No se trata de ser cada día un poco mejores
El otro día, escuché una homilía que había escuchado ya cientos de veces. No, no se trata de un sermón especialmente bueno que tenga grabado. Simplemente, decía algo que sacerdotes, catequistas y cristianos en general repiten una y otra vez.
Nada tengo contra repetir las cosas importantes, por supuesto. Ya San Pablo decía: volver a escribiros las mismas cosas, a mí no me es molestia, y a vosotros os da seguridad. Las grandes verdades del cristianismo y especialmente la Palabra de Dios, son nuevas cada vez que se pronuncian, porque transforman a quienes las escuchan con fe. El problema de la homilía del otro día no es la repetición, sino el pelagianismo que sugiere esa repetición. Un pelagianismo insidioso, camuflado de cristianismo, aceptado como algo adquirido y francamente preocupante.
El mensaje central de la homilía era uno que seguro que los lectores han escuchado también decenas de veces. Yo, al oírlo, no puedo reprimir un escalofrío de terror: “tenemos que intentar ser cada día un poco mejores”. ¿Cómo? ¿Que no suena tan horrible? Me temo, querido lector, que eso es señal de que tenemos el caballo de Troya dentro de las murallas y nos hemos echado a dormir.
Voy a dar las razones fundamentales por las que esa homilía, repetida innumerables veces, me rechina:
1) Hasta donde yo puedo ver, es una afirmación desconocida para la Escritura. ¿Es eso lo que predicaba Isaías? Más bien, decía cosas como ésta: ¡Buscad a El Señor mientras puede ser hallado! ¡Llamadle en tanto que está cercano! Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase a El Señor, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar. ¿Alguien recuerda a San Pablo diciendo que hay que ser un poco mejores cada día? No, lo que dijo fue: Así que, amados, ya que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda impureza de cuerpo y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. ¿Nos mandó el mismo Cristo intentar ser cada día un poco mejores? Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo […] Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
2) Basa la vida cristiana en el esfuerzo humano. Es decir, justamente la definición del pelagianismo. La frase de ser cada día un poco mejores, se podría usar igual para una dieta (ir adelgazando poco a poco), para aprobar un examen (cada día vamos estudiando una parte del temario), o para cualquier esfuerzo humano. La santidad, sin embargo, no es la suma de infinitos esfuerzos que vamos haciendo en la vida para ser mejores. Esa idea espuria quizás ha alejado a más personas de la fe que cualquier otra. La santidad es, ante todo, un regalo de Dios.
3) Deja a un lado lo esencial, que es la gracia de Dios. A nadie se le ocurriría hablar de tener que ser cada día un poco mejores si estuviera pensando en la gracia, porque la gracia de Dios es impredecible e incalculable. Santa Teresa llevaba ya años en el convento cuando se convirtió, mirando una imagen de Cristo sufriente. San Pablo perseguía a los cristianos y la gracia de Dios lo transformó radicalmente. Por eso, la predicación que nos muestra la Escritura siempre llama a volverse a Dios, para que él nos transforme. Dios puede transformarnos poco a poco o de golpe. Lo que Dios quiera, como Dios quiera, cuando Dios quiera, como decía Santa Maravillas de Jesús.
4) Imagina el progreso cristiano como algo que nosotros controlamos. De alguna forma, hace un cálculo de este estilo: como voy a vivir X años, divido la santidad entre esos X años multiplicados por 365 días y el resultado es que basta convertirse un poquito cada día. ¡Insensato! Esta misma noche te reclamarán el alma. ¿Quién nos dice que tengamos años para convertirnos? La conversión es urgente, apremiante. Hay que volverse al Señor ya, mañana puede ser tarde. Ahora es tiempo favorable, ahora es tiempo de salvación.
5) A menudo, oculta una profunda desesperanza. Mucho me temo que el “un poquito mejores cada día” esconde el convencimiento de que, al final, no vamos a cambiar. Es decir, la desesperanza de quien ha intentado ser santo y ve que ha vuelto a caer una y otra vez en los mismos pecados. Pues bien, esta frase no sólo no puede curar esa desesperanza, sino que sirve para hundirse más en ella, porque nos lleva de nuevo por el camino equivocado. La solución al pecado repetido y recurrente que supera nuestras fuerzas no está en más y más esfuerzo, sino en más y más Dios.
6) Tiene el gran peligro de intentar llegar a un acuerdo con Dios, para reservarnos parte de nuestra vida. En cierto modo, equivale a decir: no te preocupes, que Dios no lo va a cambiar todo; puedes estar tranquilo, que Dios no te pide tu dinero, tu sofá, tu coche, tu trabajo o que dejes ese pecado; basta con que le des un poquito más y se quedará tranquilo. El problema es que eso es falso. Dios no quiere que le demos cosas, sino que nosotros mismos nos demos por entero a él, con todo lo que somos, tenemos, deseamos y esperamos.
El esfuerzo humano no tiene nada de malo y, por lo tanto, en sí, aisladamente, tampoco es algo malo lo que dice esta frase tan repetida de ser un poco mejores cada día. Es bueno esforzarse por hacer el bien, sabiendo que lo que nos transforma de verdad es la gracia de Dios y sabiendo que es imposible ser buenos por nuestras fuerzas. Lo que es inadmisible es que ese esfuerzo humano se haya convertido en la homilía y en la catequesis que más he oído en mi vida. Eso supone que algo totalmente secundario se ha convertido en lo esencial. El Evangelio de la gracia se ha convertido en el lugar común del esfuerzo humano.
Lo que conviene recordar es que cada cosa tiene su lugar. No es posible poner la gracia y el esfuerzo humano en el mismo plano, porque hay una distancia infinita entre ellos (y mucho menos poner en primer plano el esfuerzo del hombre). La libertad y el esfuerzo humano son necesarios, pero no son la fuente de nuestra salvación. La fuente de la salvación y de la santidad es la gracia libre y gratuita de Dios. Por la gracia habéis sido salvados. De hecho, dice la doctrina de la Iglesia que, para decir que sí a la gracia de Dios o incluso para desear esa gracia, necesitamos que antes la gracia nos haya capacitado para ello. Ese esfuerzo y participación humana en la salvación son, ellos mismos, obra de la gracia. Por eso, el Evangelio que predicamos es el Evangelio de la gracia y no del esfuerzo humano, aunque incluya la libertad y el esfuerzo humanos como fruto, manifestación de esa gracia y colaboración con ella.
A mi entender, el mensaje tendría que ser justamente el contrario. Dejemos ya de meter el dedo gordo del pie en la piscina como cobardes y tirémonos de una vez al mar profundo e insondable de Dios. ¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal; si lo es el dinero, seguid al dinero; si lo es el éxito, seguid al éxito. Pero no podéis servir a Dios y al dinero. Las dos cosas son imposibles. Hay que decidirse y hay que hacerlo ahora, porque mañana quizás sea tarde.
79 comentarios
Bien, y tienes razón, se trata de ser un imposible cada día, se trata de ser santos, dignos hijos de Dios.
Se trata de rezar por ello, agradecer a Dios cuando lo hacemos y pedirle perdón cuando no (que será la más de las veces), de aspirar al record del mundo de los 100 cada día, y sentir como un fracaso no lograrlo porque Dios está detras nuestra :-)
Con Él todo es posible (incluso lograr el WR con un tiempo de 2h54'59'', creo que se me entiende :-), sin Él no sólo es que no sea posible, simplemente es esteril.
Un saludo en la Fe
Estoy de acuerdo con tu artículo y todo lo que sea combatir el pelagianismo que se ha extendido en la fe de los cristianos como un sida espiritual es imprescindible.
