¿Morir pronto o tarde?
“No importa morir pronto o tarde; morir bien o mal es lo que importa".
Lucio Anneo Séneca, Cartas a Lucilio, VIII
Coda: Y eso que el viejo pagano cordobés no conocía la maravilla, el milagro y el consuelo que es una muerte cristiana.
57 comentarios
Citius mori aut tardius ad rem non pertinet, bene mori aut male ad rem pertinet.
Bueno, algunos dicen que pudo conocer personalmente a San Pablo... O al menos sus doctrinas... Y él murió -se suicidó, presionado por Nerón- en la misma época en la que este abyecto emperador hizo sus grandes persecuciones contra los cristianos, y es posible que quedase conmovido por la manera en que muchos de ellos morían.
Y en todo caso ese principio de Séneca es una prueba de que lo mejor de la moral de los paganos se contiene en la Verdad del cristianismo.
"Bueno, algunos dicen que pudo conocer personalmente a San Pablo..."
Sería un tema bonito para una novela.
"Y en todo caso ese principio de Séneca es una prueba de que lo mejor de la moral de los paganos se contiene en la Verdad del cristianismo"
Así es, pero se contiene purificado, debidamente orientado y, me atrevo a decir, transfigurado. Por eso los cristianos mueren mártires, pero no se suicidan.
En cualquier caso, no puedo evitar la sensación de que el mundo pagano, aun con sus grandísimas carencias y burradas, era incomparablemente más noble que la sociedad poscristiana, que se arrastra por el suelo para devorar su propio vómito.
Tengo pendiente escribir un post sobre esa pregunta que me hiciste, pero estoy escaso de tiempo estos días, lo siento.
Los dos son dos caras de la misma moneda. Pensar en el amor al prójimo como lo único válido es dejar cojo el argumento. El juicio será en el amor a Dios y el amor al prójimo. Que si nos olvidamos del amor a Dios.....
El que se emborracha se duerme, el que se duerme no peca, el que no peca se va al cielo. Conclusión: Embriagarnos nos lleva al cielo.
La moral del antiguo testamento es una moral del no: No matarás, no fornicarás, no.... Esto es, una moral de MINIMOS que debemos cumplir, pero no nos deja ahí, sino que propone su complemento donde nos habla del amor a Dios y luego al prójimo como uno mismo.
Estamos aquí para cumplir la voluntad del señor, ni antes ni después. El afirmar que mejor morir antes para dejar de ofender a Dios abre una puerta a una falsa interpretación en el que embriagarse, el suicidio, la eutanasia y hasta el aborto para una muerte mas rápida y, en consecuecia, dejar de ofenderlo son algo moralmente bueno, siendo malos en realidad.
Morir bien o morir mal es lo que importa.
-En nuestra escuela se postula que: El Tiempo o Universo -como dimensión limitada y transitoria de oscuridad y muerte donde el Hombre mora, mientras more- es inversamente proporcional al infinito Espacio - donde en Luz y Vida- Dios mora.
Y que, por ende, así como a mayor Tiempo o Universo de oscuridad y de muerte se corresponde menor Espacio de Luz y de Vida. Y viceversa que a mayor Espacio de Luz y de Vida se corresponderá menor Tiempo Universo de oscuridad y de muerte.
Según este principio: Cuanto antes hayamos desintegrado este Universo de oscuridad y de muerte, más pronto estaremos integrado en el infinito Espacio donde Dios mora.
De aquí que el morir, por y contra este mundo, cuantos antes mejor.
Siempre y cuando, lógicamente, se tenga conciencia cierta de que el otro mundo, donde Dios mora, existe
Supongo que entiende que eso no significa que quisiera morirse cuanto antes para no pecar más, sino que, si alguna vez querían obligarle o inducirle a pecar, estaría dispuesto a morir antes que hacerlo.
Permanecer o no en esta vida no depende de nosotros, sino de la voluntad de Dios. Si Dios quiere que sigamos viviendo, aunque vayamos a pecar, será por algo. Él sabe mejor que nosotros lo que es bueno.
