Para no aburrirse en Misa
A veces la gente se queja de que se aburre en Misa, de que lo que se hace y se dice en ella todos los domingos es siempre lo mismo, de que asistir no les sirve de nada y sería mejor dedicarse a otra cosa. Es comprensible, porque nuestros ojos están tan envejecidos por el pecado que a veces necesitamos telescopios para ver las maravillas que tenemos delante de nuestras narices. Siempre me ha parecido especialmente apropiado que uno de los milagros de Jesús fuera devolver la vista a los ciegos: quizá no haya nada que necesitemos más que eso.
Por si a alguien le sirve, voy a sugerir algo muy sencillo como remedio contra ese aburrimiento, que a mí me ha hecho mucho bien y que consiste simplemente en aprovechar una norma de la Iglesia. En la Instrucción General del Misal Romano, se establece que, para la celebración de la Misa, “sobre el altar, o cerca del mismo, debe haber una cruz adornada con la efigie de Cristo crucificado”. Esta norma no está ahí por casualidad, sino para tu bien. La Iglesia es muy sabia y busca en todo tu salvación, hasta en los más pequeños detalles.
Pues bien, yo te aconsejo que pases una Misa entera contemplando ese crucifijo que la Iglesia ha puesto ahí precisamente para eso. Haciéndolo, hasta los más torpes, cortos de vista e inconscientes de los hombres (es decir, tú y yo) podemos experimentar, con asombro y estupor, una realidad milagrosa que quizás hayamos olvidado: en la Misa se hace presente el Calvario. O, más bien, nosotros somos trasladados sacramentalmente al Calvario para presenciar el único sacrificio de Cristo en la cruz. Por eso San Pío de Pietrelcina decía que había que vivir la Misa como quien está en la Pasión, porque realmente estás en ella.
Así, al llegar el examen de conciencia al comienzo de la Eucaristía, no te mirarás el ombligo como haces normalmente, centrándote en que no eres perfecto, en tus defectos y en ti, en ti y nada más que en ti. Lo que harás será mirar a Cristo crucificado, azotado, golpeado y traspasado. Verás esas heridas que fueron causadas por tus pecados y que, aun así, por un amor inmenso, te curaron. Sabrás, como sabía Pascal, que una de esas gotas de sangre preciosísima y más valiosa que el universo entero, una de ellas, la derramó por ti y que el Hijo de Dios estaba pensando en ti en aquel día terrible. Entenderás que tu principal pecado, de pensamiento, palabra, obra y omisión, es precisamente ese en el que no piensas nunca: un pecado contra el primer mandamiento, porque no amas a Dios, no amas a Cristo con toda el alma, con todo el corazón y con todas las fuerzas, a pesar de lo que él ha hecho por ti. Y, si el Espíritu Santo te lo concede, sentirás lo mal que has agradecido esas llagas, como lo sintió Santa Teresa, y quizás como ella recibas lágrimas de penitencia y conversión, que, tocadas por la gracia, borren tus pecados.
Así escucharás las lecturas como lo que son, una Palabra de Cristo para ti. Imagina que ese Jesús clavado en la cruz en el Calvario te hubiera llamado, como a Apóstol Juan, y te hubiera hecho un encargo especial. ¿No se te quedaría ese encargo clavado en la memoria? ¿No lo meditarías día y noche? ¿No te esforzarías durante toda tu vida en cumplirlo, como hizo San Juan, que recibió a María en su propia casa y cuidó siempre de ella? Pues eso es exactamente lo que sucede en la Misa y contemplar el crucifijo mientras se leen las lecturas te ayudará a darte cuenta de que es Cristo crucificado quien tiene algo que decirte. No el cura, ni los obispos, ni el Papa, ni un simple libro: Jesús te llama desde la cruz y quiere decirte algo.
Al cantar el gloria, el aleluya y el santo o al proclamar la muerte y la resurrección de Jesús, contemplarás asombrado que la cruz de tu Señor se hace gloriosa y que la muerte ha sido absorbida en la victoria. El brillo de la cruz del Resucitado es tan potente que ilumina hasta los confines del mundo y, lo que es más importante, hasta los rincones más oscuros de tu corazón. Iluminado por ese resplandor de gloria, podrás cantar triunfante, seguro de tu propia resurrección y riéndote de la muerte, que ya no tiene poder sobre ti. ¿Quién te separará del amor de Dios?
