La primera vez
La primera vez que vemos o hacemos algo tiene siempre una fuerza especial para impresionarnos. La novedad llama nuestra atención y hace que nos fijemos en todo, que estemos alerta ante los más pequeños detalles y que grabemos la ocasión en nuestra memoria.
Luego, por desgracia, esa fuerza va siendo combatida por el efecto de la costumbre, que nos va insensibilizando ante lo que vemos. Como es lógico, esas “primeras veces” son especialmente frecuentes de niños: los primeros pasos, el primer día de colegio, la primera vez que se ve el mar… A medida que pasan los años, la frecuencia de esas primeras veces disminuye y, quizás por eso, las apreciamos de una forma especial. Hoy ha sido para mí una de esas ocasiones de “primera vez” para mí en la liturgia.
Esta mañana, hemos estado en Misa en las Benedictinas de la Natividad de Madrid, un pequeño monasterio situado en un chalet de una zona residencial al noreste de la ciudad. Quizás los lectores hayan oído hablar de estas Benedictinas por los iconos modernos que decoran todo el monasterio y que, en efecto, son preciosos. Como yo ya había estado allí, lo que hoy me ha llamado la atención ha sido un pequeño detalle que pasa desapercibido: hoy ha sido la primera vez que he estado en una iglesia en la que la gente se inclina en el momento adecuado del Credo. Anteriormente, había visto a alguna persona individual haciéndolo, pero nunca había estado en una Misa en la que fuera algo general.
Muchos lectores, probablemente, ni siquiera sabrán de lo que estoy hablando. De acuerdo con el Misal, al rezar el Credo, tanto los fieles como el sacerdote deben inclinarse cuando se menciona el misterio de la Encarnación. Según el credo que se recite, serán las palabras “y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre” o “que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen”. Durante esas palabras, se hace una inclinación en señal de respeto y adoración del misterio de Dios encarnado.
Es triste que este signo se haya perdido, porque está preñado de significado y también de poesía. Al recordar el increíble milagro de los milagros, la Encarnación, los cristianos se hacen pequeños ante la grandeza de un Dios que ha querido ser uno de nosotros. Cumplen así el consejo de San Pablo en la Carta a los Filipenses de tener “los mismos sentimientos de Jesús” que “siendo Dios, no retuvo ávidamente su dignidad… sino que se hizo hombre”. A la kénosis o abajamiento sustancial del Hijo de Dios, corresponde una pequeña kénosis ritual de los hijos de Dios por el bautismo.
La tristeza al ver la pérdida de este signo aumenta si somos conscientes de que es uno de varios signos de este tipo que se han perdido aunque sigan estando vigentes. Junto a esta inclinación profunda, según la Instrucción General del Misal Romano, se hace una inclinación únicamente con la cabeza “cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas, y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y del Santo en cuyo honor se celebra la Misa”. Además, en la liturgia antigua aún eran más frecuentes estas inclinaciones. Es decir, la liturgia da mucha importancia a la manifestación ritual de la pequeñez humana ante los grandes Misterios que se celebran en la Misa, algo que nos vendría muy bien recordar hoy en día. De estas otras inclinaciones apenas he visto algún rastro: la costumbre monástica de inclinarse al recitar el Gloria al Padre durante la Liturgia de las horas, los gestos que aún hacen algunos sacerdotes mayores al celebrar y en las inclinaciones durante el Himno del Gloria en las Comunidades Neocatecumenales.
Por suerte, no cuesta nada recuperar en nuestras iglesias la costumbre (y norma litúrgica) de hacer una inclinación durante la mención de la Encarnación en el Credo. No creo que haya nadie en contra de ella o a quien le moleste o le cueste ponerla en práctica. Basta explicar el signo al principio de la Eucaristía y luego recordarlo justo antes de empezar a recitar el Credo. Con hacer esto durante un par de meses, la gente se acostumbra y ya no necesita que se lo vuelvan a decir. Y las inclinaciones que corresponden al sacerdote son aún más fáciles de introducir, basta que el sacerdote las haga, en los momentos oportunos, porque no cuesta nada inclinar un poco la cabeza. Sólo hay que animarse a hacerlo.
48 comentarios
Los detalles le gustan al Señor, a nª Ssma. Madre, a Nº Padre Eterno, al E. Santo, por supuesto que sí;sin embargo, también he vivido-te saco casi 30 años-las rúbricas litúrgicas como requisito, casi como fastidio, como trámite, o sea, sin amor, y una rúbrica (inclinación, silencio, arrodillarse) o es amor o no es nada.
Por ejemplo, el rito, sencillo, casi inapreciable del Agnus Dei, que se practica, generalmente, de modo chapucero mezclado con la paz al de enfrente, el último beso al que me falta y el cura "Cordero de Dios...", algunos contestan otros siguen saludando, etc...
