Algo escrito en la tierra
Una de las cosas buenas de tener un blog es que uno conoce a gente que merece la pena conocer y se entera de cosas muy interesantes. El post de hoy es un ejemplo de ello.
Un lector, Arturo, me ha escrito contándome una idea que ha tenido al rezar sobre la conocidísima escena evangélica en la que Jesús escribe con el dedo en el suelo, mientras espera a que se vayan los acusadores de la mujer sorprendida en adulterio. Ese gesto de Jesús ha intrigado desde siempre a los exegetas y a los cristianos en general, porque su significado no es evidente y el evangelista no lo explica. Varios Padres de la Iglesia hacen sus propias sugerencias sobre el mismo, que resultan muy piadosas y adecuadas (como, por ejemplo, que Jesús escribía los pecados de cada uno de los lapidadores), pero, al menos a mí, nunca me han resultado tan claras como para pensar “eso es, ahora lo entiendo”.
Me ha gustado mucho, sin embargo, la sugerencia de Arturo. Para él, se trata de un gesto profético de Cristo, relacionado con un pasaje del Antiguo Testamento que seguro que los judíos que estaban allí conocían. Jeremías dijo que todo el que ha abandonado a Dios “quedará como algo escrito en la tierra”. No está muy claro si esa frase se refiere a palabras escritas en el polvo, que se lleva el viento y desaparecen, o al nombre de un difunto escrito en su tumba, es decir, un signo de muerte. En cualquier caso, si Cristo estaba pensando en ese texto de Jeremías, les estaba diciendo con su gesto a los judíos: “¿Condenáis a ésta por sus pecados? Vosotros también os habéis apartado de Dios y sois como algo escrito en la tierra”. Algo que concuerda perfectamente con sus palabras.
En cualquier caso, les dejo con el texto de Arturo y que cada uno juzgue por sí mismo. Quid vobis videtur?
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Algo escrito en la tierra
Por Arturo Picatoste
Todos conocemos el pasaje de Jesús con la mujer adúltera a la que querían lapidar. Lo más famoso de ese pasaje evangélico es la frase que se ha hecho popular: El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Junto a dicho momento, hay otro momento muy singular y que siempre ha provocado curiosidad, ha llamado la atención, ha permanecido en la oscuridad como algo inexplicable, como si fuera un juego o algo sin importancia: Jesús antes y después de dicha frase contundente se pone a escribir algo en la arena, en el polvo del camino. El pasaje es exactamente así:
Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. De madrugada, se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que tire la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más». Jn 8, 1- 11.
Como decimos, todo este pasaje tiene una riqueza teológica grandísima. Sin embargo, esa actitud de Jesús que repite en dos momentos, la de ponerse a escribir con el dedo en la tierra, siempre ha permanecido en la oscuridad, como si no tuviera sentido: «Cuando los escribas y fariseos se acercan a El para tentarle y tener de qué acusarle, le hacen una pregunta: Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra».
Pero ellos insisten. Parece que no captan o no quieren captar su respuesta con el gesto. Por eso, Jesús habla ahora con su voz: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». Para inmediatamente, volver a hacer el mismo gesto: «E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra».
Es decir, Jesús, da su respuesta clara y rotunda ante la que no pueden hacer nada, entre gesto y gesto, que es el mismo: escribir con el dedo en la tierra, en el polvo del camino. Podemos entender que el gesto y su frase forman un todo. Ambos aspectos se avalan entre sí, dándose fuerza mutuamente.
No es, en ningún caso, un gesto sin importancia, pues Jesús no hace ni dice nada al azar, porque sí. Todo lo que hace brota de lo más profundo de su Corazón. Ya nos enseñó que «La boca habla de lo que rebosa el corazón» (Mt 12, 34). Y los expertos en comunicación siempre han dicho que el ser humano se comunica más por el lenguaje corporal, por gestos, que por la misma palabra hablada.
Sin embargo, esos dos gestos de Jesús, los mismos de escribir con su dedo en la tierra, en el polvo del camino, no han sido comprendidos. La Biblia de Jerusalén en sus comentarios dice que queda oscuro el sentido de este gesto.
En mi humilde opinión, creo que el Señor me ha aclarado dicho gesto, pues encontramos plena luz al respecto en el capítulo 17, versículo 13 del Profeta Jeremías:
Señor, tú eres la esperanza de Israel,
todo el que te abandona quedará avergonzado.
