Fumar mientras se reza y rezar mientras se fuma
Hace unos días, un lector recordaba en el blog el viejo chiste eclesiástico. Un dirigido espiritual (seglar o seminarista, según las versiones) le pregunta al director espiritual: ¿Padre, puedo fumar mientras rezo? “No, hijo mío”, le responde el sacerdote, escandalizado. “Eso sería una tremenda falta de respeto. Estás dirigiéndote a Dios todopoderoso y sería indigno que lo hicieras con un cigarrillo en los labios”. El dirigido se queda pensando sobre el asunto y, al día siguiente, le pregunta al sacerdote: “Padre, ¿puedo rezar mientras fumo?” “¡Por supuestísimo!”, le dice el clérigo con una gran sonrisa. “Todas las ocasiones son buenas para rezar. Reza siempre que fumes y te estarás ganando el cielo al hacerlo”.
El chiste, aunque ya sea muy conocido, tiene su gracia, pero lo que me sorprende es que, a menudo, se cuenta dando a entender que tiene una moraleja más o menos relativista: todo es según el color del cristal con que se mira, las cuestiones dependen de la forma en que se planteen, todos sabemos que da igual rezar fumando que fumar rezando, la hipocresía del director espiritual, etc.
Digo que me sorprende ese enfoque porque, si algo enseña el chistecillo es exactamente lo contrario. En efecto, lo que salta a la vista al contarlo es que las dos cosas de las que se habla, fumar y rezar, son cualitativamente distintas. Más aún, infinitamente distintas. De otro modo el chiste no tendría gracia. Basta sustituirlas por leer y respirar o por escuchar música y descansar, por ejemplo, y vemos que la historia pierde toda su gracia. Instintivamente sabemos que no se puede poner a Dios y a cualquier otra cosa en el mismo plano, mientras que ninguno de nosotros encontraría una diferencia sustancial entre descansar mientras se escucha música y escuchar música mientras se descansa. En cambio, cuando se trata de hablar con Dios, hay algo que no cuadra y crea la extrañeza en la que se basa el chiste.
De hecho, se podría decir que la gracia del chiste viene ni más ni menos que del primer mandamiento. Del mismo modo que Dios está a una infinita distancia del hombre y de cualquier otra cosa, el primer mandamiento está a infinita distancia del segundo, que se refiere al amor a los demás y a uno mismo. Dios no puede ocupar un lugar en nuestra vida al lado de otras muchas cosas y comparable al de ellas, aunque sean buenas. Dios está en otro plano y, más que ocupar un lugar en nuestra vida, lo cierto es lo contrario: en Él vivimos, nos movemos y existimos.
En ese sentido, absolutamente todo lo que hacemos debemos hacerlo para gloria de Dios (que en la anécdota aparece como rezar mientras se fuma). Todo lo que hagáis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Dios Padre por medio de Él. Y, al revés, absolutamente nada de lo que podamos hacer debe anteponerse o igualarse a Dios, porque eso sería quitarle la gloria. Solo a Dios le corresponde todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. De ahí la diferencia de rezar mientras se fuma y fumar mientras se reza: en la primera opción todo, incluido el fumar, se usa para la gloria de Dios, mientras que en la segunda se pone a Dios al mismo nivel que las cosas de este mundo, como el fumar.
Me alegré de que el lector hiciera referencia al chistecillo, porque estamos muy necesitados de que nos recuerden el primer mandamiento y su centralidad. En este blog hemos advertido contra muchos de los errores que podemos encontrar hoy entre gran parte de los católicos, a veces muy graves, pero sin duda el peor y el que causa todos los demás es el olvido de la primacía absoluta de Dios.
En una tendencia que viene de lejos y que se ha acelerado en este último siglo. Se va transformando el cristianismo teocéntrico en un “cristianismo” antropocéntrico, en el que sigue hablándose de Dios, pero más bien como decorado, excusa o justificación para lo que verdaderamente importa, que es el ser humano y todo lo relacionado con él. Así, casi se ha perdido por completo el sentido de la majestad de Dios, de su infinita distancia al ser humano, de la inefabilidad de sus designios y la inapelabilidad de sus juicios. A los católicos les avergüenza hablar del temor de Dios, de su justicia o de la diferencia esencial entre el catolicismo y cualquier otra religión, porque todas esas cosas muestran esa misma distancia infinita entre Dios y el hombre. De alguna forma, en la catequesis, en la predicación y en buena parte de lo que se dice en la Iglesia, se da a entender que Dios está ahí para hacernos felices, en lugar de decir la verdad, que es que nosotros estamos aquí para alabar a Dios y hacer su voluntad. Ciertamente, eso nos hará felices, gracias a Dios, pero el importante es Él, no nosotros.
