¡Muy bien hecho!
He visto en Internet este detalle del Papa, que me ha encantado. Un legionario de Cristo recién ordenado, el P. Ernesto Simroth, le dice al Papa en una audiencia general:
—Santo Padre, me acabo de ordenar sacerdote.
Y el Papa Francisco, en vez de decirle un simple “felicidades", como esperaba el nuevo sacerdote, lo que hace es besarle las manos en silencio.
Y yo solo puedo decir del gesto del Papa: ¡Ole! (así, sin acento, a la madrileña). ¡Muy bien hecho! Besar las manos de los sacerdotes es una de esas cosas buenas, bellas y llenas de sentido que hemos perdido.
Antiguamente, no solo todo el mundo besaba las manos de los recién ordenados, sino que lo normal era que los niños acudieran a besar las manos de cualquier sacerdote con el que se encontraran. Conociendo por experiencia el estado habitual de limpieza de la boca, la nariz y la cara en general de los niños pequeños, supongo que los pobres sacerdotes tendrían que llevar a mano un par de pañuelos para esas ocasiones, pero el gesto en sí mismo, además de entrañable y respetuoso, era un signo de fe en el sacerdocio, en la Iglesia y en Jesucristo.
A fin de cuentas, las manos sacerdotales son las manos que nos bendicen, que se alzan alabando a Dios en nuestro nombre e intercediendo por nosotros, que nos dan la absolución de nuestros pecados, que consagran para nosotros el Pan del cielo y que nos ungen con aceite santo en la enfermedad y al prepararnos para la muerte. Es decir, son para nosotros las manos del mismo Cristo. ¿Y quién no desearía haber podido besar las manos de nuestro Señor cuando recorría los caminos de Palestina?
El amor no son los besos, pero el amor besa. Los gestos, sobre todo los pequeños gestos que se hacen habitualmente y sin pensar, dicen mucho sobre lo que realmente pensamos, apreciamos y vivimos. Es muy posible que, al dejar que se perdieran costumbres como la de besar las manos de los sacerdotes, hayamos perdido mucho más que el mero gesto.
77 comentarios
Oremos por nuestros sacerdotes, nuestros obispos y por el Papa.
Saludos cordiales.
No digo que no sea bueno, pero si nos elevamos un poco y cogemos perspectiva, en seguida vemos que Bergoglio es una de cal y tres arena. De hecho tu mismo comentas que al dia siguiente Biden suelta eso y el Vaticano calla. Eso es el pan nuestro de cada día. Hoy hablo en contra del aborto y mañana risitas con la Pelosi o con el Bobiden. Y que risitas, si les podía sacar en su programa el loco de la colina.
Por otra parte olvidate, en estos tiempos de COVID es mejor no besar las manos de nadie.
El Vaticano ante las afirmaciones del Presidente devoto de EE.UU., no nos puede dejar a los católicos en la duda, al optar por no comentar esas afirmaciones.
En general conviene recuperar los gestos externos de reverencia hacia cosas y personas consagradas. En primer lugar porque la merecen. Pero también porque son costumbres muy didácticas y muy catequéticas para nuestros hijos.
Los niños captan rápidamente su significado y es algo que les puede llevar a la religión con mucha más naturalidad que los libritos con dibujos, los globos y las palmas en la misa.
Por desgracia la mayor parte de los curas y los catequistas siguen pensando que estos actos externos de reverencia son un obstáculo y no una ventaja para el crecimiento de la fe.
Gracias como siempre por el artículo.
Es lo que hacen en la telebasura.
"Es lamentable comprobar que pocos "catolicos" defienden al Papa Francisco y prefieren creerle al perverso y ruin de Biden"
Teniendo en cuenta que el Papa invitó al "perverso y ruin", le recibió con grandes sonrisas y no le habló del aborto según el propio Vaticano, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que permitir que Biden comulgue es una aplicación directa de lo que se enseña en Amoris Laetitia, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que, cuando unos cuantos obispos americanos quisieron decidir en su Conferencia Episcopal que no se iba a dar la comunión a los políticos abortistas, el Vaticano intervino para quitarles la autoridad, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que Biden ha dicho eso y el Vaticano no lo ha desmentido, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que sería una locura que Biden mintiera arriesgándose a que el Papa le desmintiera y, entonces, los obispos americanos con absoluta certeza le prohibieran comulgar, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que el Papa ha dicho que él nunca le ha negado la comunión a nadie, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Teniendo en cuenta que después Biden recibió la comunión públicamente en la Iglesia de San Patricio en Roma, no parece muy extraño lo que dice Biden.
Es decir, existe la posibilidad de que no sea cierto lo que dice Biden, pero es una posibilidad remota.
Dicho eso, si vuelve a llamar católicos entre comillas, es decir, falsos católicos a los lectores de este blog, no volveré a admitir ninguno de sus comentarios. Somos católicos, lo que no somos es tontos.
Llevo horas pensando en tu artículo Bruno. La causa, es extraño y como cada vez que entro en tu blog siempre doy o un diagnóstico o indico una señal, pues seguiré en la misma línea, más que nada para que nadie se enfade.
Que este gesto sea motivo de un artículo, confirma que la norma de actuación de Francisco, en general, nos lleva a la maxima"no hables, sino puedes alabar"o "no se admiten comentarios".Y esto en la balanza supera con creces estos gestos, acciones que todos, hasta el más apartado de Dios puede realizar.
A mi me importa las otras noticias, de estos últimos días, que atañen directamente al Cuerpo Místico de Cristo, y el Sínodo en proceso, que va a ser el beso de la traición a la Iglesia.
Todos estamos creciditos, para ver y discernir. Tan sólo diré :Jesús ven pronto!!
Supongo que el sacerdote de la imagen tendría verificado y bien verificado que estaba vacunadísimo.
Oremos por el Papa, obispos e iglesia militante.
Verdaderamente no creo que haya que entrar en su juego de confusión, se hace un flaco favor a la Iglesia. Cristo debe estar sufriendo muchísimo.
Pero estamos en tiempos sombríos y hemos llegado a un punto donde necesitamos como el aire que el Santo Padre diga o haga algo bueno. Algo claro y no ambiguo. Y cuando lo hace nuestra alegría es doble
Quitando el gesto, que me parece muy bonito, he de decir sobre el tema Biden que es muy creíble lo que dice el presidente americano. Lo peor es que hay católicos que todavía lo defienden y le ponen al Santo Padre un aura casi divino, como si hubiese sido elegido por el Espíritu Santo y como si todo el que le cristicase fuese el Anticristo. Eso por no hablar de obispos como Munilla en sus redes sociales acusando a Biden de aprovechar el encuentro para sacar tajada política. Se puede ser más ingenuo? Si quieres no le critiques pero tampoco le defiendas... Si es que son lo que son
---
No, lo lamentable es que haya tantos "católicos" que crean que la Iglesia es una vulgar secta en la que hay que seguir al líder diga lo que diga o haga lo que haga, aunque el mismo la esté destruyendo de forma clara, notoria, con escándalo y con miseria moral y espiritual.
Eso es lo verdaderamente lamentable.
Eso sí que es lamentable.
Y podría seguir escribiendo comentarios así, sin faltar a la verdad, hasta aburrirme. Pero con estos dos basta.
No es correcto hablar de lo que ha dicho el papa. Eso es lo que hizo ZP después de su entrevista.
