Las peregrinaciones desde la óptica tradicional: Un vistazo a la París-Chartres (2)
Lo prometido es deuda: He vuelto de tierras galas, y os cuento lo que ha sido esta XXVII edición de la peregrinación que organiza Notre Dame de Chrétienté.
Lo primero es decir que París sigue pareciéndome una preciosidad de ciudad. La ubicación de una Catedral como Notre Dame, corazón espiritual de Francia, le pone a uno en situación en seguida. Ya desde el primer momento en el que vemos la explanada de la catedral, repleta de miles de personas que esperan a salir, o saludar a los que saldrán, es un hecho que motiva. La París-Chartres es una peregrinación en la que se mide la fuerza de la Iglesia Católica en Francia. Una auténtica manifestación de la reserva espiritual en el país galo.
Los participantes por el lado español, por desgracia, seguimos siendo pocos. Nos falló el ala pamplonica al completo, así que nos quedamos Rafa (el capitán del capítulo español Santiago Apóstol), Javier, Ramiro, Federico (un amigo costarricense de Rafa que vive en París), un tocayo amigo mio, y el que escribe. Para formar bandera propia se necesitan diez, así que tuvimos que ponernos tras el estandarte del Capítulo “Martyrs de Séptembre", que conmemoran el asesinato de veinte personas en la iglesia parisina de San Nicolás de Chardonnet en 1792 (para que luego vengan a decirnos que lo de los milicianos en Madrid fue muy original…). Ese capítulo también es muy interesante por una anécdota que os mencionaré sobre el segundo día de marcha.
Primer día
Ya he mencionado la visión de la explanada de la catedral, no precisamente pequeña, repleta de gente. Un bullicio que se repetiría en cada campamento, pero con estandartes y banderas que ya ondeaban, orgullosos al viento. Y no solo de capítulos regionales o menos, sino de varios países. Banderas de EEUU -los más numerosos-, Canadá, Irlanda, Reino Unido, Polonia…
Y lo que choca de primeras también es el elevado número de clérigos en sotana o religiosos con su pesado hábito. Todos los institutos tradicionales, sin excepción, mandan una buena representación. En esta ocasión todos los seminaristas del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote, y eso incluye a sus dos españoles: Don Javier y Don Federico. Obviamente, varios de sus sacerdotes estuvieron presentes.
Empieza la peregrinación con el himno de la misma tocado en el órgano de Notre Dame de Paris. “Chartres sonne, Chartres t’appelle", Chartres suena, Chartres te llama. Le siguen sendos discurso, el primero del Cardenal Arzobispo de París, André Vingt-Trois (que pese a ir de sotana, iba purpurado, curiosamente…) y otro del Capellán General de la peregrinación, el Abbé Le Coq, instándonos a emprender el camino. Me sorprendió, del discurso del arzobispo, que fuera tan “complaciente” con los tradicionalistas, ya que es el último del que uno se espera una defensa de la tradición, pero como me dijeron varios de los peregrinos, “las cosas están cambiando"…
Emprendemos la marcha. Los españoles con su estandarte, somos el centro de todas las miradas. Nos encontramos con un Guardia Civil rigurosamente uniformado que nos saluda mientras pasamos (luego me dijeron que no saben exactamente si lo es, porque se lo encuentran todos los años…) y, unos metros más allá, tras cruzar el primer puente, como no podía ser de otra manera, dos estudiantes españoles de Erasmus que iban como cubas, volviendo a casa a las 7 de la mañana. Con los ojos como platos, naturalmente, al vernos pasar.
La primera mañana de marcha es bastante complicada: en pleno casco urbano, con el duro asfalto bajo los pies. No podemos hacer un alto hasta unas horas después, cuando se nos distribuyen agua y manzanas.
Sin embargo, la forma física (o falta de…) de algunos pasa factura pronto. A la hora de comer, las agujetas me han vencido.
Las “bajas” Somos llevados en autocar hasta la siguiente parada, el prado de una iglesia, en un pueblo a unos kilómetros. De ahí a la meta final, siete kilómetros que no soy capaz de emprender. Tengo que reposar, y los organizadores nos mantienen en oración rezando los misterios del Rosario, lo cual ayuda a olvidar un poco el dolor propio. No falta algún sacerdote que, con su sotana y estola morada de rigor, ofrece confesión o consejo. Es ahí donde reencuentro a un viejo amigo irlandés, miembro de Juventutem, y me presentan a un chaval americano que vive en Madrid.
