San Juan Bosco, el santo alegre
Hay pocas lecturas mejores para un católico que las vidas de santos. De una forma fácil, amena y placentera, avivan en nosotros la esperanza y el deseo de ser santos y dar gloria a Dios. Por eso, no solo las leo, sino que cuando puedo las traduzco para que otros también puedan beneficiarse de ellas.
Esta vida de San Juan Bosco, el santo alegre, en particular, me ha resultado muy refrescante. Sé que no es un adjetivo muy apropiado, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. En una época como la nuestra, en la que a menudo los católicos lo son de forma vergonzante y piden constantemente perdón por él o lo camuflan, da gusto leer la vida de un santo que no se avergonzaba en absoluto de la fe.
Es patrono de la juventud y dedicó su vida a ayudar y educar a los muchachos sin hogar de Turín, que eran numerosísimos en aquella época, pero nunca se le pasó por la cabeza que esa ayuda fuera meramente material. Lo que deseaba más que ninguna otra cosa era transmitirles la fe católica y hacer posible que la vivieran como buenos católicos, que vivieran en gracia de Dios, se confesaran, fueran a Misa y comulgaran, amaran a la Iglesia y tuvieran a Cristo como lo más importante de sus vidas. Ojalá los religiosos actuales dedicados a la educación le tomen como modelo.
Como indica el subtítulo del libro, es muy conocido por su alegría constante y su amabilidad, que conquistaba a niños y jóvenes. Ya desde que el mismo era un niño aprendió malabarismos y trucos de magia para entretener a sus compañeros… en representaciones que empezaban rezando y que incluían sustanciosas catequesis.
Era, en efecto, muy alegre y bondadoso, pero no buenista. Tuvo problemas y peleas con gobiernos anticlericales, pero también con obispos y cardenales que en vez de ayudar preferían poner palos en las ruedas. Protestantes y otros enemigos intentaron matarle varias veces y uno de sus defensores fue un perrazo, Grigio, que aparecía y desaparecía misteriosamente según don Bosco lo necesitara.
Amaba la pobreza, pero la pobreza real, la de no tener nunca un céntimo en el bolsillo, porque absolutamente todo lo empleaba en sus muchachos. Eso no le importaba acometer la construcción de obras tan ambiciosas que parecían disparatadas a todo el mundo, porque sabía que estaba en manos de la providencia de Dios y tenía una confianza inquebrantable en nuestra Señora, especialmente bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos o Santa María Auxiliadora. Todo lo que hacía se lo confiaba a ella y nunca se vio defraudado.
Como verán los que lo lean, en el libro abundan los milagros, que eran tan frecuentes que, de alguna manera, se convertían en algo casi ordinario. A menudo eran necesarios para convencer a algún cardenal de que hiciera su trabajo o a “buenos católicos”, más agarrados a su bolsa que a la voluntad de Dios, de que le ayudaran en sus obras. Hasta el Papa le enviaba enfermos para que los curase. Tenía además el don de leer los corazones, como otros santos dedicados especialmente a la confesión.
En fin, podría seguir mucho rato, porque me ha gustado mucho traducir este libro, pero entonces tendría que contárselo entero y, para eso, es mejor que lo lean directamente. Confío en que lo disfrutarán y les hará bien.
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19 comentarios
El clásico "Don Bosco y su tiempo" de Hugo Wast está muy bien, pero casi la mitad del libro trata sobre la política italiana de la época.
Curioso, iba a empezar la biografía que D. Bosco escribió sobre Domingo de Savio.... Y ahora esto.
Pequeñas y benditas providencias.
Don Bosco era todo lo que tú has dicho, sí.
Pero era mucho más.
El primer contrato de trabajo como aprendiz de un joven redactado en la península itálica, lleva la firma de D. Bosco como tutor del trabajador, a la sazón uno de sus hijos y fue D. Bosco mimso quien lo redactó.
Fue un cura que hoy parecería muy tradicional; pero que en su tiempo dicutió con todos los papas que conoció (Con algunos de ellos discusions muy enconadas), quienes quisieron matarlo no fueron precisamente protestantes (Con quienes no se llevaba mal si era por el bien de sus muchachos) sino miembros de una clerecía aún más conservadora que él y que estaba de acuerdo con los empresarios de Turín que pretendía usar a los chicos de D. Bosco como mano de obra casi esclava en la Turin de la Revolución Industrial.
