El buen gusto y la fe católica
He leído un estupendo articulito del P. Longenecker que me ha hecho pensar bastante. Así que lo he traducido y lo pongo en el blog, para que los lectores piensen conmigo.
Trata sobre el buen y mal gusto y su relación con el catolicismo. La idea fundamental es, creo yo, muy acertada: en la Iglesia hay lugar para el buen y el mal gusto, para una estética culta y una popular, para lo elaborado y lo sencillo precisamente porque la Iglesia es Católica, universal. De hecho, esta amplitud de la Iglesia (cuyo interior, contra toda ley física, es mucho mayor que el exterior) es un poderoso argumento en favor de la veracidad de sus pretensiones.
Hay algo, sin embargo, en el artículo que chirría en mis oídos y que no acabo de identificar. Quizá los lectores puedan ayudarme a descubrir el matiz que no es totalmente correcto o a comprender mejor la cuestión y descubrir que no hay nada que corregir.
Creo, aunque no estoy seguro, que lo que no me gusta es una cierta identificación entre lo “popular” y el “mal gusto” que me parece injusta y gratuita. En algunos casos, puede darse esa identificación, pero en muchos otros no sucede así. Por otra parte, los trascendentales del ser convertuntur, así que la Verdad y la Belleza, aunque no se identifiquen totalmente en este mundo sublunar, al menos deben tender a identificarse en el límite infinito. Por lo tanto, algo tendrá que ver la Fe, que es la mayor aproximación en este mundo a la Verdad, con la Belleza.Les dejo con el artículo.
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Una de las cosas que me resultan atractivas sobre la fe católica es su práctica universalidad. Es decir, tiene espacio para opuestos. Por ejemplo, el catolicismo es una religión con los más altos niveles de logros estéticos. Tenemos a Palestrina, Vivaldi, Miguel Ángel, Da Vinci, Caravaggio, Mozart, Fra Angelico, la Capilla Sixtina, la Catedral de Chartres, etc., etc., etc. Pero también tenemos religiosidad popular y hortera. Tenemos botellas de agua bendita con la forma de la Virgen María y una corona como tapón. Tenemos estampas que cambian de Jesús a María cuando las mueves, rosarios chillones, vestimentas fluorescentes y estatuas horribles con ojos de cristal.
Es posible que los estetas que hay entre nosotros pongan los ojos en blanco y desaprueben los excesos de la devoción popular. Puede que miren por encima del hombro a las baratijas y horteradas, pero no pueden negar que ésta es una religión para príncipes y para pobres. Es una religión para doctores universitarios y para campesinos. Si una religión se limitara al buen gusto, la buena música, una arquitectura exquisita y a un arte y un refinamiento sublimes, me resultaría sospechosa, porque no sería una religión del pueblo. Del mismo modo, si una religión se limitara a lo hortera y de mal gusto, a la vulgaridad y a la fealdad, me resultaría igualmente sospechosa. Ninguna de ellas podría ser una religión universal. Más bien, ambas estarían limitadas por un cierto tipo de gusto (bueno o malo) de sus miembros.
Lo auténtico del catolicismo es que, cuando visitas alguna expresión grandiosa y maravillosa de nuestra fe, probablemente te encontrarás también con algún aspecto de devoción popular un poco hortera. Si visitas la gran basílica de Santa Teresa de Lisieux, tendrás que abrirte paso por una multitud de vendedores callejeros que ofrecen sus feísimos productos a los peregrinos por el camino. Los estetas contemplarían esto desdeñosamente y dirían: “Es horrible que en un lugar tan santo se pongan a vender estas cosas tan vulgares”. Es puro esnobismo. ¿Por que no va a poder la gente del pueblo comprar objetos de devoción y recordatorios que le gusten? Los estetas pueden mirar por encima del hombro, pero, en mi opinión, los vulgares puestos de recuerdos son una señal de la autenticidad de la Iglesia. Están diciendo: “Mirad. Cristo es para todos. No necesitas tener buen gusto para entrar en el Reino”.
El catolicismo, como el Niño Jesús, es para reyes y pastores. No quiero una religión que sólo sea para los humildes y vulgares o sólo para los nobles y con buen gusto, porque ambas pueden ser simples proyecciones de la propia educación y los propios gustos, en lugar de la verdad.
57 comentarios
1) El mal gusto no es patrimonio de los pobres, sino de todos los masificados, sean riquísimos o proletarios;
2) El mal gusto religioso no es necesariamente cursilería u horterada, como dicen Uds los españoles. Una obra "religiosa" inadecuada, como los musculosos modelos homosexuales de Miguel Angel, como se ha venido a conocer últimamente, aunque haga de Dios o de San Pedro, las prostitutas de Rafael o la beata Teresa Albertoni o Teresa de Jesús, son de pésimo gusto por su inadecuación con su objeto, aunque sean estéticamente sublimes. A quien dude, lo invito a poner en google imágenes "beata Teresa Albertoni, Bernini" y después seguimos discutiendo.
3) En Dios no hay mal gusto; si bien el mal gusto no es propiamente pecado, es una desviación de la Belleza, una falsificación de la simplicidad. Como bien dices, es una desviación de la verdad. No entrará el mal gusto en el Reino de los Cielos, así que algo malo tendrá.
Me encantaría tener aquí una opinión del Coronel Kurtz, que es un especialista en la materia.