Pero quizás no deberíamos caer en el lugar contrario, esto es, en el fatalismo protestante, y debemos señalar que la Biblia no excluye -más aún, la exige- la participación del ser humano en la obra de su santificación. Lo veo bastante claro en esa exigencia de Jesús de que "quien persevere hasta el final se salvará" (Mt. 24,13). O también en Hb. 12,14, que nos insta a "buscar afanosamente la santificación, sin la cual nadie verá al Señor". Incluso dando a entender que la santificación es "progresiva", de tal modo que como dice Ap. 22,21: "Que el justo continúe practicando la justicia y que el santo siga santificándose".
Justo es eso. Empeñarse en lograr lo imposible con métodos ordinarios no lleva a ningún sitio. Para una meta imposible, hay que utilizar un método extraordinario: la omnipotencia de la gracia de Dios.
A la mayoria de los mortales Dios nos pide que pongamos algo de nuestra parte. S.Agustin decia: Dios que te ha creado sin ti, no te salvara sin ti.
La ascetica consiste en ir luchando contra los defectos propios para santificarse.
Ciertamente, la doctrina católica nunca ha negado el papel de la acción humana.Dios no nos salva contra nuestra propia voluntad. Y quien diga que el cristiano no tiene que esforzarse, no se ha levantado nunca pronto para rezar.
Lo que conviene recordar es que cada cosa tiene su lugar. No es posible poner la gracia y el esfuerzo humano en el mismo plano, porque hay una distancia infinita entre ellos (y mucho menos poner en primer plano el esfuerzo del hombre). La libertad y el esfuerzo humano son necesarios, pero no son la fuente de nuestra salvación. La fuente de la salvación y de la santidad es la gracia libre y gratuita de Dios. Por la gracia habéis sido salvados.
De hecho, dice la doctrina de la Iglesia que para decir que sí a la gracia de Dios o incluso para desear esa gracia, necesitamos antes que antes la gracia nos haya capacitado para ello. Ese esfuerzo y participación humana en la salvación son, ellos mismos, obra de la gracia. Por eso, el Evangelio que predicamos es el Evangelio de la gracia y no del esfuerzo humano, aunque incluya la libertad y el esfuerzo humanos como fruto, manifestación de esa gracia y colaboración con ella.
Yo creo que lo de "Ser un poco mejores cada día" poco tiene que ver con "que el santo siga santificándose". Es evidente que nuestro deseo de Dios es infinito, que nuestro modelo es Cristo, y que, por eso mismo, nuestra santificación nunca es completa. Pero eso es algo totalmente distinto que pensar que esa santidad se consigue por muchos pequeños esfuerzos humanos.
También estoy de acuerdo en que hay que evitar siempre deslizarse hacia el error contrario de lo que se está combatiendo. En esta época, sin embargo, no creo que haya mucho peligro para nosotros de caer en el fatalismo protestante. Esencialmente, porque para ese error hay que tener fe y no parece que la fe sea muy característica de nuestra época. Yo diría que, por ese lado, es mucho más fácil caer en el error del buenismo new-age de todos somos hijos de Dios, todos vamos al cielo, sólo va al infierno Hitler, y cosas así.
El que no se esfuerza en ser mejor, no se da cuenta de lo inútil, débil y sonso que es.
Así que, sí: esforzarnos con toda el alma, con "determinada determinación" en ser mejores padres, vecinos, empleados, amigos, hijos, esposos, ciudadanos, o compañeros. Así, empeñándonos con toda el alma comprobaremos lo que en verdad somos. Y una vez que nos convenzamos de eso, a lo mejor Dios nos da la gracia de vencer. Pero no antes. No vaya a ser que nos creamos que lo hemos logrado a fuerza de voluntad de hombre.
Y las derrotas son muy útiles: nos enseñan de qué estamos hechos.
Así que el proyecto está claro: un enorme esfuerzo e ir de derrota en derrota hasta la victoria final.
Valeas,
J.T.
Un cordial saludo.
En la Iglesia hay de tó.
Porque de nuestro corazón sale todo lo impuro, sí, pero en nuestro corazón se recibe a su vez lo impuro de los demás y la pureza que Dios quiera en gracia concedernos. Y todo esto se halla en heteróclita mezcla que debe ser, por lo general, penosamente elaborada. En nuestro corazón se halla el vicio y la virtud (esta por gracia de Dios), el pecado y la santidad, la obediencia y la rebelión, la vida y la muerte, la verdad y el error o la mentira, la ansias de amar y su frustración.
Todo esto lo hemos de elaborar con la ayuda de Dios. En este sentido, sí, se trata de ser cada día un poco mejores. Y sin pelagianismos. Porque se puede predicar la obediencia como lo haría un sargento de infantería, haciendo abstracción de toda circunstancia y contexto; y se puede predicar sobre el amor infinito de Dios y justificar toda humana debilidad para mirar hacia otro lado.
No sólo tenemos que ver qué es lo que se dice, que puede ser objetivamente perfecto y adecuado, sino desde dónde se dice, desde qué corazón, desde qué interioridad. Personalmente estoy hasta los coj... de los que se permiten hablar sobre nuestra interioridad más que de oídas.
Sí, se trata de ser cada día un poco o un mucho mejores. Con la ayuda de Dios.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=ACmbwT6AMKQ#t=3121s
Ahora bien, entiendo que quien cambia un poco a mejor día a día, mes a mes, año a año, si bien es radicalmente verdad que no cumple con el objetivo de un cristiano, ni se debe vanagloriar de ello, está no obstante mejor encaminado para poder llegar algún día a hacerlo que quien ni siquiera da eso. Yo nunca diría a un hermano de fe "debes mejorar un poco cada día". Pero si le diría: "y si no lo consiguieses, de todos modos no vivas mortificándote. Confiésate y arrepiéntete, pero sírvate aunque solo sea de relativo consuelo el saberte menos esclavo de antiguos comportamientos descarriados en los que otrora incurrías.". Entiendo que en ello no hay error. Si uno que es perezoso, lujurioso y drogata deja de ser después de algunos años perezoso y drogata, tampoco le vamos a decir que no se alegre de sus progresos, siempre y cuando sea consciente de que no son cosa que se deba enteramente a si mismo, y de que mientras no haya abandonado el camino de la lujuria no tiene nada que reclamar en la heredad de los santos.
Aunque Dios no nos de parte en el banquete de los hijos, los perros podemos beneficiarnos de las migajas que por voluntad del Padre común caen de encima de la mesa.
En fin, un abrazo a todos los hermanos en la Iglesia. Y perdón a ellos y a Dios por toda posible equivocación.
NO HAY MÁS DIOS QUE JESÚS
"el objetivo no es "ser un poco mejores cada día", sino romper radicalmente merced a la gracia divina con las cadenas [...] Ahora bien, entiendo que quien cambia un poco a mejor día a día..."
Eso es. No hablo contra la historia de conversión de nadie, porque es cosa de Dios y de cada uno. Si uno se convierte al cabo de 80 años de avanzar renqueando o en el lecho de muerte después de una vida desastrosa, fantástico. No seré yo quien le critique. A cada uno Dios le lleva por un camino y sólo el Guía sabe cuál es el apropiado para una persona concreta.
Contra lo que hablo es contra poner como paradigma de la vida cristiana el mejorar un poco cada día, porque eso es una idea humana, que basa el progreso espiritual en el esfuerzo humano.
