Desde los bancos
Cuando tenía unos diez años, visité París por primera vez, con mis padres. Con aquella edad, me impresionaron Notre Dame, el Sagrado Corazón y pocas cosas más. Como es lógico, una de esas otras cosas fue la torre Eiffel, que para cualquier niño viene a ser como un Mecano o un juego de construcciones de tamaño gigantesco. Recuerdo que lo que más me gustó de la torre fue hacerme una foto con ella, desde cierta distancia, de manera que en la foto parecía que yo, como un gigante, la tenía entre mis manos. Algo tan tonto me hizo darme cuenta de la importancia de la perspectiva y del punto de vista desde el que se miran las cosas. Lo que es enorme visto desde cerca, puede ser pequeñísimo visto desde otro lugar.
Recordando aquella ocasión, he pensado comenzar una nueva sección del blog, llamada “Desde los bancos”. En ella, me gustaría ofrecer una perspectiva muy concreta con respecto a algunas cuestiones parroquiales, de catequesis, liturgia, organización, etc.: la perspectiva de los fieles, lo que se ve desde los bancos. Arquitectónicamente, hay cosas en todas las iglesias que no se pueden apreciar desde el presbiterio, pero sí desde los bancos. Lo mismo, creo yo, sucede en otros ámbitos de la vida parroquial.
Indudablemente, quien mejor conoce una parroquia es su párroco. Él tiene, además, la gracia de estado dada por Dios para dirigir la parroquia, en nombre del obispo. Sin embargo, los fieles tienen su propia perspectiva sobre muchos asuntos, que, a menudo, es complementaria a la de los sacerdotes. Hay cosas que generalmente sólo las nota un laico, desde el mal aliento de un confesor hasta el hecho de que las cinco iglesias del barrio tienen sus Misas a las mismas horas. Como la mayoría de mis lectores son laicos, espero que puedan ofrecer, al tratar estas cuestiones, el punto de vista desde su propio banco, de manera que, entre todos, podamos aportar ideas valiosas para tantos sacerdotes que dan la vida por nosotros en las parroquias. Me consta que muchos sacerdotes leen el blog, así que puede que encuentren sugerencias prácticas que les sirvan de ayuda.
Como comienzo de esta sección, voy a señalar algo muy sencillo, que me sugirieron algunos lectores en el post de ayer, en relación con las partidas de bautismo y otros certificados que se dan en las parroquias. A menudo, para los párrocos, las partidas de bautismo, certificados de matrimonio canónico, etc. son algo rutinario y más bien pesado. Generalmente, no se dan cuenta de la complicación que suponen para las familias. En esta época de grandes ciudades y mudanzas frecuentes, a menudo los padres no se acuerdan de dónde exactamente se bautizaron o confirmaron los hijos. En algunos casos, las parroquias desaparecen o se fusionan, lo cual complica aún más buscar las propias partidas. Hace poco, mi padre intentó conseguir su certificado de bautismo y, finalmente, tuvo que desistir porque, tras el cierre de la capilla de la clínica en la que se bautizó y el supuesto traslado de sus registros, se perdía la pista de su bautismo.
A este respecto, un lector, Jaime, hablaba ayer de la estupenda idea de un párroco granadino de dar a los niños un “carné de bautizado” plastificado. Ese carné, firmado y sellado por el párroco, servía, por ejemplo para los niños que hicieran posteriormente la primera comunión en otras parroquias, de manera que ya no era necesario pedir un certificado especial que probase que estaban bautizados. Además, con ello, conseguía que los niños, al crecer, tuvieran algo físico y material que les recordase el hecho de que estaban bautizados.
De todas formas, como señalaba otra lectora, Isabel, ni siquiera es necesario inventarse algo, como hizo ese párroco. La Conferencia Episcopal tiene editado el “Libro de Familia Católica”, creado por las comisiones episcopales de Apostolado Seglar, Pastoral y Liturgia. Este Libro, similar al Libro de Familia civil que todas las familias tienen en España, se debería recibir, en principio, al casarse. En ese momento, se inscribe el matrimonio de los padres y, después, se lleva a la parroquia para inscribir los bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios, ordenaciones, fallecimientos y traslados de parroquia de los miembros de la familia. No es algo especialmente reciente. Según he visto en Internet, en España existe al menos desde los años sesenta.