Por ejemplo: no hay culpa en el fiel que ignora todo y acepta asistir a una Misa que llega al sacrilegio (consagrando pan francés y vino de botella), pero sí lo habría en quien sabiendo que contradice la voluntad de Dios y la Iglesia la celebra.
Bruno, no confundamos la Caridad por el prójimo y sus debilidades, con una revindicación de las mismas.
Crux Australis
El mal gusto es la manifestación del pueblo; y todo lo que manifiesta el pueblo es sagrado. Lo que se llama buen gusto no es otra cosa que la subsistencia de modos de producción arcaicos (antes se hacía una silla a mano; ¡a mano!), elitismos nocionales (la idea de belleza, sin ir más lejos) y la caprichosa concepción de que el hombre debe buscar la belleza fuera de su propia medida, que como sabemos es la medida de todas las cosas.
Sólo liberando al hombre del arte de minorías, de la pretensión de belleza sobrenatural y poniendolo en el centro de toda estética, destronaremos la belleza y pondremos en su lugar al hombre, con sus miserias, sus fealdades, sus necesidades y vilezas, en definitiva, su esencia. Eso es bello: el pueblo que se busca a sí mismo, sin embaucarse con ideales inalcanzables, asumiendo su tiempo y sus limitaciones.
Recomiendo mi opúsculo "La belleza no salvará al mundo", Edit. Ulianov, Leningrado, 1968.
Lo "popular", en principio, va "en serie" y es lo más barato. Lo más bello, en lo que está tratando Fr. Longenecker -música, ornamentos, artesanía, decoración- requiere, en principio, máyor selección y más tiempo en materiales y ejecutores. Y consecuentemente es más caro, menos popular.
Pero ambas afirmaciones tienen excepciones. A mí lo que me gustó de este post de Fr.L. es lo de la universalidad de la Iglesia. Creo que tiene mucha virtud la persona que puede rezar "con paz" delante de un Sagrario de pésimo gusto con un jarrón de flores de plástico, en un reclinatorio áspero y un poco mugroso y rodeada de otros fieles que hacen ruido con bolsas o cuchichean sin parar.
Me espanta que haya tantas páginas web católicas con musiquillas irritantes, imágenes parpadeantes y oraciones horribles; pero prefiero ésas (algunas al menos) a otras tan-tan-tan perfectamente sublimes que no muestran al Señor ni a la Iglesia si no es escarbando varios niveles.
Por ejemplo, la sencillez con el mal gusto. Hay muchas personas que, como niños, no se preocupan porque una imagen sea bellísima o no, sino que, como es de su Madre o de su Señor la veneran y saben ver más allá de la belleza material la Belleza eterna. Pregunta a un niño y no sabrá decirte si su madre tiene arrugas en los ojos o no: él va directo a lo importante. Esa sencillez es evangélica. No es ya que tengan buen o mal gusto, es que van mucho más allá de eso.
Otro ejemplo, el buen gusto y el "cultismo", la moda o el academicismo. Es decir, quien confunde la belleza con el saber de los expertos, con estar a la última, con las firmas famosas, con la simple antigüedad....
Otro ejemplo, el buen gusto, la educación, la higiene y la cultura con la bondad moral. C. S. Lewis decía que él se salvó de hacer esa identificación, muy típica de su época, gracias a su niñera, una señora sencilla, de condición humilde, y la persona más buena que había conocido.
"En Dios no hay mal gusto; si bien el mal gusto no es propiamente pecado, es una desviación de la Belleza, una falsificación de la simplicidad. Como bien dices, es una desviación de la verdad. No entrará el mal gusto en el Reino de los Cielos, así que algo malo tendrá".
Coincido.
"Ciertamente Dios es "El bello", por lo que el mal gusto implicaría una distancia de Él, aunque en el caso de la gente con menor capacidad se excusaría y sería ciertamente más grave en quien sabe lo que hace".
Discrepo. No debe relacionarse de esta forma tan directa el mal y buen gusto con la maldad y bondad moral. No es cuestión de excusar o no, ni de ser grave o leve. Creo yo. Lo mismo sucede entre la bondad y maldad moral y el conocimiento o la ignorancia. Hay relación, pero mucho más indirecta o, mejor dicho, lo que hay es una convergencia en el infinito. Ambas miran hacia el mismo punto, pero no coinciden en este mundo limitado.
Pero: lo católico es et et, no aut aut. Ser santo no obliga a ser cursi ni hortera. Nuestro Señor era un Señor con un gusto exquisito, basta leer sus palabras.
Por supuesto que si Santa Teresita hubiera escrito como Bernanos o Bloy, seria mejor escritora, pero no sería mejor santa. O muy poco mejor, jajaja
Por eso, en cierto sentido son asumibles e incluso pueden, secundum quid, ser factores de santificación. Como en el caso de un feligrés que ofrece el disgusto que le produce una Misa hortera.
Igual, no creo que tenga éxito en mi pedido a la comunidad. Lo digo porque sería injusto callar y propio de un falso creyente. Pero así es como estamos, y llevando el argumento tolerantista, debemos decir que si una mujer está siendo violada debe aceptar gustosamente la situación... quizá sea su via de santificación. ¿Porqué no, si el abuso litúrgico y el afeamiento de la Iglesia son una violencia contra la esencia de la misma?
