Para no levantarnos como paganos
Me gustaron tanto las preces de las laudes de ayer que las traigo hoy al blog, para que puedan leerlas y usarlas los que no acostumbren a rezar la liturgia de las horas. Y también por si a alguien le pasaron desapercibidas al rezar laudes ayer, que a todos nos pasa alguna vez.
Me parecieron algo estupendo para rezar al comienzo de la jornada. De hecho, se podrían tomar como oración breve de la mañana para todos los días. Y así no nos levantaríamos como los paganos, sino como auténticos cristianos. En lugar de levantarnos renegando, desanimados, quejándonos del trabajo que tenemos que hacer, o de no tener trabajo, o de mil otras cosas, nos levantaríamos con fe.
- Padre, fuente de toda luz, que has querido iluminar
el mundo con la gloria de Cristo resucitado,
ilumina, desde el principio de este día, nuestras
almas con la luz de la fe.
- Tú que por medio de tu Hijo, resucitado de entre
los muertos, has abierto a los hombres las puertas
de la salvación,
haz que, a través de los trabajos de este día, se
acreciente nuestra esperanza.
- Tú que por medio de tu Hijo resucitado has derra-
mado sobre el mundo tu Espíritu Santo,
enciende nuestros corazones con el fuego de este
mismo Espíritu.
- Que Cristo, el Señor, clavado en la cruz para li-
brarnos,
sea hoy nuestra redención y nuestra salvación.
En la primera, se empieza con un acto de fe, hablando al Padre y recordando la gloria de Cristo resucitado. Y, al hacerlo, se cumple la parábola de los talentos, que, más que a las cualidades humanas, se refiere en primer lugar a la fe y a la gracia: “al que tiene, se le dará y le sobrará". Por ese pequeño acto de fe de la mañana, Dios nos recompensará “iluminando, desde el principio de este día, nuestras almas con la luz de la fe". Es decir, será un día en el que veamos las cosas, el mundo y a las otras personas como son realmente, en el que comprendamos nuestra vida, en el que llevemos una brújula que no nos deje perder el camino. Un día en que podamos ver todo con los ojos de la fe.
La segunda me ha parecido estupenda. Pide la esperanza, pero no cualquier esperanza. Pide la esperanza divina y no la humana. Si pidiera la esperanza humana, habría dicho algo así como “que todo nos vaya bien, para que nos animemos", “que confiemos en nosotros mismos y seamos positivos” o “que si las cosas no salen bien, recordemos que mañana será otro día"… es decir, las típicas esperanzas humanas que todo el mundo se busca. En cambio, pide que, precisamente en los trabajos, esfuerzos y sufrimientos, sea donde se acreciente nuestra esperanza. Y esa esperanza forzosamente tiene que ser divina, puesta por Dios, porque no se basa en aquello en lo que nos podemos apoyar humanamente, sino que surge justo en lo que nos hace darnos cuenta de nuestras limitaciones y nuestra debilidad. Es la “esperanza contra toda esperanza” de Abrahán, que ha irrumpido en el mundo, hacia delante y hacia atrás en el tiempo, con la Resurrección de Cristo.
¿Y qué podemos decir de la tercera? Es justo lo que necesitamos los “católicos de siempre", que creemos que hemos domesticado la caridad, que la confundimos con un par de limosnitas al salir de Misa, con ser majetes o con poner cara de buenos. La caridad es un fuego devorador, el fuego del mismo Espíritu Santo, que “nadie sabe de dónde viene o a dónde va", que urgía a San Pablo a predicar a tiempo y a destiempo y a vivir como un “tonto por Cristo", que hizo que los Apóstoles hablasen a las multitudes, perdiesen el miedo a la muerte y fuesen hasta los confines del mundo, que llevó a la Madre Teresa a los pies de los mendigos y a San Bruno al silencio de la Cartuja. Es un fuego ardiente que nos hará arder sin consumirnos como la zarza de Moisés, que quemará nuestros apegos y respetos humanos sin dejar rastro, que brillará ante un mundo que está ciego y que puede hacer que nuestra vida cambie por completo. Es, quizá, lo más peligroso que hay en esta tierra. No es el tipo de oración que yo aconsejaría rezar rutinariamente, la verdad.