En la consagración, cuando el sacerdote alce la sagrada Hostia y el santo Cáliz, tus ojos incrédulos y fatigados verán al Hijo de Dios encarnado, aunque al principio no le reconozcas, como les pasó a los apóstoles en el cenáculo o a los dos discípulos de Emaús. Así podrás hablar, igual que el mismo San Juan evangelista, de lo que existía desde el principio, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado: el Verbo de la vida. Y al terminar la consagración, oirás a Cristo decir “todo está cumplido” y verás como el centurión clava la lanza en su costado, dejándolo abierto para que por esa puerta puedas entrar siempre en su Corazón.
En la doxología, “por Cristo, con Él y en Él”, acometerás la mayor audacia que pueda imaginarse, ofreciendo al Padre el único sacrificio que vale algo, la única ofrenda que puede salvar, lo único que de verdad quiere Dios que le ofrezcamos: a su Hijo clavado en la Cruz por nosotros. Todas las buenas obras de toda la humanidad desde el principio de los tiempos no sirven de nada ni pueden salvar a un solo hombre, pero tú, un donnadie, normalito tirando a desastroso, mezquino e inconstante, que habitualmente estás distraído pensando en otra cosa, puedes ofrecer al Padre con tu “amén” el Sacrificio del Cordero santo que salva al mundo, la Sangre que borra el pecado de Adán y la gran Derrota que rompe las cadenas del infierno y vence para siempre a la muerte y al sufrimiento. Por fin habrás hecho algo que merece de verdad la pena.
Al rezar el padrenuestro, entenderás de una vez que el sacerdote, al levantar los brazos, no hace más que imitar el gesto de Cristo en la cruz, que es quien verdaderamente levanta los brazos en ese momento para rezar contigo y por ti a su Padre. Y entenderás por qué el Padre, loco de amor por su Hijo y viéndole amarte hasta el extremo y morir por ti, te considera a ti también su hijo. Allí, en el Calvario, fuiste hecho hijo de Dios y recibiste el inigualable privilegio de llamar Padre al hacedor de todo lo que existe.
Hacia el final de la Misa, mirando la cruz, imagina que uno de los discípulos, más valiente o quizá más inconsciente que los demás, hubiera permanecido en el Calvario junto a Jesús, se hubiera atrevido a acercarse a él, pasando sin miedo entre los soldados romanos, y hubiera osado besar las llagas de sus pies clavados, ¿no crees que las gentes habrían recordado ese hecho durante toda su vida? ¿No crees que le señalarían por la calle y les hablarían a sus hijos de ese beso, susurrando que aquel hombre había sido bendecido por la sangre del mismo Cristo en la cruz? ¿No crees que aquel discípulo haría milagros, marcharía al fin del mundo para contar lo que le había pasado y ya nunca podría encontrar descanso en otra cosa que no fueran esas llagas benditas?
Tú eres ese hombre. Literalmente. Al acercarte a comulgar, acudes sin miedo, o quizá con inconsciencia, al Calvario y a la cruz. Tus labios indignos y pecadores besan el cuerpo de Cristo y quedan para siempre teñidos con su sangre. Si la gente no te señala con el dedo por la calle se debe a que están ciegos y si tú mismo no recuerdas ese hecho con temor y temblor es porque prefieres cerrar los ojos ante el Misterio de los misterios, no sea que te transforme por completo.
Deja que yo te señale: estás bendito, has sido bendecido y consagrado con la sangre de Cristo, que ha caído a borbotones de la misma cruz sobre tu boca, para que los demonios huyan a tu paso y los reyes se pongan en pie al contemplar en ti algo inaudito.
¿Cómo no vas a postrarte de rodillas ante esa gracia singular que se te ha concedido? ¿Cómo no vas a llorar y asombrarte y volver a llorar de vergüenza y alegría por haber sido elegido para besar al Crucificado en su pasión? ¿Cómo no vas a ser santo? ¿Cómo vas a hablar de algo que no sea Él? Otros pueden pecar, olvidarse de Dios y vivir en la mediocridad, pero tú no. Tú no. Tú eres ese hombre. Tú has estado allí.
74 comentarios
El cura puede ser muy feo o muy guapo, pero su cara no me va a ayudar a concentrarme en el misterio que se está celebrando. Eso se lo dejo a las charlas motivacionales, como las TED y a los profesores.