Los asuntos de conciencia los resuelve el confesor y no dice nada para evitar extrapolaciones y porque el secreto. Si Biden no se confesó con el papa ¿por qué habla?
No solo era costumbre, sino que en mi infancia los 50, era obligado y saludar con el Avemaría purísima. Al menos con mi párroco de entonces.
Sí me llamó la atención hace pocos años con un sacerdote chino, que se había criado en persecución, que fue a una charla con AIN. Al final, me acerqué a saludar y fui a besarle la mano y la retiró... seguro que ignoraba la costumbre.
https://www.youtube.com/watch?v=1lK8b1uuiBs
Prefiero besar la patena, el copon, el caliz. El sacerdote es verdad que tiene las manos consagradas, pero las manos se pueden utilizar para muchas cosas.
"Al final de la ceremonia, el Obispo, Monseñor Wofgang Ipolt, acompañado del Padre Maximilian Heim..."
¡Bien por ellos también!
"Este portal diciendo algo bueno del Papa Francisco. Es más falso que un billete de 1€"
Los trolls camaleónicos y aficionados al insulto como Markus/M./M.J. no pueden comentar aquí, pero en este caso vamos a dejar su comentario, porque es muy ilustrativo sobre su forma de razonar: hay bandos y cada uno elogia a los de su bando y denigra a los del contrario pase lo que pase y hayan hecho lo que hayan hecho. Ni siquiera puede comprender que alguien no actúe así.
Los católicos, en cambio, somos parte de la Iglesia Católica y hablamos de la verdad, no de bandos. Lo bueno es bueno lo haga quien lo haga; lo malo es malo lo haga quien lo haga, incluido el Papa.
"no creo que haya que entrar en su juego de confusión, se hace un flaco favor a la Iglesia"
Llamar bien a lo bueno y mal a lo malo es lo contrario de la confusión, creo yo.
"Estamos perdidos"
Ánimo. Tenga esperanza, que es una virtud sobrenatural y no meramente humana, porque se apoya en la fuerza y el amor de Dios, que nunca fallan. La Iglesia no está en sus manos ni en las mías ni en las del Papa, sino en las de Cristo y son buenas manos en las que estar.
"es que ni hay palabras ya, si fuéramos realmente cristianos creo que saldríamos a las calles o a protestar frente a las parroquias, algo haríamos, pero estamos tan anestesiado de estas cosas que ya ni nos sorprende parece"
Desgraciadamente, estoy de acuerdo.
"En general conviene recuperar los gestos externos de reverencia hacia cosas y personas consagradas. En primer lugar porque la merecen. Pero también porque son costumbres muy didácticas y muy catequéticas para nuestros hijos"
Para nuestros hijos y para nosotros. El hombre no es solo espiritual, sino también corporal. Igual que el alma, el cuerpo necesita alimentarse en la fe y lo hace mediante símbolos, signos y ritos. Cuando nos faltan, podemos sobrevivir durante un tiempo, pero al final la fe se muere de hambre.
En muy poco tiempo hemos leido que los adulteros no van al infierno, los abortistas son buenos cristianos, y como no hay dos sin tres pues a esperar con mansedumbre la tercera.
Pero luego vi un video sobre el combate espiritual, en el que se decia todo lo que nos está ya empezando a ocurrir, y lo que queda que dicen que va a ocurrir. Me refiero al desabastecimiento y sus consecuencias, al posible apagón, al peligro de la isla la Palma y el tsunami etc.
Pero el que hablaba decia que lo que ahora es importante es desagraviar al Señor, por todas las ofensas que se le están haciendo en todo el mundo, haciendo horas santas y que tengamos la presencia del Señor todo el rato en nuestra vida, pendientes de lo que quiere de nosotros, y trabajando en todo con El.
Me pareció bién, olvidarse de nuestro sufrimiento, y pensar en el suyo.
Hoy me he levantado fuerte, necesitamos fortaleza, ofrecer todo por El.
Tengamos siempre presente que una de las tácticas que el enemigo utiliza con los católicos que aún presentamos batalla consiste precisamente en confundirnos, tenernos entretenidos en discusiones estériles, para olvidarnos de lo realmente importante y, por fin, cansarnos, desanimarnos y... derrotarnos. No nos dejemos enredar en su fango pegajoso y asqueroso.
Pero contamos el Señor que nos ha dado su Palabra. "Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas vas conmigo: Tu vara y Tu cayado me sosiegan".
- Con líder y sin líder, lo lamentable es que luego entre nosotros nos prediquemos justamente eso mismo: deglutirlo todo sea lo que sea y caiga quien caiga.
Secta dice...
"Las actitudes confusas e inestables del papa Francisco provoca reacciones e interpretaciones. ¿Qué está ocurriendo? Y aparecen dos posturas. La primera es la de Sherlock Holmes. Decía el detective a su fiel Watson: “Yo nunca supongo nada. Es un mal hábito que destruye la facultad de pensar lógicamente. Lo que te parece extraño es solamente porque no sigues la evolución de mi pensamiento ni observas los pequeños hechos de los cuales dependen las inferencias más importantes.”
Se trata, según Holmes, de observar los pequeños hechos a fin de deducir las inferencias mayores. Si aplicamos este principio al papado de Francisco podemos encontrar muchísimos hechos insignificantes si se los toma aisladamente pero que, si se los anuda unos con otros, urden una peligrosa trama de cambios y direcciones equivocadas. Las entrevistas, llamadas telefónicas y afirmaciones casuales; las homilías diarias y los discursos improvisados; el cambio en las rúbricas, el rompimiento de tradiciones seculares, la ostentación de petulante humildad, la inacabable letanía de insultos y desprecios dirigidos hacia los suyos, la actitud desenfadada hacia toda disciplina, la reinstalación de herejes pertinaces, las frecuentes auto-contradicciones que hacen imposible saber qué es lo que realmente cree, el recurso a pensadores heterodoxos, la expresión pública de sentimientos de afecto hacia sostenedores de ideologías peligrosas, el disimulo de malas conductas bajo el nombre de “misericordia” o “preocupación pastoral”, etc, etc. etc...
(Continúa en Como ovejas sin pastor, Blog Caminante Wanderer)
"Con líder y sin líder, lo lamentable es que luego entre nosotros nos prediquemos justamente eso mismo: deglutirlo todo sea lo que sea y caiga quien caiga. Secta dice..."
Ya sabe, aunque a veces se le olvide, que las únicas opciones no son "creerse todo" y "creerse lo que uno quiera y dejar lo demás", sino que hay una tercera, que es la católica: creer la fe y la moral de la Iglesia, distinguiéndolas de las opiniones personales, ya sean acertadas o disparatadas, del sacerdote, obispo o Papa en cuestión.
"El motivo de tu artículo es tratar de "tapar" el sacrilegio del Papa Bergoglio en el Vaticano al darle la comunión al Herodes de Biden?!"
Creo que tiene que trabajar un poco más su comprensión lectora.
"Me pareció bién, olvidarse de nuestro sufrimiento, y pensar en el suyo. Hoy me he levantado fuerte, necesitamos fortaleza, ofrecer todo por El."
La mala tristeza, que es la desesperanza, siempre, siempre, siempre viene de poner los ojos en nosotros y nuestras miserias en vez de ponerlos en Dios.
"Y estando así las cosas, ¿adónde van a acudir los niños?"