¿No te parece Bruno?.
Un buen enfoque. Los pequeños detalles más o menos "rituales" llenan nuestra vida, desde el canto del cumpleaños feliz hasta parar siempre en el mismo restaurante de carretera cuando se hace un viaje con la familia.
Por supuesto, el rito por sí sólo no significa nada. Es como si nos pusiéramos una cinta con el cumpleaños feliz estando solos en casa. Pero, en condiciones normales y si hay sinceridad detrás, los ritos y símbolos ayudan a expresar realidades que sobrepasan las palabras.
El Agnus Dei a mí, personalmente, me parece precioso. ¿Sabías que Scott Hahn, el famoso pastor y teólogo calvinista converso norteamericano quedó especialmente impresionado por esa oración (entre otras) la primera vez en su vida que estuvo en una Misa católica, lleno de prejuicios? Dijo: ¡Es el Apocalipsis!
Saludos.
En general, dada la injustificada extensión de las homilías, preñadas de tópicos, tras ella,la liturgia entra en un acelerón que hace que los detalles se desdeñen.
Como bien dices, no hablamos mas que de aquello que recoge el Ritual Romano, sin añadidos.
Es una pena que no se universalicen esos gestos.
Fueron las primeras rúbricas que hizo desaparecer Cranmer. Y las primeras que desaparecieron con el Novus Ordo.
(Historia de Inglaterra, André Maurois)
Estupendo. Lo lógico es que se haga. La pena es que sea en tan pocos sitios.
Los presbiterianos son calvinistas. :)
Es cierto que es muy significativo que el Agnus Dei es "espontáneo" por parte del pueblo, aunque en la práctica suela iniciarlo el sacerdote o (mejor) un acólito.
Un gesto bonito aunque, como dice FZalacaín, la costumbre antigua es que eso se haga durante el Credo (que yo sepa sólo es una costumbre, no recuerdo que esté en las rúbricas).
No entiendo muy bien el comentario. Aparentemente, Cranmer veneraba la Encarnación tanto como nosotros, así el cambio no parece muy significativo. En cuanto al Novus Ordo, no se eliminó, sino que se sustituyó por una inclinación, aunque, como digo, esa inclinación ha sido olvidada casi universalmente.
¿O es que querías decir otra cosa y no me he enterado?
En cuanto al Novus Ordo, sería ridículo considerarlo un texto. El Novus Ordo es una "performance", y la mayor parte de sus modificaciones no se pusieron por escrito. Tampoco estaba preceptuado que los sacerdotes dieran Misa de cara al pueblo, eso se impuso como un maleficio en todo el orbe de la noche a la mañana, por medio de diktats enigmáticos verbales. Y la rúbrica de la genuflexión desapareció sin ser sustituída por la módica inclinación de cabeza, que no significa nada (la genuflexión es claramente el eco del texto paulino que citaste: "Que al Nombre de Nuestro Jesucristo se doble toda rodilla, en el Cielo, en la Tierra y en los Abismos")
Bugnini, su creador, explicó cuál era el propósito de la reforma litúrgica: L'Osservatore Romano del 19 de marzo de 1965, en plena preparacion declaraciones de monseñor Bugnini:
"Debemos quitar ("strip") de nuestras oraciones catolicas y de la liturgia catolica todo lo que pueda ser la sombra de tropiezo o separación de los protestantes, nuestros hermanos separados"
En el Novus Ordo, el sacerdote consagra, inmediatamente muestra la Hostia y sólo después se arrodilla.
En fin, la destrucción litúrgica en materia de rúbricas es monumental.
"Quedan también abolidas:
• a) las genuflexiones, de las que sólo quedan tres por parte del sacerdote y una por parte del pueblo en el momento de la Consagración (y ésta, sometida a muchas excepciones);
• b) las abluciones de los dedos sobre el cáliz;
• c) la preservación de los mismos dedos de cualquier contacto profano después de la Consagración;
• d) la purificación de los vasos (sagrados, N. del T.), que no se manda hacer necesariamente de inmediato después de la asunción del cáliz, ni sobre el mismo corporal;
• e) la palia, con la cual se protegía la Preciosísima Sangre de Cristo en el cáliz;
• f) el dorado de los vasos sagrados;
• g) la consagración del altar móvil;
• h) la piedra sagrada y las reliquias en el altar móvil, e incluso sobre la mesa cada vez que la celebración se realice en lugares no sacros. Admitida esta excepción, queda abierto el camino para las "cenas eucarísticas" en casas privadas ;
• i) los tres manteles del altar, de los cuales ahora sólo se prescribe uno.