Ven a Nuestra Madre violentada, humillada y tratada como un souvenir de mal gusto, pero queda mal criticar eso... así que finalmente, lo defienden. Por algo será que Nuestro Señor se preguntó "¿Encontrará Fe el Hijo del Hombre cuando retorne?". La religión del tolerantísmo es muy intolerante y excluyente!!!
(y reitero: el mal gusto no patrimonio popular ni elitista, es simplemente una deficiencia en la comprención o percepción, que es deber de la Iglesia -en su rol de maestra cultural de la Cristiandad- extirpar y sanar en el pueblo -tanto ricos como pobres-).
AMDG
Crux Australis
El problema con la estética y el gusto, es que es cultural. Y bueno, de todos modos me identifico a la mitad, yo tengo la botellita plástica de agua bendita con forma de la Virgen de los Ángeles en el altarcito, y me gusta Vivaldi para sentirme inspirada.
La Iglesia, trascendiendo las limitaciones de cada cultura, intenta plasmar la visión beatífica en todas sus obras. Esta es "La" belleza cristiana, que es buscar semejar las realidades últimas y al mismo creador en todo cuanto se hace.
La botellita, por dar un ejemplo concreto, es de un material innoble de poca resistencia y de un diseño que vagamente recuerda al valor espiritual de su contenido. El Agua Bendita es una sustancia que ha recibido bendiciones particulares, que la hacen digna de respeto, y al menos de un contenedor digno.
Además, por lo borroso de la imagen que intenta representar, podemos ver en el autor un desinterés por Nuestra Madre la Virgen María. Y un mero interés comercial, que claramente tiene más de souvenir que de envase para agua bendecida, lo que implica una ofensa a quien la bendice que es ciertamente Dios (por intermedio de su Santa Romana Iglesia).
Por último, creo que la ofensa causada varía con respecto a la conciencia de quien la comete, por lo que no necesariamente implicaría un pecado en tu caso. Y solamente lo sería si aún sabiendo lo mal que está, preservaras la bendita sustancia en un envase tan pobre, siendo que está en tus posibilidades tratarla con la dignidad que merece.
Otro capítulo sería en envase como imagen mariana. Pero creo que con esto expongo claramente mi opinión. La otra posibilidad es seguir adelante en el fanatismo "bau haus" que ha destruido tantos altares e imágenes reverenciadas desde hace siglos. Lo que en los cánones más antiguos, y nunca abrogados, es una ofensa gravísima a Dios.
AMDG
Crux Australis
Cuando me pongo a considerar que algunos lectores me han dicho en mi blog que no entienden qué hago en Infocatólica con mi sencillez, mi falta de capacidad de discusión, mi formación teológica apenas básica, llego a pensar que han de verme como una de esas piecitas de mal gusto que venden como souvenir.
Quizá tengan razón, quizá yo sea en InfoCatólica como una de ellas. Estaría mal que así fuera? Debería no ser bloger en este sitio por esa razón?
No lo creo.
Como decía el Aquinate, pensar es distinguir.
Dice usted: "Volvemos a la triste retórica tolerantista de moda. Hablar de cosas mejores o buenas es excluir otras por inferiores o malas. Si les molesta aceptarlo, mediten si están de acuerdo con el Dios que adoramos, que divide numerosas veces entre bien y mal".
No. Hablar de cosas mejores no es excluir otras inferiores. Si fuera como usted dice, por ejemplo, la creación sería imposible, pues el hombre es inferior a Dios. Sin embargo, aún así, ha sido creado. No se puede confundir "superior" con "bueno" e "inferior" con "malo", como hacían (y hacen) los gnósticos. El hecho de la creación lo demuestra.
En cuanto a los abusos litúrgicos, etc., creo que confunde usted la postura de Luis y la mía propia. En ese sentido creo que la distinción que ha hecho Luis es estupenda: entre el mal que sufrimos y el mal que causamos. Causar intencionadamente un mal es un pecado, pero aceptar con amor a la Voluntad de Dios el sufrimiento y los pecados de los demás es, sin duda, una vía de santificación.
Creo que comete un error al exigir ¡y bajo pena de pecado! lo que no exige la Iglesia. No recuerdo ninguna norma que impida que el agua bendita se guarde en botellas de plástico. Y si, en efecto, no existe tal norma, es una grave imprudencia crear escrúpulo en los fieles. Lo que se puede y debe hacer es animar a mostrar el respeto por las cosas de Dios, sugiriendo que sería un buen detalle para con la Virgen el usar un recipiente mejor, etc. Todo eso es buenoPero no imponer cargas que la Iglesia no impone. ¿Pecaba Santa Teresa de Lisieux al poner flores de tela en vez de reales ante las imágenes de su monasterio?
Finalmente, lejos de mí el aprobar el "fanatismo "bau haus" que ha destruido tantos altares e imágenes reverenciadas desde hace siglos". Nada quiero tener que ver con esos vándalos.
Saludos.
A mi juicio, si se pusiera el listón muy alto para los blogueros en InfoCatólica, nos tendrían que echar a casi todos. :)
A fin de cuentas, InfoCatólica es un pedacito de Iglesia y ya lo decía San Pablo: "¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios".