Fue un personaje en su época, departió con la nobleza y la clase política piamontesa, que no consigueron que se pronunciara sobre las circunstancias políticas de la Italia que se estaba reunificando lo cual le hizo contraer no pocos enemigos.
Hoy, parecería un santo tradicional pero en si día fue un pionero, un heterodoxo y una novedad muy fresca.
Por ejemplo, fue acusado de no rezar, porque se pasaba el día trabajando (Cuando murió, el médico que certificó su muerte afirmó que murió de agotamiento) por sus muchachos, cuando fue canonizado el "promotor de la fe" de su proceso, preguntó al tribunal tratando de decir algo en contra de D. Bosco: "Con tanto trabajo... ¿Cuando rezaba D. Bosco?" a lo que el papa, presente en el proceso, contastó: "Cuando no rezaba D. Bosco"
Esa prioridad de los actos de amor, del trabajo hasta la extenueación por los jóvenes más desfavorecidos, de hacer todo eso sin mortificaciones sino con la alegría desbordante de sabernos elejidos y amados por Dios, la hemos heredado todos los que fuimoe educados "a sus faldas" o a las de sus hijos.
Si quieres una biografía muy documentada y extensa, las de Teresio bosco (Que no es familia de D. Bosco) o la de Fausto Jimenez (Ex salesiano y marido de una de mis mejores amigas) son las mejores.
"Done"
Je, je. Semper fidelis.
"Curioso, iba a empezar la biografía que D. Bosco escribió sobre Domingo de Savio...."
En el libro se menciona a Santo Domingo Savio y su santa muerte, por supuesto, pero me gustaría que se hubiera extendido más sobre él.
Decía Sto Domingo Savio que la santidad consistía en estar siempre alegres.
Yo recibí la fe en un colegio salesiano. Sigo en contacto con los salesianos y nunca los olvidaré. Presiden mis estancias S. Juan Bosco, Sto. Domingo Savio y María Auxiliadora.
Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis.
La mención de Maria Auxilium Christianorum es hoy de una actualidad tremenda, necesitamos hoy esa ayuda y debemos pedirla constantemente.
Enfrentamos serios problemas eclesiales de dispersión y de individualismo y como "el abogado en causa propia tiene como cliente a un necio" la Abogada Nuestra sabrá orientarnos de nuevo a lo esencial.
Cómo la ves...
el bondadoso pone la Verdad por delante (Bondad, Verdad y Belleza son hermanas), mientras que el buenista la esconde.
No nos metamos en polémicas estériles.
Es evidente que las ideas de Hugo sobre San Juan Bosco van a estar coloreadas por su falta de fe, que le incapacita para entender a un santo (y, por lo visto, para diferenciar entre las diferencias humanas de opinión sobre temas prudenciales, que son perfectamente admisibles en la Iglesia y siempre lo han sido, con la heterodoxia, que es inadmisible en la Iglesia y que don Bosco ni siquiera rozó (él mismo habría dado un buen puntapié en las posaderas a cualquiera que lo hubiera sugerido)). También parece fallarle la memoria cuando dice lo de los protestantes, con los que don Bosco tuvo bastantes encontronazos, algunos físicos y que estuvieron a punto de acabar con su vida, otros jurídicos y otros por su empeño en recuperar a los muchachos católicos extraviados que se habían ido con ellos.
En cuanto al libro de Fausto Jiménez, al margen de cualquier otra cosa a Hugo le honra defender a su amigo fallecido, al cual le deseamos que Dios haya tenido misericordia de él, igual que deseamos que la tenga de nosotros. A la hora de la muerte, todos vamos a llegar bastante pobretones al Juicio.
Dicho eso, no es una injuria al mencionado Fausto señalar que, en principio, el hecho de que hubiera abandonado la vida a la que el propio don Bosco fue fiel hasta la muerte probablemente haga que los católicos, puestos a elegir, elijamos otros libros para encontrar una buena descripción del santo. Por supuesto, quizá nos equivoquemos con ello, porque no conocemos su historia, pero a priori es un criterio sensato que suele funcionar bien.
Para poner fin a la polémica de buena forma, traigo al blog un soneto (malillo, claro) que escribí hace muchos años sobre la fidelidad o lealtad:
La lealtad
Virtud noble y gentil, flor de otra era,
que incluso en el error eres amable
y olvidas sin dudar lo razonable,
por defender a quien tu amigo fuera.