• k) la acción de gracias, que debía hacerse de rodillas, y a la que substituye una torpe acción de gracias del sacerdote y de los fieles sentados; añádase que la Comunión se recibe irreverentemente por los fieles
de pie;
• I) finalmente, las santas prescripciones antiguas para el caso de la Hostia consagrada caída en tierra, que se reducen mezquinamente a sólo esto: "tómese reverentemente la Hostia " (nº 239).
Todas estas cosas juntas, con su repetición manifiestan y confirman injuriosamente la implícita negación de la Fe en el augustísimo dogma de la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía"
Sin entrar en cuestiones bizantinas, Scott Hahn perteneció a la Iglesia Presbiteriana, que se nutre, doctrinalmente, entre otros, de Juan Calvino, si le preguntas a un presbiteriano te dirá que es eso, no dirá que es calvinista, porque no es esa la denominación de su iglesia.
La inclinación al confesar la Encarnación está mandada (y en la Anunciacion y Navidad, hay que arrodillarse y guardar unos momentos de silencio).
Lo que sí es triste es cómo muchos sacerdotes dejan de extender las manos, de hacer genuflexión. Quizás son gestos demasiado "religiosos". Querrían que la Eucaristía fuese menos gestual, más una "cena".
Ese proceso fue visto con claridad por unos pocos (Ottaviani, Ratzinger, Gambler, Bouyer, Stickler). Por cierto, como todo proceso comienza con pequeñas desviaciones que al fin se convierten en aberraciones. No es excusa que las viejas hicieran las cosas automáticamente. El antídoto contra el automatismo es la conciencia, no la supresión.
Lleva una generación más o menos desarraigar el sentido de lo sacro de la liturgia, que es lo que estamos viendo hoy. Como ha dicho el Papa, la misma noción de Dios y de lo sagrado se está extinguiendo en el mundo como una llama que se apaga. Y sugestivamente, Benedicto dice esto cada vez que habla de la liturgia.
Esa llama que se extingue es la liturgica teocentrica, en manos del antropocentrismo. Que en definitiva no es liturgia.
Llevará, Dios mediante, una generación recuperarlo.
También se hace inclinación al sacerdote decir "La Paz del Señor esté con ustedes. Daos fraternalmente la paz"
cuando dice " POR CRISTO CON ÉL Y EN ÉL.."
cuando dice "ESTE ES JESUCRISTO EL CORDERO DE DIOS, EL QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO"(o puede hacerse genuflexión) y la respuesta "Señor, no soy digno..." todavía inclinados.
También, finalizada la lectura del evangelio, cuando los fieles dicen "Gloria a ti Señor Jesús" mientras el sacerdote besa el leccionario.
Si el fiel acaso no recibe la comunión de rodillas, DEBE hacer genuflexión antes de comulgar, mientras el que está delante de el va comulgando o a lo menos una inclinación, he visto personas que se persignan una vez comulgaron.
También el hecho de persignarse al escuchar (como dije inclinados) el rito de la paz,
cuando termina la consagración, mientras todavía arrodillados se dice "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección ¡ven señor +Jesús!"
y luego de decir "Señor no soy digno de que entres...+"
también, en el credo, el persignarse cuando nombran al Espíritu Santo: "... sólo tu altísimo (inclinación) JESUCRISTO, con el + Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén
Y, como se sabe la inclinación inmediatamente luego de comulgar, la cabeza gacha mientras el Santísimo Cuerpo de Cristo reposa en nuestra boca, y la inclinación (o arrodillarse, más conveniente) en la bendición final.
Y, para terminar, un gesto muy bello, ya que en mi parroquia el tabernáculo está en un lugar aparte (como en una capilla) cuando el sacerdote va a buscar o llevar el Cuerpo de Cristo al sagrario, los fieles se ponen de pie, y siguen con su mirada y cuerpo el recorrido del corpus para luego persignarse cuando es guardado en la reserva.
Muy poco lo he visto en la letra (desgraciadamente) pero en mi parroquia lo practican, no todos pero si algunos fieles y nosotros los acólitos.
- en el Yo confieso, inclinación de cabeza al decir el nombre de María.
- en el Gloria: inclinación de cabeza al inicio y cuando se dice: « te Adoramos », « te damos gracias », « Jesucristo » y « atiende nuestras súplicas». Santiguarse cuando al decir « con el Espirítu Santo »
- en el Credo: inclinar la cabeza al inicio, cuando se dice « Jesucristo » y en el « que recibe una misma adoración » cuando se profesa la fe en la Tercera Persona de la Trinidad. Por otra parte, santiguarse al decir « y en la vida del mundo futuro».
- Golpearse el pecho cada vez que se dice el Cordero de Dios. Igualmente cuando se dice « Señor, yo no soy digno.. »
Y por supuesto, estar arrodillados en el Canon, durante la ostensión del Señor en el « Éste es el Cordero de Dios » y comulgar de rodillas.
