Siempre y en todo lugar
No creo que sorprenda a nadie si señalo que la mayoría de los católicos apenas presta atención a las oraciones de la Misa. Si alguien les preguntara a la salida qué decían la oración colecta o el prefacio, pondrían la misma cara que si les preguntaran por la matrícula de los diez últimos coches que han pasado por su calle.
Esto es muy triste, por supuesto, pero no puedo evitar pensar que quizá sea necesario como una especie de velo de Moisés que atenúa habitualmente para nosotros un esplendor demasiado intenso para que lo soporten meros seres humanos. A fin de cuentas, las riquezas que esconde la liturgia y que casi todos ignoran son divinas, eternas e infinitas. No podrás ver mi rostro, porque cualquiera que vea mi rostro morirá, dice la Escritura.
Pondré un ejemplo del domingo pasado y no solo de él, porque todos hemos oído en mil ocasiones estas palabras, que se repiten en múltiples prefacios: “es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar”. Si alguna vez las escucháramos y no solo las oyésemos, sin embargo, ¿qué pasaría? ¿Quién no se quedaría asombrado y anonadado, con la boca abierta?
Con toda sencillez, como lo más normal del mundo y sin avisar, se nos revela así el sentido de la vida humana, el secreto que incontables hombres han intentado sin éxito descubrir a lo largo de milenios: vivimos para dar gracias a Dios. Nada más y nada menos que eso. Vivimos para alabar, bendecir, amar, contemplar, glorificar y dar gracias al Señor de todo lo que existe. Somos seres hechos para la alabanza; es nuestra misión, nuestro fin y nuestra naturaleza misma. Al escuchar esto, ¿quién no agarraría por los hombros para sacudir a las personas más próximas, no sea que, quizá, aún no se hayan enterado de ello y sigan viviendo para otras cosas?
Ese es el sentido de todo lo que hacemos, soñamos, pensamos, decimos, queremos y recordamos. Es la asíntota de nuestra vida, el único cimiento verdaderamente sólido que hay en ella, lo único que merece la pena de verdad. Todo lo demás es paja que se lleva el viento y solo puede tener consistencia en cuanto que esté ordenado a esa asíntota o edificado sobre ese cimiento. ¿Quién no sentiría un vértigo abrumador al considerar el mundo desde esta Verdad más alta que el Everest o que el monte Olimpo de Marte y que convierte en insignificantes a todas las filosofías de la historia?
Más aún, estamos llamados a cumplir ese propósito de la vida “siempre y en todo lugar”. Y siempre es siempre, no a ratos, sino en todos y cada uno de los segundos de nuestra existencia. Y en todo lugar es todo lugar, no solo en la iglesia o donde no hay nadie delante o cuando estando en la cama antes de acostarnos. Sobre cada instante de la vida, sobre todo paso que demos, podemos y debemos preguntarnos si estamos dando gracias a Dios con ello. Todo lo que forma parte de nuestra vida, incluso lo más anodino y rutinario, está transido de la eternidad de nuestra misión de alabanza. ¿Quién no gritaría de alegría al descubrir o recordar de nuevo que, después de todo, la vida es muy sencilla, porque en esencia se reduce a alabar a Dios? ¿Quién no repetiría esta frase una y otra vez, saboreándola?
Confieso que, en ocasiones, cuando se pronuncia esa frase del prefacio en Misa (¡y tantas otras frases igualmente sobrenaturales!), siento una cierta inquietud y me pregunto si alguno de los fieles de alrededor o el sacerdote se quedarán con la boca abierta como tontos o se marearán por el vértigo o se pondrán a gritar de alegría o a sacudir a los demás para que se enteren de lo que se ha dicho o comenzarán a repetir una y otra vez la frase en voz alta.
No, no puede ser. Hay que reconocer que se armaría un lío tremendo y las Misas no terminarían nunca. Somos muy débiles y quizá sea mejor que el velo de Moisés nos siga protegiendo de una gloria que no somos capaces de soportar y de una Verdad que es demasiado verdadera para nosotros, pero es tanto lo que nos perdemos…
38 comentarios
La atención que se presta es desigual, tanto entre unas personas y otras como en la misma persona según ocasiones.
Yo sufro mucho en las misas precisamente porque espero la Palabra, Dios me concede que me distraiga muy poco, así que lo escucho todo y, de repente, me faltan esas palabras que espero porque el sacerdote se las ha saltado dejándome adolorida y sustituyéndolas por una monición sacada de su fértil imaginación.