En efecto, la pérdida del sentido sacerdotal y de la comprensión de la importancia de ser sacerdotes se ha notado mucho entre los propios sacerdotes, así que no es raro que también entre los seglares se vayan perdiendo los gestos de respeto y cariño hacia ellos. Si un sacerdote no quiere distinguirse de los demás cristianos, tampoco tendrá sentido que los fieles le tengan un cariño y un respeto especiales.
Se forma así un círculo vicioso con consecuencias desastrosas.
SIEMPRE se ha hecho y se sigue besando la manos consagradas de los nuevos sacerdotes .
Ok, es decir que su próximo articulo será sobre el sacrilegio cometido por el Papa Bergoglio al darle la comunión al Herodes de Biden?!
Mientras, me podrías indicar tu articulo sobre el sacrilegio cometido al darle la comunión al Herodes de Argentina Fernandez...?!
Nota: no sé si de algo sirve, pero por si acaso: Soy ex estudiante de Teología, carrera que tristemente tuve que abandonar, por las barbaridades (contrarias a la doctrina) que se enseñaban.
"Ok, es decir que su próximo articulo será sobre el sacrilegio cometido por el Papa Bergoglio al darle la comunión al Herodes de Biden?! Mientras, me podrías indicar tu articulo sobre el sacrilegio cometido al darle la comunión al Herodes de Argentina Fernandez...?!"
El hecho de ser católico no justifica que se comporte como un maleducado y venga a mi blog con insinuaciones maliciosas completamente disparatadas, difamaciones y exigencias. ¿Quién se cree usted que es?
He escrito decenas de artículos en los que se critica algo que ha dicho o hecho el Papa, razonadamente y con respeto. Muy especialmente el hecho de dar la comunión a los que no pueden recibirla. Aquí tiene el artículo en que critiqué que le dieran la comunicación a Alberto Fernández: Viva la santa ironía.
No toleraré ninguna intervención más en la que se comporte como un troll. Dios le bendiga abundantemente.
2. Es necesario recordar que quien ama a Jesucristo, quien ama a Dios, quien se deja amar por Dios actúa y habla, en lo mucho y en lo poco, siguiendo a Cristo.
3. Es necesario recordar que mañana es el Réquiem por los Fieles difuntos. El Rey de tremenda majestad nos pedirá cuentas en nuestro Réquiem por lo que hicimos en vida temporal. Por lo que, el Juez dará Juicio justo y es evidente que comulgar como traidor al Señor de la vida y de la muerte (adulterio; ladrón; proaborto-homicida; género-homosexualismo; etc.) es entrada plena de Satanás, traidor por excelencia, y dar un beso en la Mejilla para entregar, traicionar, al Hijo de Dios encarnado, al Cuerpo de Cristo, al mundo es la peor condenación.
Ora et labora para que los más necesitados de misericordia no vayan al infierno.
Y respecto a algunos comentarios...
Cuando yo sea Dios, ¡os vais a enterar!...
Sí, preparaos algunos, porque yo sabré entonces con qué intención besó el Papa Francisco la mano al joven sacerdote (igual que algunos de vosotros lo sabéis, sospecháis y chismorreáis ahora) y como no hayáis acertado y sea buena la intención... os vais a defecar (que queda más fino que como lo diría el castizo).
¡Menudo conflicto tendremos, cuando la vuestra divinidad providente omnisciente y justiciera, se enfrente con la mía...
¡Menos mal que ni vosotros ni yo llegaremos a ser Dios!... aunque ... ¿a que a veces lo parecemos?
¡Caramba!...
El Papa sigue siendo el Papa.
El Papa es pecador, sin duda, y tal vez muy gran pecador.
El Papa, Francisco, Bergoglio, es lo que es, y como es... y podrá no gustar (como es mi caso) en muchos, y más de sus gestos, palabras y actos de gobierno y magisterio. Hasta creo que falla en su deber de "confirmar en la Fe".
Pero tiene una cosa buena: Os pide, y nos pide constantemente que recemos por él.
Y en verdad, dado que no es "Santo (padre) de mi afición", lo que sí le debo es "devoción", "devotio" filial.
Precisamente, por esa "devotio filial", cuando a mi entender mete la pata, le escribo de mi puño y letra una carta a Ciudad del Vaticano, y le comento lo que le comento, entre otras cosas, que Balaán tenía una burra en aquellos tiempos del libro de los Números, y que esa burra humilde y discreta, le salvó como con palabra de Dios, dice San Pedro en su 2ª Carta, mientras que S. Juan en la carta a los de Pérgamo del Apocalipsis, les conmina a no acoger a balaanes...
Yo, como la burra, terco... y rezando por los balaanes que nos dirigen.
Y sí, es cierto que hay que denunciar el mal.
Pero de ahí a chismorrear hay una incongruencia.
Es judas el el que recibe que es sacrílego .....
- Es decir, la primera, la segunda y otra vez la primera.
Hablan siempre como si creer (pero además todo) fuese una cosa muy difícil, la batalla y la carrera de San Pablo, un mérito de 144.000 elegidos, el 13° trabajo de Hércules... Y si para algunos consiste supuestamente en eso y a diario, para otros sin embargo es todo lo contrario: doctores tiene la Iglesia, yo me fío, yo degluto, y aquí paz y después gloria. En realidad casi todos somos de estos, y la diversidad está precisamente en el menú y la dieta que cada cual deglute. No es ninguna herejía reconocerlo.
"JESÚS no cometió ningún sacrilegio a dar la Eucaristía a Judas. Es judas el el que recibe que es sacrílego ....."
No sabemos si Judas comulgó o no. Los Evangelios no lo dicen.
En cualquier caso, Dios nunca puede cometer un sacrilegio, aunque permite que se cometan todos los sacrilegios que se cometen (incluido el de Judas si es que llegó a producirse), porque respeta nuestra libertad para sacar de ello un bien mayor.
Algo muy diferente es un ser humano que permite que se cometa un sacrilegio pudiendo y debiendo impedirlo. Ese ser humano es cómplice del sacrilegio cometido y tiene una gran responsabilidad, sobre todo si ha recibido autoridad de lo alto, como por ejemplo en el caso de un sacerdote o un obispo. En ese sentido, un sacerdote que dé la comunión a alguien que está en situación pública de pecado grave está cooperando formalmente con el sacrilegio cometido y con el escándalo resultante.
La diferencia entre el papel de Dios, que permite los sacrilegios, y el del cómplice humano en un sacrilegio es la misma que hay entre quien pone la otra mejilla ante una ofensa y la de aquel que deja que den de bofetadas a su padre anciano sin hacer nada para defenderlo. El primero es un santo, el segundo un miserable.
"Entonces entró Satanás en Judas.... se fue a tratar con los sumos sacerdotes y oficiales del templo el modo de entregárselo. Ellos se alegraron y acordaron darle dinero. Él aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo" (Lucas 22, 3-6; también, Marcos 14, 10-11).
"Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y TODOS bebieron" (Marcos 14, 22-23)
Jesús lo sabía, y con unas palabras u otras, todos los evangelistas refieren sus comentarios avisando de la inminente traición: "tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”...«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar»...«Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto»".
Es muy reveladora la doble "entrada" de Satanás en Judas, que evidencia dos pecados distintos: el primero, la traición al negociar la entrega del Maestro; el segundo, la comunión sacrílega.
Este convencimiento es el que me llevaba el otro día a preguntar si alguien sabía en qué texto de nuestro Magisterio se prescribe la obligación del sacerdote de negar la Comunión a quien sabe no la recibe en estado de gracia. Pero ya lo he comprobado, gracias a un artículo en el blog de Néstor. Se trata del Canon 915: "No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave.”.