¿No le parece extraño que, en tres años, haya hecho tres comentarios en este blog y los tres hayan sido para criticar al Camino Neocatecumenal? Además, sin venir a cuento.
Las frases que cita, miradas con espíritu católico, que es como hay que mirarlo todo, están muy claras:
- "Tú no tienes que hacer nada", pero no cita el final, que es "más que el trípode" (Eucaristías, celebraciones de la Palabra y convivencias). Es decir, lo que están diciendo es que no hay que agobiarse con la obligación de cumplir tales y tales normas, la idea de que es imposible dejar mis pecados, etc. Lo único que se le pide a uno para hacer el Camino Neocatecumenal es que vaya a las celebraciones. Eso es lo esencial, porque se trata de un catecumenado, para el catecúmeno, el aprendiz. Lo demás, cuando Dios se lo conceda y como una gracia, no como una horrible obligación.
- "Tú a pecar y Dios a perdonar". Eso es una frase para consolar a quien está tentado de desesperanza porque ve que no se ha convertido. Y la desesperanza es la peor tentación que existe. El demonio nos dice que nuestros pecados son tan grandes que ni Dios puede perdonarlos. Y eso es mentira. La frase citada no es más que lo que dijo Isaías: "aunque tus pecados sean como escarlata, se volverán blancos como la nieve".
Saludos y que Dios le bendiga.
No es mala idea, para evitar malas interpretaciones.
La experiencia me dice, sin embargo, que cuanto más largo es un post, menos se lee. Creo que incluiré lo esencial del comentario, para no alargar demasiado el texto.
Saludos.
"No todo el mundo tendra una conversion como S.Pablo ni como Sta. Teresa, la mayoria de los mortales tenemos que convertirnos dia a dia, para esto la Iglesia ha puesto la cuaresma y adviento, epocas de conversion".
Según lo que eso signifique. Todo el mundo tiene que tener una conversión como la de San Pablo y Santa Teresa en el sentido de que la única conversión posible es la realizada de forma milagrosa por Dios. Eso es doctrina de la Iglesia.
Otra cosa es que el milagro de Dios se realice de golpe, despacio o rápido. Eso es cosa suya, pero la conversión siempre es de Dios. Por eso dice Jeremías: "Conviértenos a ti, Señor, y nos convertiremos" (Lam 5,21) Es Dios quien nos convierte, nosotros tenemos que dejarnos convertir por él.
"A la mayoria de los mortales Dios nos pide que pongamos algo de nuestra parte".
A San Pablo y a Santa Teresa también. Lo que yo criticaba no es la colaboración con la gracia, que es buena y necesaria, sino hacer de esa colaboración lo importante, como hace la frase de ser cada día un poco mejores, en lugar de recordar que lo esencial, primero, e infinitamente más importante es la gracia de Dios. La buena noticia del Evangelio está, precisamente, en esa gracia que lo cambia todo.
"La ascetica consiste en ir luchando contra los defectos propios para santificarse".
La ascética está muy bien, pero hay que recordar que es ascética cristiana, no estoica. Es decir, una lucha auténtica, pero basada desde el principio hasta el final en la gracia de Dios y en la transformación que Dios hace de uno mismo. No es un modelarse a uno mismo para ser perfecto, sino un dejarse modelar por el Perfecto, para ser como él. Santificarse es, esencialmente, quitar obstáculos para dejarse santificar por Dios.
Por eso, la división ascética-mística sólo puede ser explicativa, pero nunca sustancial. Una ascética sin mística no es cristiana (ni viceversa).
Saludos.
Je, je. No hay que hacerse líos. Todos (incluido yo) somos naturalmente pelagianos. El pelagianismo es lo normal, es como piensa el hombre por sí mismo, sin Dios. En ese sentido, Dios se pasa nuestra vida luchando con nosotros para que pensemos como él piensa, y no como piensa el hombre caído.
Vencerse y mejorar un poco cada día es bueno y sin duda es agradable a Dios. Pero eso también lo hacen los paganos, con sus propósitos de año nuevo, con sus deseos de cambio, etc.
Lo que no debemos hacer nosotros es confundir la vida cristiana con eso, porque la vida cristiana es mucho más: es ser santos, ser perfectos como el Padre es perfecto. Y eso está más allá de nuestras pequeñas mejoras de cada día, igual que no se puede llegar a la luna a base de poner una silla encima de otra. El único que puede hacernos santos es Dios.
Por eso, cada día se nos pide que nos convirtamos del todo a Dios, del todo, por completo. Que nos pongamos ante él y le digamos que queremos darle nuestra vida entera. Aunque luego el resultado sea más pobre, por nuestra miseria, la intención tiene que ser convertirnos hoy. Dejar hoy que Dios haga lo que quiera con nosotros. No podemos bajar el listón.
Voy a poner un ejemplo que se entiende muy bien, viendo la cuestión en negativo. A ninguno de nosotros se le ocurriría decir: voy a intentar pecar un poco menos cada día. Hoy voy a quitar la envidia, la semana que viene intentaré no robar, la otra tampoco mentiré... el año que viene dejaré de adulterar....
Eso sería una barbaridad. Para ser cristianos, hay que intentar no pecar nada. Ni envidiar, ni adulterar, ni mentir, ni robar. Aunque luego el resultado esté muy por debajo de la perfección. Para eso está la confesión. Como dice Jack Tollers, tengamos que fracasar para darnos cuenta de nuestra miseria. Pero el camino cristiano es el de querer hacer en todo la voluntad de Dios, no el de reservarse una parte para hacer lo que uno quiere y ir mejorando lo demás.
Espero que ahora se entienda mejor.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=ACmbwT6AMKQ#t=3121s
Bueno, recomiendo todas las charlas de la serie, no sólo esta.
Gente como tú hace odioso el catolicismo
¿Las virtudes cardinales no se consiguen, con la ayuda de Dios, poco a poco cada día? ¿No es cierto que hay que levantarse mil veces y que "la vida del hombres es una milicia en la tierra"? ¿En qué mundo vives en que proponerse ser perfecto ya te hace perfecto de la noche a la mañana? ¿Para qué el examen de conciencia ignaciano todas las noches con un propósito? ¿Para qué el Kempis recomienda quitar un defecto cada año? ¿Qué sentido tiene entonces lo que dice Santa Teresa: "Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios, que, SI NOS ESFORZAMOS POCO A POCO, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor"?
Sal de tu escritorio a hablar con los hombres y mujeres, religiosos y laicos, que viven con el propósito de ser santos, a ver si lo que has escrito motiva a alguien o lo aplasta. No es de Dios poner cargas que nadie puede cargar.
""En 1685 Molinos es apresado por la Inquisición, condenado a reclusión perpetua y prohibida su obra por Inocencio XI. Numerosos adeptos cristianos terminaron en las hogueras de la Inquisición. El teólogo y arzobispo de Cambrai Fenelon, su defensor y difusor, fue condenado al exilio por Inocencio XII.""
Y es casi seguro que no ha entendido lo escrito por Bruno.
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1209030104-el-ano-de-la-fe
"Das flojera Bruno. Gente como tú hace odioso el catolicismo"
Je, je. Y no olvides que soy culpable de que no haya vocaciones, de los abusos del clero y, probablemente, del calentamiento global.
"¿Las virtudes cardinales no se consiguen, con la ayuda de Dios, poco a poco cada día?"