-He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. (Salmo 51)
Nacemos con el pecado original, pero no POR causa de pecado, sino por el amor que Dios nos tiene desde toda la eternidad, y muchos, además, por el amor que sus padres se han tenido, que se añade al de Dios. Esa preposición POR significaría que todo acto sexual es pecado, lo que no es verdad.
Porque para mí, el vivir es Cristo, y el morir una ganancia. Pero si vivir en la carne me supone trabajar con fruto, entonces no sé qué escoger. Me siento apremiado por los dos extremos: el deseo que tengo de morir para estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, o permanecer en la carne, que es más necesario para vosotros.
En otro tono, asoma el misterio de la existencia de la "lex naturalis" sostenida sobre todo por los estoicos en la antigüedad pagana. Próximos a la Navidad, a mí me gusta relacionarla con el "Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis". ...bene mori aut male ad rem pertinet: pero ¿qué era lo bueno y lo malo para Séneca?. Sin mayores estudios, quiero pensar que lo que estuviese de acuerdo con la verdad. ¿Y quién dijo que El era el Camino y la Verdad y la Vida?. Pues eso.
Usted loando a un pagano
Si estará en los infiernos, por morir fuera de la Iglesia.
Mal, mal, mal
Le entiendo... pero si Dios la vida es para hagamos de ella una obra de arte que le guste a Él y así _merezcamos_ la Gloria de Su Presencia.
¿ O no ?
Rastri
Nacemos con el pecado original, pero no POR causa de pecado, sino por el amor que Dios nos tiene desde toda la eternidad, y muchos, además, por el amor que sus padres se han tenido, que se añade al de Dios. Esa preposición POR significaría que todo acto sexual es pecado, lo que no es verdad.
12/12/17 10:23 PM
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Nacemos y morimos por causa del pecado original. El pecado original, causa de nuestra dolorosa existencia y muerte, desde Adán y Eva hasta nuestro días, se transmite por principio de herencia genética.
Y de aquí el salmo: -He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. (Salmo 51)
-Cristo y la Virgen María no entran dentro de este contexto temporal de pecado original y sus consecuencias, a pesar de que Cristo haya muerto, y resucitado.-
Para entender esto del pecado original, o primer pecado, de donde emana el resto de todos los pecados en que el Hombre puede caer; hay que saber en qué y cómo consistió y sigue consistiendo este "pecado de origen" causa, primera y principal de nuestra muerte. Y por ende hay que saber cómo era la vida de Adán y de Eva en aquel su Paraíso Terrenal antes de que ellos cometieran este, susodicho pecado. Y de aquí cómo será la vida en este planeta Tierra para aquellos dignos de volver nacer, tal cual y cómo así está escrito.
Para quien sea digno y haya resucitado de esta nuestra actual muerte temporal, que será pronto y para todo ser vivo racional, irracional o vegetal habido; para nunca más morir. Para el ser Hombre y Mujer racional y para el irracional ya no será el crecer y multiplicarse por causa de la cópula carnal; sino por el virginal poder del Dios creador.
A veces el demonio, revestido de internet me juega estos trucos borrando mis comentarios; espero que esta vez no lo haga; pues creo, más o menos y de forma similar haber respondido ya anteriormente a este comentario.
"precisamente escribí yo sobre ese punto: la historia de la madre que mató a su hijo recién nacido, después de bautizarle, para que fuese directo al cielo y sufriendo lo menos posible. Nadie ha rebatido todavía ese argumento. Hay alguien que pueda hacerlo ahora? Será interesante leerles. PD Es solo una historia sin sentido, por supuesto. Pero doctrinalmente... impecable? Me gustaría ver donde está el fallo."
El fallo está en que no conoce la doctrina católica.