El que se aparta de ti
quedará como algo escrito en la tierra,
porque abandonó al Señor,
al manantial de aguas vivas (Jer 17,13)
¿Qué podía significar el gesto de Jesús sino lo que el profeta Jeremías advirtió siglos antes? El que se aparta de ti quedará como algo escrito en la tierra. Jesús, el Señor, la esperanza de Israel, estaba en medio de su pueblo. Sin embargo, los escribas y fariseos le abandonaron: «Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio».
No le supieron reconocer, tener fe y lavar en su Corazón de Misericordia sus pecados: ante su Palabra, no tuvieron más remedio que abandonarle avergonzados, y así, con el gesto y con la Palabra de Jesús, se cumplió la Escritura:
Señor, tú eres la esperanza de Israel,
todo el que te abandona quedará avergonzado.
El que se aparta de ti
quedará como algo escrito en la tierra,
porque abandonó al Señor,
al manantial de aguas vivas (Jer 17,13)
Los escribas y fariseos y todos los que querían lapidar a esa mujer quedaron escritos en la tierra, porque su pecado, su falta de verdadero amor y de fe, les apartó del Señor, el manantial de aguas vivas: «Jesús puesto en pié, gritó: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí”» (Jn 7, 37).
60 comentarios
No recuerda a qué autor leí (Bart Ehrman, quizá) que decía que ese pasaje en concreto era un añadido posterior. No me extrañaría nada.
Si te vale la explicación bien, si no...
La interpretación de Arturo, a mi paladar, es un tanto negativa. A estos tiempos de Pasión, de Amor extremo, me parece le va mejor aquella asociación que hicieran tantos Padres con el texto de Daniel, donde un misterioso Dedo divino reescribía en el estuco del Templo.
Somos escritura de Dios; y la redención es una suerte de reescritura. Ese Dedo nazareno hundido en el polvo, podría bien ser el Dedo de Dios reescribiendo la vida de la pecadora. Al menos, a este Logos Arquitecto y Guionista de la Recreación le va mejor este rol, que el de escribir los pecados de los presentes o sus efímeros nombres llevados por el viento. “Yo no he venido —me atrevo a parafrasear— para anotar sus pecados, sino para borrarlos y escribir de nuevos vuestros nombres.” O, como lo entiende el Angélico: para escribir la Ley nueva en vuestros corazones.
Soy dado a pensar —y más, desde este Miércoles tan Santo— que el Libro de la Vida es un Libro de Arena, donde el Dedo Redentor mezcla su sangre y saliva con el polvo de este orbe —polvo de marchitos Hossannas que portamos 40 días sobre nuestras frentes— y con amorosa caligrafía, en ese íntimo polvo, escribe nuevas todas las cosas. Todas nuestras cosas.
Dirá santo Tomás en su Super Ioanem:“La tierra es maleable. Por eso, a fin de grabar de modo grácil y dúctil la Ley nueva a transmitir, la escribió en tierra".
ὑπομονὴ Ισραηλ κύριε πάντες οἱ καταλιπόντες σε καταισχυνθήτωσαν ἀφεστηκότες ἐπὶ τῆς γῆς γραφήτωσαν ὅτι ἐγκατέλιπον πηγὴν ζωῆς τὸν κύριον
(Jer 17,13)
Y el versículo de San Juan:
τοῦτο δὲ ἔλεγον πειράζοντες αὐτόν ἵνα ἔχωσιν κατηγορεῖν αὐτοῦ ὁ δὲ Ἰησοῦς κάτω κύψας τῷ δακτύλῳ ἔγραφεν εἰς τὴν γῆν
(Jn 8,6)
Creo que es significativa la coincidencia de vocabulario: el verbo escribir y la tierra (no en el polvo, ni en el barro, etc.)