A veces sí, a veces no. Las virtudes cardinales adquiridas se consiguen así. Las virtudes cardinales infusas se obtienen como un don de Dios. Y estas últimas son superiores a las primeras y son las que auténticamente constituyen la vida cristiana. Las primeras son ejemplo de la bondad natural, que es común a los paganos y que se injerta en la vida cristiana, pero no es ni mucho menos su sustancia. Las virtudes cardinales infusas se consiguen a la velocidad que Dios quiere (y que nosotros aceptamos). A veces en un instante, a veces en años, a veces en toda una vida.
Por supuesto, todo lo dicho es aún más cierto de las virtudes teologales infusas.
Reducir las virtudes cardinales a las virtudes cardinales adquiridas es, justamente, un signo de enfoque pelagiano, de religiosidad natural o como queramos llamarlo.
Un texto interesante sobre las virtudes cardinales infusas, de Garrigou-Lagrange:
http://itinerariummentis1.blogspot.com.es/2012/01/5-la-vida-eterna-y-la-profundidad-del.html
"¿No es cierto que hay que levantarse mil veces y que "la vida del hombres es una milicia en la tierra"?"
Sí. Lo he dicho varias veces en el artículo.
"¿En qué mundo vives en que proponerse ser perfecto ya te hace perfecto de la noche a la mañana?"
¿Dónde he dicho yo eso? Eso es un disparate. De hecho, he dicho varias veces lo contrario. Hay que proponerse ser completamente dóciles a la Voluntad de Dios, aunque luego caigamos y no lo consigamos.
"¿Para qué el examen de conciencia ignaciano todas las noches con un propósito?"
Se trata de un propósito concreto que manifiesta el propósito general de ser santos y hacer en todo lo que Dios quiere. Creer que los propósitos concretos valen de algo sin la intención general es confundir el cristianismo con el estoicismo. Desde luego, San Ignacio no lo confundía. Su lema era "en todo amar y servir".
"¿Para qué el Kempis recomienda quitar un defecto cada año?"
Lo mismo que arriba.
"¿Qué sentido tiene entonces lo que dice Santa Teresa: "Tener gran confianza, porque conviene mucho no apocar los deseos, sino creer de Dios, que, SI NOS ESFORZAMOS POCO A POCO, aunque no sea luego, podremos llegar a lo que muchos santos con su favor"?"
Si te fijas, el propósito de Santa Teresa es ser santa. Es decir, entregarse por entero a Dios. El hecho de que use el modo de hablar habitual del "poco a poco" (por modestia) no quita en nada a ese deseo de hacer en todo la voluntad de Dios. Si quieres, buscamos cien textos de la santa que lo muestren.
"Sal de tu escritorio a hablar con los hombres y mujeres, religiosos y laicos, que viven con el propósito de ser santos, a ver si lo que has escrito motiva a alguien o lo aplasta. No es de Dios poner cargas que nadie puede cargar".
No sé si tu vives en una torre de marfil, pero yo veo de esos hombres y mujeres constantemente. Y he visto que los que quieren convertirse por completo con generosidad a Dios y ser santos son los que no ponen trabas a Dios y se dejan convertir por él.
Es más, veo que saber que lo difícil en la vida cristiana lo hace Dios es una liberación. Veo que la vida cristiana es lo único que satisface el corazón y, por eso, lo logico es correr hacia ella, no decir "Ah, ¿la felicidad está ahí? Bueno, cada día daré un pasito, a ver si estoy algo menos lejos de ella".
"En 1685 Molinos...."
Hasta donde puedo ver, no hay ninguna relación entre el quietismo de Molinos y lo que yo he dicho.
Para rematar, dos citas del catecismo de la Iglesia Católica:
"Todos los fieles son llamados a la plenitud de la vida cristiana" (2028).
"Todos los cristianos, de cualquier estado o condición están llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad" (825).
Saludos.
Decir que hemos de intentar mejorar cada día un poco no tiene porqué excluir la Gracia. La frase es escueta y sin más explicación no veo porqué ha de ser pelagiana.
Si acaso me parecería un tanto simplona, más que nada porque en el camino de la fe no siempre se mejora cada día. Hay rachas en las que se retorcede, pero éso es otra cuestión.
En realidad, ahora que caigo, en la mayoría de las homilías escucho que los sacerdotes hablan de cómo llevar los problemas cotidianos (trabajo, familia...), que está muy bien, pero la meta está en el Cielo, no la vida en esta tierra.
Entiendo por donda vais Bruno y tú con vuestra crítica, y estoy de acuerdo: es cierto que se tiende a reducir el cristianismo en la moral, en una mejora de la conducta hacia el prójimo, como si se tratara simplemente de ser buenos chicos. Pero la frase que menciona Bruno, referida a la santificación del fiel, en sí no es pelagiana ni contradictoria con la Gracia.
Estoy de acuerdo. En el post he mencionado un par de veces eso que explicas. Por ejemplo:
"en sí, aisladamente, tampoco es algo malo lo que dice esta frase tan repetida de ser un poco mejores cada día. ... Lo que es inadmisible es que ese esfuerzo humano se haya convertido en la homilía y en la catequesis que más he oído en mi vida".
Es decir, el problema no es usar la expresión una vez, sino que para muchísima gente eso de "ser un poco mejores cada día" se ha convertido en la esencia de la vida cristiana. Simplemente porque es más cómodo pensar eso, ya que ese planteamiento omite la virtud sobrenatural y por lo tanto es fácil de aceptar. Además, a todo el mundo le parece bien ser mejores cada día.
En cambio, decir que nuestra salvación depende totalmente de Dios y que Dios quiere que nos demos a él por entero, sin reservarnos nada, es una verdad incómoda.
Por lo tanto, no me escandalizaría en absoluto encontrar la frase en cuestión en los escritos de un santo, por ejemplo, porque sé que sería un detalle en el contexto adecuado de entrega total a Dios y búsqueda de la santidad. En cambio, si se repite constantemente, como lo fundamental de la vida cristiana, entonces me resulta pelagiana.
Lo habéis expresado mucho mejor que yo y con mucha menos palabrería. Enhorabuena.
Cuando queráis, os traspaso el blog :)
Cuando he leído el artículo, no he conectado.
Leyendo las respuestas a los comentarios, creo que lo he entendido mejor. Con todo, no tengo claro si he comprendido el tema de la Gracia, el mérito, el esfuerzo...
Lo que creo entender:
1. Si obro bien, no es mi mérito, sino que es por la Gracia de Dios. Si obro mal, sí es mi culpa, porque he rechazado la Gracia.
2. Entiendo, no obstante, que algún mérito he de tener cuando obro bien: Al menos, con mi libre albedrío, pudiendo optar entre aceptar y rechazar la Gracia, he optado por aceptarla y eso, en comparación con la decisión de rechazarla, parece que implica un mérito o un esfuerzo.
En alguna respuesta he entendido que efectivamente, aceptar la Gracia es un pequeño mérito que tiene un pequeño valor aunque incomparable con el gran valor de la Gracia que no es mérito humano sino Don de Dios.
¿Voy bien?
3. He entendido, no obstante, que para aceptar la Gracia ya hay que tener una primera Gracia aceptada. ¿Es así? Me parece algo contradictorio con lo anterior.
Sí que es verdad, p.ej., que yo puedo haber rechazado muchas doctrinas de la Iglesia y porque en este estado he seguido rezando, Dios me ha dado la Gracia de leer un artículo de uno de mis teólogos de cabecera en el que sostiene que la Resurrección de Jesús no es un hecho histórico sino una "experiencia" de los Apóstoles; y puedo creer que Dios me dió la Gracia de escandalizarme y decirme: "Vas por mal camino" porque antes me había dado la Gracia no rechazada por mi de al menos rezar a Dios con ánimo de buscarle.