Su razonamiento no tiene nada que ver con la moral de la Iglesia. Según la moral católica, hay acciones intrínsecamente malas que no se pueden hacer en ningún caso con conciencia recta. Es decir, que siempre están mal sean cuales sean las circunstancias. La más evidente de esas acciones intrínsecamente malas es la que usted pone en el ejemplo. Matar intencionadamente a un inocente siempre es moralmente malo y no se debe hacer en ninguna circunstancia.
La madre no puede matar a su hijo inocente aunque sea con un fin bueno. Afirmar que algo intrínsecamente malo se puede hacer si se persigue un fin bueno es decir que el fin justifica los medios, algo que es diametralmente opuesto a la doctrina católica.
"Bueno, algunos dicen que pudo conocer personalmente a San Pablo..."
"Sería un tema bonito para una novela."
La relación entre ambos no es en absoluto descabellada, pero sí que daría para una novela:
www.primeroscristianos.com/index.php/san-pablo/item/3194-un-epistolario-entre-seneca-y-san-pablo
"Bruno, lo cierto es que tengo un conocimiento básico de la doctrina católica"
No quiero ofenderle y ya sé que usted piensa que es así, pero créame, no es cierto. Cada vez que escribe un comentario muestra que no conoce la fe católica.
"y conozco sus contradicciones, que no son pocas. Una de ellas queda patente en esa historia"
Veámoslo.
"pues si bien es cierto que la doctrina católica prohíbe matar, no cabe duda que al bebé le viene muy bien que lo maten, para ir al cielo"
De nuevo, el problema está en el desconocimiento de la doctrina católica. El fin de la vida cristiana, como dicen los antiguos catecismos es "conocerle, amarle y servirle (a Dios) en esta vida y gozarle eternamente en la otra". No tiene sentido decir que la madre puede decidir que al bebé le conviene que le priven de la mitad de ese fin de la vida cristiana.
En segundo lugar, como también enseña la doctrina cristiana, aunque en el cielo todos seremos completamente felices, unos lo serán más que otros, porque distinta será nuestra capacidad de felicidad según haya sido nuestra vida en la tierra. Igual que Cristo resucitado lleva en sus manos la marca de los clavos, el sufrimiento terreno que hayamos asumido para hacer la voluntad de Dios será parte de nuestra gloria en el cielo. Luego carece de sentido privar de esa gloria al niño.
En tercer lugar, esa decisión sobre lo que es conveniente para el niño siempre la toma mejor Dios, que lo sabe todo. Y fue Dios quien estableció un mandamiento para enseñarnos que no había nunca que matar al inocente.
"Pero, reconozca que la doctrina ha quedado un poco en mal lugar"
No, lo que ha sucedido es que usted no conocía esa doctrina. Pero no pasa nada. Para eso estamos aquí, para aprender.
"Las doctrinas tienen todas fallos, y la católica no es la excepción"
Las doctrinas humanas tienen todas fallos. La Revelación del mismo Dios, que se manifiesta en la doctrina católica, por su propia naturaleza, no puede contener error.
"Por ni parte, no ne adhiero a las doctrinas, sea cual sea, porque solo son solo aproximaciones racionales a la verdad, y toda aproximación racional, se queda corta"
Eso que usted llama "doctrinas" son las filosofías. En cambio, la fe católica no consiste en las reflexiones filosóficas o religiosas del hombre que busca a Dios, sino en la Palabra de verdad que Dios mismo nos ha manifestado en su Hijo Jesucristo y que se transmite en la fe católica.
"Llegados al punto en que la doctrina no apuntala la fe, hay que ir más allá de ella"
Si la "fe" va más allá de lo que nos ha revelado el mismo Dios, eso significa que no es fe, sino error y oscuridad.
"Yo creo que la gente se marcha en masa de las iglesias, porque no es tan difícil ver los fallos. Están demasiado a la vista, en estos tiempos"
O quizá, como hemos visto, se trate de ignorancia. Y de tibieza y mal ejemplo por parte de los católicos. Y de deseo de que nadie, ni siquiera Dios, me diga lo que tengo que hacer.
Saludos.