Al llegar sobre las nueve de la noche, nuevamente en autocar, al campamento, no puedo dar crédito del bullicio. Más de diez mil personas, miles de tiendas, y miles de actividades. Sin embargo hay un propósito, una meta para cada grupo. Unos se lavan, otros cenan un poco de sopa, y los primeros en llegar ya se acomodan en las tiendas para un sueño reparador. Me doy un poco de prisa, pues las “bajas” somos los que tenemos más apuro por hacer todo. Como algo y, rápidamente me acuesto. La jornada de mañana será dura, la “etapa reina".
Segundo día
Hay una ventaja, entre las más destacables, en el formar parte de los Martyrs de Séptembre: es un capítulo fraccionado entre las dos peregrinaciones. Como apuntaban muy bien los comentarios en el post anterior, la París-Chartres restaurada sufre una escisión en 1988, por la que todos los simpatizantes de la FSSPX invierten la marcha y se dirigen de Chartres a París.
En medio de ese desconcierto, tantas veces absurdo, este capítulo se reúne en la mañana del domingo de Pentecostés, comen algo, cantan mucho, y ante todo rezan por la unidad de los cristianos y, como no, por que haya una sola peregrinación. Es a la vez una conmemoración de la amargura del recuerdo, y un deseo optimista de que las cosas se pueden arreglar. Y, de modo más empírico, que te ahorras 5 kilómetros de marcha…
La mañana de marcha es mucho más llevadera que el día anterior. Ya no se camina por ciudad, sino por carretera y campo. Bosques absolutamente preciosos y silentes, que favorecen el recogimiento, preparándose un día más para la Santa Misa en la Forma Extraordinaria, a la que asistiremos en medio de un bosque.
La “operación Martyrs de Séptembre” cierra bien: llegamos a tiempo para que se nos asigne un huequito ante la celebración. Pentecostés… Qué magnifica Misa, qué secuencia, y qué evangelio cantado… Por esta misa merece la pena cualquier sufrimiento terreno. Y no es nada con lo que nos espera en Notre Dame de Chartres.
Mañana os cuento la tarde y el final de la Peregrinación.
Como dice Miguel Serrano ¡Adveniat Regnum tuum!
Fotos: Miguel Pérez-Pichel / Capítulo Santiago Apóstol
6 comentarios
Muéranse todos los que han dudado si venir, como Santo Tomás, de pura envidia:
http://www.youtube.com/watch?v=sYf1zVSEPYc
Las primeras fotos:
http://ndchretiente.free.fr/photos09.php?show_heading=list&dir=photos&page_num=1&nocol=1
Un abrazo, campeón
Conocí la peregrinación París Chartres de 1955, sin cismas,sin separación de sexos,de nacionalidades,de religiones, ni de liturgias; en el mismo "capítulo",nos encontramos mayoría de franceses,cistianos practicantes y no practicantes,judíos, laicos... pero también de otras nacionalidades;en mi capítulo una belga, un sirio, y ... ,yo la única española.No,no nos preguntábamos por nuestras religiones, pero nos comprometimos a respetar la organización cristiana consistente no tanto en rezos como en meditaciones y reflexiones sobre problemas de los jóvenes, sugeridos antes de cada marcha; la puesta en común de dichas reflexiones se hizo en la reunión de la comida de mediodía;al final del día y de la marcha, cada ruta celebraba una misa a la que acudían los mas valientes o interesados.
Sensacional la Misa, en que cantando,nos reunimos las diferente rutas(no recuerdo cuántas), en un amplísimo valle,limitado por pequeñas cuestas;cada uno de nosotros llevabamos una vela encendida; seríamos como cuatro mil,cuatro mil vacilantes luceros con nuestros deseos y efímeras ansias.
La mitad del camino se hizo en tren y la otra mitad andando, divididos en diferentes rutas y alojados en pajares dispuestos por los habitantes de los lugares que atravesamos en tres días.
La llegada a Chartres, con el recuerdo de Charles Péguy y su peregrinación de acción de gracias fue,y lo es todavía para mi, INOLVIDABLE, EMOCIONANTE...
Tras la última cuesta del camino,ya a la vista de la hermosa catedral,algunos versos de Peguy, de la "Presentación de la Beauce a Nuestra señora" nos vienen a la memori:
" Etoile du matin, inaccessible reine,
Voici que nous marchons vers votre illustre cour,
Et voici le plateau de notre pauvre amour,
Et voici l'océan de notre inmmense peine.
..............
Vous nous voyez marcher sur cette route droite,
Tout poudreux, tout crottés, la pluie entre les
dents,
Sur ce large éventail ouvert à tous les vents
La route nationale est notre porte étroite.
...................................Charles PEGUY
Los comentarios están cerrados para esta publicación.