Pero, en el momento inicial (que estará muy condicionado por la educación), ¿hay una primera decisión "libre" de empezar a aceptar o rechazar la Gracia o la primera decisión ya depende de que tenga una Gracia previa? Me pierdo.
(Y no pasa nada si me pierdo, no regresaré a mi ex-teólogo de cabecera)
Lo que ya no soy capaz de entender en absoluto es eso de las virtudes cardinales adquiridas e infusas. ¿Las primeras no lo son por Gracia?
Un saludo.
Pero luego admites: "El esfuerzo humano no tiene nada de malo y, por lo tanto, en sí, aisladamente, tampoco es algo malo lo que dice esta frase tan repetida de un poco ser mejores cada día."
¡Pobre cura!
Otro día te pongo frases del magisterio sobre la necesidad de "ser cada día mejores" perseverando en la oración, en la vida de gracia y levantarse con la confesión, en el estudio de las verdades de la fe, en la formación de la voluntad, en modelar el corazón con los sentimientos de Cristo, con los hijos, etc.
Y el molinismo lo puedes encontrar en los libros de historia.
Quisiste llamar la atención usando controversia. Aguanta entonces la crítica.
"Bruno primero tachas al cura de tu parroquia de pelagiano".
No sabes de qué parroquia era el cura. Es decir, no sabes quién es, porque yo no lo he dicho, y como no tienes ni idea de si tiene ideas pelagianas o no, simplemente no puedes opinar sobre ello. De hecho, yo no he dedicado el post a ese sacerdote, cuya homilía sólo ha sido el acontecimiento que me ha movido a hablar de un tema general. Por eso no he dado su nombre. No sé por qué te dedicas tú a hablar de él.
"Pero luego admites: "El esfuerzo humano no tiene nada de malo y, por lo tanto, en sí, aisladamente, tampoco es algo malo lo que dice esta frase tan repetida de un poco ser mejores cada día.""
¿Y qué? Lo malo, como he dicho ya veinte veces, no es la frase en sí, sino proponerlo como lo principal de la vida cristiana, que es como se proponía en la homilía y como lo he oído proponer mil veces.
"Otro día te pongo frases del magisterio sobre la necesidad de "ser cada día mejores" perseverando en la oración, en la vida de gracia y levantarse con la confesión, en el estudio de las verdades de la fe, en la formación de la voluntad, en modelar el corazón con los sentimientos de Cristo, con los hijos, etc."
Nada de eso tiene que ver con lo que yo he dicho. Claro que hay que perseverar en la oración, en la vida de la gracia, confesarse, estudiar la fe e imitar los sentimientos de Cristo, etc. Y yo no he dicho lo contrario en ningún momento. No tiene sentido que respondas con "pues las montañas son altas y el mar está mojado", hay que decir algo relevante sobre la cuestión.
"Y el molinismo lo puedes encontrar en los libros de historia".
Ya sé lo que es el molinismo. Pero como, una vez más, no tiene nada que ver con lo que yo he dicho, estoy esperando que expliques qué relación ves con ese tema.
"Quisiste llamar la atención usando controversia. Aguanta entonces la crítica".
Muchos otros han criticado. Sólo tú lo has hecho de malos modos.
Observo, por otra parte, que no respondes a los argumentos que te he dado en el comentario anterior. Entiendo, pues, que con ello aceptas que son válidos.
Saludos.
Cf. la famosa frase de San Agustín antes de su conversión, tan escandalizante al espíritu pelagiano: "Dios, dame la castidad pero no ahora". No le pidió ser un poquito más casto cada día.
Tus preguntas son amplísimas y, para responderlas bien, habría que dar un curso completo sobre la Gracia. Diré algo muy brevemente, por si ayuda a ver por dónde va el asunto.
Dices: "En alguna respuesta he entendido que efectivamente, aceptar la Gracia es un pequeño mérito que tiene un pequeño valor aunque incomparable con el gran valor de la Gracia que no es mérito humano sino Don de Dios. ¿Voy bien?"
No del todo. Esa es la posición del semipelagianismo. El problema es que partes de una idea demasiado humana de Dios y de la gracia. La gracia y el esfuerzo humano no están en el mismo plano. No es que la gracia tenga "incomparablemente más valor" que la aceptación humana (con lo que entiendo que quieres decir "muchísimo más valor"). Literalmente, son cosas incomparables, es decir, de órdenes distintos, que no se pueden comparar, como las peras y las manzanas.
Un ejemplo: lo que dices es equivalente a imaginar a Dios como una especie de Supermán que te está ayudando a levantar una piedra. Supermán es muchísimo más fuerte y, por lo tanto, tu colaboración es pequeñísima a su lado, pero sigue existiendo y siendo tuya.
En realidad, la gracia no actúa desde fuera de tu voluntad, sino desde dentro. La gracia hace posible que tú actúes bien y también que seas libre. Como algo interior a tu esfuerzo, no sucede como con Supermán (cuanto más hace él, menos tienes que hacer tú). Sucede lo contrario: cuanta más gracia, más libre eres tú y más tú mismo. La piedra, en realidad, la levantaba Supermán. En cambio, una obra buena que hagas con la gracia la haces auténticamente tú mismo y esa obra tiene un mérito tuyo, real, por el que recibirás tu recompensa en el cielo... pero incluso ese mérito también es una gracia, un regalo de Dios.
En realidad, todo es gracia en sentido amplio. Si te fijas, tu misma existencia es una gracia. Tu voluntad, tu educación, tu naturaleza... todo son gracias de Dios. En ese contexto, verás que no hay ningún problema en entender que Dios da gracias previnientes, que te preparan antes de tomar una decisión para que puedas aceptar la gracia actual que Dios te da para obrar bien.
En cuanto a virtudes cardinales adquiridas e infusas, básicamente se trata de la diferencia entre la virtud meramente natural y la virtud que es fruto de la gracia. Todos sabemos que una persona que no conoce a Dios, puede practicar naturalmente las virtudes. Por ejemplo, conozco a un ateo que es modelo de templanza. Esa virtud no es inmediatamente una gracia de Dios, sino un hábito natural adquirido a base de ejercer muchas veces la templanza, siguiendo la Ley Natural inscrita en el corazón del hombre (aunque por supuesto, al final, todo proviene de Dios, ya que esa Ley Natural, ese corazón y la misma existencia de ese ateo son un don de Dios).
Las virtudes cardinales infusas son las que da directamente la gracia al ser humano. Por ejemplo, si Dios le regala la castidad a San Agustín, que se ve a sí mismo incapaz de ser casto, eso sería una virtud infusa.
No sé si esto te ayuda o te confunde más. Quizá alguien más sabio y conciso que yo pueda colaborar.
Buenas noches. Espero no haberte ofendido. Si lo he hecho, lo siento.
Oremus pro invicem.
Espero que como regalo del Año de la Fe el Santo Padre acabe con unas eucaristías que van absolutamente contra la línea litúrgica de su pontificado. Porque creo que pocos del Camino saben (porque no se lo dicen, porque no es nada positivo y los anuncios son para el autobombo) que las eucaristías del Camino están siendo estudiadas, por expreso deseo del Papa, no por la Congregación del Culto (qué poco obedecisteis al Cardenal Arinze), sino por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Saludos, Bruno y que Dios te bendiga también a ti.