¡Vaya! Estaba escribiendo una respuesta mencionando los distintos grados de felicidad en el cielo cuando veo que Bruno le ha contestado mucho mejor de lo que lo hubiera hecho yo.
Tan sólo quisiera hacer una pequeña apostilla adicional. Dice Vd.: «La madre tendrá su oportunidad también, qué duda cabe, ya que siempre podrá confesarse y arrepentirse». Pues no, no puede darse eso por sentado. ¿Y si no encuentra un sacerdote? ¿Y si sufre un accidente poco después? ¿Y si desespera ante el horror de su crimen y se suicida? Es un error muy común vivir pensando que «ya habrá tiempo de confesarse» y pecar entonces sin mayor preocupación. Eso no es católico. Por un lado, cuanto más se peca, más se endurece el corazón y se dificulta el arrepentimiento. Y, por otro lado, nadie sabe ni el día ni la hora en que Dios lo llamará a su presencia. Pecar creyendo que ya habrá ocasión de confesar es tentar a Dios y una completa insensatez, consecuencia de la pérdida del sentido del pecado y del temor de Dios.
Le están diciendo, y usted mismo lo repite, que la doctrina católica prohíbe matar injustamente. Lo cual es cierto.
Pero la enseñanza católica NO dice que “después de inmediatamente bautizado, al bebé le venga muy bien que lo maten, para ir al cielo” Eso lo está diciendo usted y sólo usted. Por tanto, sólo usted introduce una contradicción en este tema.
La enseñanza católica dice que, independientemente del bautismo cristiano, “al bebé NO le viene bien que lo maten” porque le privan de un bien natural que le es debido por gratuita creación divina.
La enseñanza católica dice también que “al bebé le viene muy bien que lo bauticen cristianamente” porque así queda libre del pecado original heredado, que le impede gozar del amor de amistad de parte de Dios.
La enseñanza católica también dice que “al bebé le viene muy bien gozar directamente de Dios si muere (sea naturalmente, sea injustamente a mano de otro, sea con bautizo, sea sin él)”.
La enseñanza católica igualmente dice que es inmoral querer conseguir un fin bueno o justo mediante uno o más medios malos o injustos.
En caso de que el niño bautizado sufra la injusticia de que otro lo mate, su goce directo de Dios (en caso de que se produzca) será una consecuencia positiva, pero no deseada ni buscada a través del crimen, porque es contrario a la voluntad de Dios.
La salvación eterna (“ir al cielo”) no se deberá nunca al hecho reprobable de haber sufrido injustamente la muerte, sino a que Jesucristo se la quiera regalar, puesto que es Él quien la ha merecido para el niño y para cualquier agraciado.
Desconozco la meditación básica por la que usted se ha convencido de que en esta doctrina hay una contradicción, pero yo no la veo.
Hago votos para que, las “contradicciones de doctrina católica” que usted anuncia que tiene en la reserva, estén mejor meditadas que ésta, a la luz de un conocimiento un poco más que básico de la auténtica y congruente enseñanza católica.
1. Examen de Conciencia.
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños. Puedes ayudarte de una guía para hacerlo bien.
2. Arrepentimiento. Sentir un dolor verdadero de haber pecado porque hemos lastimado al que más nos quiere: Dios.
3. Propósito de no volver a pecar. Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.
4. Decir los pecados al confesor. El Sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la “vergüenza” o el “orgullo” y abramos nuestra alma, seguros de que es Dios quien nos escucha.
5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia. Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por la falta que cometimos.