No obstante "darte gracias siempre y en todo lugar" es algo natural en mí, que me encuentro dando gracias a Dios por todo y veo su Mano Protectora en todas las cosas. Tengo un librito con oraciones de alabanza y aquí copio un humilde ejemplo:
"Hoy he lavado las cortinas de mi habitación subiéndome en una escalera bastante alta, lo cual quizás no ha sido prudente, pero veo que el sol se cuela por sus bordados y reluce blanquísima. ¡Gracias sean dadas a Dios por ello!". A mi ya todo me parece un milagro y, ante los milagros, lo que se hace es dar gracias y alabar a Dios.
En medio de la situación de la Iglesia es eso, precisamente, lo que sostiene mi Esperanza.
"No obstante "darte gracias siempre y en todo lugar" es algo natural en mí"
Je, je. Mejor diría que es algo sobrenatural en ti. Un auténtico milagro y regalo de Dios.
"aquí copio un humilde ejemplo"
Muchas gracias. Precioso.
Y no nos queremos resignar.
Ahora y siempre, !queremos liturgia católica!
Me recordaron a San Pablo, escribiendo a los romanos que "habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció".
¿Será que eso les pasa solo a los paganos, o tambien a nosotros?
"se nos revela así el sentido de la vida humana, el secreto que incontables hombres han intentado sin éxito descubrir a lo largo de milenios: vvimos para dar gracias a Dios. Nada más y nada menos que eso"
Bueno Bruno, si y no. Las cosas no son tan simples para nosotros, seres limitados, que simple absolutamente es solo Dios. Esta por ejemplo el tema de que debemos encontrar nuestra vocación, aquel modo particular por el que Dios quiere que vivamos para Él, y para algunos descubrir eso no es tan fácil, yo sigo buscándola.
En cuanto a lo del velo de Moisés, pienso que tal vez por eso conviene que la liturgia sea en un lenguaje que no hablamos, porque no nos da el espíritu para abarcar todo lo que se dice en la liturgia en toda su profundidad e intensidad, le hace bien a nuestra alma poder descargarse de esa responsabilidad durante la liturgia, y concentrarse solo en aspectos puntuales, y en los signos visibles.
Pues, ¡hala! a dar gracias a Dios otra vez. ¡Gloria a Dios en sus ángeles y sus santos! Por cierto, yo no creo en la casualidad, creo en la Providencia.
Esa es la principal verdad de la doctrina cristiana, aunque no la única. Pero apenas quedan sacerdotes y obispos que recuerden ese fundamento de la fe y la vida cristiana. Y por tanto, la mayoría de los fieles lo desconoce.
Afortunadamente, en la liturgia de la misa ese sentido se conserva, aunque mucho más evidente en el Vetus Ordo, para aquel que, como tú, quiera pararse a analizar lo que dice y repite cada domingo (cada día, en puridad).
De igual modo, la principal misión de la Iglesia es cooperar con Dios en lo posible para la salvación de todas las almas. Otra verdad de la razón de ser de nuestra Iglesia que la mayoría de prelados no expresa ni de forma directa ni indirecta.
Naturalmente, la sal que no sala deja de servir para nada. Esa sal insípida que somos la mayoría de los católicos contemporáneos es muy evidente, y por ello disminuye la fe, el número de creyentes, la evangelización y las obras de caridad. Y, me temo, las almas salvadas (afortunadamente estamos en manos de la misericordia de Dios, pues si hemos de fiar de los trabajos de los pastores para la pureza del rebaño, lo llevamos claro).
Cristo dijo muy claramente que la sal que no sala se arroja a la calle para que la pisen los viandantes. Yo encuentro la metáfora bastante fácil de comprender. Sin embargo, muchos de nuestros sacerdotes y obispos no parecen muy preocupados con ello.
Muchas gracias. Me he hartado de llorar pero me siento mejor.
Bendito sea el Señor que me saca cada día de lo profundo de la fosa!
Tomás no te conozco pero rezaré por tí como si fueses de mi familia, bueno, en parte, al ser católico lo eres. Sé lo puñetera que es una depresión pero ten Fe. De todo se sale. Y añado aunque te parezca extraño: darle gracias a Dios por tu situación actual, por esa enfermedad, alábalo con más ganas y amor si es posible y Él te reconfortará y saldrás fortalecido de este trance. A mí más de una vez me ha sacado de situaciones muy complicadas dando gracias. Ten Fe. Lee el Salmo 23:
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Alabado sea Jesucristo
Probablemente porque tal vez sean demasiadas. Especialmente, la oración de los fieles tiene lugar apenas uno o dos minutos, Credo mediante, después de la desconexión que suele suponer la homilía.