Continúas la racha. Cuatro comentarios en tres años y todos contra el Camino neocatecumenal. Sin que nunca venga a cuento. ¿No te parece un poco extraña esa obsesión? ¿Y no te parece extraño que tus quejas sean contradictorias entre sí? Es imposible que tengas "que hacer un montón de cosas para llegar a ser un cristiano adulto (según Kiko)" y a la vez "no importa mucho lo que hagas, con tal de que sigas en la comunidad". Son afirmaciones opuestas. A la luz de las mismas, es difícil no pensar que lo único que quieres es hablar en contra del Camino.
Si la Congregación para la Doctrina de la Fe estudia la Eucaristía tal como se celebra en el Camino y quiere ordenar algo (cosa que me cuesta creer, porque no pertenece a su ámbito y la parte relacionada con la doctrina ya la revisó hace tiempo), yo diría que se le hará el mismo caso que al Cardenal Arinze. Es decir, se obedecerá sin problemas.
Saludos.
Personalmente, lo que con el tiempo más detesto, especialmente en mí, es la impostura de católico correcto y bienpensante, pero que se guarda el alma para sí mismo. Reconozco que cuando caigo en esa actitud sólo gano angustia.
http://www.facebook.com/notes/diego-de-jes%C3%BAs/caras-y-caretas/446396748732361
Habéis nacido en los 60 y tenéis "tics" progres. Basta leer en el mamotreto la sarta de tonterías progres de Carmen para darse cuenta.
Sí, no me lo recuerdes: 5 en 5 años contra el Camino. Es que váis de supereclesiales y luego hacéis lo que os da la gana (bueno, lo que se le ocurre a Kiko; a Carmen, por caridad cristiana, deberíais ingresarla en un psiquiátrico).
La Paz.
Pues tú, ni caso.
También dice:
InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.
Así que avisado quedas.
Tienes una verdadera obsesión. Quizá serías más feliz si sanaras eso.
Te respondo a lo que has dicho, para que veas que no hay trampa ni cartón y luego, como dice Luis Fernando, dejamos ya los comentarios ajenos al tema.
Dices: "Habéis nacido en los 60 y tenéis "tics" progres. Basta leer en el mamotreto la sarta de tonterías progres de Carmen para darse cuenta"
Esta frase es muy graciosa. Primero, por escribirla en segunda persona del plural. ¿Dónde están mis tics progres? Señálalos, por favor.
Segundo, porque los mamotretos de los que hablas son, de hecho, de los sesenta y setenta. ¿Qué hay de extraño entonces en que suenen a los sesenta? Es como si reprochases a Santa Teresa de Lisieux sus tics decimonónicos. ¿Cómo quieres que escriba, como si fuera del siglo XXI? No tiene sentido.
En cuanto a la comunión, el problema es que, en las normas aprobadas al final, no quedó claro del todo. En la carta del Card. Arinze se decía que había que comulgar de la forma habitual, pero luego la aprobación de los Estatutos estableció una forma distinta que no se explicó con claridad (art. 13 § 3). ¿Se refería a la forma antigua de comulgar, con la única diferencia de que se recibía la comunión en pie, se refería a la forma habitual pero simplente cambiando el lugar, se refería a otra cosa intermedia, como por ejemplo comulgando todos a la vez, cada uno de pie en su sitio (como se ve en esta Eucaristía, presidida por el Cardenal Cañizares, Prefecto de la Congregación para el culto: http://vimeo.com/6925193)? No lo sé y, francamente, cabe una duda razonable. Supongo que, antes o después, Roma lo aclarará y se hará lo que Roma disponga.
Puedo hablarte de este tema con total libertad, porque, de hecho, a mí la forma más digna y devota de comulgar me parece de rodillas y en la mano y así es como me gustaría comulgar. He recibido la comunión de múltiples formas: de pie en la mano, de rodillas en la mano, de pie en la boca, de rodillas en la boca, de pie con una cucharilla y de rodillas con una cucharilla, comulgando de uno en uno o comulgando todos a la vez y todas las modalidades me parecieron dignas si se hacía todo con dignidad. La cuestión no es un problema para mí. Lo que Roma establezca me parecerá bien. Y no me cabe duda de que se obedecerá.
Es evidente que será así, porque, de hecho, se ha cambiado ya todo lo se mandó que se cambiara. Más o menos rápido según los casos, por el caos organizativo que es el Camino, pero yo doy fe de que se ha cambiado todo.
Dices: "El espectáculo de 10 misas al mismo tiempo en salas distintas no es muy eclesial, que digamos."
Es una objeción con muy poquita fuerza. Especialmente después del Motu Proprio Summorum Pontificum, porque nada hay más característico del usus antiquior que la celebración de Misas simultáneas. En cualquier caso, la celebración en pequeñas comunidades es parte de lo que es el Camino y parte de lo que ha sido aprobado expresamente por Roma, así que, simplemente, si no te gusta, no vayas. Tampoco tiene por qué gustarte y nadie te obliga a sentarte en el suelo durante la Eucaristía, como las Hermanas de la Cruz.
"Los neocatecúmenos celebran la Eucaristía en la pequeña comunidad para ser iniciados gradualmente a la plena, consciente y activa participación en los divinos misterios, también según el ejemplo de Cristo, que en la multiplicación de los panes hizo sentarse a los hombres «en grupos de cincuenta» (Lc 9,14). Esta costumbre, consolidada en la praxis de más de treinta años del Camino, es fecunda en frutos". (Estatutos 13 § 2).
Saludos.
No se puede decir mejor. Esa sencilla frase, a mi juicio, encierra la esencia del Evangelio de Jesús, y debería ser puesta en el frontispicio de todas las Iglesias, Catedrales, Seminarios, Centros, Hospitales, Escuelas, Universidades y hogares Católicos de todo el mundo, y sobre todo ser grabadas a fuego en el corazón de cada católico.
Enhorabuena por el post, Bruno.
Saludos.
Nadie ha hablado de ignorancia ni de estupidez. Eres bienvenido aquí. Conviene, sin embargo, que los comentarios se ajusten, habitualmente, al tema tratado. O al menos que se ajusten más o menos al tema.
Si uno siempre quiere hablar de otros temas distintos, suele ser señal de que los comentarios no están en el lugar apropiado.
Saludos.
Porque, abandonados a nuestras propias fuerzas, nos hundimos y perecemos; mas, visitados por ti, salimos a flote y vivimos.
Y es que somos inestables, pero gracias a ti cobramos firmeza; somos tibios, pero tú nos inflamas de nuevo."
Un trozo de la Segunda Lectura larga del Oficio de Lectura de hoy, tomado de la Imitación de Cristo
No obstante, si uno quisiera hilar fino, valdría incursionar en la triste realidad de una Iglesia a la que se le ha colado el voluntarismo desde hace unos 6 siglos, lo menos. Fácil es meterse con Pelagio o con los semipelagianos,,, más difícil es decirle al no-molinista que el Kempis se equivoca, y que san Ignacio, doctor de la Iglesia, hay uno solo.- Y que en general toda la piedad renacentista, barroca y contrareformista tiene tics semi-pelagianos. Si no desactivamos este goteo, los curas y catequistas seguirán machacando con la frase, pues todos ellos jamás leyeron al monje irlandés... pero sí, en cambio, consumieron de a paladas literatura espiritual de la devotio moderna.- (Y en esto, vaya curiosidad de la topografía eclesial, van parejos los progresistas con los conservadores, alentando y arengando --desde costales opuestos-- a la Acción humana, "como si todo dependiera de mí".