Fuente; es.catholic.net/op/articulos/17216/cat/681/pasos-para-una-buena-confesion.html
a) Decidir entre ateísmo y creer en Dios. La decisión es fácil, la disputa está entre creer la existencia de Dios o en la ciencia ficción. La ciencia siempre ha estado de parte de los creyentes en un Ser supremo, y de manera abrumadora desde el descubrimiento del Big Bang, que pone a los ateos contra la pared: argumentan que hay un "algo" que no saben que es, pero con características de dios, con minúscula porque le niegan la conciencia, pero le atribuyen la, omniponencia y la eternidad, por lo que aceptan la existencia de un dios menor.
b) Decidir entre las religiones actuales o inventar una nueva. La decisión vuelve a ser fácil, los cristianos son los únicos que ofrecen pruebas de la omnipotencia de Dios a través de los milagros, curaciones milagrosas que la ciencia médica afirma que son imposibles: todos y cada uno de los casos estudiados con las mismas características en la historia de las ciencias médicas jamás se han curado.
c) Escoger ser católico entre las diferentes religiones cristianas. Otra vez una fácil decisión, la historia prueba que es la original fundada por Cristo.
Sólo Dios sabe por qué un bebé pierde a sus padres, pero nadie puede pedirle explicaciones porque Él sabe siempre lo que hace. Conoce nuestro día y nuestra hora.
No me parece un procedimiento serio.
A pesar de ello respetaré tu decisión de no querer debatir. No debatiré, sólo comentaré lo que has escrito:
MEDITADOR.- …no estoy de acuerdo con todo lo que aquí se ha dicho sobre la doctrina (católica)…
MI COMENTARIO.- Eres libre de estar de acuerdo o no, pero no has dicho en qué punto (de los que aquí se han tratado) no estás de acuerdo, ni das razones ni argumentos para justificar tu desacuerdo. Que conste, nada más.
MI COMENTARIO.- Aparentemente, en la cuestión que has planteado te apuntas al utilitarismo antiintelectualista, pero eso no te ayudará a rechazar posibles errores ni a encontrar la verdad (que supongo que admites que existe).
MEDITADOR.- Yo respeto sus creencias, Bruno y demás católicos tradicionales, y no tengo interés en rebatirlas.
MI COMENTARIO.- Hubiera sido interesante conocer qué entiendes por “católico tradicional”. Me disgustaría saber que usas esa expresión de forma peyorativa. ¿Tendrías algo que objetar a un catolicismo tradicional que es fiel a la Biblia milenaria, a la Tradición Apostólica y al Magisterio universal de la Iglesia Católica?
Yo prefiero ser un católico a secas que siente el interés intelectual de analizar respetuosamente las creencias que expones en este blog, para poder decirme (a mí mismo y a quien quiera escucharme) con datos y argumentos, si las puedo compartir o no.
Por otro lado, si utilizas el verbo “rebatir”, hubiera sido interesante conocer tus argumentos rebatidores. Porque lo que dijiste (eso de que habías encontrado una o más contradicciones en la doctrina católica) no tiene nada que ver con la auténtica y congruente doctrina católica.
MI COMENTARIO.- Parece que no te has dado cuenta de que la doctrina católica no es una ideología. Ella no es fruto de alguien (persona o grupo) que se haya exprimido el cerebro ideando y razonando. No, en absoluto. Es fruto de la Revelación Cristiana y de su desarrollo razonable, independientemente de que tú creas o no en tal Revelación.
El debate, en todo caso, debería servir para dilucidar si lo que dijéramos es fiel o no, coherente o no, con dicha Revelación (que exige una toma de postura ante la calidad divina de la Persona que la ha producido), transmitida a través de la Biblia, la Tradición Apostólica y el Magisterio universal de la Iglesia Católica.
MEDITADOR.- De alguna manera todas las creencias, doctrinas o filosofías, me han abandonado.
MI COMENTARIO.- El valor de las creencias, las doctrinas y las filosofías se mide por su relación con la verdad. Unas se acercan o se alejan más que otras con respecto a la verdad. Ellas no te abandonan. Ellas se te presentan. Eres tú el que las puedes abandonar cuando no te convencen porque te parece que están más o menos lejos de la verdad. Pero ese abandono que haces no te exime del trabajo de averiguar si las razones, motivos o circunstancias que aduces para abandonarlas son verdaderas, erróneas o falsas.
