Una historia de amistad y santidad
Abusando una vez más de la paciencia de los sufridos lectores de este blog, me permito hablarles del último libro que he escrito y que se acaba de publicar: Los ruiseñores cantan al ponerse el sol.
Se trata de una obra de teatro, basada en la vida de Santa Alicia de Schaerbeek, también conocida como Santa Alicia la Leprosa. Es una santa prácticamente desconocida en España y el mundo de lengua española, pero cuya historia resulta fascinante, apasionante, impresionante, sobreabundante y todas esas cosas buenas que terminan en “ante”, excepto quizá “elefante”.
La acción de la obra transcurre en el siglo XIII, en un convento de monjas cistercienses de Brabante, en lo que actualmente es Bélgica. Incluso entre los católicos, hay quienes piensan que, cuando una mujer o un hombre entran en un convento de clausura, su historia se acaba, como si desde entonces toda su vida fuera a ser rutinaria y anodina. Nada más lejos de la realidad. Toda vida cristiana es un combate y, en la vocación contemplativa, ese combate es aún más intenso, porque el alma se va despojando de las numerosas capas que la envuelven y separan de la realidad.
Entre los muros de un monasterio del siglo XIII, la vida era mucho más intensa que en el exterior. Las novicias podían encontrar allí la santidad, la ayuda de sus hermanas y la presencia de Dios, que lo llenaba todo, pero también soledad, rencores, incomprensiones y sufrimientos.
Del mismo modo, nuestro mundo paganizado percibe la vida religiosa como una renuncia a amar, cuando es todo lo contrario. Todo monasterio es una escuela de amor y nadie en la historia de la humanidad ha amado más que los santos. Las historias de amor de Tristán e Isolda o Sissí emperatriz palidecen ante la vida del más desconocido de los santos. El forro de un libro de Santa Teresa de Jesús sabe más sobre el amor, aunque sea por ósmosis, que Romeo y Julieta o los amantes de Teruel (“tonta ella y tonto él”).
Ese amor de los santos y los monjes, por supuesto, es ante todo amor a Dios, pero no únicamente. Los ruiseñores cantan al ponerse el sol narra la historia de amistad de dos niñas que quisieron ser monjas y santas, una amistad que fue creciendo entre cantos, oraciones y trabajos cotidianos, hasta toparse con obstáculos que superaban con mucho sus fuerzas. Una terrible enfermedad, el fracaso y las distintas vocaciones de una y otra abrieron entre ellas un abismo que quizá sólo el mismo Dios podría llenar.
Según mi esposa, a las mujeres les gustará especialmente este libro, porque, además de relatar la vida de una gran santa, describe muy bien una relación entre amigas, con sus alegrías y sus puntos fuertes, pero también sus debilidades, en particular el orgullo. Espero, ciertamente, que tenga razón y muchas lectoras disfruten del libro, aunque al ver el éxito de engendros repugnantes como Cincuenta sombras de Grey, uno tiende a desesperar del género humano. Es más, si las lectoras quieren hacerse una idea del tipo de libro que es Los ruiseñores cantan al ponerse el sol, probablemente puedan suponer que es, en todo, lo contrario del susodicho engendro: asombro ante el esplendor de la verdad en lugar de mortecinos y cenicientos tonos de gris, un amor auténtico que da la vida en vez de egoísmo perverso que se aprovecha del otro para el propio placer, caminos de humildad, debilidad y pobreza frente a la orgullosa satisfacción en el propio pecado… y, probablemente, decenas o centenas de libros vendidos en lugar de millones y millones.
¿Por qué he escrito este libro? En primer lugar, es un regalo para mi ahijada, que también se llama Alicia. En ese sentido, forma parte de mi misión como padrino, que es ayudarla y animarla a ser santa. Además de eso, se debe a que, a lo largo de los años, he leído algunas obras de teatro inspiradas en la vida de los santos que eran a la vez grandes historias dramáticas y estaban llenas de sabiduría cristiana. Me encantaron, por ejemplo, Un hombre para la eternidad de Robert Bolt, Becket o el Honor de Dios de Jean Anouilh y Diálogos de Carmelitas de Georges Bernanos. Al terminarlas, me dejaron un buen sabor de boca e hicieron que me preguntase por qué no había muchas más historias como ésas. Al no hallar respuesta convincente a la pregunta, decidí escribir algunas yo mismo.