Btw, en mi Biblia el texto joánico no dice ἔγραφεν sino katἔγραφεν... lo que es interesante pues alude, más que a un mero escribir, a un trazar rasgos, a un garabatear,,, cual un arquitecto sobre su tablero o un iconógrafo ante su levkas.-
Me gustaría que me explicaras por qué te parece que mi reflexión sea negativa. No fue ese en ningún momento mi sentir cuando lo escribí, ni cambia ahora porque estemos en Semana Santa. Hay una realidad constante en el Evangelio y en la vida de Jesús y en la misión que encomienda a sus discípulos: Id y predicad la conversión, los que os he enseñado, etc. Y dentro de ese mensaje recibido hay una realidad, quien acoje la Palabra pasa de la muerte a la vida:
“El que escucha Mi Palabra y cree, ha pasado de la muerte a la vida” Jn 5, 24.
La única negatividad es no acoger la Palabra, a Jesús, pues no hay otro nombre donde podamos ser salvos. ¿Eso es negativo? Eso es lo que es. Que cómo haga Dios su salvación para con cada cual es otra cosa que sólo Dios sabe. Pero en cualquier caso, la reflexión acaba con una invitación precisamente para la esperanza: “El que escucha Mi Palabra y cree, ha pasado de la muerte a la vida” Jn 5, 24.
En todo caso, con gusto escucharé tus razones para entender en qué has percibido negatividad.
1. Escribía los pecados, o alternativamente, el pecado central (¿soberbia, quizás?) de los que atacaban a la mujer.
2. No escribía, sino que dibujaba (el verbo graphein da para ambas cosas). Es decir, quizás no se trataba de letras. En tal caso, podría tratarse de muchas cosas: la cruz, de la que ya ha predicado él mismo; algún símbolo judío (no es imposible la Estrella de David, cuyo uso ha sido documentado desde el siglo II DC, por lo menos); o algún otro símbolo o representación.
3. Tal vez con su gesto indicaba la incapacidad de sus interlocutores para el diálogo: no habiendo con quién hablar y argumentar de verdad, Jesús "habla" con la tierra inanimada.
4. Jesús escribía el tetragrama: YHWH, centro de su amor, y criterio único de todo actuar.
«Jesús puesto en pié, gritó: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí”» (Jn 7, 37).
Convenía que el Señor, que no detendría a las turbas en su Pasión enfurecidas con el Justo, sí lo hiciera, moviendolos a conversión, ante una pecadora
Ambas cosas "son".
Como el Señor se inclina dos veces, quien te dice que en la primera hiciera lo que tú insistes, y en la segunda, lo que digo yo... :)
Aunque te confieso que me cuesta imaginarlo al Señor anotando en el suelo los nombres de aquellos por los que en breve va a derramar su Sangre, como signo de no ser más que polvo barrido por el viento, como dice el salmo en sintonía con "tu" Jeremías.
¿No te ha gustado la napolitana idea de un Pantocrátor reescribiendo el orbe, haciendo nuevas todas las cosas?
Pues a mí me resulta muy bella.-
Cada vez que caigo sobre este pasaje tiendo más a pensar en interpretaciones muy sencillas, conforme a la naturaleza humana, y que cualquiera de nosotros también puede mostrar (por favor, no me acuséis de hacer un ejercicio de reducción antropológica, aunque me cuento entre los que respetan la obra de Rahner). No quiero ser irreverente en absoluto, pero la escena me recuerda a una de tantas que aparecen en las películas de western en la que el malo está provocando al bueno, mientras éste, calmado, en cuclillas, garabatea con un palito sobre la tierra, momentos antes de desenfundar por sorpresa y liquidarle.
Insisto, no quiero ser irreverente. Por favor, no me digáis que he visto muchas películas, ¡y además de vaqueros!, lo cual es verdad, más que haber leído mucho a Rahner.
Sí, está claro que Jesús hace nuevas todas las cosas. Lo vemos constantemente en textos del NT. Para eso vino.
Recuerdas también ese pasaje que dice:
"Estas palabras de esperanza son muy acertadas: Si hemos muerto con él, con él también viviremos. Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él. Si lo negamos, él también nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede desementirse a sí mismo". 2 Tim 2, 8-13.
Evidentemente el caracter de la Redención SÓLO ES POSITIVO, y más que eso POSITIVISIMO: Feliz culpa que mereció tal Redentor.
Pero las PALABRAS DE JESUS Y SUS HECHOS muchas veces son duros, señal de contradicción, causan escándalo ("dichoso quién no se escandalice de Mí" Mt 11,6).