MI COMENTARIO.- No sé cómo defines tú lo que es una creencia, una doctrina o una filosofía. Me parece que sufres un espejismo. Puedes abandonar unos tipos de creencias, doctrinas o filosofías, pero siempre te quedará algún tipo, o puedes ir adquiriendo alguno nuevo a través del tiempo, porque nadie puede vivir en este mundo sin creencia alguna, sin alguna doctrina, sin alguna filosofía. Aunque no lo veas ni lo quieras ver, tú sigues teniendo algún tipo de creencia, de doctrina, de filosofía, … porque el sentido de tu existencia humana sigue siendo un misterio que sobrepasa tu capacidad sensorial, perceptiva, intuitiva, razonadora, intelectiva, informativa, ..., y tú necesitas aferrarte a lo que te parece la explicación más verdadera, creyéndola.
MEDITADOR.- No hay necesidad de creer en Nueva York, cuando se ha estado en Nueva York, ¿verdad?
MI COMENTARIO.- Concedo que lo que se constata por experiencia directa ya no se admite por fe, sino por evidencia. Pero te equivocas si crees que lo que ya sabes o has experimentado tiene un mayor volumen que lo que te queda por experimentar y saber.
El ejemplo del “Nueva York geográfico” no es pertinente en este asunto. Lo que quizá se te escapa es que tú no has estado todavía en tu muerte corporal. Tú no has estado todavía en la explicación completa de la total realidad existente. Tú no has estado todavía en lo que la Revelación Cristiana nos anuncia para la eternidad. Eso, y más, no es ni la conocida ciudad física de Nueva York, ni ideología ni filosofía.
MI COMENTARIO.- Quiero creer que esas raíces que mencionas son: Cristo y su Iglesia (la de los Apóstoles y sus sucesores legítimos). Si de verdad has vuelto a esas raíces, tengo que alegrarme. Son las raíces cristianas católicas. No hay otras. Y son raíces que no son ni exclusivamente tuyas ni exclusivamente mias.
Ahora bien, si separas a Cristo de su doctrina, comienzas a entristecerme y a ponerme en guardia. Porque, siendo cierto (como lo es efectivamente) que Cristo es más que su doctrina, también es cierto que Cristo es su doctrina, su palabra. Son inseparables. Cristo es el Verbo de Dios.
Todas las verdades que Cristo ha revelado pueden ser organizadas en un conjunto coherente. Ese conjunto coherentemente organizado de verdades, que incluye su desarrollo teológico histórico, conforman la doctrina cristiana católica, que no es más que la enseñanza de Cristo y de su legítima y autorizada Iglesia para instrucción de los que tienen la sobrenatural fe cristiana católica.
MEDITADOR.- El evangelio no habla sólo de doctrina, sino [también] de experiencia de Dios, y [de] cómo alcanzar la unidad.
MI COMENTARIO.- Obvio. Es que para los cristianos católicos Cristo es Dios y es La Verdad total y definitiva, ¡no es “una tierra sin caminos” (eso será para un pagano)!
Teniendo experiencia de Cristo nos acercamos a La Verdad total y definitiva, cuya expresión parcial y temporal es todo lo que Cristo ha enseñado o revelado y está contenido en su doctrina interpretada autorizada y fielmente por su Iglesia, y guardada celosamente por ella.
MI COMENTARIO.- Antes de lanzar juicios inexactos, escuchemos primero lo que nos dice Cristo a través del testigo Mateo: “Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza”. (Mt 11, 12)
¿Cuál era la doctrina predicada por Juan Bautista para entrar en el Reino de los Cielos? Era el cambio de vida, el rechazo del mal y la práctica del bien, o sea, la conversión.
¿Me pides qué te digo de eso?