Pero me temo que "la gente que se aburre en Misa" se llevarán un disgusto si el día de la Parusía, cuando venga el Señor rodeado de su Gloria, coincide con una final de Champions League.
Si todo gira en torno al sentimiento, siempre seremos niñitos atolondrados incapaces de dar gloria debida a Dios, tan pendientes que estamos de nosotros mismos!
Puede ser el sacerdote un botarate, que si consagra debidamente, la superación del aburrimiento será una prueba de nuestra fe pues poder comulgar y permanecer en Gracia es lo único importante
Hasta la letra de esas oraciones despierta la fe.
Todavía no he llegado a saber quien es ese ser al que le llaman Mundo, cuando se refieren al pecado del Mundo , pensaba que los pecadores somos los hombres. (Por ahora he averiguado que cuando se dice mundo, no se refieren al periódico).Tampoco entiendo que es eso de la Comunión del Espíritu Santo. Y tampoco entiendo que sea lo mismo presentar a un amigo la mujer, que ofrecérsela, como se hace con el pan y el vino. . Lo de pedir perdón "ante" y no "a" Dios y los hermanos no le veo mucho problema. En fin seguiré su consejo.
Gracias Bruno por esta hermosa explicación. La voy a compartir o repsrtir a más personas.
Y es significativa cuando se tiene conciencia de lo que realmente se celebra y las consecuencias que tiene para nuestra vida.
Como casi todo, se precisa de una formación básica, pero sólida, para entender el misterio eucarístico y las muchas implicaciones, individuales y comunitarias que supone nuestra participación en esta realidad.
Cuando se descuida la formación, no se alimenta ni riega ni abona, empiezan las dudas, las perezas, el "para que estoy aquí", la asistencia
a Misa acaba siendo una pura tradición en la que estoy como "un saco de patatas" sin participar ni vivir, de cuerpo presente nada más, el siguiente paso es si "merece la pena seguir así" y la tentación es dejarlo, caer en el indiferentismo y el deslizamiento silencioso hacia un agnosticismo práctico.
Pero concienciar de nuevo al pueblo cristiano que en cada Misa se asiste al Sacrificio del Calvario - que era algo que la generación cristiana que nos precedió tenia muy claro- va a ser complicado.
La razon principal es porque la reforma litúrgica se empeñó en destacar otros aspectos de la Misa (asamblea fraterna en torno a la Mesa eucaristica) frente al aspecto sacrificial. Eso -probablemente sin quererlo- contribuyó a que la sacralidad de la ceremonia se rebajase a veces hasta un punto inadmisible.
Afortunadamente el gran Benedicto XVI normalizó en 2007 la Misa según el rito tradicional. Aunque parezca paradójico, ahí veo el futuro de la liturgia cristiana y consecuentemente la revitalización de la fe y la vida cristianas.
Hoy soy feliz con un buen sacerdote que hace buenas homilías y que muestra, más allá de defectos humanos como los tenemos todos, un corazón limpio, lleno de espíritu evangélico; de un sacerdote que desea perdonarme porque lo que le sale es amar. Soy feliz con unos feligreses que cantan en el coro de la mejor forma posible, que se esfuerzan en hacerlo bien, no para sí mismos, sino para el Señor. Con los que pasan el cestillo con sincero afán de servicio; con los lectores que ponen cuidado en leer bien; con quien me da la paz queriéndomela dar, de corazón, etc. Entonces soy feliz, sencillamente feliz.
Y doy gracias a Dios de que he encontrado ese lugar humilde y maravilloso.
Si es que es gana de criticar por criticar. Cuantos aires de superioridad por acudir a un rito distinto.
Precioso y muy edificante post.
Pero aún más que el post, me edifica y hasta emociona el breve comentario de Roberto Ibarra.
Leyendo a los habituales entraban ganas de decir que para qué sirven estos posts si sus lectores no los necesitan (como no sea para mandárselos leer a sus conocidos, a los que les vendría muy bien, toda esa gente que sí se aburre en misa porque son unos pobres ignorantes, frivolos a los que solo les gusta el fútbol, van a misa como fardos de patatas, comulgan sacrílegamente... no como ellos mismos, claro, a ellos nol es hace falta el post).
Gracias, Roberto Ibarra.
efectivamente el Sacrifico de la Misa está centrado en la Santa Cruz, altar, sagrario y santa cruz, juntos, y efectivamente todo dirigido a la cruz en el momento culmen del universo que es la consagracion: asi es la misa tridentina.