¿Qué más positivo que esa escena ante la adúltera para cambiar nuestra mentalidad hacia la Misericordia? La realidad es dura: o aceptar la Misericordia ofrecida gratuitamente en Jesús, o bien te puedes convertir en palabra escrita en la tierra, muerto por falta de la agua que sólo te da el manantial de aguas vivas.
"Dum narrat, prodit mysterium": no hay gesta ni verba de Cristo insignificantes, por minúsculos que parezcan.
Estos, simplemente, “no están”, en el Único Libro.
Y si lo hubiera, se escribe solo.
No lo ha de escribir el Dedo del Señor, aunque Juez de vivos y muertos sea. Los condenados (que pareciera no haberlos en esta escena, donde, como señala Luis, se da el milagro de una conversión masiva), digo, los condenados “ya tienen quien les juzgue”, como dice el Señor. Él no ha venido para escribir sus nombres en la efímera arena sino para perdonar el polvo pasado por las lágrimas, haciendo de él roca firme, piedra inconmovible.
La retirada de la gente, no parece ser un alejarse, un apartarse del Señor (como sugiere la última frase del post). Sino un deponer las armas de su soberbia y un alejarse del juicio condenatorio. He ahí el milagro, redactado en tierra y realizado en carne.
Si no imagino al Señor anotando en tierra esos nombres es porque jamás se lo ve al Señor realizando activamente la condenación de personas. Ni con Judas lo hace. Por eso los Padres cuando optaban por la posibilidad de que estuviera escribiendo sobre el mal, aclararán siempre que anotaría los pecados, mas no los nombres de los pecadores.
Y no porque no haya condenación ni infierno, sino porque el condenado, en definitiva, se autocondena, se automargina, se autoexcluye del Libro de la Vida. El infierno —como dicen los rusos— está cerrado con llave, mas del lado de adentro.-
El Dedo de Dios sólo sabe escribir Vida.
Es analfabeto para la muerte.
Por eso lo matan.-
Que escribieras una interesante reflexión sobre Jesús escribiendo en la tierra, no te hace automáticamente por lo que veo un intérprete válido de las enseñanzas de Jesús. Te olvidas del "vete y no peques más"... Y así confirmas a Santi en su pésima formación. Más prudencia... que no podemos poner a enseñar (en cualquier nivel: docente, presbítero, obispo) a quien con su vida contradice las palabras de Jesús. Repito Jesús no dijo: Seguí pecando tranquila...
Tiene usted mucha razón, y no pretendo ser más papista que el papa, ni mucho menos. Por eso doy gracias de ser católico, porque me da la certeza de que guarda el depósito de la verdadera fe y nos guía hacia la Verdad. Yo no he pretendido dar a entender eso que tú dices, aunque quizás así lo has interpretado de mis palabras. Es evidente que todo el mensaje evangélico es UNA CONSTANTE LLAMADA A LA CONVERSIÓN. NO sólo en la Cuaresma, sino siempre. Toda la vida hay que estar en proceso de conversión. Tomarse en serio la Palabra de Dios. Pero digo yo: una persona que se haya casado, y se haya divorciado, y se convierta al Señor, dé un cambio en su vida, siguiendo la ortodoxia no puede recibir la Comunión, que es casi tanto como decir que está excluido de la comunión de la Iglesia. Yo entiendo que siempre es posible iniciar una nueva vida en Cristo Jesús. A eso me refiero. En eso creo que deberíamos profundizar o reflexionar, porque si algo es el Evangelio es Buena Noticia, no casi buena, sino Buenisima. Tiene que dar soluciones en todos los casos, y hay mucha gente que sufre mucho porque parece que su fe en el Dios Amor que han conocido, no casa con el Dios o las reglas de juego que luego limitan la forma en que lo puedan vivir. Te ruego en todo caso que me expliques mejor lo que haya expresado a tu juicio mal. Gracias.
-Tanto el hombre como la mujer pueden ser adúlteros, en tanto y cuanto y cómo de modo tiempo y lugar estas circunstancias no se complementan. De aquí que solo Dios sabe quién es o no es judío. Y quién dónde y cómo debe de tener su legítima descendencia judía.
Esto no quiere decir que Jacob sea el único y primer padre del todo Israel. Sino que Abraham tuvo hijo con la mujer y y con la esclava. ¿Y quién de las dos fue la adúltera?