Pero por otra parte, conviene relativizar prudentemente lo de que "las riquezas que esconde la liturgia y que casi todos ignoran son divinas, eternas e infinitas". Algunos llevamos media vida escuchando que "por todos" y otra media que "pro multis". Dios de los ejércitos Vs. Dios del universo. Ojo con eso.
"Las cosas no son tan simples para nosotros, seres limitados, que simple absolutamente es solo Dios"
Bueno, la conversión consiste en eso, en ir acostumbrándonos a la simplicidad y sencillez de Dios. Quien no se haga sencillo como un niño no entrará en el reino de los cielos.
"Esta por ejemplo el tema de que debemos encontrar nuestra vocación, aquel modo particular por el que Dios quiere que vivamos para Él, y para algunos descubrir eso no es tan fácil, yo sigo buscándola"
Es que tú ya has encontrado tu vocación. Tu vocación, ahora mismo, es alabar a Dios mientras buscas cuál es su voluntad sobre tu estado de vida. Por eso puedes estar tranquilo y feliz. Estás haciendo lo que debes hacer para cumplir tu vocación principal, que es la de alabar a Dios siempre y en todo lugar. Lo demás son modalidades que Dios te hará entender cuando Él quiera. Lo importante ya lo tienes.
"En cuanto a lo del velo de Moisés, pienso que tal vez por eso conviene que la liturgia sea en un lenguaje que no hablamos, porque..."
No sé si de todo esto se deduce que conviene que la liturgia esté en latín, pero lo que sí demuestra es que la finalidad de que la gente "entienda" mejor la liturgia no se ha cumplido en absoluto con la traducción a lenguas vernáculas. Quizá ese hecho debería hacer pensar al Papa y a los obispos.
Dios de los Ejércitos no se opone a Dios del Universo, son dos conceptos distintos, lo que implica que no te has dado cuenta que lo uno no quita a lo otro. Cuando Jesucristo regrese en toda su Gloria lo de Dios de los Ejércitos se va a entender de repente, porque los que no se han arrodillado jamás ante el Santísimo caerán cuerpo a tierra al darse cuenta que el que viene en toda su Gloria es el mismo que estaba en el Sagrario y no le prestaban atención.
En cuanto a "por todos" o "por muchos", ciertamente no he logrado entenderlo bien.
No tengo más remedio que decir que esa y otras muchas frases de la misa siempre las he escuchado con atención y gozo desde que descubrí la misa hace 33 años. Y la verdad es que en estos 33 años de misa casi diaria jamás he visto que en ningún sitio se hayan omitido ni cambiado por otras palabras.
Es una lástima que tantos se dediquen a despreciar la liturgia actual en vez de saborearla.
A lo mejor el cambio del latín por la lengua vernácula no sé hizo para que la gente "entienda" mejor la liturgia. Tiene otro fin mucho menos benemérito. Hace muchísimos años escuché la Pasión según San Mateo, de Bach. Tendría dieciséis años, no más. Decidí estudiar música. Tal fue mí conversión. Aún recuerdo como afectó a mi vida los primeros compases de esa inigualable obra maestra.
Muchísimos años después cuando vuelvo a escuchar esa música de Bach, no me hace falta leer la partitura para entenderla. La entendí perfectamente con dieciséis años siendo un analfabeto musical y la sigo entendiendo ahora. La cuestión es abrirse al Misterio y la Gracia de Dios. Lo demás, el entendimiento, viene por añadidura.
Esa Gracia la encuentra uno más palpable en la liturgia Antigua, por cierto. Sale al encuentro, no hace falta saber leer las partituras. Lo de la lengua vernácula fue un subterfugio cutre para velar la Luz de Dios. Cosa imposible. Tiempo al tiempo.
No es mi intención con mi comentario despreciar la liturgia actual. Todo es bueno para los que aman al Señor.
"Es que tú ya has encontrado tu vocación."
Pensé que estaba a punto de leer una revelación del Cielo, dandome a conocer mi vocación particular, me hiciste emocionar en vano. Bromas aparte, muy sabias tus palabras, me recordaron a la vocación de santa Isabel de la Trinidad, de ser alabanza de la gloria de esos "Tres" que habitaban en el rincón profundo de su alma.
"Quizá ese hecho debería hacer pensar al Papa y a los obispos."
Uff a estas alturas ya hay tantos hechos que deberia hacer pensar a los obispos, y sin embargo siguen en la misma dirección, con pendiente cada vez mayor, que estoy llegando a la conclusión de que un requisito para ser obispo es dejar de pensar.
