Un paisaje con dragones
¿Qué leen nuestros hijos? ¿Qué ven en el cine o en la televisión? Generalmente, los padres católicos no necesitamos que nos recuerden cosas obvias, como la importancia de evitar que lean libros o vean películas en que haya ataques explícitos contra la fe, pornografía etc. Hay otros temas más sutiles, sin embargo, que también son fundamentales, pero que no siempre tenemos tan claros.
Pocos géneros hay más populares entre jóvenes y niños que el de la fantasía. Dragones, elfos, guerreros, magos y todo tipo de criaturas fantásticas. Estos libros capturan su imaginación y en muchos casos son estupendos. Por desgracia, no es oro todo lo que reluce y quizá conviene que nos preguntemos qué tipo de visión del mundo se transmite en algunos de ellos. ¿Una existencia absurda o sin sentido donde el mal y la muerte tienen la última palabra? ¿Una visión maniquea en que el bien y el mal, la verdad y el error son caras opuestas de la misma moneda y lo importante es encontrar algún tipo de “equilibrio” entre ellos? ¿La acción transcurre en un mundo inmoral, amoral o, peor aún, antimoral?
Conscientes de la enorme fuerza que tiene la imaginación como vehículo para catequizar a nuestros hijos, ya sea para bien o para mal, la Editorial Vita Brevis acaba de publicar un libro titulado Un paisaje con dragones, de Michael O’Brien, cuya simpática portada de estilo retro pueden ver en la fotografía. El libro ha sido ha sido traducido por primera vez al español por Juan Gómez Carmena y creo que sería una excelente lectura para padres, abuelos, profesores, futuros padres, catequistas, sacerdotes o simples interesados en el género de la fantasía y la ciencia ficción.
Para los que no lo conozcan, Michael O’Brien es un famoso novelista católico norteamericano. Su novela más conocida es El Padre Elías: un apocalipsis, en el que se relata la llegada del anticristo y de los últimos días antes del juicio, con dos protagonistas: un pobre monje de un monasterio perdido de Tierra Santa y el político, estadista y filántropo que, aclamado por todos como salvador, es en realidad el Anticristo. Muy buena novela, entretenida, con mucha profundidad y más que recomendable.
En Un paisaje con dragones, O’Brien aprovecha su doble punto de vista como autor de novelas y padre católico, para hablar sobre el peligro de que algunos libros y películas de fantasía se conviertan en una especie de catequesis mundana para nuestros hijos. Esta catequesis no tiene por qué ser expresa. Es más, resulta mucho más peligrosa cuando no lo es, sino que, por ejemplo, da por hecho que la religión es una forma de opresión, que cualquier persona inteligente “sabe” que Dios no existe, que lo ideal es no ser buenos ni malos sino una cosa intermedia y otras muchas ideas modernas y agnósticas similares. Sin pasar por la razón y mezclados con emocionantes aventuras, “con un poco de azúcar” como decía Mary Poppins, esos dogmas posmodernos se tragan fácilmente y se asimilan a un nivel muy profundo, quizá para toda la vida.
Cuando antes hablaba de un mundo antimoral me refería a un tema que es quizá el principal de Un paisaje con dragones: la inversión de los símbolos. El cristianismo, a menudo utilizando materiales precristianos, desarrolló a lo largo de los siglos un lenguaje y una serie de símbolos con los que explicar su visión del mundo y de la vida. Desde hace tiempo, sin embargo, está de moda dar la vuelta completamente a esos símbolos, de manera que lo bueno sea en realidad malo y lo malo en realidad bueno: los sacerdotes y los clérigos son siempre malos o hipócritas; los dragones, las brujas y otros monstruos son buenos e incomprendidos; los caballeros son tontos y torpes; los padres siempre están equivocados y un larguísimo etcétera. Esta inversión de los símbolos hace daño a los niños en un nivel primario, porque desactiva las defensas erigidas pacientemente durante siglos en el imaginario colectivo.
A modo de ejemplos concretos, en el libro se pasa revista a numerosas obras conocidas de fantasía y ciencia ficción, señalando las que son completamente buenas, las que resultan aceptables aunque con defectos y las que, a juicio del autor, son completamente desaconsejables. En el caso de libros que tienen algunos defectos o ideologías extrañas pero no son rechazables por completo, cada padre tendrá que decidir prudentemente si sus hijos deben o no leerlos. Y, si decide que es bueno que lean esos libros, es muy probable que deba hablar con los niños antes o después de la lectura para explicarles esos defectos o ideologías de modo que sean conscientes de que están ahí y no se los traguen sin darse cuenta. Esto supone trabajo para los padres y no siempre resulta fácil, pero merece la pena y Un paisaje con dragones puede ser una valiosa ayuda en esa tarea.