Dos precisiones, que creo que son importantes:
-No sabemos seguro si Judas comulgó. Cuando Marcos dice "todos bebieron" no sabemos si Judas todavía estaba allí, porque, como explica otro evangelista, San Juan, mientras estaban cenando Judas se marchó. Ese pan que Jesús le dio a Judas y que también menciona San Juan no era la Eucaristía, sino, como dice el propio texto, pan mojado en salsa, parte de la comida. Un indicio de que no comulgó, al menos del cáliz, sería que Lucas explica que la comunión con la Sangre de Cristo fue después de terminar la cena ("tomó la copa después de haber cenado"), que es un momento en el que, según San Juan, Judas ya no está allí. En cualquier caso, tampoco podemos decir con seguridad que no comulgara, simplemente no lo sabemos con certeza.
-La obligación que menciona no supone que el sacerdote deba negar la Comunión a quien sabe que no la recibe en estado de gracia, sino a los que persisten en un pecado grave manifiesto, es decir, quien está pecando grave y objetivamente de forma pública. Eso se debe a que, en realidad, el estado de gracia es algo invisible y no lo puede percibir nadie, ni siquiera el propio interesado. Solo podemos guiarnos por las acciones objetivas externas.
Quizás, aunque el pobre tenía razones más que de sobra para ello, fuese ese uno de los motivos por los que "Jesús se turbó en su Espíritu" (Jn. 13, 21)...
No me quería extender con ese último asunto, justamente porque lo consideraba despejado, pero para la próxima vez trataré de separar las ideas.
Me temo que Feri no ha enfocado del todo bien la cuestión en este caso. No todos los ejemplos del Señor hay que seguirlos (por ejemplo, Cristo puede dejarse adorar, nosotros no). Este es uno de esos casos, porque Jesús no es ministro de la Eucaristía, como el sacerdote, sino la propia Eucaristía. La Eucaristía es su Cuerpo. Y, como tal, Él puede permitir ese sacrilegio como parte de su pasión (de hecho, Dios permite todos los sacrilegios que han sucedido o sucederán en la historia de la humanidad, porque si Él no los permitiera, no podrían realizarse). En cambio, el sacerdote debe hacer lo posible por no permitir ese sacrilegio, porque su misión es servir y defender la Eucaristía.
Por eso di más arriba el ejemplo de la diferencia entre quien se deja matar (un santo, mártir) y quien deja que asesinen a su padre o a su hijo sin defenderles (un miserable). Cristo puede entregarse a los pecadores para que lo maltraten y salvar así al mundo. Nosotros, salvo orden expresa de Cristo (como la que dio a San Pedro en su pasión), no debemos permitir que eso suceda con la Eucaristía. Por ejemplo, Jesús permitió que su sangre se derramara por el suelo cuando fue azotado; el sacerdote no debe permitir que se vierta el Sanguis en el suelo.
En ese sentido, con respecto a lo que debe hacer el sacerdote al dar la comunión resulta indiferente que Judas comulgara o no y que estuviera o no ya en pecado mortal o situación de manifiesto pecado grave (para el Señor todos los pecados son manifiestos) al hacerlo.
Hasta donde entiendo, la prohibición expresa de no admitir a la comunión a quienes están en manifiesto pecado grave, no tiene la finalidad de evitar el sacrilegio, pues como el mismo Bruno reconoció, no podemos saber quién está en gracia y quién no (si el alma esta en gracia, no hay sacrilegio). La finalidad del canon 915 es pedagógica, nos enseña que debe existir coherencia entre la comunión con el Señor en la Eucaristía, y la comunión con Él en el cumplimiento de Su voluntad expresada en Sus mandamientos. Dicho de otra forma, si la Iglesia admitiera que puede existir comunión con el Señor en la Eucaristía al mismo tiempo que se incumplen manifiestamente los mandamientos de Cristo, significaría que en realidad los mandamientos no importan.
Por esa misma razón, me parece que el Señor no podría darle la Eucaristía a Judas si este se encontrara en manifiesto pecado grave, y el "manifiesto" no es para Jesús, sino para la comunidad reunida, que es para quienes está dirigida la enseñanza de que debe existir coherencia entre comunión con el Señor y cumplimiento de los mandamientos. Y sí, Jesús es "ministro" en la Última Cena, en el sentido de que es quien "ministra" la Eucaristía a los fieles reunidos, y al mismo tiempo es Él mismo la Eucaristía, por supuesto, de la misma manera que es al mismo tiempo Sacerdote y Víctima, no hay contradicción, es lo uno y lo otro.
El Canon que se refiere a evitar el sacrilegio, y el mayor daño de la propia alma que comulga en pecado grave, es el 916: «Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental, a no ser que concurra un motivo grave y no haya oportunidad de confesarse; y en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes.» Es al contenido de este Canon también, y no al del 915, que se refiere San Pablo cuando les dice a los corintios que revisen su conciencia antes de comulgar.
Desde Amoris Laetitia que he visto con demasiada frecuencia la confusión de estos dos cánones, o más bien la falta de conocimiento o buen entendimiento de los mismos, incluso por parte de no pocos obispos.
La pérdida de las virtudes teologales, por una parte, sumada a la carencia de una cosmovisión acorde a los tiempos actuales, y sobre todo la oscuridad esparcida por el demonio en todos los ámbitos, son causas que desestabilizan a la Iglesia.
La Virgen trae de Cristo la Misión de Madre y Maestra, de Primera Evangelizadora que ha de ayudar a la Iglesia a abrirse camino en la Nueva Evangelización. Este nuevo dinamismo ha de permitirle recuperar el equilibrio necesario.
La Nueva Evangelización no cabe en una dimensión de aldea. Se debe llevar a cabo bajo los alientos que abarcan toda la Creación como ámbito del Reino.
Para esto es necesario se manifieste el “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo. Que abandone su capullo de crisálida y vuele hasta cerca de los ángeles.
La Aurora de María irradia la Luz de la Gloria de Cristo que permitirá este prodigio de transfiguración de la Iglesia, de la humanidad y del universo.
El “hombre nuevo” debe arremeter contra la miopía de la ciencia moderna, recoger el trigo bueno que ha producido, quemar la cizaña, y crear una nueva cosmovisión que permita a la Iglesia preparar el camino a la Venida del Señor.
Los vínculos profundos entre el espíritu y la materia, de los que la física cuántica parece dar señales, son el fundamento del restablecimiento del señorío del hombre sobre la Creación, perdido por el pecado original, que sólo la Gracia puede hacer efectivos.
“Restablecer la armonía primitiva” (Pío XII); instaurar la “Civilización del Amor” (S. Pablo VI); “Cruzar el umbral de la Esperanza” (S. J. P. II). He aquí el legado de tres Papas que debe recoger la Nueva Evangelización
Yol lo hago a la Virgen del Carmen.
Por eso es de agradecer tan incansable e importante tarea. Lo que quería decir, es que mostrar un día un gesto bueno o normal de un personaje, aplaudiéndolo y otro día mostrar que hace lo contrario, en alguien que está demoliendo a la IGLESIA UNA, lo que genera es una confusión tremenda respecto al personaje en sí. Marea una cosa y la contraria, porque la gente ya no sabe qué pensar, no identifican que la iglesia es sólo ¡ UNA!. Y creo que es seguirle el juego de confusión que él trata de promover o al menos promueve. Mezcla constantemente verdades con mentiras. Hechos normales con anormales para un católico...etc
..etc...por favor, entiende bien lo que te quiero decir.