Y luego a la hora de la consagración, nos arrodillamos algo así como el 5% de los presentes. Y no creo que fuera por enfermedades óseas de los fieles.
Me parece, que, como en tantas y tantas cosas, tendremos que ser los seglares quienes nos remanguemos y pongamos manos a la obra.
Yo mismo tuve que corregir, ayer, a un cura que desconocía la reforma 2004 del Ritual en el que se indica la postura de pié en el Ofertorio cuando el sacerdote inicia el Orate Fratres,y no cuando el pueblo responde ...Iglesia.Es lo que hay.
Quede claro que no propugno el AO, yo lo viví,y no me parece, pero tampoco el absurdo show de la Misa actual.
Como dice Maria M., tiene mucha importancia leer el ritual, explicarlo, en las mismas catequesis de comunión, confirmación y permanencia. Y para quienes nunca lo hemos visto o leido, los sacerdotes -o los monitores- en Misa. En las misas transmitidas por EWTN, así como en algunas de las que celebra el Papa, pueden verse estos signos.
Al igual que el momento de sentarse, ponerse en pie o arrodillarse, coincido contigo en que si los sacerdotes instruyen, en unos 2-6 meses, consiguen que se cumplan las indicaciones del Ritual; esto también lo he visto en parroquias.
Creo que hay más momentos "habituales" de inclinación que sí suelen cumplirse, al menos en las catedrales, cuando hay algún buen maestro de ceremonias: incensación de los fieles y bendición solemne
La inclinación al nombrar a la Santísima Trinidad, Jesús, la Virgen María o el santo que se celebra también, se va viendo cada vez más en los sacerdotes no mayores y, aun sin instrucción, en los fieles.
Y la inclinación al nombrar el misterio de la Encarnación también, pero más en Navidad y tiempo de Navidad y en Pascua y tiempo de Pascua. Lo mismo, si lo leen y obedecen los sacerdotes, en poco tiempo más pueden instruir y ser obedecidos por los fieles.
Ojalá la gente conociera más la auténtica riqueza de nuestra liturgia católica.
En la Misa Novus Ordo sólo las hago cuando me acuerdo.
Igualmente se dice de rodillas el "Domine non sum dignus", tres veces.
Mientras no encuentre una explicación convincente a estos cambios me quedaré con la impresión que me da el Novus Ordo siempre que voy y que es un pensamiento de Trotsky, que afirmaba que el estadio más perfecto del ser humano post-revolucionario es precisamente vivir como si fuera sólo espíritu, detestando el cuerpo, como si no tuviera cuerpo.
Lo que le falta al Novus Ordo,comparativamente y para quienes no estamos capacitados para discusiones teológicas es precisamente eso: deshumanización, desmaterialización. No es que en ella no se haga honor a Dios, es que no se hace honor al hombre en tanto que corpóreo.
Querer desencarnar al espíritu es tentacion de demonios: "Quien quiere hacer el angel, hace la bestia", dice Pascal.
...el cristianismo es la entrada de la materia en...
¿Alguna referencia bibliográfica al respecto?
Sobre las inclinaciones, reitero lo dicho, no todo es mal espíritu o mala praxis; hay bastante de ignorancia y otro poco también de "revanchismo". El Señor puede con todo.
Mmmm, todo Santo Tomás, algún buen manual de antropología tomista...
Y más específicamente, cum grano salis (ojo con las "maritaneadas"), los "Cuatro ensayos sobre el espíritu en su condición carnal", de Maritain.
"Emitte lucem tuam,
et veritatem tuam:
IPSA me deduxerunt
et adduxerunt in montem sanctum tuum,
et in tabernacula tua".
Esto, Camino, en "tu" (así te expresas) misal lo han aniquilado.
"Emite tu luz y tu verdad,
que ellas me GUÍEN a tu monte santo..."
Así en el Breviario, cambiando la Gracia, absolutamente inmerecida pero inexcusablemente dada, por un mero deseo de parte del orante.
De algo parecido habla Amerio, el problema es que siendo de ciencias y no sabiendo latín no siempre le entiendo.
El odiado -por Lutero- ofertorio católico fue desmantelado.
Y dice además "será para nosotros". Ah, bueno... si lo que hay es transubstanciación entonces lo que esta delante de mí es una realidad objetiva. O dicho de otra forma: ¿no es acaso verdad que si yo pisoteo la Hostia estoy pisoteando el Cuerpo de Cristo mientras que si la pisa un musulmán está pisoteando sólo pan? Sí, necesariamente es verdad según el "para nosotros", según la reducción subjetiva más absurda imaginable.
Por ello no me extraña que Cañizares propugne "tener presente" las oraciones del Ofertorio según la Forma Extraordinaria.
Y presente lo tendremos, no se dude.
Quizás haya que empezar a pensar en hacer algo así cuando en las celebraciones nos dan gato por liebre.
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