Creo que lo importante es una humildad básica. En el sentido de la auténtica humildad cristiana, que es la verdad. Es decir, si uno no sabe de un tema en concreto, lo reconoce y ya está. No pasa nada. Yo aprendo mucho en este blog. El post de hoy es un ejemplo. No tenía claro algo y se lo he preguntado a los lectores. De hecho, tengo una sección dedicada a eso, titulada "quid vobis videtur?". Y todos podemos aprender algo sobre el tema.
Mucho ánimo con tu blog y saludos.
Me encanta Infocatólica porque es un pedacito de Iglesia y así me lo han hecho saber -no solo con palabras- los blogers y el consejo editorial.
Me he puesto como ejemplo para destacar algo relacionado con lo que has dicho sobre que la Verdad y la Belleza "al menos deben tender a identificarse en el límite infinito" y en eso coincido contigo , pero hasta eso, de qué nos sirve reconocer que se identifican si ese reconocimiento lo convertimos en criterio para emitir juicios que crean escrúpulos en los demás?
Esos escrúpulos son juicios, auténtica censura de la realidad.
Al censurar la realidad -aunque sea en el mínimo aspecto- nos imposibilitamos para reconocer a Cristo lo cual para mi es obvio que constituye un obstáculo para reconocer a plenitud esa identificación de la que hablas entre la Verdad y la Belleza.
Con todo, ya que se cita sobre todo el arte religioso, siempre he considerado que este debe ser, necesariamente, una forma de alabanza a Dios. Mientras la arquitectura, la pintura o la escultura fueron simples artes humanas aplicadas a la evangelización y la adoración a Dios, fueron verdaderamente de buen gusto, aunque fuesen toscas y poco agraciadas. A partir del Renacimiento, el arte comenzó a fundamentarse en sí mismo, en responder a patrones y modelos clásicos en los que la belleza de la obra artificial cantaba las alabanzas de la propia Belleza como concepto abstracto; una competición con otros artistas. La gloria a Dios o el apostolado se convirtieron en simples motivos para expresar el talento del artista y su dominio de la técnica. Por eso, el mismo pintor hacía con igual rutina una Inmaculada, como un rapto de Europa, como una boda burguesa, y el mismo arquitecto empleaba igual modelación para una catedral, un palacio, o un mercado.
En ese sentido, reconozco que admiro la exclusividad oriental hacia los iconos. Los autores de iconos, no sólo deben estudiar una carrera teológica, sino que cada icono original está pensado como una oración, por lo que el autor entra en un auténtico estado de mística espiritual mientras lo pinta. Los iconos originales no se "fabrican en talleres", sino que se meditan y se expresan. Naturalmente luego están las reproducciones industriales para la venta, pero al menos estas reproducciones, si son fieles, conservan el espíritu de adoración del original. Para mí, eso es buen gusto en la estética religiosa.
- De aquí que yo quiera una religión que sirva de consuelo terrenal a todos los lázaros por muy mal que estos hiedan. Y me importan un bledo todos esos epulones, que en hipócrita vetimenta religiosa alimentan su egolátríco miedo a la oscuridad temporal para no ser olvidados.
Y aquí los cinco individuos, cabezas estos de las iglesias apocalípticas (Ap,17,9-10) que no han respondido a la exhortación: Sólo Esmirna y Filadelfia en su mundanal inculta pobreza permanecen fieles, y firmes a la hora de la salida. Los otros cinco, que tenían notorio predicamento en el mundo, han pasado.
-"El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes ya los ricos los despide vacios."
Quiza,partiendo de la base,de que el unico artista es Dios,el unico Creador,toda pretension humana de querer igualarle,o incluso superarle,es volver a comer del fruto del arbol de la vida.¿No es mas maravilloso un lirio en el campo que una hermosa iglesia romanica-siento debilidad por el romanico-? Si,lo es. ¿No es mas hermoso el cuerpo humano que la cupula de San Pedro? Tambien lo es,y mas que un icono;lo malo es que no sepamos ver la belleza de nuestro cuerpo,o del de al lado y maravillarnos ante la contemplacion de quien trata de agradar a Dios con su arte.
Espero que con esto ultimo que he escrito no se me tilde de antropolatra,que creo que resulta obvio que no es asi. Ma maravilla un rosario hermosamente hecho para rezar a Dios Y a la Virgen Maria,pero es mas hermoso ver a alguien rezarlo,criatura y obra de Dios.
Bueno,no estoy contradiciendo a nadie,es solo una pequeña reflexion que se me ha ocurrido a leer este post y los comentarios.
Creo que el mal gusto tiene mucho que ver en cambio con el relativismo actual, donde todo da igual y donde nadie quiere esforzarse.
El ejemplo de las botellas de agua bendita. No creo que nadie se compre esa botella por conservar una imagen de la Virgen, la compran por el agua o por el recuerdo que les trae ver ese objeto. Estoy seguro que mas del 90% de las personas que la compran te dirán que es fea.
Conozco gente que compra "Cristos cósmicos" (imágenes de Cristo llenas de rayos láser y efectos especiales) en los chinos pero eso no quita para que se les caiga la baba al ver un retablo barroco o entrar en una capilla románica.
En realidad, hacer renacer en las personas el buen gusto es algo que debe hacer la Iglesia. He conocido jóvenes que se han convertido al Señor y han dejado de vestir como vestían, he visto como comunidades que adornaban el altar de cualquier manera a medida que han avanzado en el conocimiento del Señor han ido comprando ornamentos, manteles, jarrones, y han acabado dándole al Señor la belleza que se merece.