El problema es que, como decía, Dios no puede estar en el mismo plano que otras cosas y, si intentamos que así sea, si intentamos crear un cristianismo en que el primer y el segundo mandamiento son intercambiables o, peor aún, el único que importa en la práctica es el segundo, lo que sucede es que Dios se va, desaparece, aunque permanezcan las referencias a Él más o menos rutinarias o vergonzantes. Igual que no se puede introducir una pieza redonda en un hueco cuadrado, no se puede colocar a Dios eterno, infinito y todopoderoso en un huequecito limitado y finito de nuestra vida al lado de otros muchos huequecitos similares.
Por eso no entendemos nada, ni atraemos a nadie, ni tenemos vocaciones de consagración a Dios, ni los católicos asumen la moral católica, ni entendemos la indisolubilidad del matrimonio, la castidad o el valor del sufrimiento, ni soportamos la idea misma del infierno, ni nos distinguimos en nada de los paganos, ni podemos evitar que los católicos sigan apostatando por millones, porque lo cierto es que en la práctica nos hemos olvidado de Dios y un cristianismo secularizado solo sirve para echarlo fuera y que lo pisen las gentes.
60 comentarios
Respecto a la imagen de los tres frailes fumando me parece que dan un mal ejemplo de su voto de pobreza.(el tabaco cuesta dinero).
"Todo el Antiguo Testamento es una pedagogía de la centralidad, la majestad, la terribilidad de Dios. Lo hemos suprimido, y sin él, el Nuevo queda totalmente ininteligible"
Lo curioso, o irónico, según se mire, es que eso sucede precisamente en la época en la que se ha introducido una segunda lectura del AT en la Misa dominical. Sin embargo, probablemente nunca antes en la historia de la Iglesia los católicos hayan conocido (y sobre todo comprendido) menos el Antiguo Testamento que ahora. Y como dices, eso implica necesariamente que nunca se haya entendido tan mal el Nuevo Testamento.
"diría además que se podría poner en el mismo plano a Dios y al cesar como un estimado sacerdote de IC comenta"
Sí. Es inevitable que, una vez que el ser humano se convierte en lo único importante, todo acabe en política. Y política en el peor sentido de la palabra.
"Respecto a la imagen de los tres frailes fumando me parece que dan un mal ejemplo de su voto de pobreza.(el tabaco cuesta dinero)"
Todo cuesta dinero. Los hábitos cuestan dinero, los zapatos cuestan dinero, los gorros cuestan dinero, las casas cuestan dinero, montar en autobús cuesta dinero...
De hecho, por lo que yo he visto, la pobreza de los religiosos de hace cien años (y no digamos si nos remontamos otro par de siglos) es incomparablemente mayor que la probreza de los religiosos actuales. Me temo que si se intentara imponer la pobreza antigua entre los religiosos actuales, al día siguiente se marcharían la gran mayoría, porque no lo soportarían. Somos todos muchísimo más blanditos. Y a eso se suma que las congregaciones que se relajan siempre empiezan relajando la pobreza.
Con honrosas excepciones, claro, como las carmelitas de la Madre Maravillas y algunas otras congregaciones, nuevas o modernas.
Vivimos la confusión de la Babilonia, y no vemos.
Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles». Romanos 1
Respecto a fumar los religiosos, yo creo que es un pecado, un vicio que no deberían tener las personas consagradas a Dios y que al hacerlo además dan mal ejemplo...
Se ha perdido la costumbre de fumar como se ha perdido la costumbre de comer pan duro. La pobreza es muy difícil de definir.
Dos periodista se pusieron a discutir en 1933 porque, a su paso por Ucrania, uno definió el espectáculo como hungry y el otro como starvation y era importante distinguir porque la primera acepción se podía aplicar a lo que estaba pasando en la misma América por efecto del crack del 29, pero el segundo quería dejar bien claro que, literalmente, morían de hambre, no de malnutrición.
Al que come pan duro y castañas de vez en cuando se le puede aplicar el término de pobre de solemnidad o malnutrido y de ahí se derivan ciertas enfermedades como el raquitismo, pero las hambrunas como la de Irlanda o la de Ucrania significan no comer más que hierba, roer los cinturones de cuero o las cortezas de los árboles hasta morir.
Con lo cual a las personas que les toca pasar una experiencia así no tenemos un término para nombrarlas porque pobre se queda corto.
Alguien que fuma no está en el caso de un irlandés en la hambruna de la patata - inanición- pero eso no quiere decir que no sea pobre. De hecho la gente de los Apalaches, que en esa época eran pobres de solemnidad, fumaban aunque fuera barbas de maíz, en cambio los ucranianos, con el hambre royéndoles las entrañas, no creo que se acordaran de fumar.
Decir que un sacerdote que fuma da mal ejemplo me parece un argumento ñoño. El gran Maurice Zunbel fumaba mucho más que yo, pero escribía como yo no puedo hacerlo.
A cuántas septuagenarias de sacristía les he oído que Jesus amaba la pobreza y la sencillez y por eso iban en chandal y sacaban cálices y patenas de barro cuando yo me ponía mis humildes pero mas selectas galas para recibir al Señor.
Estas mismas señoras, en la boda de un sobrino -que se iba a separar a los tres años- vestían como si fueran la novia gatándose una pasta en la peluquería.
