Mons Nicola Bux: “la reforma conciliar ha llegado más allá de los legítimos y tradicionales confines que el propio Concilio había fijado”.
El I Congreso ‘Summorum Pontificum’ de Madrid, sobre Liturgia Tradicional, promovido por el Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote, tuvo lugar el pasado sábado en Madrid, y contó con las ponencias del subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, Mons. Juan Miguel Ferrer, el liturgista Mons. Nicola Bux y el Padre Gabriel Díaz Patri que disertaron sobre distintos aspectos de la Liturgia Tradicional y el Motu Proprio que sirve de texto legal de referencia para su celebración.
El Congreso contó con un saludo que enviaba desde Roma el Cardenal Cañizares, carta en la que sostenía que promover la forma extraordinaria del Rito Romano es una defensa profunda del Concilio, y que la coexistencia de ambas formas es clave para entender el significado de la Misa.
El primer ponente, Mons. Ferrer, explicó los antecedente histórico-litúrgicos para entender el Motu Proprio, en la que explicó que desde muy temprano los cristianos se ven obligados a modificar las costumbres judías y paganas que plasman los sacramentos que hoy practicamos. Una tradición prácticamente bi-milenaria. El prelado toledano quiso insistir en lo expresado por el Cardenal Cañizares, ya que “Es bueno que convivan las dos formas. Si la Iglesia no vive sus celebraciones, no vive su fe, ni la moral, ni su espiritualidad”, al tiempo que invitaba a los sacerdotes a “seguir fielmente los libros litúrgicos”.
Monseñor Nicola Bux dio otro enfoque a su ponencia, desglosando la constitución Sacrosanctum Concilium y demostrando como la reforma litúrgica posterior al mismo (1969) tuvo poco o nada en cuenta lo expresado por el texto conciliar. De entrada, Mons. Bux aclaró que la participación de los fieles en Misa no presupone un acto visible ya que ha de ser “íntima, contemplativa de mente y corazón”. Para ello ha recomendado el uso de los misales de los fieles, aunque “otras prácticas devotas no se desaconsejaban en la encíclica Mediator Dei de Pio XII”, principal texto con el que trabajan los padres conciliares, sólo 15 años después de su redacción.
Al prelado italiano no le tembló el pulso al decir que “la reforma conciliar ha llegado más allá de los legítimos y tradicionales confines que el propio concilio había fijado” y que “se ha ido a un positivismo litúrgico, a una revolución”. Nicola Bux cifra en tres puntos, los requisitos para recuperar una hermenéutica de la continuidad, de acuerdo a lo realmente expresado por los textos conciliares: en primer lugar seguir fielmente al Papa “que conoce bien la Liturgia”, luego estudiar (conocer más sobre la Misa y su significado) y en tercer lugar “celebrar dignamente” la Santa Misa, para dar ejemplo de naturaleza, estructura y virtud de la Liturgia. También ha recomendado el usar el Latín o, al menos, editar los Misales nacionales con el texto original latino en frente, lo que “disminuiría las interpretaciones” y sería además seguir la recomendación hecha por el Papa Pablo VI en 1964. El purpurado italiano ha vaticinado que “si se hace caso al Papa, en algunos años las cosas cambiarán y la Misa Gregoriana ayudará mucho a ‘contagiar’ a la Misa Nueva’.
El sacerdote argentino Gabriel Díaz Patri, responsable de la parroquia católica rusa en París, consideró en su exposición la innovación litúrgica como un mal: “Hay iniciativas litúrgicas que, en vez de fomentar la participación de los fieles, la terminan impidiendo”. El P. Díaz Patri consideró también que “ahora no hay un ‘clericalismo’ como se lo entendía antes del Concilio, pero ahora cada sacerdote termina haciendo lo que quiere. Así tenemos un nuevo tipo de clericalismo, que ha contagiado incluso a algunos fieles” asimismo sostuvo que “las rubricas son una defensa de los fieles, que son preservados de estar a merced del celebrante”, dijo parafraseando al obispo de Bayona, Mons. Aillet.
El sacerdote concluyó su alocución diciendo que “lo que la gente necesita es una tradición, que se obtiene con la repetición. Uno solo participa verdaderamente de la Misa cuando sabe qué viene después”.
Al congreso le siguió una Misa Solemne en la forma extraordinaria, en la que el organizador del congreso, Padre Raúl Olazábal, defendió en la homilía que “no queremos imponer a nadie este modo de celebrar la Misa, pero sí queremos que se reconozcan las justas aspiraciones que se nos reconocen en el Motu Proprio Summorum Pontificum”.