Breves pinceladas
Hoy, por falta de tiempo y para ahorrar a los lectores mis interminables peroratas habituales, cuatro breves pinceladas del gran lienzo de la Historia de Salvación. El lienzo entero no lo entenderemos hasta que estemos en el cielo (y nos pasaremos la eternidad entendiéndolo y disfrutándolo), pero podemos admirarnos ya ante pinceladas individuales.
Una pincelada de santidad
Primero, un beato poco conocido en España, Pier Giorgio Frassati. Un seglar, ingeniero, aficionado al montañismo y muy alegre, que murió con sólo veinticuatro años (y yo con tantos años y tan poco aprovechados, Kyrie Eleison). Uno de los aspectos de Cristo que mejor reflejó en su vida fue el amor por los pobres. Pasaba mucho tiempo ayudando a los necesitados, frecuentemente tenía que volver andando a casa porque les entregaba hasta el dinero para el autobús y sus padre, ateo, a menudo le echaba la bronca por “perder” el abrigo, que había entregado a algún infortunado. Pertenecía a la Tercera Orden de Santo Domingo, como algún comentarista de este blog.
Sólo una anécdota suya. Un amigo le preguntó por qué viajaba siempre en tercera clase en el tren, a pesar de que podía permitirse un buen billete. Pier Giorgio respondió: “Porque no hay cuarta clase”. Que Dios nos conceda a todos el amor a la Dama Pobreza y a los pobres.
Una pincelada de liturgia
A los que estaban inquietos pensando que el Papa Francisco rechazaba los ornamentos litúrgicos más tradicionales, quizá les alegre saber que la Santa Sede ha explicado que el Papa va a utilizar la férula dorada de Benedicto XVI, inspirada en la de Pío IX (la férula es el báculo con cruz en lo alto, un elemento litúrgico propio de los papas), alternándola con la cruz de estilo más moderno que utilizaron Pablo VI y Juan Pablo II. También Benedicto XVI utilizó ambas cruces, la de Pablo VI, diseñada por Scorzelli, y la que le regaló un grupo de fieles, cuyo diseño está basado en la de de Pío IX.
Una pincelada de pecado y arrepentimiento
Estas cosas ya no son noticia, pero es triste leer en InfoCatólica que, en Estados Unidos, se ha producido otra inválida “ordenación” de una mujer como sacerdote, realizada por una falsa “obispesa”. La pobre señora tiene más de setenta años y aun así ha declarado que no va a dejar que una serie de obispos “octogenarios” (la mayoría de los cuales serán en realidad más jóvenes que ella) le digan lo que tiene que hacer.
Por su acción al participar en una simulación sacrílega del sacramento del orden, esta señora, antigua monja carmelita, queda excomulgada latae sententiae. ¡Qué triste ancianidad!
Hay que rezar por ella y no olvidar que Dios hace milagros. Recordemos el caso reciente de Norma Jean Coon, “diaconesa” excomulgada que volvió a la comunión y a la fe de la Iglesia, gracias a Dios.
Otra pincelada de santidad
Para terminar con un tono de esperanza, otra pincelada de santidad, relacionada con la noticia anterior. Algunos textos de otra monja carmelita, más conocida, sobre el sacerdocio y su forma de ver a los sacerdotes:
“Celina, si quieres, convirtamos almas. ¡Tenemos que forjar este año muchos sacerdotes que sepan amar a Jesús…!, ¡que le toquen con la misma delicadeza con que le tocaba María en la cuna…!” (Carta 101 de Santa Teresa de Lisieux)
“Salvemos sobre todo las almas de los sacerdotes. Esas almas debieran ser más transparentes que el cristal… Pero, ¡ay!, ¡cuántos malos sacerdotes, cuántos sacerdotes que no son lo bastante santos…! Oremos y suframos por ellos, y en el último día Jesús estará agradecido. ¡Nosotras le daremos almas…!” (Carta 94).
“Yo le pido que usted sea, no solamente un buen misionero, sino un santo totalmente abrasado de amor a Dios y a las almas. Y le suplico que me alcance también a mí ese amor, a fin de poder ayudarlo en su labor apostólica. Usted sabe que una carmelita que no fuese apóstol se apartaría de la meta de su vocación y dejaría de ser hija de la seráfica santa Teresa, la cual habría dado con gusto mil vidas por salvar una sola alma” (Carta 198)
5 comentarios
Gracias Bruno. Que el Señor te bendiga.
Con dos pinceladas había de sobra: la primera y la última, concretamente.
Pero sí os invito a pedir la intercesión de San José para que todo el mundo tenga un trabajo digno.
Y habrá que agudizar la mente a ver cómo cambiamos la sociedad para que esto ocurra -a Dios rogando y con el mazo dando.
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