El enorme Chesterton, comilón, bebedor y fumador, me parece un ejemplo noble a imitar.
Saludos
"Bruno, ¿cuál es el primer paso para conceder a Dios la primacía ABSOLUTA en nuestra mediocre y aburguesada fe?"
Supongo que cada lector tendrá una respuesta a eso y yo desde luego no soy un experto, pero se me ocurre que una buena forma de empezar es utilizar el gloria al Padre como jaculatoria a lo largo del día. Si algo sale bien, me alaban, tengo un pequeño éxito: gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (no a mí) como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, amén. Si algo sale mal, me critican injustamente, otro se lleva el mérito en el trabajo: gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Al llegar a casa: gloria al Padre. Al salir de casa para hacer algo: gloria al Padre. Al empezar una tarea, ver una película, conectarme a Internet: gloria al Padre. Interrumpiendo de vez en cuando el trabajo: gloria al Padre. En un atasco: gloria al Padre.
Y, para adorar también con el cuerpo y no solo con el espíritu, recomiendo hacer como manda la liturgia: al mencionar a la Trinidad (gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo), inclinar la cabeza en señal de adoración. Ni siquiera los sacerdotes suelen cumplir esa norma litúrgica en España, pero a mí me parece estupenda para que el cuerpo y el alma reconozcan a la par que Dios es Dios y yo no lo soy.
Parece algo pequeño y sin importancia, cosa de un instante, pero es que eso es lo que necesitamos, muchos instantes en que nos hagamos pequeños ante la majestad inabarcable de Dios y darle la gloria, porque, si no, se nos pasa el día y toda la gloria nos la hemos ido dando a nosotros mismos, quitándosela a Dios.
"No es un chiste. Es algo real que los Jesuitas propusieron al Papa. Estudié con ellos en semiinternado. Esto me lo contaron entre 1.990 y 1.991"
Bueno, yo lo escuché como un chiste bastante años antes y los que me lo contaron, a su vez, lo habían escuchado muchos años antes de contármelo, así que si es algo que ocurrió tuvo que ser hace mucho, mucho tiempo.
"Espero que el Señor, nos tenga en su resto fiel, ese contra el que las puertas del hades no podrán"
Amén.
"Pero la Cabeza de la Iglesia no piensa asi"
La Cabeza de la Iglesia es Cristo. Los demás, desde su Vicario para abajo, todos decimos y pensamos muchas tonterías.
"y añado al padre Iraburu que por esa regla de tres, todos a defender el aborto, la ideología de genero, etc etc....que es lo que nos pide el Cesar.....No??
El Padre Iraburu se anticipó a su pregunta y el al decir lo del cesar al cesar , continuaba diciendo:
"La obediencia cristiana sólo ha de resistir una norma civil cuando ésta manda ciertamente contra-Dios, pues entonces «es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5,29; + 4,19). ".
Un saludo
Me ratifico en mi comentario sobre el hecho de fumar que va contra el voto de pobreza en un religioso.
Hice los votos temporales de pobreza, castidad y obediencia y la Congregación Salesiana tiene claro que el no fumar es una forma de honrar el voto de pobreza. Me limité en mi comentario a eso y puse lo del dinero, porque independientemente de la pobreza de espíritu la pobreza va ligada a la falta del dinero.
Un objetivo esencial y nuclear de los hijos de Dios, es lograr de forma gradual o no tan gradual, conversar e intimar con Jesús, para incrementar cada día un poco más el amor hacia Él. El lograrlo es una de las grandes maravillas de nuestra existencia.
Ante Dios adoración, temor santo, conciencia de la gran distancia ontológica, reconocimiento de nuestra poquedad, etc, pero simultáneamente sentirnos niños ante Él, (ahora celebramos que se ha hecho niño tan cercano), naturalidad al tratarlo, amistad e intimidad profunda a corazón abierto...
Y sobre el dilema: Hay que ser delicados al hacer oración o al asistir a misa, de acuerdo, pero no seamos cebollos. Alguna vez, para no dormirme mientra hago oración en mi casa me pongo a fumar en pipa.
Por lo tanto los que, como estos tres frailes, fuman y descansan hablando o pensando en Dios, le alaban en todos sus actos, no exclusivamente en la capilla.
Con frecuencia los campesinos solían rezar el rosario mientras desgranaban maíz, cosían o hacían cestos. Alguien de la familia, normalmente la madre, llevaba el rezo y los demás contestaban mientras trabajaban en las largas tardes del otoño o el invierno, pero a ninguno de ellos se le hubiera ocurrido entrar en una iglesia a rezar llevándose el pantalón de su marido para remendar mientras tanto.
Así que la pregunta: "¿Puedo coser mientras rezo?" sería contestada negativamente, mientras que "¿Puedo rezar mientras coso?" tendría una contestación afirmativa. No sé trata exclusivamente de fumar, se trata de la oración en estado puro o la oración como presencia de Dios en los actos de la vida cotidiana.
