios es el centro de toda la teología), ¿dónde está el sitio del odio para el cristiano, excepto el odio al mal o al pecado?

¿Qué hacemos con Mateo 5, 22? "yo os digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego." Pues esos son tres signos de odio, o sea de, según la literalidad del texto de Lucas, ser discípulo de Cristo. Y el mismo Jesús les condena por hacerlo. Y no me vale decir que no son hermanos carnales, sino hermanos espirituales, porque el texto de Lucas dice claramente que cualquier amor mundano debe ser odiado para ser dignos de Cristo.

Y dos líneas más allá, tenemos "si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda." En el mismo sentido.

¿Y qué hay de Mateo 12, 50 o Marcos 3, 35? "todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". Aquí en cambio sí pone como algo positivo la fraternidad, y no en un sentido etéreo, sino espiritual y humano: el que hace la voluntad de mi Padre del cielo es mi hermano y hermana (una calificación sin duda positiva). No parece que a continuación vaya a mandar odiar a hermano y hermana, padre y madre.

Vayamos con Mateo 18, 15: "Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano." ¿Corregir a un hermano cuando hace algo mal es un signo de odio?
¿Qué hacemos con el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo, en Lucas 15? su padre (representa a Dios) le manda perdonar y amar a su hermano que ha regresado. ¡Y es un amor mundano!
¿Jesucristo llora por la muerte de un amigo en Juan 11, y nosotros debemos odiar a nuestros propios padres y hermanos, incluso aunque la fe nos haya llegado por ellos, y nos hayan conducido a Cristo?

Lo siento, pero empezar a inventarse un sentido de odio que no es el propio para intentar encajar esa sentencia de Lucas sin más es hacerse trampas al solitario. No existe definición de odio que no incluya desear el mal del objeto odiado. Porque para otro concepto existen otras definiciones (desapego, desprecio, repudio, antipatía, etcétera). Odio es odio.

La edición de Nácar Colunga de la Biblia (una de mis preferidas), en este fragmento de Lucas 14, 26, recomienda consultar otras lecturas: Mateo 10, 37 (ya la hemos visto), y Mateo 19, 29 "Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna". Otra vez se habla de postergar o relegar, no de odiar. También enlaza varios textos donde se repite la sentencia (bien conocida) de Cristo, que va a continuación en Lucas 14, 27, de "quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí", y que nuevamente incide en la renuncia, y no en el odio.

Los discípulos de las primeras comunidades cristianas rompían con sus familias cuando no se convertían, porque para ellos lo primero era Dios, pero no les odiaban, sino que rezaban por ellos (signo evidente de amor). Ellos nos marcan el ejemplo a seguir.
25/11/24 7:59 PM
  
Feri del Carpio Marek
Luis I Amoros,

En cuanto a la inspiración divina de las Sagradas Escrituras, la Iglesia enseña, como dogma de fe, que cada palabra está inspirada, no solo la idea, ni solo el mensaje, sino las palabras mismas. Lo recuerda la constitución dogmática verbum dei:

«La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.»

En cuanto a lo demás, me parece que todo lo que haces es crear muñecos de paja de tu parte para justificar que no está bien la palabra odiar, cuando la misma Iglesia ha aprobado esa palabra utilizada por san Jerónimo en la traducción de la Vulgata.
25/11/24 8:26 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Feri del Carpio, no creo que haya ningún hombre de paja.
Si el verbo miseí es la interpretación única de la enseñanza divina, entonces hay que odiar a padres, madres y hermanos para ser discípulos de Cristo. Taxativamente, como lo hace san Lucas.

Entonces san Mateo nos está transmitiendo mal la enseñanza de Dios, porque dice que quien no le ama más a él que a su padre, madre y hermanos "no es digno de mí". No hay odio, sino prelatura de amores, que es muy distinto.

De hecho, el propio Bruno hace una suavización (interpretación), puesto que dice "Es mucho más radical: si no pones a Dios en primer lugar, si no odias los otros amores cuando hace falta, simplemente no puedes ser discípulo de Cristo."... añade "cuando hace falta" cuando Lucas no lo hace. Dice que para ser discípulo de Jesus hay que odiarlo, sin más.
¿No está haciendo Bruno en este punto esa exégesis del "postergar o anteponer", solo que respetando la literalidad formal?