No quiero alargarme, pero la última petición es verdaderamente impresionante. ¿Dónde está nuestra salvación? Teóricamente, podemos decir muchas cosas que todos hemos aprendido y repetimos con facilidad, pero, en la práctica, creemos que la salvación está en que Dios nos quite este sufrimiento, aquel problema, esta dificultad, esa otra oscuridad o en que se los quite a nuestros amigos y familiares. Pensamos que, con que esas cosas desapareciesen, por fin podríamos ser felices. ¿Y qué dice la petición? ¿Dónde está nuestra salvación? Clavada en la cruz. ¿Dónde está nuestra liberación? Clavada en la cruz. No “de visita” en la cruz, no “a ratos” en la cruz. Clavada en la cruz. Para recibir esa salvación, como San Pablo, tenemos que poder decir “estoy crucificado con Cristo". Benditos problemas, benditos sufrimientos, benditas dificultades y benditas oscuridades, porque es precisamente en ellos donde me puedo encontrar con Aquel que es mi salvación y que está clavado en la Cruz. Allí y no en otro sitio podremos encontrar la gloria de la Resurrección.
Y todo esto (y mucho más) se puede encontrar en unas peticiones de laudes. Es decir, en una pequeña oración entre las miles de la Liturgia de las Horas. Creo que queda claro que mi intención es animar a todos los lectores a rezar la Oración de la Iglesia. Es un tesoro de la Tradición de la Iglesia del que no podemos prescindir. Para iniciarse, quizá lo más fácil es usar una de las páginas de Internet que nos traen las oraciones correspondientes a cada día, como www.oficiodivino.com.
28 comentarios
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Me sumo a esa intención y recomiendo vivísimamente a todo el mundo incorporarse al hábito del rezo de la Liturgia de las Horas.
En cuanto te acostumbras, ya no parece una "compliación" horaria sino todo lo contrario.
Yo me inicié con esta otra página:
http://www.liturgiadelashoras.com.ar/tindex.htm
(Lo malo de empezar con internet, como hice yo, es que luego en breviario en papel te parece un lío)
:-D
http://www.officiumdivinum.org/
Yo la rezo de vez en cuando, sea en Internet, sea en papel. Es muy bonita, pero hay que tener en cuenta que es bastante más larga.
Si alguien prefiere el Diurnale de ese Breviarium, que pida en google " Diurnale ", y os lo envían desde USA.
Yo rezo Laudes diariamente con ese Breviarium, cuyas preces, además, me parecen impresncindibles. Las otras Horas, con la Liturgia Horarum en Latín.
En otro orden de cosas, que seáis muy felices en la nueva casa.
Yo el Breviario Romano lo rezo con breviarios antiguos, que no son difíciles de encontrar y comprar en España, en librerías de viejo. Pero esa edición que mencionas es una preciosidad.
¿Dónde compraste la Liturgia Horarum en latín?
Sí, es una nueva edición bellísima, de las que no se desguazan. Me la han enviado con una cubierta muy práctica. Y son amabilísimos. Fueron a Roma, a entregarle un ejemplar al Papa. Y en la página podéis ver las cartas que han recibido de varias personalidades, por ejemplo de Monseñor Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica.
[email protected] - P.IVA 11964770157 ...
www.ancoraroma.it/
Esos son los datos que di hace algún tiempo en otros blog de este portal.
Por cierto, yo también lo hago. Y de paso, doy gracias a mi Señor Jesucristo por ese maravilloso líquido que llamamos café.
Alabado seas mi Señor, por el Hermano Café, tan negro y cálido, tan humilde y puro.
Pero con los zoquetes-maliciosos que a veces legislan los programas educativos, pues así estamos. Cada día sabiendo menos de todo.
En mi caso, casi que me gusta más la edición nueva de la Liturgia de las Horas: además del salterio tradicional, incluye algunos himnos preciosos del Siglo de Oro y cánticos tomados del Antiguo y el Nuevo Testamento también lindísimos.
Si se hubiese tenido el mismo cuidado con la Misa Novus Ordo, otro gallo cantaría.
Aprovecho para darle la bienvenida a esta bitácora, si es que no lo he hecho ya. Las últimas semanas han sido bastante complicadas y no he podido saludar a los comentaristas como debería haber hecho.
A mí, la Liturgia de las Horas actual me parece verdaderamente fantástica. El Oficio de Lecturas tiene unas lecturas preciosas, algunos himnos son muy bonitos y, como dice, los cánticos son estupendos. Animo a todo el mundo a adquirir la buena costumbre de rezarla. Sin embargo, tiene algunos aspectos mejorables que intentaré tratar en el próximo post.
Saludos.
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ja ja ja, César
Lo que el Señor te tendrá en cuenta es la intensidad, el corazón que pongas, la intención y no la duración, ¡con el curro que tienes y esos durísimos horarios!
http://cnelkurtz.blogspot.com/2010/04/celebrando-el-sacerdocio-el-p-vincent.html
Prefiero el latín.
Un afectuoso saludo.Jesús
Un afectuoso saludo,Jesús
Yo los compré hace tres años, si no recuerdo mal cada uno me costó entre 45-50 euros.
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