Que no se trata de mucho oro ni joyas sino de darle a Dios el trato que merece en base a la dignidad que tiene que es toda.
He discutido muchas veces en mi comunidad por esto. No hay que comprar lo mas caro si no se tiene posibilidad pero hay que dar lo mejor de uno mismo.
La buen gusto del cristiano es el buen gusto del enamorado, que saca lo mejor de si mismo para gustar a su enamorada. No según sus criterios, sino adecuandose a lo que sabe que a ella le va a gustar. Así nosotros por el amor que Dios nos tiene, tratamos siempre de agradarle como merece, también en lo estético y no según los cánones o tendencias sino según Él ha ido enseñándonos como agradarle.
El buen gusto nace de la dignidad, del saberse amado por Dios y eso no tiene nada que ver con la clase social, entre otras cosas porque el buen gusto siempre es austero, no es ostentoso por lo que cualquier persona humilde lo puede poseer.
Siento si no me expreso bien. Me vienen demasiados pensamientos inconexos.
Cierro con lo que me enseñaba un sacerdote (por otro lado bastante rico) que me ayudó mucho durante mi época de retorno a la Iglesia: "sólo hacen falta dos camisas, Óscar, no hay que tener mas, pero siempre limpias, perfumadas y planchadas".
Un abrazo
"Espero que con esto ultimo que he escrito no se me tilde de antropolatra"
Entiendo que es justo lo contrario: reconoces que las obras de Dios (es decir, la creación y, especialmente, el ser humano) son mucho más maravillosas que las de los hombres (sean imágenes o lo que sea). A mí me parece teocentrismo puro y duro.
Saludos.
Se requiere una torsión del sentido común, un sumergirse en Uno mismo, una buena de gruesa de cera en los oídos para no escuchar esos cantos de sirena que nos hablan de una hermosura nunca vista, de una tierra desconocida, de algo que nadie vió pero que esplende con cien mil fulgores que de tan brillantes parecen tiniebla y que dicen estos alucinados, brotan desde el fondo de las cosas e incluso de nuestra conciencia con una fuerza desbordante. Pura fantasía descentrada, teocentrismo medieval. Nunca te salgas del yo, de tus habitos y de lo que llama Bruno tus vulgaridades, porque todo lo que excede el yo es peligro, es alienación, es pérdida, y estamos para ganar al mundo, no para perderlo. Ese es el mensaje de nuestro metacristianismo. La Belleza es peligrosa, evítala. Puede cambiar tu yo, y si cambias tu yo puedes perderte.
Para combatir esta arraigada tendencia escribí mi "Más allá del ego hay más ego: estudios antropocentristas", Edit. Narciso, Bombay, 1968.
Claro que existe el mal gusto, pero la gente que compra las botellitas, o las estampas, no son, claro está, quienes las producen. Ellos comprarán estos artículos con el corazón, con una fe sencilla... y se cuesta poco dinero, mejor.
Del otro lado del mostrador, está el comerciante, el que "diseña" las botellas, las imágenes en las estampas, el que las encarga que debe contar con un presupuesto bastante ajustado. Creo que allí se debe dirigir la atención.
A veces se identifica erroneamente buen gusto con precios elevados. Y mientras que no se fomente en el arte cristiano una total toma de conciencia del Misterio que nos trasciende, me temo que seguiremos viendo "merchandising" en vez de objetos de devoción. Y eso va hasta para los cálices de barro o de madera que siguen pululando por algunas iglesias.
El libro de Arnold Hauser, "Historia social de la literatura y el arte", en el capítulo de arte cristiano, hace mención al arte producido por gente común y corriente durante la época de las grandes persecusiones: carecían de medios económicos y técnicos, y comparándo sus obras con las de los artistas al servicio del Imperio Romano, eran toscas y muy simples. Con el fin de las persecusiones, la situación se revierte.
Hablo de oído, grosso modo esa era la idea.
Pregunta: ¿te ha quedado claro cuál era el chirrido, o ya se te pasó?
Abrazo desde Colombia.
El link:
http://gkupsidedown.blogspot.com/2010/11/opposites-attract-1.html
Lo mismo pasa con las reacciones y comportamientos de los que buscan a Jesucristo o caminan por sus sendas. Nos olvidamos que el Artista de nuestra salvación es Cristo, y es él el que, con sus pinceladas va, con el correr de los tiempos, conformando poco a poco según los diferentes contextos y rincones de su Cuadro, el gran ‘tema’ de la Salvación del mundo.
El mismo Creador de esta gran obra de la Salvación ha querido formar parte de su obra divina, y se ha metido dentro, no como Velázquez en las Meninas, sino REALMENTE, EN CARNE Y HUESO, EN ALMA Y DIVINIDAD, pero de la forma más ‘rocambolesca’ que nos podemos imaginar: asumiendo los trazos que más repugnan a la visión humana: sometiéndose a la muerte, y una muerte indigna a los ojos de los personajes del cuadro, una muerte de Cruz.
Son, precisamente, esos trazos ‘repugnantes’, (¡quién lo diría!) los que han dado y dan valor al cuadro, confiriéndole una hermosura imposible de imaginar, y una actualidad que nunca pasa y que el mundo no puede conocer.
Esto es lo que pasa con Cristo, y esto es lo que pasa con la Iglesia:
“… Creció ante Él como un pimpollo,
como raíz en tierra seca.