Al estar sellado por el párroco, el Libro de Familia Católica se puede utilizar como certificado y prueba de esos bautismos, matrimonios, etc. Es válido para recibir la primera comunión y la confirmación. Por lo que he leído, puede ser aceptado incluso por el Registro Civil para rectificaciones, como prueba de las circunstancias que reseña. No es válido, sin embargo, para casarse, ya que en ese caso el certificado tiene que ser específico para ese fin, pero al menos sirve para encontrar fácilmente la parroquia en la que uno se bautizó.
Por otra parte, en el ejemplo que he encontrado en Internet, bastante antiguo, el autor había aprovechado sabiamente para incluir una serie de consejos importantes relacionados con los sacramentos, como la obligación de bautizar a los niños, la importancia de recibir la confirmación, la edad para la primera comunión. También animaba a llamar a un sacerdote en caso de enfermedad grave para recibir la Unción de enfermos y, algo que apenas se suele decir hoy en día, a orar por los difuntos. Además, como sucedía con el “carné de bautismo” granadino, puede constituir un recordatorio físico de las realidades espirituales a las que se refiere y los padres pueden utilizarlo incluso para catequizar a los hijos sobre este tema, explicándolos dónde y cuando se bautizaron, o para hacer una pequeña celebración o una oración especial en los “aniversarios de sacramentos” de cada miembro de la familia.
No sé si este libro existe en otros países, pero creo que sería una buena idea introducirlo en los que no lo conozcan. En España, aunque en varias páginas webs diocesanas se hace mención al Libro de Familia Católica, no creo que sea muy común. Yo, al menos, nunca he visto uno. Creo que podría ser una buena idea para las parroquias que no lo utilicen. Exigiría poco trabajo (algo de agradecer para nuestros párrocos sobrecargados) y quitaría preocupaciones innecesarias a las familias. Y, además, contribuiría, aunque sólo fuera un poco, a subrayar la identidad católica de nuestras familias, algo que es especialmente importante en nuestro tiempo.
14 comentarios
Muchas personas que vivieron el exilio han podido acreditar cuestiones relativas a su nacionalidad o vecindad civil, gracias a dichos documentos. Por lo que ademas de que me parece hermoso que una familia católica tenga un documento que recoja los actos sacramentales más significativos de su vida espiritual, la propuesta esta llema de pragmatísmo en todo su conjunto. Asi es que esperemos que fructifique.
Aquí (en Colombia) yo personalmente nunca había oído de ese libro, lo más cercano que conozco es un anexo de un libro de oraciones católicos para anotar esos datos, pero sin firmas de párrocos, sólo de uso privado.
Pienso que es una buena idea.
Pero para tan poca mies que segar, beldar y guardar: ¿no sobrará tanto sofisticado y bien ordenado almacenamiento?
¿Máxime cuando el gemido de los dolores de parto de este nuestro tiempo tocan y suenan a definición?
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Bruno, se me hace que una iniciativa de este tipo, con ciertos curas no tiene caso. Habría que plantéarsela a curas con ciertas características, como sería sacerdotes que sean ordenados, que valoren no solo conservar estos datos sino el ahorro en tiempo y dinero; sacerdotes que estén abiertos a recibir sugerencias de los laicos.
El perfil del sacerdote a quien se le sugiera esta magnífica idea debe tomarse en consideración para evitar un desinflonazo.
Lo menciono, porque aquí desde mi banco, se que mi párroco o tira la idea al basurero o me dice de plano que no sin pensarlo dos veces, pero un par de meses después saldrá diciendo que fue idea suya y lo hará, que no importaría -mientras lo haga-, solo que tomemos en cuenta que desde los bancos nos podemos encontrar con esta situación.
En infocatólica veo más acusaciones y críticas al clero que en una reunión de liberalotes anticlericales decimonónicos.
Desde el conservadurismo hay mucha más incomprensión con la carga que soporta el clero secular en los tiempos que corren, que entre los "progres".
Es lo que veo desde mi banco: mi párroco es un chico demasiado joven, muy abandonado por sus fieles, muy estresado y muy incomprendido. Se le exige demasiado (como a todos los curas) y no se le apoya nadita.
¿Sugrencias? A los fieles que me acompañan en los bancos, muchas. Más comprometernos, más ayudas, y que nuestras ideas vayan acompañadas de disposición a colaborar.
Sí, el beneficio no es sólo para los laicos. Los propios párrocos se evitarían después multitud de trámites, teniendo que hacer luego nuevos certificados cuando cada niño reciba la primera comunión o la confirmación en el colegio o en otra parroquia, etc.