Siempre me ha parecido que el teatro era especialmente apropiado para este tipo de relatos, porque la historia de salvación que Dios tiene con cada persona, y especialmente la que tiene con los santos, es dramática por su propia naturaleza, a imagen del gran Drama de la Redención.
Espero que esta obra de teatro haya logrado reflejar, aunque sea pobremente, la maravillosa historia de salvación que Dios preparó para Santa Alicia. Y espero también que los lectores, además de disfrutar al leerla, encuentren en sus líneas una ayuda para descubrir el asombroso plan que el amor de Dios tiene preparado para cada uno de ellos desde antes de la creación del mundo.
26 comentarios
Se puede comprar en la Editorial Vita Brevis, Amazon.es, Amazon.com, Lulu, etc.
Agradecería especialmente a los posibles lectores que dejen una reseña en Amazon, Goodreads o cualquier página semejante después de leer el libro.
Viendo tanto interés, puedo proporcionarle un ejemplar gratuito, bien rociado con agua bendita.
(Advertencia del Equipo Jurídico: El agua bendita es un sacramental, que ordinariamente ayuda a que los acontecimientos de la vida del católio sean santificados por la gracia divina y se ordenen a la santificación del hombre y a la alabanza de Dios. Sin embargo, en personas con ciertas características, el contacto con el agua bendita puede tener efectos secundarios no siempre deseados por el interesado, como expulsión de espíritus inmundos acompañada de gritos y convulsiones, desgana por el pecado y, en casos extremos, conversión y catolicismo crónico. La Editorial no se hace responsable).
"Otra obra de teatro magistral sobre un santo es el Divino Impaciente de Pemán"
Magnífica. No sé cómo he podido olvidarla. Además, de las citadas es la única escrita originalmente en español y la edición de Edibesa es baratísima.
Recomiendo vivamente El divino impaciente a todos los lectores.
Son aquellos cuya vida es ejemplo para nosotros y no saben los protestantes lo que se pierden por no acordarse de ellos.
Las obras de teatro que citas ya las conozco y concuerdo contigo en que las vidas de estas personas, aunque sean monjas o monjes de clausura son de una riqueza extraordinaria. Me haré con este libro en cuento pueda. Que Dios te bendiga, bendiga tu buen humor y te dé ánimos para continuar escribiendo.
Luego te mando mi dirección (las ganas)
Seguro que encuentro la manera de emplearlo adecuadamente
No te preocupes del agua bendita.
Puedes ponerle la que quieras.
Total si la ha bendecido alguno que yo me se no creo que lleve muchas bendiciones.
"Te agradezco mucho que nos des a conocer santos que no aparecen citados con frecuencia"
Es todo un placer.
Gracias por las bendiciones.
"Me encanta esta obra. Un placer divino es empezar a leerla y no poder parar. La recomiendo vivamente a cualquier persona de buena voluntad".
Sus elogios sin duda son exagerados, pero agradezco mucho el esfuerzo de escribir la reseña y la recomendación.
Veo con agrado cómo Ediciones palabra-¡por fin!- ha sacado hoy la biografía de Belloc, traducida por ti-si mal no recuerdo-.
A mí una obra teatral que me entusiasma es "Asesinato en la catedral" de Eliot; claro que con Eliot cualquier género es traspasado por la Trascendencia que es más que teatro
Enhorabuena y también gracias por todas esas obritas de Forbes-compruebo que acabáis los de Vita Brevis de editar una sobre San Benito-, que son como pequeñas golosinas que endulzan el alma: Forbes era-es- muy ameno y sabe ir al grano.
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Y aun más desesperarás cuando cuente lo que leen muchas niñas de 11, 12,13 años.
Nos quejábamos de que los jóvenes dejaban de leer al llegar a la adolescencia. Pues no. Ya no. Leen. Y libros bien gordos. Con sus 500 y 600 páginas algunos
Mejor no los cito, no vaya a hacerles algún tipo de perversa publicidad.
Te mandaré por correo algún escaneo y no te lo podrás creer. Y menos cuando te cuente que, al afearles yo esas lecturas, me dicen. Me lo ha compadro mi madre.