Siempre agradecida. Rezo por vosotros.
La Diócesis de Roma dicta una severa implementación de Traditionis Custodes: Prohíbe todos los ritos sacramentales excepto la Misa, prohíbe también el Triduo Sacro en la Semana Santa.
El Cardenal Vicario de la Diócesis de Roma acaba de publicar sus normas para la implementación de Traditionis Custodes dentro de la diócesis.
VICARIATO DE ROMA
Roma, 07 de Octubre de 2021 [publicado el 09 de Noviembre de 2021]
- A todos los Sacerdotes con cura pastoral de la Diócesis de Roma.
- A todos los fieles de la Diócesis
Estimados:
La Diócesis de Roma, acogiendo con satisfacción las disposiciones de la Carta Apostólica en forma de motu proprio del Santo Padre Francisco, Traditionis Custodes, del 16 de Julio de 2021, pretende con esta Carta Pastoral continuar el trabajo de “facilitar la comunión eclesial para aquellos católicos que se sienten vinculados a algunas formas litúrgicas anteriores ”(Juan Pablo II, Litt. Ap. Motu proprio datae Ecclesia Dei, 2 de julio de 1988).
Para ello, parecía oportuno seguir ejerciendo una viva caridad pastoral hacia los fieles que “no excluyen la vigencia y legitimidad de la reforma litúrgica, los dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Supremos Pontífices,” (art. 3 §1, Traditionis Custodes) y que, sin embargo, deseen participar en la celebración de la Eucaristía según el Missale Romanum de 1962.
Para el bien espiritual de los fieles, conviene ofrecer coordenadas precisas para la realización del motu proprio.
El motu proprio establece que los “libros litúrgicos promulgados por los Santos Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, de conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la única expresión de la lex orandi del Rito Romano” (art. 1, Traditionis Custodes) y que, por lo tanto, ya no es posible utilizar el Ritual Romano y los demás libros litúrgicos del “rito antiguo” para la celebración de los sacramentos y sacramentales (p. ejemplo, el Ritual para la reconciliación de los penitentes según la forma antigua).
El uso de los rituales de los otros Sacramentos, actualmente está expresamente prohibido y solo se permite el uso del Missale Romanum de 1962.
Además, todos los sacerdotes, diocesanos o religiosos, que deseen seguir haciendo uso de la facultad de celebrar según el Missale Romanum de 1962 en el territorio de la Diócesis de Roma, deben ser previamente autorizados por escrito por el Obispo diocesano (cf. art. 5, Traditionis Custodes).
Todas las solicitudes relativas a la ejecución del motu proprio deben ser enviadas por escrito a mí, el Cardenal Vicario, quien las regulará a través de un Comisario designado por mí para la gestión ordinaria de todos los cumplimientos que son competencia del Ordinario diocesano. especialmente a los efectos del correcto ejercicio de las facultades reconocidas por la legislación para los fieles, que quieran acogerse a las prerrogativas previstas en el mismo.
Está dotado de poderes delegados (cf. can. 131 § 1 C.I.C.) y su oficio debe ser distinto del previsto en el art. 3 §4 del P.M., que por el momento no se activará en la Diócesis de Roma, ya que no es necesario.
De hecho, confirmo el encargo pro tempore al párroco de la Santissima Trinità dei Pellegrini de la tarea de cuidar de la celebración digna de la liturgia eucarística, así como de la pastoral ordinaria y espiritual de estos fieles.
Desempeñará este oficio animado por una viva caridad pastoral y por un sentido de comunión eclesial; actuará en estrecha comunión y colaboración con el COMISARIO mencionado anteriormente.
En vista de lo anterior, decreto que el Director de la Oficina Litúrgica del Vicariato de Roma ocupará el cargo de COMISARIO pro tempore para la implementación del motu proprio Traditionis Custodes.
Llegando a algunas determinaciones específicas necesarias, decreto además lo siguiente:
-Todas las solicitudes específicamente relacionadas con el art. 3 §2 del motu proprio deben mencionar explícitamente la Iglesia o el Oratorio al que se destina la celebración (excepto las iglesias parroquiales, cf. art. 3 §2 Traditionis Custodes);
-Todos los días, excepto el Triduo Pascual, los fieles pueden participar en la celebración de la Eucaristía según el Missale Romanum de 1962 en la parroquia de Santissima Trinità dei Pellegrini (cf. art. 3 §5, Traditionis Custodes).
-En las iglesias de Santo Domingo y San Sixto, San Celso y San Julián, San José en Capo le Case y Santa Ana en Letrán, los fieles pueden participar en la celebración de la Eucaristía según el Missale Romanum de 1962, que se celebrará en horario convenido con el Rector de la iglesia y con el responsable antes mencionado, posiblemente también los domingos y festivos de precepto (excluido el Triduo Pascual).
- Las lecturas siempre se proclamarán en italiano, según el CE.I. Traducción de 2008 (cf. art. 3 §3, Traditionis Custodes).
Ángelo Cardenal De Donatis
Vicario de Roma
el Motu proprio TC
Jamna, 17 de agosto de 2021
A Su Santidad el Papa Francisco,
Domus Sanctae Marthae
Santa Sede
Ciudad del Vaticano
A la atención del:
Rvdmo. Maestro General de la Orden, Padre Gerard Francisco Timoner OP
Rvdo. Provincial de la Provincia de Polonia, Padre Paweł Kozacki OP
Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis de Tarnów, Dr. Andrzej Jeż
Rvdo. Superior del Convento de Jamna, Padre Andrzej Chlewicki OP
Hermanos y Hermanas de la Orden de Predicadores.
Rvdo. Superior del distrito de Polonia, de la Fraternidad de San Pío X, Padre Karl Stehlin FSSPX.
Omnes quos res tangit
Santísimo Padre,
Nací hace 57 años y me uní a la Orden Dominicana hace 35 años. Hice mis votos Solemnesz hace 29 años y he sido sacerdote durante 28 años.
Teniendo sólo un vago recuerdo de de la Santa Misa en su forma anterior a las reformas de 1970, en mi primera infancia, dieciséis años después de mi ordenación, dos amigos laicos (desconocidos entre sí) me instaron a aprenderla. Les hice caso y celebre la Santa Misa en su forma tradicional.
Fue un shock para mí. Descubrí que la Santa Misa en su forma clásica:
- Orienta toda la atención del sacerdote y de los fieles hacia el Misterio,
- Expresa, con gran precisión en palabras y hechos, la fe de la Iglesia sobre lo que está sucediendo aquí y ahora en el altar,
- Refuerza, con un poder igual a su precisión, la fe del celebrante y del pueblo,
- No lleva ni al sacerdote ni a los fieles hacia ninguna invención o creatividad durante la liturgia,
- Los coloca, por el contrario, en un camino de silencio y contemplación,
- Ofrece por el número y la naturaleza de sus gestos, la posibilidad de actos incesantes de piedad y amor a Dios,
- Une al sacerdote y a los fieles, colocándolos en el mismo lado del altar y volviéndolos en la misma dirección: Hacia la Cruz, hacia Dios.
Me dije a mí mismo: ¡Ésta es la Santa Misa! ¡Y yo, sacerdote durante 16 años, no lo sabía! Fue un eureka poderoso, un descubrimiento, después del cual mi idea de la Misa no pudo seguir siendo la misma.