Como he mostrado en muchos textos evangélicos al respecto, Jesús no es tan radical (¿contradictorio?) con esa exigencia al respecto: dice que hay que renunciar a todo lo mundano cuando se oponga a sus enseñanzas o el amor debido a Dios, no que haya que "odiarlo" en el sentido en que miseí se entiende en griego entonces y ahora.
Ítem más en los textos de los hechos de los Apóstoles, en las cartas paulinas o católicas, o en los Padres, o en las vidas de mártires... en ninguno de ellos se enseña que haya que "odiar" a familiares directos, o a la propia vida para ser discípulo de Cristo (¿las personas con tendencias suicidas son entonces las más perfectas cristianas?). Cojamos el catecismo de la Iglesia católica y veamos cuantas obligaciones hay hacia nuestros amores mundanos, y como debemos subordinarlos al divino y emplearlos para hacer el bien.

Nada hay de hombre de paja en todo ello.

¿Todos los demás textos están equivocados, o no es más simple deducir que probablemente ese miseí de Lucas no recoge completamente la enseñanza de Cristo, sino solo en parte? ¿No es más lógico pensar que Mateo es mucho más desarrollado y preciso que Lucas en ese punto?

No es contradecir la inerrabilidad de las Sagradas Escrituras afirmar que existen diversos géneros y estilos literarios y que, sin contradecirse, dos textos pueden decir la Verdad de dos maneras diversas, y que por tanto, una de ellas puede ser más completa y desarrollada que la otra, que puede ser menos precisa. Hay docenas de casos semejantes en las Escrituras, esos que a los ateos les encanta decir, con escaso fundamento, que son "contradicciones de la Biblia".

La enseñanza de la Iglesia al respecto es muy clara. Más allá de que prefiramos que no se alteren los textos originales, y se respete la letra, explicando después la interpretación cuando es difícil, más nos vale no andar viendo herejías en cualquier interpretación, porque el literalismo estricto evangélico, tan caro a algunas sectas protestantes, también es herejía.
25/11/24 9:45 PM
  
Feri del Carpio Marek
Hombre, solo para darte un ejemplo:

"Si admitimos la literalidad del texto de Lucas, entonces tendríamos lo que yo creo que es un serio problema: las comunidades que se catequizaran en el evangelio de san Lucas estarían obligadas a odiar/aborrecer/detestar a sus familiares más queridos"

Ese es un hombre de paja, y así con casi todo lo que escribes. Saludos.
25/11/24 9:52 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Feri del Carpio, ¿puedes explicarme porqué esa frase es una falacia del hombre de paja?
25/11/24 10:27 PM
  
Feri del Carpio Marek
Porque ni yo ni Bruno hemos afirmado eso. Vuelve a leer mis comentarios, y vuelve a leer el artículo y los comentarios de Bruno.
25/11/24 10:34 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Feri del Carpio. Esta frase es suya:

"los católicos tenemos por dogma de fe que cada palabra puesta por el hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo."

Si la inerrancia de las Sagradas Escrituras no solo es de fe y moral, sino también de género literario ("cada palabra"), entonces estoy interesado en que me explique cuál es la verdadera enseñanza de Nuestro Señor en los textos que tratan el mismo tópico en Lucas 14, 26 y Mateo 10, 37, porque ambos dicen cosas distintas "a la palabra".
26/11/24 5:56 PM
  
Feri del Carpio Marek
Luis I Amoros,

"Esta frase es suya"

Sí, pero a diferencia de ti, lo que digo no es de mi propia cosecha, sino lo que enseña la Iglesia, tal como lo dice la cita que puse del Magisterio.

"estoy interesado en que me explique cuál es la verdadera enseñanza de Nuestro Señor"

Hombre, para eso están los grandes doctores, que gracias a Dios abundan en los veinte siglos de la Iglesia.

El que no lo entiendas no te autoriza a negar el dogma de la inspiración de la Sagrada Escritura, a menos que quieras ser un hereje.

Tienes dos serios problemas
26/11/24 7:15 PM
  
Feri del Carpio Marek
Lo de dos serios problemas está demás, se me olvidó borrar.