Sin gracia ni belleza para atraer la mirada,
sin aspecto digno de complacencia…”
(Is. 53, 2. -‘SANTA BIBLIA’ de Ediciones Paulinas)
¡No se nos ocurra deshacer la fealdad con la que se asientan las expresiones sencillas de las gentes, pues es, justo, esa sencillez, la que gusta al Creador! Sólo si encierran una pedagogía, una catequesis o una enseñanza equívocas, erróneas o heréticas, cabe una intervención correctora, pero siempre en la caridad, para caminar todos juntos en armonía, unos delante y otros detrás, por el mismo Camino (Jesucristo), hacia el común Destino, nuestra Patria Celestial.
A veces conviene marchar al paso de los más sencillos, para que no se pierdan: por ejemplo, admitiendo y comprendiendo el arte de ellos por parte de los más cultos que, aparentemente, tienen la ventaja de ir delante, marcando el paso (confrecuencia es al revés)
Cuando lleguemos a Buen Puerto nos llevaremos muchas sorpresas, pues veremos delante de nosotros a muchas gentes a las que hemos minusvalorado.
Al Señor hay que darle lo mejor de ti mismo; pero en ese "tú mismo" entran tanto tus virtudes como tus limitaciones. Es como la parábola de los talentos: Dios dota al artista de una serie de potencialidades para que redunde en su mayor Gloria. Nótese que la palabra "talento" aplicada a la virtud de un artista proviene de esta parábola evangélica.
Por eso me parece muy importante que, sobre todo cuando se hace arte sacro, haya un previo paso del artista por la conversión. ¿Recordais el post sobre la nueva iglesia en San Sebastián? El artista tiende de modo casi natural al narcisismo, y en la medida que sepa que su arte está al servicio del Señor, porque previamente Él le ha dotado de sus virtudes, estará prevenido de bucarse a sí mismo en su obra y a alimentar su vanidad.
Me gusta mucho la analogía que hace César con el rosario y la persona que lo reza. Y sí, admirar al hombre como preciosa creación de Dios no es antropocentrismo. Es el salmo 8: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, al contemplar el cosmos en su inmensidad? "Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, todo lo sometiste bajo sus pies. Qué admirable es tu Nombre, Señor." Teocentrismo.
Terminaría citando el entrañable "El tamborilero", que expresa la sencillez y la pobreza, pero es lo mejor que se le puede ofrecer al Señor:
"Nada mejor hay que te pueda ofrecer
su ronco acento es un canto de amor.
Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió."
Un saludo y feliz Adviento a todos.
No hay hipocresía. El hecho de que los que más saben de arte hayan de esforzarse por descubrir la belleza que Dios ve en los sencillos de corazón, las almas piadosas que le veneran y adoras, entre las cuales están los que visten las vestimentas que la Liturgia dispone, no es óbice para que todos debamos respeto y admiración por las obras de los más cultos, cultivados y entendidos en arte, por muy sofisticados que ésta sea.
Crux Australis: Dices que Dios es bello, y tienes razón (“Eres el más bello de los hombres”, confesamos en los Salmos) Pero el mundo que niega a Dios, no ve esta Belleza de la que se habla en la Biblia, sino la de un dios un tanto filosófico y desenganchado del hombre, y cuanto lo ven con alguna cercanía lo miran, con frecuencia, a la medida de sus caprichos.
Para el mundo, el Dios de los cristianos es un Dios ‘feo’ al que no se puede seguir sin ser un loco o un fanático de ideas elaboradas a base de prejuicios.
El mismo Antiguo Testamento, profetizando la Pasión de Cristo, confirma la “fealdad de Dios”, a quien vemos “sin figura atrayente”. La auténtica Belleza de Dios se hurta a los sabios de este mundo y se muestra a los “ignorantes y necios”.
Si bien entiendo a lo que apunta (y quizá coincido con ello), me parece que el autor confunde mal gusto con popular, cosa que no necesariamente es así. Hay demasiado mal gusto elitista --es más, todo el arte moderno es elitista, y es de un mal gusto que impresiona--.
Lo que sí se ha dado desde hace un poco más de 150 años (desde las "fábricas" de arte religioso de St. Sulpice) es la proliferación de un "arte" sacro fabricado en masa. Más allá de discutir si se trata de mal gusto o no ("sobre gustos..."), lo que me preocupa es que se convierte en un cambio radical en lo que era el arte cristiano devocional popular.
Hace 200 años, una familia tenía unas pocas imágenes (de buena o mala calidad), en general heredadas, cuidadas y transmitidas a las generaciones venideras. Las familias tenían "sus" (pocos) santos y "sus" (pocas) devociones, que se transmitían de abuelos a nietos.
En la actualidad, por el contrario, hay personas (entre ellos muchos sacerdotes y monjas que conozco) que tienen bolsas de polietileno llenas de estampitas, repisas de madera aglomerada llenas de estatuitas de matriz, paredes con "pósters" religiosos, entre otras "imágenes". Estas imágenes devocionales ya no se cuidan ni se reverencian como antes, puesto que, si se rompen o nos cansamos de ellas, por un precio (más o menos alto para nosotros) podemos comprar nuevas. Es más, quizá esa cara de la Virgen que vimos en la vidriera nos parece más linda, vamos y la compramos para reemplazar a la estatuita de Lourdes que teníamos antes... que termina en una caja, sino en la basura.