Obviamente, las opiniones de O’Brien no son ni pretenden ser Palabra de Dios. Muy probablemente, como me ha sucedido a mí, el lector estará de acuerdo con algunas y en desacuerdo con otras. No importa. Lo que necesitamos es pensar sobre el tema, descubrir cuestiones que no habíamos tenido en cuenta y conocer posibles peligros para saber reconocerlos cuando los encontremos. En la literatura fantástica se está librando una batalla por la mente de nuestros hijos y no podemos permanecer neutrales.
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El libro se puede comprar en la Editorial, Amazon.es, Amazon.com, Amazon.mx, Scribd, Apple ibooks, Kobo, etc.
29 comentarios
este es un comentario sobre el blog en general. Sería bueno agregar un feed para seguir todos los blogs al mismo tiempo.
Saludos
"Sería bueno agregar un feed para seguir todos los blogs al mismo tiempo"
Supongo que quiere decir todos los blogs de InfoCatólica. Ya existe, puede encontrar el enlace en esta página.
Saludos.
Seres repulsivos; dragones, reptiles, dinosaurios, serpientes, etc. que siempre se habían relacionado con lo infernal, lo diabólico, lo infraumano, ahora se presentan como atractivos, cariñosos, entrañables...
Una peligrosa inversión de los símbolos que no considero casual.
"Una peligrosa inversión de los símbolos que no considero casual"
En el libro se habla mucho de ese tema. Algunos ejemplos son muy claros, otros más discutibles, pero está claro que se ha realizado esa inversión y que se sigue realizando. El poder de la televisión, el cine y los medios es tan grande que no sé si es un proceso reversible, al menos a medio plazo, pero me parece que es esencial que seamos conscientes de ello.
No solo tenemos que evitar los libros y películas malos, porque es casi imposible conseguirlo del todo. También conviene que hablemos expresamente con los niños y les expliquemos los errores o ideas nocivas que hay en este libro o en aquel programa, para que ellos puedan detectar esos errores e ideologías. O'Brien cuenta cómo lo hace con sus hijos.
Interesante lectura.
Sobre Disney se habla mucho en el libro y se hace un análisis de varias películas (Aladdín, La Bella y la Bestia, La Sirenita, Pocahontas, El Jorobado de Notre Dame y otras), mostrando cómo han ido empeorando poco a poco e introduciendo cada vez más ideología posmoderna.
Supuesta la formación al respecto.
La New Age entra en casi todos los dibujos de Netflix.
Diego Blanco Alvaroba también ha reflexionado al respecto.
Sería interesante una lista de lecturas y películas sin peligro.
A parte de la Trilogía de O'Brien que es fantástica, recomiendo las crónicas de Narnia y El Señor de los Anillos.
Comentaba con acierto que era el libro de la sensatez. Por ejemplo, en el cuento "La madre del dragón" hablaba de la lógica que enuncia, porque si hay un dragón, necesariamente tiene que haber tenido una madre.
Qué grande, el tío Gilbert.
Pero el auténtico, no las películas y las versiones "retocadas".
Sí hay que tener cuidado con los libros, las series, las películas... y casi todo.
Hubo que esperar hasta los años 80 para tener una versión fidedigna de los cuentos completos de Andersen. Lo hizo la editorial Anaya en su colección "Laurín". Los conservo como oro en paño.
Diego Blanco ha escrito el prólogo de este libro.
En cuanto a los libros recomendables para niños y jóvenes, tenemos aquí en InfoCatólica el excelente blog De libros, padres e hijos, que habla constantemente de ese tema.
Miraré con más detenimiento porque me parece un tema muy importante, también para catequistas, sacerdotes, monitores de tiempo libre, niñeras y demás personas implicadas en la educación cristiana.
Gracias.
Como padres tenemos que pedir a Dios ese discernimiento.
Gracias Bruno por el artículo y por el libro.
"Los chicos tb en el colegio han tenido alguna discusión con los compañeros, pero saben que es por su bien... Y además están aprendiendo que como cristianos tendrán que nadar a contracorriente..."
Sí. Dios saca cosas buenas de todo. Esos niños aprenderán desde el principio que la vida cristiana es una lucha y no se rendirán a la primera, como hace tanta gente hoy.
"Como padres tenemos que pedir a Dios ese discernimiento"
Amén.
Desde luego entre millones de castellanoparlantes no hay otro como el mío así que si alguien me conoce no tendrá duda de quién soy, pero no me importa.
"Te escojo a ti entre todos los blogueros para anunciar que voy a cambiar mi nick por mi nombre de bautismo"
Muy honrado.
"entre millones de castellanoparlantes no hay otro como el mío"
Son las ventajas de tener un nombre poco común. Aunque mi apellido es común, mi nombre de pila no lo es tanto y, gracias a eso, me basta firmar como "Bruno" para que todo el mundo sepa quién soy.
Un abrazo.
Muy buena iniciativa el cambio y la motivación, enhorabuena!
El libro está dirigido a los padres, no a los niños.
Un cordial saludo:
Juan G. C.
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