"Yo entiendo que siempre es posible iniciar una nueva vida en Cristo Jesús. "
Eso es cierto. La conversión siempre está abierta para nosotros, mientras nos quede un instante de vida.
¿Y cuál es esa nueva vida para el divorciado y vuelto a casar? Volver con su esposa (es decir, la "primera", que en realidad es la única) o, si eso no es posible por alguna razón, vivir en castidad.
Y esto es una Buena Noticia. Es la buena noticia del matrimonio cristiano, que dura toda la vida, porque es signo y participación del amor de Cristo por la Iglesia.
Y si el interesado cree que esas "reglas" "limitan" su vida, eso sólo quiere decir que, como tú dices, tiene que convertirse para aprender a pensar como Dios, en lugar de pretender que Dios piense como él. Porque los mandatos de Dios no nos limitan, sino que nos dan la única y verdadera libertad que, en este caso, es la libertad de amar hasta la muerte al esposo o la esposa.
Saludos.
"Lo mejor de todo es que a los adúlteros de hoy ya no se les lapida físicamente, pero en cambio se les excluye y estigmatiza".
Creo que en eso hay que distinguir dos cosas:
- Una cosa es creerse mejor que los demás, sean adúlteros o lo que sean, mirarles por encima del hombro y despreciarlos. Eso no es cristiano y el cristiano que hace algo así, peca y tiene el corazón endurecido.
- Otra cosa es decir la verdad con humildad y sin ponerse por encima de los demás. Y hay que decir que adulterar, obviamente es algo muy grave. Y, en el caso de un profesor de religión, además es escandaloso y perjudicial para los alumnos, que sacan la conclusión de que lo que se enseña es sólo "teórico". En ese caso, los débiles a los que hay que proteger ante todo son los alumnos.
Además, hay que distinguir otras dos cosas:
- Una cosa es cometer un pecado por la debilidad humana y luego arrepentirse de ello. En este grupo estamos (o debemos estar) todos los cristianos, así que no es algo para escandalizarse.
- Otra cosa muy distinta es vivir en una situación de pecado grave continuo y público, sin arrepentirse de ello. Quien está en esa situación necesita desesperadamente que le digan la verdad, porque se está engañando a sí mismo.
Y todo ello, con caridad, claro.
Saludos.
"y tenga que ver, tal vez, con que sólo hay un Libro: el de la Vida. No hay otro Registro, donde se inscribe a los condenados: un Libro de la Muerte.
Estos, simplemente, “no están”, en el Único Libro. Y si lo hubiera, se escribe solo."
Bueno, es cierto que sólo hay un Libro, el de la vida. Gracias a Dios, no somos maniqueos y no hay equivalencia entre el Bien el Mal, entre la gracia y el pecado.
Eso sí, si te fijas, nada tiene que ver esta interpretación del gesto con escribir en el libro de la "muerte". Simplemente, es un gesto profético, como el de la higuera, como el de echar a los mercaderes del templo, como el curar al ciego haciendo barro con la saliva, etc. Igual que hacía Ezequiel, son gestos que revelan una Palabra de Dios para los que los ven. Y, en este caso, la Palabra es "todos vosotros sois pecadores". Todos han abandonado a Dios y, según las palabras de Jeremías, son como algo escrito en la tierra. Nadie pisa suelo firme para ponerse por encima de la pecadora y juzgarla, porque todos están hundidos en sus propios pecados. Sólo Cristo es juez. Juez de misericordia y juez que dice la verdad, ya sea con gestos o con palabras.
Y eso, lejos de ser una condenación, es una Buena Noticia, porque Cristo vino a salvar a los pecadores. Para recibir su salvación, hay que reconocerse pecadores.
Para manifestar que aquéllos1 únicamente debían escribirse en la tierra, y no en el cielo, donde había dicho que sus discípulos se alegrarán de haber sido inscritos. También puede decirse que, humillándose (como lo demostraba en la inclinación de su cabeza), hacía señales en la tierra; o que ya era tiempo de que su Ley se escribiese en la tierra y fructificase (y no en piedra estéril, como antes).