Desde el principio, me llamó la atención el hecho de que este rito es lo opuesto al estereotipo. En lugar del formalismo, se posibilita la libre expresión del alma ante Dios. En lugar de la frigidez, el fervor del culto divino. En lugar de la distancia, la cercanía. En lugar de la extrañeza, la privacidad. En lugar de la rigidez, la seguridad. En lugar de la pasividad de los laicos, su conexión profunda y viva con el misterio (a través de los laicos, después de todo, que fui conducido a la misa tradicional).
En lugar de un abismo entre el Sacerdote y los fieles, una estrecha unión espiritual entre todos los presentes, protegida y expresada por el silencio del Canon.
Al hacer este descubrimiento, me quedó claro: Esta misma forma es nuestro puente que nos une con las generaciones que vivieron antes que nosotros y nos transmitieron la fe. Mi alegría por esta unidad eclesial que trasciende todos los tiempos fue inmensa.
Desde el principio, experimenté la poderosa fuerza de atracción espiritual de la Misa en su forma tradicional.
No eran los signos en sí mismos lo que me atraía, sino su significado, que el alma puede leer. El mero pensamiento de la próxima celebración me llenaba de alegría. Busqué todas las oportunidades para celebrar con entusiasmo y nostalgia. Muy pronto, maduró en mí una certeza absoluta: Si tan sólo celebraba la Misa (así como todos los sacramentos y ceremonias) en su forma tradicional hasta el final de mis días, mi alma obtendría un indecible beneficio espiritual y el hecho de dejar a un lado la liturgia conciliar, no supondría para mí ninguna pérdida.
Si alguien me hubiera pedido que expresara en una palabra mis sentimientos sobre la celebración tradicional en el entorno del rito reformado, habría respondido que sentía un gran “alivio”. Porque, ciertamente se trató de un alivio de una profundidad indescriptible.
Era como si a alguien a quien, habiendo caminado toda su vida con unos zapatos con una piedra en cada uno, rozándole e hiriendo los pies, pero, sin otra experiencia en el caminar, se le ofrece de repente, 16 años después, un par de zapatos sin piedras, con la invitación: "Aquí están." "Póntelos." "¡Pruébatelos!" No sólo redescubrí la Santa Misa, sino también la asombrosa diferencia entre las dos formas: La que se había utilizado durante siglos y la posconciliar.
No había conocido esta diferencia porque no conocía la forma anterior. No puedo comparar mi encuentro con la liturgia tradicional con un encuentro con alguien que me adoptó y que se convirtió en mi padre adoptivo. Fue un encuentro con una Madre, que siempre ha sido mi Madre, pero no la había conocido.
En todo esto me acompañó la bendición de los Soberanos Pontífices. Me habían enseñado que el Misal de 1962 "nunca había sido derogado legalmente y, por lo tanto, permanecía, en principio, siempre autorizado," y añadían que "lo que había sido sagrado para las generaciones anteriores seguía siendo sagrado y grande también para nosotros, y no podía ser prohibido de repente por completo, ni siquiera considerado perjudicial. Depende de todos nosotros preservar la a riquezas que se han desarrollado a través de la fe y la oración de la Iglesia para darles su lugar adecuado.”(Benedicto XVI, Carta a los Obispos, 2007).
A los fieles también se les enseñó: "Por su venerable y antiguo uso, la forma extraordinaria debe mantenerse con el honor que le corresponde;" se ha descrito como “un tesoro precioso que debe conservarse.” (Instrucción Universae Ecclesiae, 2011).
Estas palabras son una continuación de documentos anteriores que permitieron a los fieles utilizar la liturgia tradicional después de las reformas de 1970, siendo el primero Quattuor abhinc annos de 1984. La base y fuente de todos estos documentos sigue siendo la Bula de San Pío V, Quo primum tempore. ( 1570).
Santo Padre, si, sin olvidar el solemne documento del Papa San Pío V, tomamos en consideración el lapso de tiempo que cubre las declaraciones de sus inmediatos predecesores, tenemos una duración de 37 años, de 1984 a 2021, durante los cuales la Iglesia dijo: Para los fieles de la liturgia tradicional existe este camino: Podéis andarlo.
Así que tomé el camino que me ofrecía la Iglesia.
Quien emprende este camino, quiere que este rito, que es el vaso de la Presencia y de la Oblación divina, dé fruto en su propia vida, y debe abrirse enteramente para encomendarse a sí mismo y a los demás a Dios, presente y operante en nosotros a través del oficiante del mismo. Esto es lo que hice, con total confianza.
Luego llegó el 16 de Julio de 2021.
Por sus documentos, Santo Padre, supe que el camino por el que había caminado durante doce años había dejado de existir.
Tenemos declaraciones de dos Papas: Su Santidad Benedicto XVI había dicho que el Misal Romano promulgado por San Pío V “debe ser considerado como la expresión extraordinaria de la lex orandi de la Iglesia Católica de Rito Romano.”
Sin embargo, Su Santidad el Papa Francisco dice que "los libros litúrgicos promulgados por los Papas San Pablo VI y San Juan Pablo II (...) son la única expresión de la lex orandi del rito romano". La afirmación del sucesor niega así la de su predecesor aún vivo.
Una forma de celebrar la Misa, confirmada por la Tradición inmemorial y secular, reconocida por cada Papa, incluido usted, Santo Padre, hasta el 16 de julio de 2021, y santificada por su práctica durante tantos siglos, ¿va a dejar de ser de repente la lex orandi del rito romano?
De ser así, significaría que tal característica no es intrínseca al rito sino que es un atributo externo, sujeto a las decisiones de quienes ocupan puestos de alta autoridad. En realidad, la liturgia tradicional expresa la lex orandi del rito romano en cada gesto y en cada frase y en su conjunto. También se garantiza la expresión de esta lex orandi, como siempre ha mantenido la Iglesia, por su uso ininterrumpido, desde tiempos inmemoriales.
Debemos concluir que la primera declaración papal [de Benedicto XVI] tiene bases sólidas y es verdadera y que la segunda, la de Francisco es infundada y falsa. Pero aunque es falsa, no obstante, está arropada con el poder de la ley. Esto tiene la consecuencias que describo a continuación.
Las concesiones relativas al uso del Misal de 1962 tienen ahora un carácter diferente a las anteriores. Ya no se trata de responder al amor con el que los fieles se adhieren a la forma tradicional, sino de dar a los fieles el tiempo –cuánto, no se nos dice– para “volver” a la liturgia reformada. Las palabras del Motu Proprio y de su Carta a los Obispos muestran claramente que se ha tomado, y ya se está aplicando, la decisión de retirar la liturgia tradicional de la vida de la Iglesia y arrojarla a las tinieblas exteriores.
No se puede emplear en las iglesias parroquiales, no se deben formar nuevos grupos, se debe consultar a Roma, si los nuevos sacerdotes desean celebrarla. Los obispos son ahora de hecho Traditionis Custodes, “guardianes de la Tradición”, pero no guardianes que la protegen, sino guardias de prisiones.
Permítanme expresar mi convicción de que esto no sucederá y la operación fracasará. ¿Cuáles son las razones para esta condena? De un análisis cuidadoso de las dos Cartas del 16 de Julio, se evidencian cuatro componentes: El hegelianismo, el nominalismo, la creencia en la omnipotencia del Papa y la responsabilidad colectiva.