Por ti aguanta el soldado en la trinchera,
sin huir al probar el frío sable,
un injusto castigo es soportable
y el más veloz a quien se arrastra espera.
Gracias a ti, los mártires, sin queja,
del verdugo se ríen asesino,
pues guardan en su pecho la fe vieja,
y hasta el mismo Señor, Padre divino,
al hombre que ha pecado y que se aleja
espera cada día en el camino.
"como "el abogado en causa propia tiene como cliente a un necio" la Abogada Nuestra sabrá orientarnos de nuevo a lo esencial. Cómo la ves..."
La veo muy bien. Magnífico consejo y magníficamente expresado.
"Maria Auxilium Christianorum, ora pro nobis"
Eso, eso, ora pro nobis, que mucho lo necesitamos.
Los dichos surgidos de la experiencia tienen contenido sustancioso, son dignos de ser seguidos y carecen de dueño.
Cuando uno ve lo que sucede en eclesialmente surgen aplicables aquellas afirmaciones recordables:
"lo que destruye un necio no lo reparan veinte sabios",
"si un ciego guía a otro ciego...",
"del laberinto se sale únicamente por arriba".
María Auxiliadora de los Cristianos "sácanos hacia arriba"....
Cómo la ves...
Rápidamente S. Juan Bosco tomó el boleto y escribió: Vale por mil liras a pagar a D. Bosco para sus Birichini.
Al leerlo la Sra. se echó a reír, pero firmó de su puño y letra el boleto sin ninguna duda.
S. Juan Bosco ya era muy querido en vida y además de ser el santo de la Alegría, junto a S. Felipe Neri, nos demostró con esta anécdota que él cumplía el Evangelio a rajatabla: Prudentes como palomas y astutos como serpientes.
Creo que nuestros mayores santos son reclamados a la Casa del Padre porque Dios quiere premiarlos cuanto antes.
Saludos cordiales.
Me vienen a la mente hoy en día a tantos sacerdotes y obispos que aceptan sin piar ciertas posturas o enseñanzas 'polémicas', bien conocidas, del Papa Francisco, sólo por seguir su línea y creyendo así complacer a Cristo. Dudo que San Juan Bosco fuera así de blandengue.
Claramente no era un liberal ni un progre filomasónico.
Me topé con un "salesiano" sacerdote que hacía de guía en las catacumbas más famosas de Roma. Iba vestido de seglar riguroso, sólo le faltanban los vaqueros y la "chupa" ad hoc. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando buscando en su perfil, me encontré con una foto de él saludando al Papa Francisco en la plaza del Vaticano, vestido como cura de arriba a abajo; hasta alzacuellos llevaba!
Le escribí, con cierta sorna, elogiando su vestimenta curil cuando iba a saludar al Papa y su vestimenta rigurosamente seglar cuando ejercía como guía.
Pues con toda su cara y sin rubor alguno me contestó que el hábito no hace al monje.
Naturalmente le respondí que ayuda a reconocerlo y nos sensibiliza respecto a Dios.
Me contestó que si me había gustado la visita a las catacumbas.
Escribe un comentarista: Si S Juan Bosco levantara cabeza...
Pues para mí que llora desde el Cielo.
¡Saludos cordiales!
/ Oramos, a fin de tener presente, q, las Hijas de María Auxiliadora, fundadas por Don Bosco y la Madre María Dominga Mazzarello, fueron las llamadas a llevar el carisma salesiano a las jóvenes, dotado de grandes dones naturales y sobrenaturales, como los grandes santos, quien, tuvo el don de profecía, y el de milagros, adelantándose 100 años al Concilio Vaticano II y eso por su espíritu evangélico.
/ Pedimos, para no olvidar, q:" Dotado de extraordinario talento y fina distinción, pudo ser un gran orador, un gran historiador, un gran estadista:... pudo ser... lo que se hubiera propuesto. Pero se quedó en ser...lo que Dios quiso que fuera:...el hombre que supo amar a todos y hacerse amar por todos...." (Mons. M. Olaechea s.d.b. - Arzobispo de Valencia), afirmando de el, el Papa León XIII : "Don Bosco, fue un hombre providencial. En toda su obra se descubre la mano de Dios" y sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".
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