Yo he reclamado varias veces un crucifijo en el altar Novus Ordo, ni caso, ausencia imposible en la misa tradicional; mira como en el momento culmen de la consagracion no ves la cruz sino la cara del sacerdote, miradas que le tienen que molestar; el solo hecho de los paseíllos de los laicos por el presbiterio para las lecturas, peticiones y no sé qué más, distrae de la cruz. etc etc etc menos cruz y más el pueblo
Bruno, tronko, perdona la confiaza: la liturgia del Novus Ordo te distrae de la cruz, a mí la misa Novus Ordo contribuyó a descentrarme de la cruz y a perder la fe, así fue y así lo declaró.
Estoy como tierra reseca, agostada, sin agua. Y tus palabras, que intuyo, proceden de un soliloquio autoprofético de ponerse a uno mismo ante la Verdad, se rebosan en gracia para los demás.
De verdad, gracias. Hoy leerte no ha sido sólo ser "lectora de un blog".
Que Dios te bendiga.
Me alegro de que os haya gustado y resultado útil. Siempre rezo para que los artículos hagan bien a los lectores, así que cuento con que el Espíritu Santo consiga que los lectores pasen por mis tonterías sin hacerlas mucho caso y se queden en alguna cosa buena tomada del tesoro de la Iglesia que pueda ayudarles.
Si alguien comenta con dolor que la gente que "se aburre en misa" se vuelven locos de pasión ante espectáculos triviales, está haciendo una constatación, y me parece imprudencia, grosera generalización y torpeza el deducir que quien tal hace se cree en un nivel de superioridad moral
y que no le hace falta consejos. Esa conclusión de urgencia esconde más soberbia que la erróneamente atribuida al comentarista.
Sindéresis es palabra griega muy bonita.
"Bruno, tronko, perdona la confianza: la liturgia del Novus Ordo te distrae..."
No hay nada que perdonar. Sin embargo, conviene tener en cuenta que este post no es polémico ni para discutir, sino para rezar y contemplar el misterio de la Misa, así que probablemente no sea buena idea desviarse a otras polémicas (que en los artículos adecuados serán bienvenidas).
Saludos.
"Sirve también mucho escuchar con atención las oraciones y todas las palabras de la Eucaristía. Escucharlas como si fueran pronunciadas por primera vez y las pronunciase Cristo en persona.
Hasta la letra de esas oraciones despierta la fe"
Hace mucho tiempo, un obispo me contó que le había preguntado a uno de sus sacerdotes que qué tal iba su vida de oración y que se había quedado muy contento cuando el sacerdote le respondió: "Muy bien. Sobre todo cuando celebro, claro".
"En la MISA TRADICIONAL no se aburre nadie en Misa. ¿Por qué será? Vuelvan a la tradición y verán que cambio"
Me temo que el problema, que es el pecado original, es bastante más antiguo que la reforma litúrgica.
Un consejo amigable: es un poco ofensivo decir "vuelvan a la tradición", porque todo católico, por naturaleza, es tradicional, así que al exhortarnos a "volver" a la tradición nos está diciendo que no somos católicos.
En cualquier caso, como decía a Óscar, no es un post para polémicas, sino para contemplar la maravilla que es la santa Misa.
No sé si su comentario es irónico o en serio. Si me lo aclara, estaré encantado de responder. Un saludo.
"no se puede sacar a cualquiera a leer las lecturas. Unos corren que se las pelan, otros en voz baja. otros acercándose tanto al micrófono que el sonido reverbera de tal manera que es imposible entender loque leen, ect. Se debe prepara a los lectores"
Estoy de acuerdo. Lo ideal sería que fueran personas escogidas, que lo hicieran bien y que hubieran recibido del obispo el ministerio del lectorado.
Estoy de acuerdo.
"Pero concienciar de nuevo al pueblo cristiano que en cada Misa se asiste al Sacrificio del Calvario - que era algo que la generación cristiana que nos precedió tenia muy claro- va a ser complicado"
Mi experiencia es que en realidad cuesta muy poco. Basta explicarlo alguna que otra vez. La gente no es tonta y entiende las cosas. El problema es que hay cosas que no se dicen nunca. ¿Cómo creerán si nadie les predica?