Que el Reino de los Cielos es conquistado por los violentos, es decir, por los que reciben y corresponden a la Gracia Divina de hacerse violencia a sí mismos, de luchar contra lo peor de sí mismos (mediante la conversión, cargando su propia cruz, resistiendo a los malos actos, deseos y pensamientos, haciendo penitencia, tomando el camino estrecho de la virtud, cumpliendo los mandamientos de Dios, etc.) para vencer el mal y obrar según la voluntad de Dios. Porque el Reino de Dios es exigente, no es para perezosos ni cobardes. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2Tim 1, 7)
Ahora bien, ¿cómo te enterarás de por qué y cómo tienes que corresponder al Amor de Dios que te ayuda a hacerte violencia a ti mismo para conquistar el Reino de los Cielos? Te enterarás confiando (creyendo) en Cristo, escuchando su enseñanza completa (o sea, su doctrina), y obedeciéndole.
¿Dices que experimentar a Cristo “no es nada doctrinal”?
Cristo mismo te responde y contradice, enseñándote el camino:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. ».(Mt 16, 24)
Experimentar a Cristo es negarte a ti mismo, tomar la cruz de Cristo y obedecerle.
Dice Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz (doctrina); yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno." (Jn 10, 27-30)
Experimentar a Cristo es acoger lo que Cristo enseña (o sea su doctrina) y obedecerle.
Dice Jesús: "Quien a vosotros (Apóstoles presididos por Pedro y sus legítimos sucesores) os escucha (doctrina), a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado."”. (Lc 10,16)
Experimentar a Cristo es acoger lo que el Padre enseña a través de Cristo (o sea su doctrina) y a través de sus apóstoles o de sus respectivos legítimos sucesores, y obedecerle.
Conclusión: Si dices que lo que te interesa es experimentar a Cristo, pero no atiendes ni cumples lo que enseña Cristo (su doctrina) ni tomas su cruz, entonces inevitablemente no experimentarás a Cristo, irás por mal camino.
MI COMENTARIO.- ¿Quién te ha hecho el daño de separar al Cristo de la historia del Cristo Maestro, como si fueran dos personas distintas, una desdeñable y otra apetecible?
El verdadero Cristo es histórico y es El Maestro. Las dos cosas juntas (y muchísimas más, todas juntas).
Cristo no sería El Maestro si no fuera el histórico Hijo de Dios, hecho hombre sin dejar de ser Dios.
Cristo no sería histórico si no fuera El Camino (Maestro), La Verdad y La Vida Eterna que todo ser humano debe seguir en este mundo espacio-temporal.
Volver verdaderamente a Cristo tiene que ser, por fuerza, volver al Cristo histórico de carne y hueso nacido en Belén de María Virgen alrededor del año 4 a.C., crucificado, muerto, sepultado y resucitado, que es el Maestro único, infalible e insuperable, y el mejor Pastor amoroso, y el Dios infinito, y la Verdad Absoluta, y la Vida Eterna, …, todo junto y a la misma vez.
Eso es lo que enseñan los místicos cristianos católicos, siguiendo al auténtico Evangelio “completo” (que, a propósito, no está formado por más que por cuatro redacciones “canónicas”, o sea, admitidas por la Iglesia como auténticas por estar avaladas por testigos directos o por acompañantes de apóstoles, y porque verdaderamente son consonantes con lo que Cristo es, hizo y dijo de acuerdo con la Tradición Apostólica; los demás evangelios [apócrifos] no cumplen con esos requisitos por haber sido escritos por gnósticos y otros fabuladores, ideologizados o sincretistas, y porque son posteriores a la era apostólica, aunque repitan algunos textos de los “canónicos” o contengan algún dato digno de tenerse en cuenta para la historia, y aunque para muchos como tú sean “joyas preciosas”).
No puedes soslayar ni olvidar que el Hijo eterno de Dios Padre e hijo histórico de María de Nazareth tiene un lenguaje íntimo y público, individual y social, temporal y eterno, corporal y espiritual, humano y divino, …
Sigo comentando, pues, si me lo permites.
DICES: [Tus creencias] son tuyas, amigo mío, enteramente tuyas.
DIGO: Yo deseo tener las creencias de la Iglesia, que no son exclusivamente mias.