Pudiendo permanecer sólo transcendente, se ha encarnado. Y el que era irrepresentable, a tomado un cuerpo humano frágil un alma humana y los cristianos hemos empezado a adorar a un hombre: Jesucristo.
Él mismo ha dicho: el que ha vosotros escucha, a mí me escucha, etc.
Yo personalmente, no fumo y rezo en la capilla y allí amo a Dios, pero no sería suficiente si no lo amo en el otro.
El otro, cristiano, forma conmigo el Cuerpo de Cristo que vive en la historia.
Es un misterio enorme lo que el bautismo nos hace ser.
Con una celeridad inusitada, los poderosos del mundo occidental se pusieron de acuerdo en acabar con el consumo masivo de tabaco, prohibiendo fumar en los espacios públicos cerrados bajo amenaza a los responsables de multas coercitivas cuantiosas. Se salieron con la suya ante una medida tan impopular y que costó tanto dinero a sectores de la restauración y ocio en general. Y luego te vienen cobardes liberal-conservadores e infiltrados en general diciendo que en lo de prohibir toda forma de aborto provocado hay que volver a hacer pedagogía y convencer a la nueva sociedad que mayoritariamente admite tal ya genocidio.
El amor que tenemos al prójimo, ¿nace de nosotros o es un regalo de Dios para que le obedezcamos y cumplamos el segundo mandamiento?
“El que no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien ve” Aquí me parece como si San Juan concediese una antelación al amor al hermano. Y el hecho de no ver a Dios no quita para que debamos y podamos amarlo por encima de todas las cosas. Con mayor motivo en virtud de la distancia entre los mandamientos, se podría decir que quien no ama a Dios, no puede amar a su hermano.
El que te acuerdes de Dios en todos tus trabajos o en el descanso es una señal de cristocentrismo. Te acuerdas porque es el eje central de tu vida al que se dirigen tus pensamientos y no alguien a quién te diriges en ocasiones necesariamente solemnes en un lugar sagrado en los que, evidentemente, no se hace otra cosa que rezar.
Para un medieval esta conversación carecería de sentido.
"Con una celeridad inusitada, los poderosos del mundo occidental se pusieron de acuerdo en acabar con el consumo masivo de tabaco, ... Y luego te vienen cobardes liberal-conservadores e infiltrados en general diciendo que en lo de prohibir toda forma de aborto provocado hay que volver a hacer pedagogía y convencer a la nueva sociedad que mayoritariamente admite tal ya genocidio"
¡Clarividente reflexión!
"Me ratifico en mi comentario sobre el hecho de fumar que va contra el voto de pobreza en un religioso. Hice los votos temporales de pobreza, castidad y obediencia y la Congregación Salesiana tiene claro..."
La orden cartujana tiene claro que parte del voto de pobreza es no comer carne nunca, las carmelitas descalzas tienen claro que parte del voto de pobreza es llevar sandalias, los dominicos clásicos tenían que ir a pie y no en carro ni cabalgadura como parte del voto de pobreza, las misioneras de la caridad no tienen lavadoras y una larguísima lista similar. Por otro lado, religiosos santos han sido aficionados al tabaco, como San Alfonso María de Ligorio, San Vicente de Paúl, San Pío de Pietrelcina, San José de Cupertino e, irónicamente, San Juan Bosco.
Las prácticas particulares de los salesianos en un momento particular de la historia, por muy laudables que puedan ser, no son las que definen lo que es el voto de pobreza.
A medida que pasa el tiempo, las personas empequeñecen, y El va agrandándose.
Que bien se porta con nosotros, aunque muchas veces no nos da lo que queremos, en mi caso casi nunca, pero si hace para que queramos lo que quiere El.
Nos va llevando en la vida a su paso, al huerto de su Amor, y también de su dolor.
Si, todo para gloria de Dios, Es el único que se lo merece. Y siempre con su Madre, que va arreglando todos los entuertos en los que nos vemos sumergidos.
Gloria mil veces a Jesucristo, nuestro único Dios y Señor.
Gloria al Padre, que nos ha creado, y al Espiritu santo, El Amor.
"un dilema bizantino si fumar o no fumar"
Supongo que se entiende que el chiste es eso, un chiste, y no un tratado de moral. Solo lo he tomado como pie para hablar de la majestad de Dios y su absoluta primacía, que es lo importante.
"Alguna vez, para no dormirme mientra hago oración en mi casa me pongo a fumar en pipa"
De hecho, si no recuerdo mal, San José de Cupertino usaba el tabaco para algo similar.
El director espiritual habiendo sido reprendido por nuestro Señor, le responde ahora al monje: Haz cómo sea, siempre y cuando reces para que Dios te libre de ese vicio.
Cuando un joven quiere ser feliz, para empezar entra en una discoteca (¿se siguen llamando así?), y luego, ya se verá...cómo acaba la fiesta. En otros lares, atrapan unas melopeas de no te menees. Lo que termina con un resacón de aúpa.