Aprovecho para indicarte que aquí mismo en los comentarios, Alberto GT trajo la interpretación que da Santo Tomás de Aquino a ese pasaje. Yo más arriba traje la de San Gregorio Magno, como está recogida en la catena aurea. Con respecto a las palabras de Cristo no hay que pretender conocer "la" enseñanza verdadera. A nivel objetivo una misma frase, una misma parábola, pueden contener más de una enseñanza, y a nivel subjetivo muchísimas más. La Palabra de Dios es inagotable.

El problema de la concordancia es otro, al que varios Padres de la Iglesia dedicaron obras. En muchas de ellas, la aparente falta de concordancia se debe simplemente a que fueron enseñanzas parecidas que nuestro Señor las pronunció en ocasiones distintas, lo que explica que en una ocasión haya querido enfatizar un aspecto y en otra ocasión otro aspecto distinto.
26/11/24 7:57 PM
  
Luis I. Amorós
Estimado Feri del Carpio

Habrá notado sin duda que he especificado claramente que una cosa es la inerrancia de las Sagradas Escrituras en las enseñanzas de fe y moral y otra la disparidad de género literario. Por tanto, la frase insinuando que yo pretendo "negar el dogma de la inspiración de la Sagrada Escritura" no responde a una realidad objetiva.
La coletilla de que yo pretenda ser un hereje, espero que haya sido un lapsus, y como tal me lo tomo.

Me dice usted que al problema de la concordancia (entiendo que entre textos diversos, que es el tema que nos ocupa) "varios Padres de la Iglesia dedicaron obras". Le agradecería que me indicara alguna de ellas que trate la concordancia entre Lucas 14, 26 y Mateo 10, 37.

El Catecismo de la Iglesia católica, que compendia y resume todas las enseñanzas permanentes de los Padre de la Iglesia, dedica un capítulo entero de la sección "la vida en Cristo" al cuarto mandamiento (2197-2233), lleno de obligaciones de amor y cuidado hacia padres y resto de familiares.
El punto 2232 enseña que "los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos" y que "es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es seguir a Jesús", y pone como texto evangélico precisamente Mateo 10, 37. Del texto que trata el mismo tema, el que comenta Bruno (Lucas 14, 26) ni rastro.

El único lugar del catecismo donde se cita Lc 14, 26 es en el punto 1618, a propósito de la vida consagrada, en el que se incluye entre otras lecturas que justifican la renuncia al matrimonio para entrar en la vida religiosa (Mc 10, 28; 1 Co 7, 32; Mt 19, 12). No se habla de odio en ningún lugar de ese punto, sino de un bien superior en la vida religiosa, a pesar de que el verbo miseí empleado por Lucas es muy explícito, y no admite otra traducción más que la de odia/aborrece/detesta. Parece que el magisterio de la Iglesia tampoco tiene claro lo de que "cada palabra puesta por el hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo".

Lo de que "la aparente falta de concordancia se debe simplemente a que fueron enseñanzas parecidas que nuestro Señor las pronunció en ocasiones distintas, lo que explica que en una ocasión haya querido enfatizar un aspecto y en otra ocasión otro aspecto distinto", vamos a dejarlo estar, estimado Feri del Carpio, porque la conclusión en este caso es que, o Cristo mismo se contradijo, o si ha enfatizado un aspecto en una ocasión, y en otra otro, debemos tratar de cumplir ambos, lo cual nos lleva de nuevo a la exigencia del odio, porque "cada palabra del hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo".

A final resulta que Santo Tomás interpreta, San Gregorio interpreta, usted interpreta y hasta Bruno, con su traducción de "odio, pero..." también interpreta.
La multiplicidad de interpretaciones nos puede llevar a desbarrar como un Pagola cualquiera.

Yo en cambio no "interpreto", puesto que me adhiero a la enseñanza secular de la Iglesia de que la exigencia de Cristo es de anteponer el amor a Dios a cualquier amor mundano. Pero si aventuro (que no afirmo, pues nadie puede saberlo salvo Dios) que quizá Lucas, por ser grecohablante, tradujo insuficentemente la expresión aramea (probablemente propia de un modo de expresarse hiperbólico, típicamente semita), y que la más precisa es la de Mateo, lo cual explicaría ese incomodísimo "quien no odia a su padre y a su madre, a sus hermanos y sus hermanas no puede ser discípulo mío", que TODAS las escuelas de teología y TODAS las comunidades cristianas primitivas descartaron aplicar en su sentido textual, por lo visto soy un peligroso hereje.
Porque "cada palabra puesta por el hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo".

