Ya estamos de vuelta por los lares de Infocatolica. Nada como estar “en casa", damas y caballeros.
Que “dialogar con el Islam", muchas veces es sinónimo de toparse con una pared de ladrillo, creo que lo saben ustedes bien. O eres el Jeque Zayed, difunto monarca de los Emiratos Árabes Unidos -que permitió tener iglesias en Abu Dhabi, para que los occidentales tuviesen lugar de culto- o lo más probable es que la “cohabitación” sea bastante difícil.
En ese contexto nos encontramos la postura del testimonio de fe, o la tentación de un “diálogo", que no es sino de sordos.
En este contexto rescatamos las declaraciones de Mons. Demetrio Fernández, que ha reiterado que el Córdoba hay una “catedral", no una “mezquita". Hay mezquitas en Córdoba, pero la Histórica es hoy catedral, como fue iglesia antes de ser templo mahometano (le pese a quien le pese). Las otras declaraciones del día nos llegan de Mons. Sako, obispo Caldeo de Kirkuk (Irak), en las que dice que el diálogo con el Islam es fundamental para que los cristianos allí sobrevivan, rodeados de peligros como están.
Hay que matizar al prelado Caldeo, pues éste insiste en que “Juntos podemos eliminar guerras y todas las formas de violencia", de la cual son objeto los cristianos por el mero hecho de serlos.
La cuestión es que el Cristiano está llamado a dar testimonio vivo de su fe. Y esa batalla se gana en las pequeñas cosas. Llamando “catedral” a lo que lo es y gritando “justicia” como los mártires, que es lo que pasa en Irak. En Oriente medio se nos persigue por una religión que, tantas veces, es intolerante; aquí se nos persigue con algo bastante peor: si eres cristiano, cada vez más eres un paria, y no debemos dejarnos amilanar.
Bien lo saben los caldeos y demás cristianos orientales -estén en comunión con el Papa o no- que frente a los envites de un poder temporal -por muy religioso que sea- no podemos dar un paso atrás. Lo que nos diferencia de ellos es que nosotros nos hemos fundido en el Mundo, creyendo que podemos compatibilizarlo, que nuestra religión es “de los domingos", y no trasladamos esa vivencia al día a día, mientras que el cristiano allí sabe a ciencia cierta que siendo su tierra, su patria terrena, su patria celeste está claramente más allá.
Es normal, por tanto, que Mons. Sako pida dialogar, pero me apuesto “caña y pincho de tortilla” como diría Luis Fernando, a que puesto en la piel de Mons. Fernandez, el iraquí diría exactamente lo mismo. Porque lo cortés no quita lo valiente y no hay más que vivir en el día a día para darnos cuenta de que, cualquiera que sea la forma de opresión que padezca la Iglesia, nosotros no podemos dar un paso atrás. Somos “sal de la tierra", y nuestra sola existencia escuece al que no practica la virtud, al que pertenece, en suma, al Mundo.
Lo dicho, es un placer volver a estar en casa. Mi agradecimiento a Paco Pepe Fernández de la Cigoña y a Gonzalo Altozano por haber apostado por mi durante estos tiempos. No pudo ser, y espero que algún día volvamos a trabajar juntos. Puse mi ilusión y creo que han sido unos meses estupendos con vosotros. Dios os lo pague.
+Pax et Bonum+