De alguna forma, la fugacidad, la descartabilidad, la superficialidad, etc., características todas de nuestro tiempo postmoderno (a lo que Mons. Giussani dedicó un libro que recomiendo a Maricruz si no lo ha leído) están impregnando nuestra espiritualidad...
Y lo que es curioso, incluso, entre tradicionalistas.
Doy por supuesto que hace 200 años era más difícil que hoy encontrar imágenes religiosas. ¿No es así?. También había menos gente y a todo se llagaba antes. Los tiempos han cambiado.
Para nuestras devociones todos podemos apoyarnos en bellas imágenes, imágenes con solera, o incluso no apoyarnos en ninguna; pero no podemos cerrar los ojos a las técnicas actuales, llámense matrices, plásticos o de cualquier otra manera. Lo que importa son las devociones sinceras de las gentes, muchas de las cuales se sostienen en estampas manoseadas en los libros de devociones, o de imágenes que no son de Salcillo, precisamente, en algún rincon de su casa.
Si uno no está de acuerdo con esa imaginería de carácter humilde, que compre imágenes de mayor valor, pero si lo que busca en ellas es, (con todo el derecho), admirar su belleza externa, lo deberá reconocer antes de criticar aquella otra imaginería que sí, esa sí, surte efecto en el corazón del que la ve con ojos limpios de otros intereses.
Todas las imágenes, si de verdad lo son, han de suscitar nuestra devoción, y aquellas de las que admiramos la destreza de su autor o la hermosura de sus líneas, etc., si sólo suscitan eso en nuestro corazón, se quedan a mitad de su camino.
No es cuestión de dinero, ni siquiera de habilidad técnica, sino de la paciencia de juntar materiales nobles, de encontrar un artesano dispuesto o aprender nosotros mismos los rudimentos del arte, y de elaborar una imagen digna con todo el tiempo del mundo que necesitemos. La construcción de una catedral tomaba siglos, a lo largo de los cuales hubo momentos de carestías, guerras, etc., durante los que las obras se detuvieron; pero el proyecto continuaba e, incluso, se mejoraba; a nadie se le ocurría bajarle la calidad para terminarlo antes.
En último término, estamos viendo hoy la subversión de los bienes. La obra de arte, que es un bien honesto, es reemplazada (en nuestras casas, en nuestras iglesias) por la obra masiva como bien útil.
La auténtica Belleza de Dios se hurta a los sabios de este mundo y se muestra a los “ignorantes y necios”.
06/12/10 1:54 PM
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-Ves pues si estamos de acuerdo ¿no?. Lo dicho sin antropolatrías como dice Bruno
Dicen que Cristo prefirió a hombres rudos e igorantes para ser sus discípulos más que a otros sabios e instruidos en la Ley. Porque como todo artista sabe: es más dificil remodelar la obra que otro haya empezado que hacerla de nuevo.
Antropolatrías de un mundo y comercio tan venerado, antaño por los poderosos hoy día en honor a la cultura por todos. Y cómo el borrón de un notorio vale más (¿..?)-Picasso u otro- que la vida de un hombre.
Pido a Bruno que organice "una" de nacimientos -pesebres, portal de Belén-, cuando sea tiempo de ello, o sobre representaciones navideñas familiares. Artesanía como colaboración con el Creador. Interpretación como representación de la historia de la Salvación.
A mí estas botellitas sí me dan devoción, lo siento, tanta como mi reliquia del santo padre Pío. Ir a Lourdes era un sueño, y tener la botellita, que usába la madre para hacer la cruz cuando el hermano estaba con anginas y mucha fiebre era como tener a la Virgen -al Señor- en casa, dispuesto a curarnos a todos.
Tener a Higinio acá es como "La vuelta del padre Castellani", una joya.
Animo, el Punto Omega está cerca:
http://www.clarin.com/sociedad/narcisismo-trastorno_0_385161535.html
“Porque como todo artista sabe: es más difícil remodelar la obra que otro haya empezado que hacerla de nuevo”. Eso que dices me recuerda a la Nueva Sabiduría de Salvación que Cristo nos ha traído, la cual es Vino Nuevo que ha de guardarse en odres nuevos, porque esa Nueva Sabiduría es Él mismo; pero no creo que sea a eso a lo que te has referido: con esta frase tú has hablado con sabiduría humana, y eso está muy bien; en ese contexto también yo estoy de acuerdo, pero eso no es aplicable al contexto Evangélico que estamos tratando (creo yo): que el Señor quiere partir de la humildad del discípulo, no de su orgullo.
Otra cosa es el comercio y el dinero, que deben tener sus límites y vigilancias, ajustándose a normas para evitar picardías que nada tienen de evangélicas.
Y es que no todo es peregrinación o turismo. Se ve en nuestras iglesias, con alguna frecuencia, cierta propagación más o menos solapada, mediante estampitas a santos determinados, de "devociones" sobre las que hay que actuar, porque son supersticiones, algunas de las cuales promovidas con fines turvios por gente aprovechada de la credulidad de una fe no adulta.