O quizá no. Le invito a leer el CIC en su punto 107, artículo 3, la Sagrada Escritura: "Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra".
Vaya, el catecismo no traduce por "cada palabra puesta", sino "todo lo que afirman" los hagiógrafos. Afirmar: dar por cierto, asegurar, dar firmeza. Una afirmación no es una palabra, así que vayamos con cuidado, no sea que vaya a caer usted en el literalismo bíblico, tan caro a los protestantes más exaltados (incluso los protestantes moderados lo execran https://protestantedigital.com/palabra-y-vida/64756/cuidado-con-el-literalismo-biblico).
Antes bien, eche usted un vistazo a los puntos 108 a 119, donde iluminan al cristiano sobre el sentido en que ha de leer e interpretar las Escrituras, desentrañando en ellas el mensaje que Dios nos ha querido transmitir. Muchos puntos para ser "cada palabra puesta por el hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo".

Un saludo cordial.
26/11/24 9:45 PM
  
Feri del Carpio Marek
Luis I Amoros,

Que sistemáticamente ignores la cita que traje, en respuesta a un comentario tuyo, de la constitución dogmática Dei Verbum, es la pertinacia propia de un hereje. No es ninguna coletilla, ni lapsus, te lo digo por caridad.

Saludos.
26/11/24 11:26 PM
  
Jorge Cantu
Creo que antes de hacer una exégesis teológica a profundidad y sacar conclusiones definitivas, debemos agotar el análisis filológico y lingüístico.

La palabra 'odio' en San Lucas 14,26 amerita un análisis más a fondo. En la Biblia hebrea, a veces se utiliza el contraste entre “amor” y “odio” para comunicar preferencia. Por ejemplo, al tratar con herencias en matrimonios polígamos, la Ley Mosaica se refería a “dos esposas, una amada y otra aborrecida” (Deuteronomio 21,15). Es esta una buena traducción literal. Había una esposa “amada” y una esposa “odiada”. Varias traducciones modernas tienden a suavizar a la esposa “odiada” como “no amada” o “menos amada”. La Nueva Biblia Española traduce así el pasaje: "Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío". La ley no indicaba odio emocional por parte del marido, sólo preferencia. Se prefería una esposa a la otra. Tenemos un uso similar del modismo amor/odio en Malaquías 1,2-3 (cf. Romanos 9,13).

Muchos cristianos nunca tendremos que tomar la dolorosa decisión de darle la espalda a su familia para seguir a Cristo. Pero en todo el mundo hay muchos otros hermanos en la fe que enfrentan el rechazo, el repudio o la persecución por parte de sus familias. Estos creyentes, si quieren ser fieles a Cristo, se ven obligados a vivir de una manera percibida como “odiosa” hacia su “padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas” (Lucas 14:26). Todos los creyentes estamos llamados a reconocer el señorío de Cristo y a mostrarle preferencia sobre todos los vínculos terrenales.
27/11/24 2:59 AM
  
Luis I. Amorós
Estimado Feri del Carpio:

La cita de DV 11 que usted recurrentemente me presenta como (único) argumento de autoridad la traduce como "cada palabra del hagiógrafo está inspirada por el Espíritu Santo"

En la página oficial de la Santa Sede sobre ese mismo documento, la traducción es:

"como todo lo que los autores inspirados o hagiógrafos afirman, debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación."

Es decir, como ya aparece en el texto del catecismo que ayer le transcribí, se habla de "afirmación" inspirada por el Espíritu Santo, y no "palabra". Allí le explico la diferencia conceptual entre ambos términos.

Es otras palabras, que la cita en que apoya su acusación de herejía está mal.
Con caridad.