...tomando en serio el realismo de la ética aristotélica que me explicaron en cierto momento de mi formación de raigambre cristiana clásica. Aquél "Filósofo" tan apreciado por Santo Tomás que decía que las virtudes se lograban y los vicios se contrarrestaban frecuentando los buenos hábitos; una labor personal que a la larga, con convicción y constancia, acababa modelando el carácter de un joven y acercaba a la vida buena ('eudaimonía'). De ahí a evitar una vida de pecado y pasar cada vez más tiempo en gracia de Dios, casi un paso (creía).
Pero yo debía de ser claramente un pelagiano, porque lo único que tenía que haber hecho era "exultar" y cosas así. O "aceptar a Cristo como mi salvador, etc."; estas cosas evidentes y lógicas que tienen hoy tanto predicamento. Y qué tonto y complicado resulta a esta luz el viejo Filósofo aquel (máxime viviendo todavía en Barcelona Guardiola, por cierto...)
Escribe hacia el final nuestro blogger: "...el Evangelio que predicamos es el Evangelio de la gracia y no del esfuerzo humano, aunque incluya la libertad y el esfuerzo humanos como fruto, manifestación de esa gracia y colaboración con ella. A mi entender, el mensaje tendría que ser justamente el contrario..."
¿El contrario, o sea, lo opuesto de 'ser cada día mejores'? Entonces, se pregunta uno, ¿no queda ya sitio en esa hiper-mística concepción del mundo para la naturaleza misma (creada por Dios antes de la caída) y la ley natural (inscrita desde el origen en el corazón de los hombres), y todo, absolutamente todo, es fruto derramado y exclusiva manifestación de la gracia?
Pues, con el debido respeto, este humilde servidor entiende que la Iglesia --al menos todavía-- no lo ve exactamente así:
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, parágrafo 1810:
"Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, reanudada siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas".
Supongo que en su "formación de raigambre cristiana clásica" también le explicarían que es esencial en una disputatio no deformar la postura del adversario. De otro modo, lo único que se consigue es perder el tiempo.
El Filósofo, tan apreciado por el Aquinate y por mí, es un estupendo ejemplo de pagano que intenta hacer el bien sin llegar al plano sobrenatural. En ese sentido, lo que dice sobre las virtudes es cierto, pero sólo habla del plano natural. Y este artículo trata de lo esencial del cristianismo, que, hasta donde yo se, está de lleno en el plano sobrenatural.
Dice usted: "¿El contrario, o sea, lo opuesto de 'ser cada día mejores'?" Con esta afirmación, se deforma completamente lo que he dicho. "Contrario" no se refiere a "ser cada día mejores", sino a proponer como lo esencial de la vida cristiana el ser cada día un poco mejores. Porque, de nuevo, como he explicado ya no sé cuantas veces, la práctica de las virtudes adquiridas está muy bien, es agradable a Dios y adecuada para el hombre, pero se encuentra a una enorme distancia de las virtudes cardinales infusas y, sobre todo, a una infinita distancia de las virtudes teologales. Ahí es donde está lo fundamental del cristianismo, su novedad, su Buena Noticia.
Otra vez lo repito: la virtud natural es estupenda, pero no sirve para alcanzar la santidad. Y lo esencial de la vida cristiana está en la santidad. Explicar la virtud natural como lo esencial del cristianismo supone reducir lo sobrenatural a lo natural, el teocentrismo al antropocentrismo y el cristianismo a un estoicismo de corte pelagiano.
Si ponemos el centro de nuestra predicación en ser un poco mejores cada día, nos estamos alejando de lo que pide la Escritura, que es la conversión total del corazón a Dios, hoy y no "un poquito más cada día". Dios no nos pide ser un poquito mejores, nos pide la santidad, nos pide que nos entreguemos del todo a él, que vivamos enteramente según su voluntad, que nos dejemos perdonar, purificar y transformar del todo por él. Ése es lo esencial y el centro de la predicación cristiana.
La gracia supone la naturaleza, pero si ponemos la naturaleza en el lugar de la gracia pasamos del cristianismo al pelagianismo.
Espero que la cosa esté más clara ahora.
Saludos.
¿Y no deforma usted también --y burdamente-- la postura de sus adversarios reduciendo el pensamiento de ellos a las interesadas simplezas que amontona aquí arriba?
Don Bruno, para acabar poniendo las verdades de Perogrullo que acaba usted de escribir no hacía falta haber publicado un "post" tan efectista y rimbombante, ni recabar los altos apoyos del portal que han venido a asistirle. Habría quedado más estético el silencio. Lo que ocurre es que desde el principio a su escrito se la iba como loca la mano y parecía la prédica de un alumbrado del siglo XVI (por quedar fino y no decir de un evangélico contemporáneo de Brasil o el Ecuador).
Poco a poco se ha ido usted dando cuenta en los comentarios de que ese discurso en absoluto casa con la doctrina católica, y como tampoco era cuestión, al final le ha salido este postrero aguachirle. Valoro su fidelidad última al Magisterio, no crea, pero más honrado intelectual y éticamente habría sido reconocerlo sin rodeos; y más decoroso también seguramente correr un tupido velo sobre un post que ni queriendo le podía haber salido más cochambroso.
Le ruego, por favor, me disculpe si le he hablado con excesiva franqueza.
"...se la iba..." no: se le iba. Y es extraño porque por aquí ninguno somos laístas... :-)
"¿Y no deforma usted también --y burdamente-- la postura de sus adversarios reduciendo el pensamiento de ellos a las interesadas simplezas que amontona aquí arriba?"
No. Evidentemente no. Esencialmente, porque no hay ningún adversario, ya que no se cita a nadie en concreto. Hablo aquí contra una tendencia general. Puede usted pensar que esa tendencia es minoritaria, pero no tiene sentido decir que deformo nada.
Además, supongo que sabe que la respuesta "y tú más" tiene bastante poca fuerza. Y, en el mejor de los casos, supone una admisión de que quien la usa había actuado mal. Entiendo, por lo tanto, que se ha dado cuenta de que deformaba usted mi postura. Me alegro.
"Don Bruno, para acabar poniendo las verdades de Perogrullo que acaba usted de escribir"
Serán todo lo de Perogrullo que quiera, pero las innumerables afirmaciones pelagianas que he escuchado durante años en clérigos y laicos no las tienen en cuenta en la práctica. Y es comprensible, porque lo natural nadie lo duda y para lo sobrenatural hace falta ejercer la fe.
"ni recabar los altos apoyos del portal que han venido a asistirle"
No he recabado ningún apoyo.
"Lo que ocurre es que desde el principio a su escrito se la iba como loca la mano y parecía la prédica de un alumbrado del siglo XVI (por quedar fino y no decir de un evangélico contemporáneo de Brasil o el Ecuador)".
Cuando queda demostrado que sus objeciones doctrinales eran erróneas, sale usted con que "parecía" no sé que cosas. Entre católicos y entre adultos, creo yo que lo que importa es la sustancia, porque impresiones hay tot quot capita.
"Poco a poco se ha ido usted dando cuenta en los comentarios de que ese discurso en absoluto casa con la doctrina católica, y como tampoco era cuestión, al final le ha salido este postrero aguachirle".
Eso es sencillamente falso. En los comentarios no he hecho más que repetir una y otra vez lo mismo que he dicho en el artículo, expresándolo de todas las maneras posibles. Pero en fin, como decía San Pablo, no me molesta repetir las cosas si hace falta.
"Valoro su fidelidad última al Magisterio"
Afirmación calumniosa, pues supone, sin prueba alguna, que al principio no era fiel al mismo.