Cada uno de estos aspectos es un componente esencial de su mensaje y ninguno de ellos puede conciliarse con el depósito de la fe católica. Incapaces de conciliarse con la fe, no se integrarán en ella ni en la teoría ni en la práctica. Echemos un vistazo a cada uno de ellos.
1) Hegelianismo. El término es convencional: No significa literalmente el sistema del filósofo alemán Hegel, sino algo que se deriva de este sistema, es decir, la comprensión de la historia como un proceso de cambios continuos racionales e inevitables. Esta forma de pensar tiene una larga historia, desde Heráclito y Plotino, hasta Joaquín de Fiore, Hegel, Marx y sus herederos modernos. La particularidad de este enfoque es que divide la historia en fases, de modo que el inicio de cada nueva fase se combina con el final de la anterior. Los intentos de "bautizar" el hegelianismo no son más que intentos de revestir a estas supuestas fases históricas de la autoridad del Espíritu Santo. Se supone que el Espíritu Santo está enseñando a la próxima generación algo de lo que no ha dico a la anterior, o incluso comunica algo que contradice lo que dijo antes. En este último caso, debemos aceptar una de estas tres cosas: O en ciertas fases la Iglesia no ha obedecido al Espíritu Santo, o el Espíritu Santo está sujeto a cambios o trae consigo contradicciones.
Otra consecuencia de esta cosmovisión es un cambio en la forma en que entendemos la Iglesia y la Tradición. La Iglesia ya no se ve como una comunidad que une a los fieles trascendiendo el tiempo, como quiere la fe católica, sino como un conjunto de grupos pertenecientes a diferentes fases.
Estos grupos ya no tienen un lenguaje común: Nuestros antepasados no tenían acceso a lo que el Espíritu Santo nos dice hoy. La tradición en sí misma ya no es un mensaje estudiado continuamente; más bien consiste en recibir una y otra vez cosas nuevas del Espíritu Santo.
Luego llegamos a escuchar más bien, cómo en Su Carta a los Obispos, Santo Padre, habla de "la dinámica de la Tradición," a menudo con una aplicación a eventos especiales.
Un ejemplo es cuando escribe que “la última etapa de esta dinámica es el Concilio Vaticano II, en el que los Obispos católicos se han reunido para escuchar y discernir el camino mostrado a la Iglesia por el Espíritu Santo.” Este razonamiento implica que una nueva etapa requiere nuevas formas litúrgicas, porque las antiguas se adaptaron al estadio anterior, que ha terminado. Dado que esta secuencia de pasos es sancionada por el Espíritu Santo, a través del Concilio, quienes se aferran a las formas antiguas, a pesar de tener acceso a las nuevas, se oponen al Espíritu Santo.
Sin embargo, tales opiniones son contrarias a la fe. La Escritura, el referente de la fe católica, no proporciona ninguna base para tal comprensión de la historia; al contrario, nos enseña una comprensión completamente diferente.
El rey Josías, al enterarse del descubrimiento del antiguo libro de la Ley, ordenó que la celebración de la Pascua procediera de acuerdo con él, a pesar de una pausa de medio siglo (2 Reyes 22-23). Asimismo, Esdras y Nehemías a su regreso del cautiverio babilónico, celebraron la Fiesta de los Tabernáculos con todo el pueblo, estrictamente de acuerdo con los antiguos registros de la Ley, a pesar de que habían transcurrido varias décadas después de la celebración anterior (Neh 8). En cada caso, los antiguos documentos de la ley se utilizaron para renovar el culto divino después de un período de confusión. Nadie exigió un cambio en el ritual con el argumento de que habían llegado nuevos tiempos.
2) Nominalismo. Mientras que el hegelianismo influye en nuestra comprensión de la historia, el nominalismo afecta nuestra comprensión de la unidad.
El nominalismo implica que la introducción de la unidad exterior (por medio de una decisión administrativa de arriba hacia abajo) es equivalente al logro de la unidad real. De hecho, el nominalismo suprime la realidad espiritual al tratar de apoderarse de ella y regularla con medios materiales. Usted escribe, Santo Padre, que: “Para defender la unidad del Cuerpo de Cristo me veo obligado a retirar la facultad otorgada por mis predecesores. Pero para lograr este objetivo, la verdadera unidad, sus predecesores tomaron la decisión contraria, y no sin razón. Cuando se comprende que la verdadera unidad incluye algo espiritual e interior, y por tanto se diferencia de la simple unidad exterior, ya no se la busca simplemente por la uniformidad de los signos externos. No obtenemos así la verdadera unidad, sino el empobrecimiento y lo contrario de la unidad: La división.
La unidad no resulta de la retirada de facultades, de la revocación del consentimiento y de la imposición de limitaciones. El rey Roboam de Judá, antes de decidir cómo tratar a los israelitas, que querían que mejorara su suerte, consultó a dos grupos de consejeros. Los mayores abogaban por la clemencia y el aligeramiento de las cargas del pueblo: La edad, en la Sagrada Escritura, a menudo simboliza la madurez. Los jóvenes, contemporáneos del rey, recomiendan aumentar sus cargas y usar palabras duras: La juventud, en las Escrituras, a menudo simboliza inmadurez. El rey siguió el consejo de los jóvenes. El calculo respecto a la unidad entre Judá e Israel falló . Más bien, comenzó la división del país en dos reinos (1 Reyes 12). Nuestro Señor curó la división con Su mansedumbre, sabiendo que la falta de esta virtud es causa de división.
Antes de Pentecostés, los apóstoles evaluaban la unidad según criterios externos. Este planteamiento fue corregido por el mismo Salvador, quien, en respuesta a las palabras de San Juan: “Maestro, hemos visto a un hombre echar fuera espíritus malignos en Tu Nombre, y no se lo permitimos, porque no era de los nuestros.” A lo que respondió el Señor:“ Porqué se lo impedís? El que no está contra nosotros, está a favor nuestro.”(Lc 9,49-50, cf. Mt 9,38-41).
Santo Padre, ha tenido varios cientos de miles de fieles que “no estaban en su contra.". ¡Y ha hecho tanto para ponerles las cosas difíciles! ¿No habría sido mejor seguir las palabras del Salvador, que indican un fundamento espiritual más profundo para la unidad?
El hegelianismo y el nominalismo se convierten con frecuencia en aliados, ya que la comprensión materialista de la historia lleva a la convicción de que cada etapa debe terminar irrevocablemente.
3) La creencia en la omnipotencia del Papa. Cuando el Papa Benedicto XVI otorgó mayor libertad al uso de la forma clásica de la liturgia, se refirió a una antigua costumbre y a un usus. Estos proporcionaron una base sólida para su determinación.
La decisión de Su Santidad no se basa en ninguno de estos fundamentos. Al contrario, revoca algo que ha existido y que ha durado muchísimo tiempo. Usted escribe, Santo Padre, que encuentra apoyo en las decisiones de San Pío V, pero él aplicó criterios exactamente opuestos a los suyos.