Cierto que la carne que comulgamos es la del Señor Resucitado, al aunar el sacrificio de la cruz y la Resurrección se nos muestra que la cruz es gloriosa.
Hola Bruno: también unas palabras amigables por mi parte. No todo lo que se dice católico hoy en día debería de serlo entonces (oraciones con gestos, lucecitas, cartelitos... no tienen nada de tradicionales y se dicen católicas). Por no entrar en otros temas de 'vaticana actualidad' desde hace décadas. Es cierto que la Misa Tradicional no es la panacea pero nos rasgamos las vestiduras cuando vemos atacados los DOGMAS o la moral (sexual sobretodo) y no nos damos cuenta de que nos ROBARON en toda la cara nuestra sagrada liturgia que surgió a lo largo de los siglos para cambiarla por una bastante "aguada".
De ahí a lo de vuelvan a la Tradición. No es ofender a nadie. Es invitar a descubrir lo que nos velaron, lo que nos quitaron sin preguntar. La Nueva Misa será católica, auténtica, verdadera, Cristo presente... sí... pero de Tradición tiene poco.
Creo que no me explicado bien. No es una discusión. Está usted en mi blog y le estaba informando de cómo tiene que comportarse si quiere comentar en él. Decir a otros católicos ortodoxos y fieles a la Iglesia que vuelvan a la Tradición, como si no vivieran en ella, es insultante y no lo permitiré en mi blog.
En cualquier caso, como ya he señalado, este no es un post de discusión, así que no procede introducir la polémica. Para eso hay otros muchos posts. Todo esto dicho sin ánimo de ofender y solamente para clarificar.
Un saludo.
"Espero que no se haya leído mi comentario como una crítica al post de Bruno"
Yo no lo entiendo así, desde luego.
"Si las cosas de hacen con amor, con genuina entrega todo, te eleva"
Y lo mejor es que, en la Misa, el amor y la entrega están garantizados, porque no hay mayor amor ni mayor entrega que los de Cristo muerto y resucitado por nosotros. Por supuesto, el amor y la entrega del sacerdote y los fieles son estupendos y más que deseables (y a menudo subjetivamente ayudan mucho), pero incluso cuando no existen o son muy pobres, Cristo se sigue ofreciendo al Padre por nosotros, con todo el amor del mundo.
"Escribo desde un móvil, y esto no es lo mío"
Como miembro vitalicio del ilustre Club de los Dedos Grandes y Gordos, el odio a los teclados de los móviles es una de mis más preciadas tradiciones.
"Bruno: entonces puedes borrar mi comentario, sin problemas, entiendo, saludos"
No creo que haga falta. Solo quería evitar que se desviaran los comentarios.
Cuando leí el comentario de Yolanda, pensé que tal vez se había entendido mal.
Sin duda, el Señor se entrega siempre en la Misa, pero si los que nos presentan su sacrificio están en mínima armonía espiritual con aquel, se agradece mucho. Ante el misterio viene muy bien contar con buenos mediadores, aunque el misterio sea de amor, del Amor más perfecto.
Por desgracia, mi habilidad manual es perfectamente descriptible. El Club de los Dedos Grandes y Gordos lo abandoné hace tiempo para ingresar en el más modesto de los Dedos Deformes, Anquilosados y Artrósicos. Cuando los dirijo, no sin esfuerzo, hacia la "tecla" deseada siempre aparece por sorpresa una no prevista. Las nuevas tecnologías exigen una precisión y rapidez que me son extrañas.
Muchas gracias
Yo ya hacía una cosa parecida, pero solo durante la consagración del pan y el vino, en la que era consciente de que Cristo habla por medio del sacerdote y es Él mismo quien por medio del sacerdote, consagra las especies eucarísticas, transformándolas en su cuerpo y sangre, pero esa actitud de vivencia de la Pasión extendida a todas las partes de la misa, es una riqueza que francamente, se me pasaba, no por desconocimiento, sino por olvido, pero se me pasaba. Desde hoy, miraré a la cruz durante toda la misa, es una idea estupenda.
"¿Me da permiso para compartirlo con mis feligreses? Me gustaría regalarles estas estupendas reflexiones en un sencillo folleto"
Por supuesto. Será un honor.
"¿No se anima a escribir algo parecido para los sacerdotes?"
Puedo hacerlo, aunque, no siendo sacerdote, probablemente no diga más que tonterías.