Dejemos este tema, sólo lo digo para que recemos más. Porque es como para tirar la toalla, pero no la tiraré.
Sí deberíamos preguntarnos por qué los autores católicos no basan más sus obras, narrativas, poéticas, ensayísticas o dramáticas, en santos. Si la Iglesia proclama santos es para que su ejemplo nos edifique.
Pues no: salvo que "se ponga de moda" una santa o un santo -y entonces son los descreídos y enemigos de la Iglesia, oportunistas, los primeros en publicar biografías o noveleones tergiversando a los santos pro domo sua), apenas hay autores fieles que se empleen en ello.
Por eso es muy de agradecer este libro que me apresuro a comprar ya. Apenas me sonaba esta santa.
A veces he pensado que debería escribir algo acerca de los santos con los que tengo deuda espiritual, que son muchos, pero especialmente san Justino (son "fan" incondicional de san Justino); san Jerónimo y santa Paula, santa Juana de Chantal; san José María Rubio, y bueno, hay más, claro, pero a estos les debo mucho.
Lástima que el cielo no me conceda la gracia de tener días de 30 horas y algún talento algo mejor desarrollado.
No obstante, haces bien. Uno no debe regalar libros que uno mismo no leería. Supongo que, si aún es la niña inocente que parecer ser que es, preferirás regalarle libros de la serie de After, Valeria o cualquier otro de Anna Todd, Elisabeth Benavent, etc... para que espabile, ¡son lecturas tan modernas! Y nada ñoñas. Para padrinos como tú.
Sí, con 13 años aún es una niña, aunque ya le queda menos.
por eso le suelo regalar libros muy interesantes para gente de su edad.
Los últimos han sido "Le petit prince" (en frances que es más bonito y así practica), "Juan Salvador Gaviota", "El Señor de los Anillos" y ahora que empieza la confirmación una Biblia del Peregrino (traducción de Luis Alonso Schökel) que como ha sido traducida por un jesuíta tiene el matiz más adecuado al mensaje de Cristo en mi modesta opinión.
Como le gusta la poesía también le regalé los poemas completos de Tagore, los Versos Adversos (ANtología de Pere casaldáliga) y la "Mujer de verso en pecho" de Gloria Fuertes.
Y es que a mi me encanta regalar libros.
El próximo será "Eunucos or el Reino de los Cielos" de Uta Ranke Heineman, que es muy adecuado ya que empieza a ser mujer.
Y no abrume a la niña con Juan Salvador Gaviota, Tagore y Casaldáliga, por Dios, que en 2016 se me hace tan... ¡tan como para sus abuelos! Hacía 1975, los adolescentes progres leían esas cosas, pero como tampoco es para considerarlos clásicos, deje usted a la niña, no le haga leer cosas de las que hoy dan casi como rubor.
Las buenas historias son buenas historias sean de leprosas, de la mujer barbuda o de un niño-lobo. La lepra es una enfermedad, como lo es la arterioesclerosis múltiple, ni mejor ni peor. Rechazar a alguien por su enfermedad debería tener también su nombre para ir completando la lista de xenofobia, homofobia, etc...pero, curiosamente, siendo algo bastante frecuente no tiene un nombre específico, quizás porque una cosa es tener fobia a la enfermedad y otra muy distinta a los enfermos y resultaría muy fuerte decir de alguien que no soporta a los sidosos o a los leprosos. Pero haberlos haylos.
Te equivocas.
Basta con conocer al autor para saber si un libro es malo.
No puedes saber si es bueno pero si es malo sí. Sin ninguna duda.
"Se trata de una obra maravillosa que personalmente me ha hecho recobrar el gusto por el teatro. El autor con pluma hábil y eficaz nos acerca de una manera conmovedora a la inmensa figura de esta santa, a la que no conocía y a quien desde ahora puedo encomendarme. Siempre resulta emocionante descubrir cuanta pasión y profundidad envuelve la vida diaria de aquellos que se entregan sin reservas al Señor. Esa Luz que todo lo rodea se nos hace presente entre las paredes de aquel convento medieval gracias al buen trabajo de Bruno Moreno. El libro es una pequeña joya de mucho provecho que no puedo dejar de recomendar".
¡Muchas gracias!
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