Ste Therese de Lisieux
Raniero Cantalamesa
Muy buena la frase de Santa Teresita.
La de Cantalamessa tiene razón en lo que quiere decir, supongo, pero tal como lo dice es una herejía horrible. La víctima más agradable de todas (y en puridad la única agradable por sí misma) es el Hijo de Dios inmolado por nosotros, que ofrecemos al Padre en la Misa. Por eso la Misa es Eucaristía, es decir, acción de gracias en sentido pleno.
"te sigo y leo todo lo que publicas en tu blog"
Me alegro de que te guste y te sirva. Yo también te agradezco los comentarios que has puesto en estos últimos cinco años.
"Lo mejor que puedo decirte es que mucho me gustaría se tu amigo. Sinceramente. Un abrazo desde el otro lado del océano"
Internet tiene muchos peligros para los incautos, pero es un don de Dios para conocer a personas con la misma fe, aunque estén lejos.
No he visto que te lo haya respondido alguien con mejor preparación que yo. Por eso, y con la mejor intención, te doy mi versión, que no es mía por supuesto, sino probablemente de quien introdujo el cambio, el eximio teólogo y gran papa Benedicto XVI, que lo razonaba oponiendo "omnibus" (todos) a "multis" (muchos) en el sentido de abrir la redención a otros pueblos (gentiles), además del judío, que lo aceptasen como Salvador y/o Mesías.
Pero, vamos, que lo tengo discutido con sacerdotes que siguen con la fórmula antigua como que no va con ellos la obligación: ellos son más buenistas.
Buena observación, se me pasó tal vez por no tener tan claro, o al menos no tan presente, ese aspecto central de nuestra fe. Supongo que aquello que quiso decir es que dentro de todas las victimas que nosotros le podemos ofrecer, la más agradable es la de alabanza. Y creo que no digo una herejía si afirmo que la máxima alabanza que podemos ofrecer a Dios es el Sacrificio renovado de Su Hijo en el altar de cada misa.
Qué es el Prefacio debes preguntar a la entrada y a la salida...
Hay piezas litúrgicas inalcanzables, el Prefacio 1 o Plegaria 1 (ahí está todo) hay que analizar todas las expresiones y el conjunto que preceden al Salmo para entender también por qué el Salmo está donde está.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro,
verdadero y único sacerdote.
El cual,
al instituir el sacrificio de la eterna alianza,
se ofreció a sí mismo como víctima de salvación,
y nos mandó perpetuar esta ofrenda
en conmemoración suya.
Su carne, inmolada por nosotros,
es alimento que nos fortalece;
su sangre, derramada por nosotros,
es bebida que nos purifica.
Recuerdas: (de la Trinidad)
En verdad es digno y justo, equitativo y
saludable, darte gracias en todo tiempo y
en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios
omnipotente, eterno: que con tu
Unigénito Hijo y con el Espíritu Santo
eres un solo Dios, eres un solo Señor. No
en la singularidad de una sola persona,
sino en la Trinidad de una sola
substancia. Pues cuanto nos has revelado
de tu gloria lo creemos también de tu
Hijo, y del Espíritu Santo, sin diferencia
ni distinción. Por lo cual, confesando
una verdadera y sempiterna Divinidad,
adoramos la propiedad en la Personas, la
unidad en la Esencia y la igualdad en la
Majestad. La cual alaban los Ángeles y los
Arcángeles, los Querubines también y
los Serafines, que no cesan de clamar cada
día, de una voz exclamando:
Cómo la ves....
Me encantará leer algún día en estos comentarios que has superado felizmente tu depresión. Pido a Dios por ello.
No con esto quiero decir que no sea importante atender a la liturgia de la Misa. Pero sí decir que los árboles muchas veces no nos dejan ver el bosque.
Viene bien recordar aquella frase del San Manuel Bueno, mártir de Miguel de Unamuno: “menos teología y más religión “. Pero al revés.
Otro ejemplo, la traducción de Ite Missa Est (ha sido enviado, el sacrificio) ¿que tiene q ver con "podeis ir en paz"? Nada q ver con la fe ¿y la culpa es de la gente? La culpa es mas bien de la jerarquía q apostató de la fe
En la explicación de la misa además aclaran:
La palabra "misa", según su origen, significa "despedida". Durante el Santo Sacrificio había dos despedidas: una para los catecúmenos y penitentes, antes del ofertorio; otra para los fieles, después de la Poscomunion. De esas dos despedidas (missae) le quedó al Sacrificio Eucarístico el nombre de misa, con que ahora la llamamos.
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