Además, una vez que algo así está inventado, todo es mucho más fácil. Basta conseguir un ejemplar y copiarlo. No se trata de ser originales, sino de facilitar las cosas.
Creo que Maricruz tiene razón. Que haya problemas muy graves no quita que también haya que ocuparse de las pequeñas cosas.
Además, si algo tiene de bueno esta posibilidad del Libro de Familia Católica es que es muy sencilla, no tiene nada de sofisticado. Precisamente, su finalidad está en simplificar las cosas para todos.
Saludos.
Aceptar sugerencias y mucho más correcciones nos cuesta a todos. Es algo humano.
La idea de esta sección es muy sencilla: proponer cosas desde el punto de vista de los fieles para el mejor funcionamiento de las parroquias, tanto desde el punto de vista humano como sobrenatural. Luego, los sacerdotes encargados podrán hacer lo que quieran con esas ideas: aceptarlas, rechazarlas o ignorarlas. Eso ya es cosa suya. Nosotros cumplimos con nuestra misión al proponerlas.
De todas formas, me consta que varios sacerdotes han agradecido sugerencias realizadas por los laicos en este blog y que las han puesto en práctica, con una humildad y un celo apostólico que les honra.
Por otra parte, sé que varios obispos leen InfoCatólica, así que quizá puedan recoger alguna sugerencia que les guste.
Saludos.
Dices: "Yo, desde mi banco, veo sacerdotes muy agobiados, abrumados y estresados por la falta de colaboración, por la enorme responsabilidad, por la acumulación de tareas no valoradas, por la abundancia de críticas y la escasez de apoyos..."
Sí, coincido contigo. Son incontables los ejemplos de entrega de la vida y de santidad por miles de sacerdotes que trabajan sin que casi nadie se dé cuenta. Pero tampoco creo que haya que idealizar a los sacerdotes. En otras ocasiones, también se ve rutina, falta de imaginación, clericalismo, desconocimiento de la enseñanza de la Iglesia, personalismos... En general, en todos los sacerdotes (con alguna santa excepción), lo que predomina es una mezcla de todo ello de lo bueno y de lo malo. Los sacerdotes, en ese sentido, son cristianos con los mismos defectos, buenas intenciones, pecados y deseos de servir a Dios que los demás.
En cuanto a lo de conservadurismo y progresismo, sabes que, a mi juicio, son conceptos ajenos a la Iglesia y que lo único que hacen es dañarla, así que me abstengo de utilizarlos. Creo sinceramente que InfoCatólica es de los medios religiosos en los que más a menudo se resaltan "cosas buenas" de la Iglesia, aunque la crítica dé más juego periodístico. Al leer tu comentario, he echado un vistazo a mis posts del pasado y hay un porcentaje muy alto de ellos dedicado a mostrar cosas buenas de la Iglesia y de Dios.
En mi opinión, la crítica y el apoyo no son incompatibles. Es más, la crítica o, cristianamente hablando, el discernimiento de espíritus, forman una parte necesaria del apoyo, siempre que se hagan "como Dios manda" y, como tú dices, que vayan acompañados de disposición a colaborar.
Saludos.
Rastri:
Creo que Maricruz tiene razón. Que haya problemas muy graves no quita que también haya que ocuparse de las pequeñas cosas.
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Si yo no digo lo contrario. Pero es que yo soy un hombre viado al orden y la jerarquía de las cosas. Y lo primero y principal sigo diciendo que va antes de lo segundo y secundario.
Y sabiendo cómo la -Tierra- ya bien preñada parir o reventar tiene. De éste gemir y no parir me tiene,..
La tienes tu porque aunque el sacerdote no considere oportuna una sugerencia igual la ofrezco y como si nada.
rastri la tiene en cuanto que es conveniente el orden.
La tiene Yolanda en cuanto que muchísimos curas están solos y lidiando con asuntos que les superan.
Y la vuelves a tener tu porque es de provecho que si sacerdotes y obispos nos leen descubran una riqueza y disponibilidad de colaboración de la que no estaban al tanto.
Pasen todos feliz fin de semana.
PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS
Carlos de Foucauld
Padre, Me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que fuere, Por ello te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo,
Con tal de que se cumpla Tu voluntad en mí
Y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te encomiendo mi alma,
Te la entrego
Con todo el amor de que soy capaz,
Porque te amo y necesito darme,
Ponerme en tus manos sin medida,
Con infinita confianza,
Porque tu eres mi Padre.
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