Y que esa alegría la reivindiquen para hacer atractivo el mensaje evangélico del que por nosotros "se encarnó, padeció, fue crucificado, muerto y sepultado" siendo y sin dejar de ser la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, tiene más bien poca gracia. Que Dios lo resucitase al tercer día, es lo que nos confirma que el plan se había llevado a efecto conforme a la voluntad del Padre, según lo previsto en las Escrituras. ¡Como para echarse unas risitas!.
Por descontado que el primer mandamiento por algo lo puso Dios el primero, ¿pero de verdad alguien piensa que agrada a Dios que le hablemos sin maldita gana, como quien dice por cumplir? ¿No le agradará más que oremos cuando de verdad tengamos disposición a ello, cuando realmente tengamos algo que pedirle o agradecerle, o como usted sugiere, por el simple hecho de alabarle con un simple Gloria cuando proceda? ¿Qué clase de oración da igual hacerla con gana o sin gana, ya que se hablaba, por cierto, de relativismo?
De todas formas, y no creo que sea relativismo, son tantas como criaturas las maneras de tomarse la oración, y si me apura la propia religión, ¡y menos mal que Dios bien lo sabe!
"Bruno, a mí lo que me chocó del post anterior (y por eso me acordé del chiste que mi párroco contaba como caso verídico) fue que..."
Claro. Por eso solo he hablado de un lector en general, porque no se trataba de rebatir nada. Simplemente, la mención hizo que me acordara del chistecito y me pusiera a pensar en él.
"se exhortaba a rezar con gana y sin gana, con gusto y sin gusto, si apetece como si no apetece. Me parece casi deshonesto"
Constantemente hacemos y debemos hacer cosas que no nos apetecen: ir a trabajar, levantarnos muy pronto por la mañana para hacer el desayuno a los niños, visitar a alguien que lo necesita, ser amables con un vecino pesado y una larguísima lista. En todos esos casos y muchos otros, la falta de gana no hace que el gesto no sea auténtico, sino al contrario, puede hacer que sea un verdadero acto de amor.
La "espontaneidad" a cualquier precio está tan trasnochada como el 68 que la idolatraba. Las ganas son algo muy superficial, el amor es mucho más profundo.
"cuando realmente tengamos algo que pedirle o agradecerle, o como usted sugiere, por el simple hecho de alabarle con un simple Gloria cuando proceda"
Siempre tenemos cosas que pedirle o agradecerle y siempre procede alabarle.
"¿Qué clase de oración da igual hacerla con gana o sin gana, ya que se hablaba, por cierto, de relativismo?"
Gracias a Dios, no se nos pide que "tengamos ganas" de nada, porque eso está más allá de nuestras fuerzas. Se nos pide que amemos, sirvamos y alabemos, con ganas o sin ellas.
"De todas formas, y no creo que sea relativismo, son tantas como criaturas las maneras de tomarse la oración"
Estoy de acuerdo.
"y si me apura la propia religión"
Siempre que esas maneras coincidan con la Manera que Dios mismo nos reveló, claro.
De hecho la Virtud de la Paciencia, que todo el mundo ha olvidado, no entiende de gustos y la Perseverancia tampoco.
"La Paciencia todo lo alcanza", dice Santa Teresa, pero esa virtud no es necesaria si obtienes un placer inmediato por lo que estás haciendo, es una virtud a largo plazo con un objetivo bien definido que te hace insistir aunque no tengas ganas.
"Son tantas como criaturas las maneras de tomarse la propia religión". Tampoco eso es cierto. Sólo existe la manera que la Iglesia, sacramento universal de salvación, a través de la Tradición, la Escritura y el Magisterio enseña. No hay maneras humanas de tomarse la religión que coinciden casualmente con la manera de Dios. Es Dios quien se revela y el hombre quien escucha, aprende y obedece.
Si las personas tuviesen la capacidad de tomarse la religión como les apeteciese, en muchos casos no huirían de la inmoralidad. Los inmorales, idólatras, adúlteros, lujuriosos, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores se tomarían la religión católica como un restaurante con autoservicio. Ya está sucediendo, sobre todo entre el clero heterodoxo y sus víctimas. Son muchos los que creen que se puede rezar mientras se fornica o se sodomiza, o que se puede ser sodomizado mientras se reza. Es más, muchos prelados afirman que deben ser bendecidos y recibir la Eucaristía quienes así actúan. La doctrina y la moral de Dios están siendo pisoteadas y nadie lo combate.
"¿Y cómo es que estando el primer mandamiento a infinita distancia del segundo, no pueden cumplirse el uno sin el otro?"
Porque Dios así lo ha querido. Es Él quien, por pura gracia inmerecida, ha querido crearnos a imagen suya. Es Él quien, por pura gracia imerecida, no ha querido abandonarnos al pecado, al infierno y a la muerte, sino redimirnos para que podamos amar como Él nos amó. Él es la fuente de todo amor, el que hace posible el amor mismo. Siempre persiste esa infinita diferencia entre el Creador y las criaturas, no hay comparación con el prójimo, pero Él salva esa distancia bajando a nosotros, porque es el único que puede hacerlo.