Alcuino
Por la tierra debe entenderse el corazón humano, que suele dar su fruto por medio de acciones buenas o malas. Con el dedo, que es flexible en sus articulaciones, se expresa la sutileza del discernimiento. Nos da a conocer en esto que cuando veamos una acción mala en nuestro prójimo, no debemos condenarla en seguida, sino que primeramente, volviendo al secreto de nuestro corazón, examinémosla con cuidado y solicitud.
Beda
Por lo que respecta a la historia, al escribir en tierra con el dedo sin duda quiso dar a entender que en otro tiempo había escrito su Ley en una piedra.
Prosigue: "Y como porfiasen en preguntarle, se enderezó".
Me ha llamado la atención que pasaras tan por alto no mi comentario, sino el aporte del Doctor Común.- Saleroso diálogo --creo yo-- se habría podido hilvanar a partir de ello. Otra vez será.-
Me gustaron los comentarios. Gracias.
fue un Estudioso del Psiquismo humano el entendia perfectamente el Comportamiento del Yo interno el Ego Personal es por eso que sele considero un Iniciado fue por eso que viajo ala india a Ejipto a las ensenansas . ya que el no era sobre Humano .
Mas Si Iluminado.
En aquellos tiempos, antes de la cruz de Cristo, estaban bajo la ley que Dios entregó a Moisés y se encuentra en los libros del Pentateuco que comprende los primeros cinco libros de la Biblia. Allí Dios reveló las demandas de Su Justicia y el castigo que merece el pecador, para mostrar al hombre que nadie puede por su propia justicia, de sus obras humanas, agradar ni complacer las altas demandas de la Santidad de Dios.
Esta ley fue entregada al hombre para llevarnos a Cristo, demostrando de forma clara y precisa, que nadie puede salvarse por sus propias obras, porque todas ellas son malas y no existe ningún ser humano que haya podido satisfacer todas las demandas divinas para merecer el cielo.
Rom 3:20 "ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado".
La ley fue solamente el espejo que Dios nos entregó para que aprendiéramos a vernos como Él nos ve, pero ese espejo (la ley) no servía para lavarnos de nuestros pecados (nadie se lava con un espejo sino que con un detergente), y nos mostraba nuestra incapacidad humana para salvarnos a través de nuestros propios méritos, debido a que las exigencias eran de acuerdo a la santidad de Dios.
Después de probar a su pueblo terrenal (Israel) que por sus propias obras TODOS estaban condenados, finalmente les muestra el único medio para satisfacer las demandas de la Justicia y Santidad de Dios para obtener la salvación eterna. Por eso dice que la ley fue nuestro ayo (nuestro instructor), para llevarnos a Cristo. Gal 3:24 "De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe".
El veredicto divino después de ordenarle a Su pueblo (Israel) que vivieran bajo la ley, fue irrebatible:
Rom 3:10 "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
Rom 3:11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios.
Rom 3:12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".
Por eso fue necesario que viniera Cristo y ocupara nuestro lugar de condenación. Él pagó la condena nuestra (Rom 6:23 "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro"). Una vez que Cristo murió en nuestro lugar, todos aquellos que nos arrepentimos y aceptamos esa obra substitutiva del Señor, quedamos libres de la ley y recibimos el perdón eterno por todos nuestros pecados. Col.2:13 "perdonándoos todos los pecados".
Durante el período de la ley el peso de la Justicia era aplicado inmediatamente, porque vivían bajo la ley, por ese motivo todo pecado era condenado rápidamente. Eso no significa de ninguna manera que ahora que estamos bajo la gracia, las exigencias de la Santidad y Justicia sean menores y que algunos se librarán de su condenación; porque los que no han aceptado o sido indiferentes con la obra de Cristo y la salvación gratuita que Dios ofrece por medio de Su Hijo unigénito, solamente han ganado un período de gracia, pero finalmente igual habrán de recibir el pago de sus iniquidades. Hasta las obras de los creyentes también serán sometidas en el cielo, ante el tribunal de Cristo, al fuego de la Justicia de Dios.
2Co 5:10 "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo".
1Co 3:13 "la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
1Co 3:14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
1Co 3:15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego".