Creo que a pesar. La estética es también una etica, un modo de situarse en el mundo y frente a Dios. El santo puede resistir la mala estética, como una mala filosofía, como unas ideas erróneas, porque la santidad no es un esfuerzo antrópico sino el esplendor abrasador de la gracia, pero habrá daños a nivel humano. Von Balthasar, en su "Santa Teresita", muestra audazmente su tesis que la santa se resintió en cierto modo de cierta estética y ciertas ideas familiares que le complicaron la vida y quizás la santidad, haciendosela menos simple, sin comprometerla. Es un tema muy interesante, pero muy complejo.
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¿Por ejemplo?
Duns Scoto, por ejemplo.
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Vaya,he buscado el libro y solo lo he encontrado en el mercado negro,fotocopiado y me pedian un potosi por el,pues,decia el estraperlista , que un iluminado que vio la luz se dedico a quemar todos los ejemplares,tan solo tubo tiempo de fotocopiar uno de su abuelita que lo usaba para el buen equilibrio de la mesa.
Avise cuando haya reedicion.
Saludos,
Bruno
Cuando nos hayan sacado suficientemente fuera de la vida pública, se incluirá la fe en lo trascendente como un trastorno de personalidad, con "derecho" a tratamiento cubierto por la seguridad social. Los más jovenes lo veremos, me temo.
El test infalible sería la actitud frente a la liturgia. El afectado por este trastorno vería en ella el momento en que la criatura se aniquila, ofreciendose a un imaginario Otro Absolutamente Otro en una dación total y alienante.
La persona normal, sencillamente, vería una oportunidad de fusionarse en una comunidad de creyentes que le aportaran calidez y sanación a sus heridas íntimas.
interesante el tema que proponés. Se me ocurre que hay que distinguir entre el mal gusto inculpable y el mal gusto culpable (sea porque se lo ha buscado expresamente "por popular", sea por negligencia, etc.). Una cosa es el frailucho desalineado por sus tareas, ayunos, humildad, estudios, falta de tiempo, etc., y otra cosa es el cura o la monja tercermundista que busca expresamente un "look" roñoso que considera más vendedor (o, como diría Castellani, que le procura "más votos"). Eso mismo puede llevarse análogamente a las iglesias (siendo muy chico recuerdo impresionado cómo se vandalizaba mi parroquia para hacerla más conforme con un supuesto "espíritu del concilio"); otra cosa es una capilla humilde con techo de chapa o paja donde el cura y sus feligreses hacen lo que pueden.
Un teólogo canadiense decía que, en lo ordinario (i.e. sin una revelación privada particular), hacer la voluntad de Dios "aquí y ahora" es hacer lo mejor que podamos con la información disponible, despojados de prejuicios y pasiones desordenadas, ejercitando la prudencia y bajo la guía del Espíritu. Y si, como dice Santo Tomás (S. Th. I-II, q. 19, a. 5), debemos seguir aún a la conciencia objetivamente errónea, podemos pensar que "a pesar de" sus errores estos santos se santificaron haciendo lo que pensaban era correcto. Ya Garrigou-Lagrange nos enseñaba que la "perfección" del tercer estado en la vida de la gracia no se refiere tanto a las cosas de este mundo contingente, sino a las de la vida futura ("aquel que se salva sabe, y el que no, no sabe nada", que decía el Astete).
https://www.facebook.com/pobresconbuengusto
Y aunque seguramente no sea necesario tener un “buen gusto” en las cosas materiales, (No es pecado) para poder entrar al Cielo. 🚪(Por la Puerta Angosta)
De igual manera me parece que no se puede negar; que al ir aprendiendo sobre la humildad y la divinidad de Cristo, el interior del ser humano se va transformando, (desarrollando) se va puliendo como el oro y los metales preciosos., hasta lograr “afinar” el oído del corazón y “refinar” los ojos del alma, a través de la Gracia del Espíritu Santo. 🔥
Logrando “elevar el espíritu” hacia la pureza exquisita, en la esencia del ser superior. ♾️ (Yo Soy)
Al esforzarse día con día trabajando en la Viña del Señor., para lograr producir el máximo en la condición humana, que por naturaleza es inferior ante el Creador., hasta alcanzar la Salvación Eterna, por Cristo; para todos dispuesta sobre la tierra. Al haberse hecho Hombre (mínimo) siendo en esencia, el máximo superior. Dios mismo. ✝️
(…) Por eso considero que Nuestro Señor Jesucristo, quien es el Camino de la verdad en la vida; (Jn 14, 6) enseña “los opuestos” al Provenir del Cielo. ⭐️
P.ej: que “los últimos deben ser los primeros”., pienso que por estar en el pueblo los más necesitados de todo, {incluso a veces hasta del buen gusto} y en el desarrollo del pensamiento (filosófico) que lleva al conocimiento, (ciencia) y al disponerse a Renacer en espíritu desde arriba; (Jn 3, 5) hacia la evolución verdadera. 😇
“Y los primeros serán últimos”. (Mt 20, 16)
Para que de ese modo los más afortunados, (Preparados) aprendan de Él; a ser de los últimos. (Mt 20, 28)
En otras palabras: que sean también de los elegidos. 🌎
(…) Creo que la fe en Cristo, implica una aspiración constante para alcanzar la Salvación eterna. ⚖️
Con el impulso diario de la Vida Nueva a través de la Gracia del Espíritu Santo., para la Gloria Eterna de Dios. ♾️
Sugiero leer a Benedicto XVI cuando explica cómo la Belleza en el arte puede elevar el alma hacia nuestro Padre.
Gracias.
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