"correr un tupido velo sobre un post que ni queriendo le podía haber salido más cochambroso"
Bueno, puesto que no da argumentos de peso para defenderlo, es simplemente su opinión y, como ignoro su identidad y veo que ha metido usted bastante la pata en sus comentarios anteriores, comprenderá que no valore en mucho su mera autoridad en este caso.
"Le ruego, por favor, me disculpe si le he hablado con excesiva franqueza".
Le aseguro que no es un problema. Este blog es un blog de discusión de los temas, desde la razón y la fe, y no sólo se permite, sino que se agradece la discusión de los temas propuestos, entre adultos y sin necesidad de demasiados miramientos. Intentando siempre mantener la caridad, claro.
Un saludo y gracias por sus comentarios.
P.S. Laísta no, pero yo sí soy leísta, como buen madrileño.
Pues no se las prometa tan felices, don Bruno, porque un poco más arriba de mis dos primeras réplicas, le estaban dando a usted la razón (bajo la identidad de "Diego de Jesús") e invocando a la vez un exótico ente de intenso sabor alumbrado como "la bendita irresistencia"... Asimismo, se desautorizaba a Tomás de Kempis y parece que se ponía también en entredicho a San Ignacio.
Si estos son los frutos de su campaña anti-pelagiana en Internet, casi que le exhortaría por el bien espiritual del rebaño cibernético a que pospusiera el entresacar las frases que dejan caer en sus homilías los curillas por ahí y revisara antes la consistencia y consonancia doctrinal de sus propias prédicas de blog.
Por aquello de no acabar arrancando agraces pensando que se vendimian uvas...
Dios me ama, tiene una elección conmigo (personal, directa). De nada sirve esa elección si no doy mi "si" a esa elección, es decir, por el ejercicio del libre albedrío que Él mismo me ha concedido puedo simplemente negarme a ese amor gratuito que me ofrece.
Osea que para que la Gracia sea "operativa" en mi ser necesita una acción mía: decir "Si", que en la practica mas que decirlo "oralmente" es buscar activamente el ajustar mi vida a la Divina Voluntad.
El "ser un poco mejores" es una cosa tan maleable que puede significar casi que cualquier cosa, por ejemplo: si adulteraba con 3 mujeres que empiece a hacerlo con solo una. En cambio el ajustar mi vida a la Divina Voluntad es NO ADULTERAR, asi a rajatabla.
Además que mis deseos, propósitos y "metas de mejora" son tan fuertes como mi propia voluntad y eso obviamente es confiar mi vida a algo muy pero muy inestable. Yo solo contra la fuerza del pecado es una pelea que tengo perdida antes de empezarla, para eso necesito la Gracia!!!
"Porque, abandonados a nuestras propias fuerzas, nos hundimos y perecemos; mas, visitados por ti, salimos a flote y vivimos. Y es que somos inestables, pero gracias a ti cobramos firmeza; somos tibios, pero tú nos inflamas de nuevo."
En resumen: yo pongo un 1% en esta pelea y Dios el 99% pero sin mi 1% el otro 99% no hace nada porque Dios no obliga a nadie contra su voluntad. Y el deposito de donde nacen todos esos dones esta en la Iglesia, sino ¿para que fundar una Iglesia? me bastase yo mismo y "mis metas de mejora" y por experiencia y pellejo propio se que no es suficiente.
Si me perdi, les ruego me aclaren porque en mi mente lo tengo claro, supuestamente :)
http://www.revistahuellas.org/?id=266&id2=150&id_n=4327
Como no ha podido señalar nada malo en lo que he dicho, acude a reprocharme lo que ha dicho un comentarista en un blog de discusión. Ya es el fondo del barril de los argumentos.
Supongo que se da cuenta de que, con este tipo de argumentos, condenaría usted, por ejemplo, a San Agustín (en quien tanto se basaron Lutero y Calvino), a San Cirilo (ay, los monofisitas) y, por supuesto, al mismo Cristo (pues todos los herejes que en el mundo han sido afirman basarse en sus enseñanzas).
Dicho eso, creo que critica con demasiada ligereza a Diego de Jesús. Entiendo que "irresistencia" es una expresión de Simone Weil y como no conozco su pensamiento no me atrevería a criticar el término simplemente por como suena. En cuanto al Kempis, a mí me encanta, pero como toda obra humana la devotio moderna tiene sus carencias. Por ejemplo, leí ayer en el Directorio de Piedad Popular de la Congregación para el Culto Divino la crítica de que la devotio moderna no prestaba atención a la vida litúrgica y eso era una carencia importante. ¿Debería la Congregación revisar "la consistencia y consonancia doctrinal de sus propias prédicas" por atreverse a decir algo así? En cuanto a San Ignacio, ha entendido usted lo contrario de lo que dice el comentarista, a saber, que una cosa es lo que enseñaba San Ignacio y otra las enseñanzas comunes de la Compañía o su interpretación de la espiritualidad ignaciana (una crítica muy habitual en ámbitos dominicos, por ejemplo).
En cualquier caso, gracias por su consejo de "revisar antes la consistencia y consonancia doctrinal de mis propias prédicas de blog". Siempre lo hago, como debe hacer todo católico. Y si alguna vez encuentra algo en lo que escribo contrario a lo que enseña la Iglesia, estaré encantado de corregirlo.
Saludos.
No, no. El que no ha podido señalar nada malo ha sido usted en la homilía del cura al que --encarnando a todos los sacerdotes, catequistas y cristianos que piensan que es bueno intentar mejorar cada día-- pretendió convertir en epítome de todo el "pelagianismo insidioso, camuflado de cristianismo, aceptado como algo adquirido y francamente preocupante".
Porque ni descontextualizando brutal y nada ecuánimemente ciertas palabras de su sermón dominical (¿no es esa una forma artera de condicionar a sus lectores? ¿Dónde está el resto de la homilía que no pudo ser sólo una frase? [...]), ni así logrará embarrar un principio ético básico incardinado en el pensamiento de Occidente: que la genuina felicidad tiene bastante que ver con un paciente proceso personal desarrollado en el tiempo y consistente en evitar el mal y perfeccionar nuestras acciones proyectándolas hacia el bien, la justicia, la verdad, el amor al prójimo...
Ni tampoco logrará usted hacer creer al menos a todos sus lectores que quienes pensamos así y a la vez somos convencidos cristianos --e incluyo al cura de la homilía--, no distinguimos por eso el plano de las virtudes humanas del muy superior protagonizado por la fe, la redención, la vida eterna o la gracia, plano en el que todo al fin se subsume y resume. PERO NO SE ANULA, sobrenaturalizándolo todo como haría un gnóstico, un chamán o yo qué sé.
Que no todos los que aceptamos como útil para la vida nuestra educación "semos" peligrosos pelagianos, hombre de Dios...
Vuelve usted a deformar lo que digo, a usar el "y tú más", a fingir que el artículo trata sobre un sacerdote que intencionadamente no he identificado, a inventar que no he sido ecuánime sin absolutamente ningún dato, a deformar lo que yo he escrito afirmando que anulo la naturaleza a pesar de haber dicho veinte veces lo contrario, a ignorar lo que le escribo cuando es incapaz de responder, y ahora, además, insultando a los demás comentaristas, algo que es inaceptable.
Lo siento, si no puede o no quiere discutir racionalmente sobre este tema no tiene sentido seguir hablando sobre el mismo.
Saludos.
¿Insultando? ¿?
Pero tiene usted razón: carece de sentido seguir. Resultaba además agotador el tener que replicar siempre a la primera persona del singular. Un buen paseo sin retorno volverá a desplegar de nuevo el variado espectro de personas y números gramaticales.
Gracias de todos modos :-)
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