Pero como decía anteriormente, durante el período de la ley en que vivían ANTES de la cruz de Cristo, el pecador debía ser juzgado inmediatamente. Dentro de ese contexto es que a Jesús le traen una mujer que había sido sorprendida en adulterio, los que traían a esa mujer eran escribas y fariseos, a quienes el Señor había acusado de hipócritas, sepulcros blanqueados que por dentro seguían desprendiendo el horrible olor de la muerte, pero por fuera eran religiosos hipócritas que se revestían de una falsa santidad.
No existe ninguna duda que esos religiosos hipócritas le traían esa mujer adúltera a Jesús, para sorprenderlo y ver qué decía delante de todo el pueblo para encontrar algo por lo cual acusarlo, al suponer ellos que Jesús no iba a condenar a esa mujer y de esa manera no cumplir con la ley de Dios y así atraparlo para condenarlo por hereje.
Creo que la sabiduría y santidad divina que habitaba en ese cuerpo donde moraba toda la plenitud de la Deidad (Col 2:9) , reconoció rápidamente la intención del corazón de esos religiosos hipócritas, y también que se estaban burlando de la ley de Dios, porque lo que Dios había dicho era:
Lev 20:10 "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos".
Eso que pretendían hacer los líderes religiosos, era un juicio viciado, que no tendría validez ante ningún tribunal humano, menos en el de Dios. Porque lo que Dios había dicho en Su ley era que ambos, el hombre y la mujer deberían ser condenados, pero estos hipócritas habían quebrantado y cambiado a su conveniencia machista, lo que el Santo había dispuesto ¿Dónde estaba el hombre con el cual esa mujer había sido sorprendida en adulterio? Naturalmente no cometió adulterio ella sola ¿Por qué estos líderes religiosos eximieron de culpabilidad al hombre y ahora querían condenar únicamente a la mujer?
En consideración a todo esto, es que creo que lo que el Señor escribía en la tierra con su dedo, era:
Lev 20:10 "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos".
Y lo más que me maravilla es la paciencia del Señor para con esos hipócritas, porque dice el texto de Jn.8 que el Señor escuchó pacientemente a estos líderes religiosos y sin levantar su cabeza, escribía sobre el suelo, únicamente ante la insistencia de ellos es que les respondió, porque voluntariamente ignoraban lo que Jesús escribía sobre el suelo a la vista de todos, Jn 8:7 "Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella".
Luego de dictaminar esa sentencia que tocaba a la poca consciencia que les quedaba a esos religiosos, volvió a escribir nuevamente. Pero todos esos hipócritas se habían alejado humillados y avergonzados, y el dictamen que dijo a la mujer fue lleno de misericordia, porque para eso había venido Cristo a este mundo:
Jn 8:10 "Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Jn 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más".
El perdón divino opera cuando el pecador se arrepiente y se aleja del pecado. Nadie es perdonado para volver a cometer y practicar reiterativamente el mismo pecado. 1Jn 3:9 "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado".
Esto que nos parece una brutalidad de los religiosos de esa época, en occidente muchos creen que eso es cuestión del pasado, pero lamentablemente es algo muy común en los países orientales, donde muy frecuentemente se puede ver a través de grabaciones que se muestran por Internet, que allí se continúa cometiendo la misma injusticia de los religiosos de los días del Señor, por quienes dicen creer en Moisés y sus escritos. La última mujer que vi que fue ejecutada públicamente, fue (como siempre) solamente una mujer, que fue acusada de "sospecha" de adulterio. La adúltera es condenada a muerte ¿Pero qué sucede con quién ella cometió el adulterio? ¿Cómo puede alguien ser condenado por "sospecha" de adulterio? cuando los libros de Moisés dicen:
Deut_22:22 "Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel".
Nadie podía (ni debería como en todo el mundo civilizado) ser juzgado por sospecha, sino únicamente cuando fueran sorprendidos ambos en el delito. Y ambos, la mujer Y EL HOMBRE, debían pagar con su vida por su pecado.
Pero como intenté explicar en el preámbulo que hice para entrar a este tema, eso era exclusivamente para el tiempo cuando se vivía bajo la ley, antes de la cruz de Cristo, en Israel, el pueblo terrenal de Dios. Porque TODO lo que aparece en la ley (incluyendo el diezmo, la fiesta de las primicias, la circuncisión, el día sábado, los sacrificios de animales, etc.) fueron ordenanzas exclusivas para Israel; tal era la exclusividad de la ley para ellos, que además Dios prohibió a los que no eran judíos, acercarse al templo para cumplir con las demandas expuestas en la ley de Moisés.