Se ve muy bien si nos damos cuenta de que el amor que hay que tener al prójimo es el que hay que tenernos a nosotros mismos ("amarás a tu prójimo como a tí mismo") y solo un loco no se daría cuenta de que debe amar infinitamente más a Dios que a sí mismo.
"No hay amor a Dios si no hay amor al prójimo, y viceversa"
Por voluntad de Dios. Pero podría haberlo. Si yo fuera el único hombre sobre la faz de la tierra, aun así tendría que amar a Dios sobre todas las cosas, mientras que no existe caso alguno posible o imaginable en el que no haya que amar a Dios.
"Aquí me parece como si San Juan concediese una antelación al amor al hermano"
No. Hasta donde puedo ver, eso no tendría sentido. El amor al prójimo es el signo del amor a Dios, del mismo modo que las cosas visibles son signo de las invisibles, pero eso no da primacía, superioridad, antelación o nada por el estilo a la criatura sobre el Creador.
"Con mayor motivo en virtud de la distancia entre los mandamientos, se podría decir que quien no ama a Dios, no puede amar a su hermano"
Así es. Necesitamos la gracia para cumplir el segundo mandamiento tal como Cristo lo llevó a plenitud: amaos unos a otros como yo os he amado.
Invito, no a los fumadores, sino a los que aspiran el humo de satanás, a un gesto de poder: a deshacerse de un contenido fundamental cristiano que regula toda la vida del mundo moderno, quizás no lo hayan advertido. ¡Haber si pueden salir del calendario gregoriano¡ Los veremos enloquecer del todo.
Porque entre tantas utopías provocadas por el odio a la Edad Media, al tomismo aristotélico, a la Tradición, al Occidente Cristiano, ninguno de los regímenes que odian a Cristo y a la Iglesia han podido renunciar al Calendario Gregoriano fijado por el Concilio de Trento y la bula Inter Gravissimas de Gregorio XIII.
Quizás, el recordárselo los revuelva de odio, quiera Dios se confundan más de lo que están. “Los confundiré y los dejaré con las manos vacías”, dice la Virgen.
“Perderé la sabiduría de los sabios y reprobaré la prudencia de los prudentes” (I Cor 1, 19).
El desafío está planteado a los regímenes anticristianos de todo tipo que prosperan hoy en el mundo.
El cuarto reino profetizado por Daniel, el del anti-cristo, “pretenderá mudar los tiempos” (Dan 7, 25). Creo que está a las puertas este intento, pero estimo que su ceguera de odio sectario irracional, provocará una hecatombe en los sistemas interconectados del mundo.
Intenteló el dragón rojo de China o de Corea del Norte, para no mencionar sus rondas por la Iglesia, hágalo el NOM, la masonería, el “primer mundo pervertido”, y veremos cómo enloquecen si quieren cambiar el cómputo de los días, de los meses, de los años y de los siglos determinados por el Calendario Gregoriano vigente hoy en el mundo todo.
Intenten renunciar al cómputo cristiano de los años y de los siglos “después de Cristo”, d. C.
Inventen tablas de conversión para las fechas de vencimientos financieros, de acuerdos internacionales, de laboratorios, de recetarios farmacológicos, de horarios de transporte, de mecanismos de relojes, de comunicaciones, del automatismo que regula los procedimientos agrícolos-industriales-comerciales, hasta las armas nucleares, etc. y veremos el caos sacudiendo la Tierra.
Antes que el anti-cristo lo intente, se lo decimos, lo provocamos y desafiamos; por esto durará “un tiempo, dos tiempos y medio tiempo” (Dan 7, 25), es decir, “cuarenta y dos meses” (Apoc 13, 5), “porque sabe que le queda poco tiempo” (Apoc 12, 12), “permanecerá poco tiempo” (Apoc 17, 10).
“Cristo ganará la gran batalla” (Mens.de la Virgen en San Nicolás, 27-12-1983); “La Santa Iglesia llegará pronto a resplandecer como la más refulgente estrella” (id. 9-11-1986).
“Es este Mi tiempo…Nada os preguntéis, sólo dejad que la Madre lo disponga todo. El enemigo ha sido ya atacado, cerca está su fin, y está usando como último recurso, la debilidad humana: la soberbia. Mas, Yo, lo venceré, ya he comenzado a vencerlo.
He aquí, que el mundo debe saber que la Madre de Cristo, triunfará sobre satanás, porque junto a Ella estarán los humildes de Su Hijo. Gloria al Dios Eterno” (17-2-89).
Yo antes pensaba igual, y me pareció algo sin importancia ahora sinceramente me preocupa esa falta de coherencia. Y quiero terminar que hasta los muy Santos se equivocan, por tanto debemos imitar sus virtudes y no justificar todo lo que hiciesen, porque a mí me interese. Perdón si resultó pesado. Un abrazo en Cristo que Dios te bendiga y a todos los que participan aquí.