Saludos cordiales.
27/11/24 10:59 AM
  
Feri del Carpio Marek
Luis I Amoros,

sigues evitando sistemáticamente el párrafo que te cité de Dei Verbum, que no es el que copias tú, es el párrafo anterior a ese. O tienes serios problemas de pereza para leer lo que te escribo, y prefieres conversar con lo que tu propia imaginación te sugiere que escribo, o la alternativa es que lo tuyo corresponde a un empecinamiento propio de un hereje.

Saludos.
27/11/24 12:12 PM
  
Feri del Carpio Marek
Tal vez no debería hacerlo, pero como un ejercicio de paciencia y caridad, volveré a copiar el párrafo de Dei Verbum que te copié más arriba, que sorprendentemente vienes evitando a toda costa:

«La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia. Pero en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería.»
27/11/24 12:20 PM
  
Bruno
Todos:

Haya paz entre los príncipes cristianos.

Entre católicos sinceros y de conocida ortodoxia no conviene (non decet) que vuelen con esa facilidad acusaciones de herejía, especialmente sobre temas que son diferencias de opinión sobre el alcance exacto de puntos más o menos complejos de la enseñanza de la Iglesia o sobre la aplicación de esa enseñanza a cuestiones concretas.

Apliquemos el consejo de San Ignacio: "Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende; y, si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve"

Muchas veces se malinterpreta ese consejo ignaciano, pero, si hay una situación en la que no cabe duda de que debe aplicarse, es esta. No solo es una cuestión de caridad fraterna, sino también de hacer posible una sana y tranquila discusión sobre cuestiones teológicas, sin la cual este blog no podría existir.
27/11/24 2:52 PM
  
Feri del Carpio Marek
Bruno, y de paso para Luis I Amoros,

"no conviene (non decet) que vuelen con esa facilidad acusaciones de herejía"

Aclaro que yo no acusé a nadie de hereje. Específicamente dije:

"El que no lo entiendas no te autoriza a negar el dogma de la inspiración de la Sagrada Escritura, a menos que quieras ser un hereje."

Eso no es acusar, es advertir que ese camino conduce a herejía. Si mi interlocutor se siente ofendido por esa advertencia, e ignora sistemáticamente la cita que le traigo de una constitución dogmática de un Concilio Ecuménico, me parece que yo no puedo hacer nada más que hacerle notar que esa actitud de empecinamiento es propia de los herejes, lo que, nuevamente, no es acusar de herejía, sino advertir que se está siguiendo un camino, tanto en materia como en actitud, que conduce a ella.

Por lo demás, tú también le hiciste a Luis I Amoros una advertencia de ese tipo:

"hemos iniciado un juego al que pueden jugar todos los herejes del mundo, que estarán encantados de jugar a él, diciendo que las partes del evangelio que refutan sus errores son justo las "menos verdaderas""

"Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo..."

Fue precisamente para darle la oportunidad a Luis I Amoros, de aclarar y salvar su proposición que le traje la cita contundente de Dei Verbum, pero el escogió ignorarla sistemáticamente en todos sus elocuentes comentarios, y junto con ello se despachó las interpretaciones de Santo Tomás de Aquino y de San Gregorio Magno que le apunté, diciendo que "la multiplicidad de interpretaciones nos puede llevar a desbarrar como un Pagola cualquiera" (¡!), con lo cual encuentro obstaculizado el cumplimiento de la máxima ignaciana.
27/11/24 3:54 PM
  
Bruno
No tengo tiempo ahora para intervenir. Me voy a un funeral. Reitero lo que he dicho: conviene discutir con caridad, cortesía, benevolencia y tranquilidad. De otro modo, tendré que cerrar los comentarios. Nadie ha negado el dogma de la inspiración de la herejía ni es un hereje. Solo estamos discutiendo sobre cómo se entiende ese dogma, que todos aceptamos, al caso concreto de estas frases de Cristo. No saquemos las cosas de quicio.

Por otro lado, por supuesto que cada palabra de la Escritura está inspirada, porque las afirmaciones están formadas por palabras. Y la unidad de sentido, no lo olvidemos, es la palabra. Pretender que solo están inspiradas las afirmaciones, pero no las palabras, carece de sentido, porque las afirmaciones están formadas por palabras y el sentido correcto de aquellas se basa en el de estas.