Eze 44:6 "Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: Basta ya de todas vuestras abominaciones, oh casa de Israel;
Eze 44:7 de traer extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para estar en mi santuario y para contaminar mi casa".
Porque la ley de Moisés era muy contundente para prohibir a los que no fueran judíos, acercarse al templo donde adoraban, presentaban los sacrificios y traían los diezmos los judíos. Num.3:38 "y el extraño que se acercare, morirá".
Hoy estamos bajo la gracia y Dios no ordena al hombre tomar esa clase de justicia en sus manos, aunque como también me referí, eso no significa que estos inicuos que apelando al Santo nombre de Dios y se burlan sentenciando únicamente a la mujer adúltera, eximiendo sin ninguna justificación de la sentencia que también le corresponde al hombre con el cual ella pecó; ninguno de ellos escapara del juicio divino, como tampoco los abusadores e hipócritas de nuestros días modernos.
El esta hablando en otro contexto, pero viene al caso. sobre todo cuando se remite a la nueva alianza. Jesús la escribe de nuevo con ese gesto hablando directamente al corazón.
es el mismo Espíritu de Dios el que habla.
La expresión “dedo de Dios”, aplicada al Espíritu Santo, se remonta a la palabra de Jesús:“Si yo expulso a los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes” (Le 11, 20).En Mateo, la misma palabra se repite con una variante: “Si yo expulso los demonios con el poder del Espíritu de Dios...” (Mt 12, 28). Me pregunto cuál de estas dos fórmulas será la que verdaderamente utilizó Jesús. Hay razones para sustentar cualquiera de las dos versiones: la de Lucas parece más probable; en efecto, es más fácil pensar que haya habido necesidad de transformar la expresión metafórica de “dedo de Dios” en la explícita de “Espíritu de Dios”, que no lo contrario. Pero esta pequeña incertidumbre no quita nada a la importancia del texto. Es más, de este modo se hace explícita y canónica la ecuación Espíritu de Dios y dedo (o, más a menudo, mano) de Dios, tan frecuente en la Biblia (cfr. Ez 3, 14; 8, 3).
Con cualquiera de estas dos expresiones se pretende indicar la intervención poderosa -o el mismo poder de acción- de Dios en el mundo. Lo que Jesús afirma es que sus exorcismos se llevan a cabo en el poder de Dios. En este sentido -es decir, para indicar el poder operativo de Dios-, la expresión “dedo de Dios” es utilizada en el Exodo, donde los magos de Egipto, al ver los prodigios realizados por Moisés y Aarón, exclaman: “¡Esto es obra del dedo de Dios!” (Ex 8, 15).Hay otro contexto en el que se repite en la Biblia la metáfora del dedo de Dios. Es el pasaje donde se dice que las tablas de la ley dadas a Moisés en el Sinaí fueron “escritas por el mismo dedo de Dios” (Ex 31, 18). Pero en este caso la identificación del dedo de Dios con el Espíritu de Dios fue más lenta. Jeremías dirá que, en la Nueva Alianza, Dios “escribirá” su ley en los corazones (cfr. Jr 31, 33); según Ezequiel, eso significa que Dios infundirá su Espíritu en el corazón del hombre (cfr. Ez 36, 26ss) y, por último, Pablo dará el paso siguiente, definiendo la comunidad de la Nueva Alianza como “una carta de Cristo redactada por nosotros y escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, es decir, en el corazón” (cfr. 2 Co 3, 3). La ecuación entre Espíritu de Dios y dedo de Dios, en este contexto de la ley, pronto llega a ser común en la Iglesia. Se lee en un escrito del siglo II: “Moisés recibió del Señor las dos tablas escritas, en el Espíritu, por el dedo de la mano del Señor” y, en otro escrito más tardío: “Los mandamientos de Dios están escritos sobre la tela del alma y sobre la tablilla del corazón, por el dedo de Dios, o sea, el Espíritu Santo” es el capítulo XI del libro "Dextrae Dei tu diggitus"
espero sea un aporte favorable.
¿Y si, sencillamente, se limitó a dibujar, en dos gestos sucesivos, dos arcos, para así conformar ese gran pez, al estilo de los primeros cristianos?
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