Me temo que no: los misioneros españoles en México hicieron lo primero y las humanas fiestas se enriquecieron con las piñatas, una representación del demonio. Las originales tienen 7 picos, representando los pecados capitales y, la victoria contra él tiene su recompensa, por eso están llenas de frutas y dulces.
En la actualidad se sigue el camino contrario: he visto una marioneta operada por un sacerdote en medio de la "misa de niños"..... de ñoños debería decirse.
Efectivamente la Navidad incorpora costumbres locales cuyo origen era distinto, como el abeto que mi patrón, San Bonifacio, eligió como distintivo navideño porque sus hojas son perennes (eternidad), sus ramas se extienden hacia el cielo y da cobijo y sombra a las gentes.
Lo mismo harían los franciscanos de México con la piñata, y hay dos preciosas flores: la Flor de la Pasión, que recuerda los clavos y la corona de espinas y la orquídea llamada "Flor del Espíritu Santo", flor nacional de Panamá, en la que se ve claramente una paloma blanca formada por los pétalos interiores.
Una vez Bruno publicó una poesía mía sobre la clemátides morada, y es que cada vez que la veía en mi mente aparecía el Cristo de Medinaceli. Toda la cultura cristiana se hizo así. Está claro que la asociación de las cosas naturales con las sobrenaturales es un signo de cristocentrismo, el que no lo es no hace ese tipo de asociaciones.
Si eso fuera verdad, no haría falta hacer oración.
San Alfonso dice que para poder orar siempre hay que dedicar a Dios tiempos exclusivamente dedicados a la plegaria.
Y yo agrego que, si todo es oración, nada es oración.
Trabajar en presencia de Dios (es decir, cumpliendo si voluntad) agrada a Nuestro Señor. Pero eso no significa que trabajar sea rezar.
Yo creo que rezar siempre no significa rezar sin interrupción, sino rezar sin desanimarse.
De hecho, cuando Jesús dice que hay que orar siempre, lo hace a con la parábola de la viuda y el juez: y es evidente que la viuda no estaba las 24 horas del día hablándole al juez, porque eso es imposible.
Bien, María nos anuncia mediante su Aurora, que Cristo Amanece sobre el horizonte de la Iglesia, de la humanidad y del universo todo. Esto es, se manifiesta de modo creciente, día a día.
Y si Cristo se manifiesta, nosotros nos manifestamos con Él (Col 3, 4), para así, llevar a la Creación “a participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8).
Por consiguiente, se extingue en nosotros el “hombre viejo del pecado” en la medida que Cristo se manifiesta por Medio de Su Madre, y con Él se manifiesta en nosotros el “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo.
Tal es el Acontecimiento inaudito que estamos viviendo.Éste es fruto de la Fe en la Virgen, en su Aurora, no de las euforias provocadas por el humo del tabaco.
Si no se manifiesta en nosotros el “hombre nuevo”, resultamos absolutamente incompetentes para trabajar en los “nuevos tiempos de María”, tiempos escatológicos que preparan el camino a la Venida del Señor.
Debemos pedir a nuestra Madre, nos participe un rayo siquiera de su Aurora, porque basta para pasar del plano del “hombre viejo del pecado” al plano del “hombre nuevo”, participado por la sabiduría, santidad y poder necesarios para llevar adelante las tareas propias de la Nueva Edad del Reino.
Se puede alabar al Señor ante la Creación, ante favores percibidos, por la Providencia, en el momento que surjan o se puede esperar a la hora de oración. Es difícil pensar que, ante el recuerdo de su Providencia, en el momento que ves una puesta de sol o que te enteras de que algo problemático se ha resuelto sin pedírselo (lo que yo pido suele ser de índole espiritual), o percibes que puedes hacer algo que creíste no podrías hacer, se espere a que llegue el momento establecido para dar gracias y dar gracias a Dios indudablemente es orar.
Así que hay dos clases de oración, aquel tiempo que dedicas a ello y la espontánea que suele ser más breve pero que, si no es oración, por lo visto carece de nombre incluso aunque utilices jaculatorias u oraciones establecidas. Entonces ¿qué es? Nadie habla aquí de trabajo.
Ya he dicho que para los momentos establecidos de oración lo que hace falta es perseverancia, pero eso no es óbice para orar fuera de esos momentos. Para una persona capaz de admirar la oración espontánea es un torrente que brota sin saber por qué, lo cual, evidentemente, no es el caso de la viuda.
Estimo ha llegado el tiempo de plantear la cuestión de si la Aurora de María conduce a la manifestación incipiente del "hombre nuevo" que hemos recibido de Cristo por el Bautismo.
Se trata de un acontecimiento escatológico previsto por San Pablo a los Col 3, 4: "Cuando Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros os manifestaréis también con Él en gloria".
La Virgen nos dice: "Causa de la Aurora más resplandeciente es el Señor" (San Nicolás, 9-3-1986). Sabemos que María no resplandece con luz propia, sino con la Luz de la Gloria de Cristo que la colma. Y esta Luz, Ella la irradia sobre la Iglesia, la humanidad y el cosmos, que son transfigurados, pues, Cristo ha asumido en Sí a toda la creación. (Col 1, 17).