Según él, lo que había existido y había durado siglos continuaría intacto; sólo se derogó lo más reciente. La única base que queda para su decisión es, por tanto, la voluntad de una persona dotada de autoridad papal. ¿Puede esta autoridad, por grande que sea, impedir que las antiguas costumbres litúrgicas sean la expresión de la lex orandi de la Iglesia romana? Santo Tomás de Aquino se pregunta si Dios puede hacer algo contradictorio. La respuesta es no, porque la contradicción no forma parte de la omnipotencia de Dios. (Summa Theologiae, p. I, qu. 25, art. 4). De manera similar, la autoridad papal no puede hacer que los rituales tradicionales que han expresado la fe de la Iglesia (lex credendi) durante siglos, de repente, un día ya no expresen la ley de la oración de la misma Iglesia (lex orandi). El Papa puede tomar decisiones, pero no las que violen una unidad que se extiende al pasado y al futuro, mucho más allá de la duración de su pontificado.
El Papa está al servicio de una unidad superior a su propia autoridad. Porque es una unidad dada por Dios y no de origen humano. Por lo tanto, es la unidad la que prevalece sobre la autoridad y no la autoridad sobre la unidad.
4) Responsabilidad colectiva. Indicando los motivos de su decisión, Santo Padre, hace diversas y graves denuncias contra quienes ejercen las facultades reconocidas por el Papa Benedicto XVI. Sin embargo, no se especifica quién comete estos abusos, ni dónde ni en qué número. Sólo existen las palabras "a menudo" y "mucho".
Ni siquiera sabemos si se trata de una mayoría. Probablemente no. Sin embargo, una mayoría de aquéllos que hacen uso de las facultades antes mencionadas se han visto afectados por una sanción penal draconiana. Fueron privados de su camino espiritual, ya sea inmediatamente o en algún momento futuro no especificado. Ciertamente hay personas que abusan de los cuchillos. Pero, ¿Deberíamos prohibir la producción y distribución de cuchillos? Su decisión, Santo Padre, es mucho más seria de lo que sería el hipotético absurdo de una prohibición universal para la fabricación de cuchillos.
Santo Padre: ¿Porqué hace esto? ¿Porqué ataca la santa práctica de la antigua forma de celebración del Santísimo Sacrificio de Nuestro Señor? Los abusos en otras formas, por muy generalizados o universales que sean, no conducen a nada más allá de las palabras, a declaraciones expresadas en términos generales. Pero cómo enseñar con autoridad que "la desaparición de una cultura puede ser tan grave, incluso más grave, que la desaparición de una especie vegetal o animal?" (Laudato si 145) ¿Está dedicando gran parte del legado espiritual y cultural de la Iglesia a su extinción? ¿Por qué no se aplican en este caso las reglas de la "ecología profunda" formuladas por usted? ¿Por qué no se preguntó, en cambio, si el número cada vez mayor de fieles que asisten a la liturgia tradicional podría ser un signo del Espíritu Santo? No siguió el consejo de Gamaliel (Hechos 5). En cambio, los ha golpeado con una prohibición que ni siquiera tuvo una vacatio legis.
El Señor Dios, modelo de los gobernantes terrenales y, ante todo, para las autoridades eclesiásticas, le pide que no use su poder de esta manera. La Sagrada Escritura habla así de Dios: "Porque tu poder es el principio de la justicia; y porque eres Señor de todo, eres misericordioso con todos (...) (Sab 12, 16-18). El verdadero poder no necesita ser probado con la dureza. Y la dureza no es un atributo de ninguna autoridad que siga el modelo divino. Nuestro Salvador mismo nos dejó una enseñanza precisa y confiable sobre este tema (Mt 20, 24-28). No sólo la alfombra fue colocada, por así decirlo, bajo los pies de la gente que caminaba hacia Dios; Se ha intentado privarlos del terreno mismo por el que caminan, pero este intento no tendrá éxito. Nada que entre en conflicto con el catolicismo será aceptado en la Iglesia de Dios.
Santo Padre, es imposible experimentar la tierra bajo los pies durante doce años y de repente afirmar que ya no está. Es imposible concluir que mi propia Madre, a la que encontré después de muchos años, no sea mi Madre. La autoridad papal es inmensa. ¡Pero incluso esta autoridad no puede hacer que mi Madre deje de ser mi Madre! Una vida no puede soportar dos rupturas mutuamente excluyentes, una de las cuales abre un tesoro, mientras que la otra afirma que este tesoro debe ser entregado porque su valor ha expirado. Si aceptase estas contradicciones, ya no podría tener una vida intelectual decente y, por lo tanto, tampoco una vida espiritual.
De dos enunciados contradictorios, se puede seguir cualquier enunciado, verdadero o falso. Significa el fin del pensamiento racional, el fin de toda noción de realidad, el fin de la comunicación efectiva de cualquier cosa a cualquiera. Pero todas estas cosas son elementos fundamentales de la vida humana en general y de la vida dominicana en particular.
No tengo dudas sobre mi vocación. Estoy firmemente resuelto a continuar mi vida y mi servicio dentro de la Orden de Santo Domingo. Pero para eso tengo que poder razonar correcta y lógicamente. Después del 16 de Julio de 2021, esto ya no me es posible dentro de las estructuras existentes.
Puedo ver claramente que el tesoro de los santos ritos de la Iglesia, el suelo bajo los pies de quienes los practican y la madre de su piedad, siguen existiendo. También me ha quedado claro que tengo que dar testimonio de ello.
No me queda más remedio que dirigirme a quienes, desde el comienzo de los cambios radicales (cambios, hay que señalar, que superan con creces la voluntad del Concilio Vaticano II), han defendido la Tradición de la Iglesia, junto con el respeto de la Iglesia por las exigencias de la razón, y que siguen transmitiendo a los fieles el depósito inmutable de la fe católica: La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.
La Fraternidad se ha mostrado dispuesta a acogerme, con pleno respeto a mi identidad dominicana. Esto no sólo me posibilita una vida al servicio de Dios y de la Iglesia, un servicio que no se ve obstaculizado por las contradicciones, sino también una oportunidad para oponerme a esas contradicciones que son enemigas de la Verdad y que tanto y tan duramente han atacado a la Iglesia.
Existe un estado de controversia entre la Fraternidad y la estructura oficial de la Iglesia. Es una disputa interna dentro de la Iglesia y se trata de asuntos de gran importancia.
Los documentos y decisiones del 16 de Julio hicieron que mi posición sobre este tema fuese convergente con la Fraternidad.
Como ocurre con cualquier disputa importante, esto también debe resolverse. Estoy decidido a dedicar mis esfuerzos a este fin. Tengo la intención de que esta carta sea parte de ese esfuerzo. Los medios empleados sólo pueden ser un humilde respeto a la Verdad y a la buena crianza. Por lo tanto, podemos esperar la solución de la controversia y la reconstrucción de una unidad que abarcará no sólo a los que viven ahora, sino también a todas las generaciones, pasadas y futuras.
Le agradezco la atención que ha prestado a mis palabras y le pido, Santo Padre, su bendición apostólica.
Con devoción filial en Cristo,
Padre Wojciech Gołaski OP
Si en el lugar de Francisco ponemos a Jesucristo -no lo olvidemos, resucitó y se quedó con nosotros en su Espíritu Santo- y en el lugar de Biden ponemos a un publicano, o un fariseo, o..., o dejamos a Biden,... y si le confesó su pecado - ¿lo podría contar el Papa?- ¿lo perdonaría Jesús?.
Y yo me pregunto, ¿somos tan buenos como para juzgar a unos y a otros y dictarles sentencia? ¿somos dignos de lanzar la primera piedra?
🤔❓Imitemos a Cristo.
En fin...
Eso es obtinacion y no tener amor por la verdad
Dejar un comentario