La situación de los dominicos hoy en día se presta poco al optimismo. En todos los años que siguieron al Concilio Vaticano II temo decir que la orden ha seguido una trayectoria más bien desastrosa. Hace ya algunos años, con un dominico muy mayor, que murió hace ya tiempo, lo comentábamos. La Orden que fundara Santo Domingo no era la misma. Por supuesto no la que mi amigo había conocido, pero es que ya fallaba en cosas elementales. Y eso en un apostolado bastante trivial, como era el de un colegio mayor en Madrid… Nihil novum sub sole, ¿verdad?
Hace unos días hablaba Isaac Expósito del artículo publicado por el Diario de Cádiz, cuyo autor es Fray Saturio. Me he resistido a comentarlo, porque no me gusta tratar a gente que no conozco de nada. Sin embargo al hilo del post que publicaba el viernes, y que tan mala visita tuvo, pues merece una reflexión ulterior sobre la acogida del Motu Proprio.
Ya os decía que el problema no son los Masiás o los de Entrevías. De ellos puedes estar seguro de que irán a por ti, o que te rechazarán (entre otras cosas, porque es lo que vivieron en su juventud). Los palos que duelen son los que se supone que son gente formada, curas decentes que se nos echan encima con los peores augurios, que nos acusan de no aceptar la forma ordinaria, que no somos “un carisma” o que en el fondo, queremos estar “separados".
Los hay que lo hacen con buena intención, pero en los pocos años que he sacado el tema, hay muchos otros que no, que tienen un barniz de “cura conservador” pero que en el fondo aborrecen tanto de la autoridad como sus secularizados “hermanos". Y no en vano es un hecho generacional.
Creo que no descubro a nadie el Mediterráneo cuando hablo de ciertos Dominicos que, contra el resto de su orden, están recuperando el rito tradicional dominico, que guarda pocas diferencias con el Romano Tradicional. Esas “variantes” eran bastante comunes, pero tras el concilio ¡Zas! Borrón y cuenta nueva. Y lo que ha quedado, como reminiscencias locales (el Mozárabe y el Ambrosiano), bien pareciditos, no sea que la gente se piense que es otra cosa.
Esto o responde a un hecho generacional, o no se entiende qué provecho se puede tener de tanta estandarización, de tanta uniformidad.
Luego está el extremo opuesto, el que se cree que solo ellos son “dignos” de celebrar la forma extraordinaria, y que todos los demás son unos “impuros", pero de esos hoy no voy a hablar. Cada día son menos y el sedevacantismo es su gran tentación, allanada por estados mentales no muy lúcidos. No. Hoy no toca darles cancha.
Al final me causa risa, porque se proclama que “en la Iglesia hay sitio para todos", pero la riqueza litúrgica “preconciliar” era bastante mayor. Cierto es, como decía el entonces cardenal Ratzinger, que ambas formas del Rito se puede enriquecer, y mucho, entre sí, pero creo que a eso todavía se debe llegar. Si tenemos que posponer el “pro multis” hasta que se agoten los misales, ni les digo si encima hay que hacer una gran reforma del Rito.
En fin, yo insto a lo de siempre, a seguir defendiendo una verdadera “Pax Liturgica", y a dejarnos de prejuicios sobre si una forma es mejor o más válida que la otra, o de si hace falta o no un carisma tridentino. Las bendiciones del señor se pueden pedir en un sinfín de maneras.
*: Gracias 79. A falta de un nick.