"Yo ya hacía una cosa parecida"
Claro. Gracias a Dios, no hay nada de original en la sugerencia del artículo. Se trata, simplemente, de recordar lo que todos sabemos y creemos pero no saboreamos adecuadamente.
Decía C.S. Lewis que, como libro de oración, nada le daba más devoción que un catecismo.
El caso es que hay tradicionalistas, por ejemplo los que van a la FSSPX, que realmente detestan el Novus Ordo Missae.
Cuestión distinta es la Homilía; mucha gente ha dejado de acudir por el cansancio insoportable de largos y tediosos sermones sin sustancia espiritual alguna para ellos: panfletos político-sociales, poesía, reprimendas injustificadas, inaplicabilidades prácticas... No pueden durar más ya de 10 minutos: el Hombre de hoy no puede asumir tesis doctorales, veladas poéticas, panegíricos, maremágnums de ideas inconexas... Explicación y aplicación punzante del Evangelio con brevedad y concisión como una mensajería telefónica instantánea moderna.
No sé si entiendo la pregunta. Voy a Misa, que es de lo que estamos hablando. He estado en Misas celebradas según la forma ordinaria, la forma extraordinaria, el rito grecocatólico, el rito siro-malabar, el rito mozárabe... A todas ellas es igualmente aplicable el artículo.
Pensaba en cambio, en los 40 días que nos anuncian van a hacer homilías panamazónicas... ¡Qué horror!
Creo que me reservo verlas por EWTN en televisión.
A veces... por Cristo-visión que tienen mucho de progre-moder-visión. Lástima que las de Tele Vid me las quitaron de la programación que pago...
Cómo quisiera ver las de Tele Amiga, hasta la muerte del Dr. Galat, y que eran de la S. Misa Tradicional, con el antiguo ordo, en latín. Ahora no sé dónde las puedo encontrar en TV. Pero las de EWTN son hermosas, muy sagradas... muy bien acompañadas con cantos sagrados... Me fascinan!!! Gracias!!!
En una ocasión me encontraba haciendo alguna cosa por el patio de casa cuando sentí unas palabras, más en el corazón que en los oidos: "Beso el suelo que pisas". Interiormente respondí: "¡Si hombre! bueno, no Señor, soy yo la que tiene que besar el suelo que pisas tú y todo lo que ha tocado tu mano". Y sin embargo creo que sus palabras eran exactas.
No nos imaginamos hasta que punto Dios está enamorado del hombre y cuanto le ama... Por eso lo que más espera de nosotros es que voluntariamente respondamos a ese amor.
"Ámame", seguramente es su súplica continua. Que nos conceda estremecernos ante tantas manifestaciónes de su predilección por nosotros -Espíritu Santo, infunde calor de vida en el hielo-, y ante la Santa Misa que es la máxima expresión de su amor.
La fe es algo orgánico, vivo, que como tal crece y se desarrolla. Y las personas estamos sometidas a hábitos, costumbres, momentos de sentir, emocionarnos, perseverar sin sentimientos, vivir aridez, retomar el "amor primero", etc
No siempre aburrirse en misa es síntoma de debilidad en la fe. A veces es un síntoma que nos plantea en qué momento de la fe estamos.
Creo que quien tiene un problema es quien vive todo de la misma forma siempre.
Es como un matrimonio: necesitas la emoción primera, luego encontrar la estabilidad, tal vez llegue un momento en que "te aburres", pero como ocasión de empezar a crecer en la verdadera esencia del amor. Con sus momentos de pasión, de estabilidad, de rutina y de volver a retomar, pero más maduro aún.
Y si a fin de cuentas, la mayor historia de amor que se puede vivir en la vida es la relación con Cristo, cómo no va esta a desarrollarse hasta ir pasando por etapas, que purifican y nos llevan a la plenitud del Amor?
En ese sentido, conviene combatir el aburrimiento que se experimente en Misa mediante un mejor conocimiento de la misma, procurando mantener la atención, rezando, poniendo en práctica la sugerencia del blog, etc., pero no creo que haya que escandalizarse por el hecho de sentir aburrimiento.
He revisado esa entrada y, hasta donde puedo ver, las referencias a blogs se refieren o bien a este blog o al de D. Guillermo en InfoCatólica (la Puerta de Damasco).
Yolanda no tiene blog. Pero es la editora del libro 400 poemas para explicar la fe, de la editorial Vita Brevis, que recomiendo encarecidamente.
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