Y siento la pesadez de los trolls. Les voy borrando, pero esos sí que no tienen cortesía.
27/11/24 4:12 PM
  
Feri del Carpio Marek
Bruno,

"Reitero lo que he dicho: conviene discutir con caridad, cortesía, benevolencia y tranquilidad."

Tienes razón. En ese sentido pienso que ya dejo ahí la discusión con Luis I Amoros, a quien no tengo ningún propósito de faltar a la caridad, aunque tal vez falté a la cortesía por perder la paciencia en un debate que muy probablemente acabe siendo estéril. Pido perdón si es realmente ese el caso, a ti Luis I Amoros y a ti Bruno porque estoy en tu casa.

Por lo demás, te agradezco por reafirmar que el dogma de inspiración de las Sagradas Escrituras se refiere a cada palabra, y por profundizar un poco más en el motivo por el que tiene que ser así.
27/11/24 5:46 PM
  
Luis I. Amorós
Como esta es la casa de Bruno, acato con gusto su consejo y pongo punto final a este debate. A fin de cuentas, ya he expuesto sobradamente mis argumentos.

Como último comentario, un abrazo fraterno a todos mis hermanos lectores y articulistas de este bendito portal, por los que oro con regularidad. Y en este caso concreto, por Feri del Carpio Marek.

Bendiciones a todos.
27/11/24 5:47 PM
  
Feri del Carpio Marek
Un abrazo para ti, Luis I Amoros. Gracias por tu oración, la aprecio de verdad, y haré lo propio en correspondencia. Que el Espíritu Santo nos conduzca a la verdad.
27/11/24 6:41 PM
  
Feri del Carpio Marek
Jorge Cantu,

"La palabra 'odio' en San Lucas 14,26 amerita un análisis más a fondo. En la Biblia hebrea, a veces se utiliza el contraste entre “amor” y “odio” para comunicar preferencia."

Eso lo apuntó ya en un comentario Xavier. Es interesante ese punto, y cuando leí la explicación de Xavier me inclinaba por esa interpretación. Sin embargo, después de meditarlo más, y de leer las explicaciones de Santo Tomás y de San Gregorio, y de tener en cuenta que nada menos que San Jerónimo, profundo conocedor de todas las Sagradas Escrituras, de las lenguas y culturas de quienes la escribieron, decidió escoger el término odit, me inclino más por la alternativa de que Jesús realmente quiso decir odio, en el sentido como lo explica Santo Tomás, que pienso que vale la pena traer aquí, porque en estos tiempos de buenismo, de escriturismo y puritanismo protestante, nos cuesta entender las cosas como los católicos ortodoxos siempre las han entendido:

En primer lugar, es importante tener en cuenta que Santo Tomás enseña que el odio solo puede tener lugar en el alma debido a un amor, o sea, a una preferencia, cito: «en cada cosa es preciso considerar antes lo que le conviene que lo que le es contrario, pues el motivo de ser una cosa contraria a otra es porque destruye o impide lo que le es conveniente. Luego, es necesario que el amor sea anterior al odio, y que no se tenga odio a ninguna cosa sino por ser contraria al objeto conveniente que se ama. Y según esto, todo odio es causado por el amor.»

En segundo lugar, está la distinción que hace santo Tomás, que es la que trajo Alberto GT, según la cual, si bien se dice, y Jesús en particular lo dice, que se debe odiar padre, madre, hermanos y hasta la propia vida, en este caso se debe distinguir lo que en la persona hay de bueno, dado por Dios, de lo que hay de malo, por los propios pecados, debiéndose odiar únicamente lo que hay de malo. Traigo la cita que ya puso Alberto más arriba: «Tanta razón de mal tiene el odio cuanto de bien tiene el amor. Pues bien, al prójimo se le debe amor por lo que ha recibido de Dios, o sea, por la naturaleza y por la gracia, y no por lo que tiene de sí mismo o del diablo, o sea, por el pecado y la falta de justicia. Por eso es lícito odiar en el hermano el pecado y lo que conlleva de carencia de justicia divina; no se puede, empero, odiar en él, sin incurrir en pecado, ni la naturaleza misma ni la gracia. Pero el hecho mismo de odiar en el hermano la culpa y la deficiencia de bien corresponde también al amor del mismo, ya que igual motivo hay para amar el bien y odiar el mal de una persona.»

