Catholics come home... y preparaos para el martirio en EEUU

Una de las campañas de televisión más exitosas de la Iglesia Católica en EEUU ya se remonta a unos años y con un mensaje claro y directo invitaba a los católicos a “volver a casa”. Fue un éxito, y quizás fue profética: ¿Quién les iba a decir que la Iglesia Católica tendría que enfrentarse al presidente más anticristiano de los EEUU hasta la fecha?

Y es que no hay en la Historia de los Estados Unidos nada parecido como la obligación totalitaria que el presidente quiere imponer a la Iglesia. En el país de las libertades, y en el que las distintas religiones han podido convivir en paz y armonía, se da por primera vez en 300 años una reacción de este tipo.

Olvida quizás Obama a John Carroll, padre fundador de los EEUU originario de Maryland, que motivó el patriotismo de sus correligionarios y que terminaría sosteniendo que los católicos “hicieron un favor a los católicos ingleses” al apoyar la Revolución Americana”. Y es que hasta en lo poco, los católicos estadounidenses supieron estar con su país, pese a que en muchas partes del mismo se les había perseguido de forma más o menos velada, y se les seguiría apenas tolerando.

Alguien poco dado a tirar flores a la Iglesia, como fue la sufragista Mary Livermore, terminaría alabando la labor de las monjas católicas en los hospitales de campaña durante otro periodo negro de la historia estadounidense: la guerra civil. Dice Livermore:

“Ni soy católica, ni defiendo las instituciones monásticas de esa Iglesia, pero no puedo olvidar mi experiencia durante la Guerra de la Rebelión. Nunca me tropecé con esas religiosas católicas en hospitales, transportes o barcos sin apreciar su devoción, su lealtad, su disponibilidad. No se daban aires de superioridad ni de santidad, no rehuían ningún deber, ni buscaban el lugar más fácil, ni encizañaban a nadie. Los hombres, enfermos y heridos, las veían llegar por la mañana y su mirada se entristecía al verlas partir por la noche".

Palabras que se pueden completar con las del historiador Pat McNamara: “Las religiosas católicas disolvieron prejuicios y predicaron con su ejemplo silencioso".

Muchas décadas después, la iglesia en EEUU cuenta con 625 hospitales y trata alrededor de uno de cada seis pacientes en el país. Ese va a ser el terreno de batalla que el presidente plantea, al forzar a esas instituciones a practicar abortos.

Frente a esa imposición, me “quito el cráneo” ante la posición de los obispos estadounidenses. Su oposición a esta medida es admirable y no se andan con medias tintas: todos los católicos nos vamos a tener que oponer a financiar la lucrosa máquina de la industria abortiva en EEUU. Es una barbaridad que el target de esa industria sean las clases bajas de hispanos y afroamericanos, a los que se les intenta convencer de que el feto es “un problema”, y que se les está ayudando.

Al final, la cuestión de los abortos es siempre la misma: no una ideología sino una lógica fallida en la concepción de cuando empieza la vida humana. Si no logramos transmitir esa idea fielmente nunca podremos plantear que desaparezca el aborto.

Pax et Bonum+