Mis creencias se resumen en la persona divina de Cristo.
Y, dado que Cristo ha decidido formar un solo cuerpo místico con la Iglesia que Él ha fundado sobre Pedro y los demás apóstoles, mis creencias se resumen en la persona divina de Cristo tal como es transmitido fielmente por su Iglesia.
DIGO: Yo sólo comento. No me interesa otra paz que la de la verdad.
DICES: Pero tal y como te dije, no hay en mí creencias ya.
DIGO: Y tal como te dije, permíteme que dude de que no creas en nada.
DIGO: Yo estoy seguro de que necesito creer en Cristo. Más todavía, Cristo me pide que crea en Él.
Me estoy acordando de una catequesis del Papa Juan Pablo II sobre este asunto (Octubre 21 de 1987).
Mi persona (en la que está incluída mi alma) está inmersa en el espacio-tiempo. Todavía no estoy en la eternidad (ni aunque tuviera regalados éxtasis místicos).
Cuando esté en la eternidad dichosa (sin presunción), ya sé desde ahora por fe cristiana que no necesitaré creencias porque experimentaré a Cristo cara a cara y para siempre. Eso es lo que nos ha asegurado Él, y lo creo aquí y ahora. Forma parte de mis creencias actuales e intramundanas.
DIGO: Obvio. La Verdad Total y Definitiva es solamente Cristo, Creador de todo, en unidad con el Padre y el Espíritu Santo.
Los demás solamente hemos recibido y tenemos las verdades parciales que Él nos ha revelado. Pero esas verdades parciales son verdaderas, son partes de la Verdad Total, expresan aspectos ciertos de la Verdad Definitiva y Completa.
DIGO: Estupendo.
Espero que tengas en cuenta que la Gracia de Dios no borra ni destruye las creencias que sean verdades parciales de la Verdad Completa y Eterna.
La Gracia no suple la naturaleza, la razón, …
La Gracia no hace inútil la Encarnación, ni la Resurrección, ni todas las verdades que ha transmitido Cristo (que conforman la doctrina de nuestras creencias).
DIGO: Yo no he puesto en duda esa verdad parcial enseñada por la Iglesia Católica. Es una creencia. Es parte de mis creencias.
DIGO: Pues no. Esto suena a sologracismo y fideísmo.
Según el plan de Dios, creer en Cristo y en su Iglesia es fundamental para llegar a la Verdad Definitiva y Completa que sólo es Dios. Lo cual implica conocer la doctrina cristiana y tratar de entenderla también usando la reflexión y la argumentación.
Los católicos no somos ni antiintelectualistas, ni racionalistas, ni relativistas, ni fideístas.
Tener las creencias cristianas, recibir la doctrina cristiana y encontrar una filosofía que esté en consonancia con esa doctrina, ya son gracias recibidas que nos ayudan a unirnos a Cristo (Camino, Verdad y Vida definitivos y eternos), si nosotros no les ponemos obstáculos.
San Pablo nos ha enseñado que a Dios se le puede conocer también observando y razonando [filosofía]. “ya que lo que se puede conocer de Dios, ellos [los hombres] lo tienen a la vista, pues Dios mismo se lo ha manifestado. (Rom 1, 19)
También nos ha enseñado con el ejemplo que hay que extender la doctrina cristiana:
“Discutía en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban a Dios; y diariamente en el ágora con los que por allí se encontraban.
Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: "¿Qué querrá decir este charlatán?" Y otros: "Parece ser un predicador de divinidades extranjeras." Porque anunciaba a Jesús y la resurrección.
Lo tomaron y lo llevaron al Areópago; y le dijeron: "¿Podemos saber cuál es esa nueva DOCTRINA que tú expones? Pues te oímos decir cosas extrañas [verdades parciales cristianas] y querríamos saber qué es lo que significan." (Hech 17, 17-20)
Y San Pedro nos ha dicho: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza [cristiana]” (1Pe 3, 15)
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