Parece, entonces, sensato oremos insistentes a nuestra Madre nos ilumine con su Aurora a fin de que se manifieste en nosotros nuestro "hombre nuevo", y podamos participar en las tareas escatológicas requeridas por la Nueva Edad del Reino.
Así, tendrán cumplimiento el "restablecimiento de la armonía primitiva" (Pío XII); la instauración de la "Civilización del Amor" (S. Pablo VI); el "Cruzar el umbral de la Esperanza" (S. J. P. II).
Saludos cordiales.
El tabaco no será el mejor ejemplo, pero no debe ser descartado.
Lo central de la cuestión es si se puede orar mientras se trabaja, sea con la inteligencia o con las manos.
Los cristianos sabemos que nada de lo que hagamos ordenadamente, es extraño al plan de la creación y de la Salvación.
Tras la apariencia visible de las cosas y aconteceres late el verbo que le es participado por el Creador.
El error de la ciencia y de la técnica modernas es ignorar la realidad trascendente de cuanto existe. El hombre y el universo son un gran misterio; inmersos en el mismo transcurren los tiempos y se extienden los espacios.
Cuando la ciencia topa con los abismos insondables de la realidad física o biológica, tiende a abandonar su rigor científico por elucubraciones de la fantasía, las llama hipótesis, que con ligereza no científica sustituye unas por otras. Así, nos hablan de un espacio no euclidiano, de cuatro dimensiones espacio-temporales; de la no simultaneidad de dos hechos contemporáneos distantes uno de otro; de cómo un cuerpo en movimiento rectilíneo longitudinal reduce su longitud; y una serie de supuestos no demostrados por las distintas hipótesis como la teoría de la Relatividad.
Es una ciencia hija del racionalismo, escéptica ante el concepto de verdad o realidad objetiva, que carece de los instrumentos para penetrar en los planos profundos e inconmensurables, de más en más inteligibles, es decir, en los que la realidad no se corresponde con el conocimiento sensible, por ejemplo, con las nociones de espacio, tiempo y movimiento.
Debemos afirmar la dimensión sacra de las cosas, de la que San Juan de la Cruz decía: “Como una música callada, en la que las cosas dicen lo que cada una de ellas es en Dios, y lo que Dios es en cada una de ellas” ( Cántico Espiritual).
Vistas así, el trabajo torna en una cierta liturgia, por la que el hombre administra la Creación conforme al designio inicial, para el que recibió el señorío; la va conformando, según se suceden las edades, al gran proyecto o designio original concebido por el Verbo Creador.
Aquí confluyen oración y trabajo, cuyos resultados serán manifestados cuando las creaturas “vengan a participar de la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8).
El mundo del “hombre viejo del pecado” concluye con sus límites, entre ellos los de la ciencia, para dar paso el “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo, y hecho manifiesto de modo creciente por la Aurora de María.
Sin embargo, su oración no logra contener el mal que la asola junto con la humanidad desde varios siglos atrás. Es que vivimos bajo el ataque furibundo del demonio "porque sabe que le queda poco tiempo" (Apoc 12, 12).
¿Y porqué le queda poco tiempo"? Porque han llegado los "tiempos de María", la Señora Vestida de Sol, que pisará la cabeza del dragón o anticristo, "llamado Diablo y Satanás" (id. 12, 9).
Entonces, la Iglesia cuenta con la fuerza invencible de María que Conduce las milicias angélicas, “a cuyo frente pelea Miguel” (id. 12, 7), más los bienaventurados e hijos fieles de la tierra.
Mas, el enemigo, el demonio, ha esparcido una densa tiniebla que impide a los Pastores, el Papa incluido, comprender que no pueden hacer nada decisivo por sí mismos, sino apelan a la Aurora de María. Ahí disponen de un poderoso arsenal que puede batir fácilmente al anticristo y a sus secuaces que atolondran a la Iglesia y la humanidad.
Es necesario un acto de humilde racionalidad, para entender la Misión que Cristo a confiado a Su Madre.
Tal vez no sea antelación. Quizá sea espejo. Si no se ama a Dios, imposible será amar al prójimo. Totalmente imposible. Yo veo claramente lo que me falta por amar a Dios, al que no veo, en lo que me falta por amar al prójimo, al que veo, trato, soporto y me soporta. Creo que lo que quiere decir San Juan es que viendo si amamos al prójimo, se sabe si amamos a Dios. Pero no porque sea primero, sino porque, repito, sirve de espejo. Eso lo vemos. Lo otro, no. Pero es reflejo de...
A mí me falta mucho para amar a Dios como se merece. Lo veo en mi trato con el prójimo. Según me voy poniendo en manos de Dios, es decir, según le voy amando más, veo que voy mejor en eso. Es primero claramente.
No sé pone nada ni a nadie por encima de Dios. Todo lo demás viene añadido.
Muy interesante artículo y comentarios. Gracias.
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