En el mismo lugar Santo Tomás nota que en la Sagrada Escritura se habla de odio en algunos lugares en sentido absoluto, y en otros en sentido relativo, siendo el odio en sentido absoluto siempre un pecado: «"Quien odia a su hermano anda en tinieblas." (1 Jn 2,9) Las tinieblas espirituales son el pecado... De ahí que el odio al hermano en absoluto es siempre pecado.»

En cambio, incluso a los propios padres se puede odiar en sentido relativo: «Por mandamiento de Dios debemos honrar a los padres en cuanto están unidos a nosotros por la naturaleza y por la afinidad, como aparece en Éxodo 20,12. Deben ser odiados si constituyen para nosotros impedimento para allegarnos a la perfección de la justicia divina.»

También el caso del mandato de amar a nuestros enemigos, obviamente tampoco nos prohíbe odiarlos en sentido relativo, como explica santo Tomás: «Los hombres no se oponen a nosotros por los bienes que reciben de Dios; bajo este aspecto debemos amarles. Se oponen, en cambio, por promover enemistades contra nosotros, y esto es culpa de ellos. Bajo este aspecto debemos odiarles, ya que debemos odiar en ellos aquello que les hace enemigos nuestros.»

Finalmente, con respecto a odiar la propia vida, también explica el doctor angélico cómo se debe interpretar, obviamente aquí el odio también debe ser en sentido relativo, y lo que dice sobre el odio a sí mismo se puede aplicar, mutatis mutandis a todos los otros odios que manda el Señor para ser discípulos suyos: «Es imposible que uno, absolutamente hablando, se odie a sí mismo. En efecto, todo ser apetece naturalmente el bien, y ninguno puede desear algo para sí si no es bajo la razón de bien, pues el mal es extraño a la voluntad, como dice Dionisio en el c.4 De div. nom. Ahora bien, como se ha dicho anteriormente (q.26 a.4), amar a uno es querer para él el bien. Por consiguiente, es necesario que uno se ame a sí mismo, y es imposible que uno se odie a sí mismo, absolutamente hablando.»

Por cierto, en esa misma cuestión (II-II q. 34 a. 4) explica santo Tomás algo parecido a lo que yo dije en mi primer comentario de este artículo, que a veces podemos amar falsamente, y creyendo que amamos al prójimo o a nosotros mismos, en realidad estamos odiando, pecaminosamente, aunque de manera indirecta: «Sucede, sin embargo, que indirectamente uno se odia a sí mismo. Y esto de dos maneras. Una, por parte del bien que uno quiere para sí, pues acontece a veces que lo que se desea es relativamente bueno, pero absolutamente malo, y según esto, uno indirectamente quiere para sí un mal, lo cual es odiarse. Otra manera es por parte de sí mismo, para quien quiere el bien. Cada ser, en efecto, es, sobre todo, lo que hay más principalmente en él. Por eso se dice que la ciudad hace lo que hace el rey, como si el rey fuese toda la ciudad. Es evidente que el hombre es principalmente su mente. Pero sucede que algunos se consideran ser principalmente lo que son según la naturaleza corporal y sensitiva. Por eso se aman según lo que juzgan que son, pero odian lo que verdaderamente son en tanto quieren cosas contrarias a la razón. Y de ambos modos el que ama la iniquidad, odia no sólo su alma, sino también a sí mismo.»

De manera que para amar verdaderamente, a nuestro prójimo, a nosotros mismos y a Dios, es necesario que odiemos todo lo que es contrario a la razón en nuestros prójimos, padres y hermanos incluidos, y en nosotros mismos, y ese es el odio necesario para ser discípulos de Cristo, sin ese odio, no podemos ser discípulos, así que más vale que nos pongamos manos a la obra a odiar.

San Gregorio lo dice de forma elegante: «no escuchando al que, sabio según la carne, nos conduce al mal, venimos a amarlo, por decirlo así, con nuestro odio... puesto que de este modo despreciada [la propia vida o la del prójimo], se vuelve mejor, viene a ser amada por el odio.»




27/11/24 9:22 PM
  
Lopez
¿ Y esta es la religión del amor ?


01/12/24 6:24 PM

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