Bertone: la clave de un papado
A estas alturas del papado de Benedicto XVI, ya conocemos que se ha sabido rodear de la flor y nata de la Curia, y a los que no tenía en Roma los ha llamado a la ciudad eterna. Es el caso de su secretario personal, Monseñor Georg Gänswein, el maestro de ceremonias, Guido Marini, y los cardenales Levada o Cañizares. Pero entre los hombres que Benedicto XVI ‘heredó’ de su beneamato predecessore, Juan Pablo II, estaba este altísimo cardenal, con el que el actual Santo Padre había coincidido en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El Papa nos ha hablado desde que se puso las sandalias del Pescador de continuidad. En la liturgia y en varios aspectos. Pues bien, el Cardenal Bertone personifica esa continuidad como nadie en la actual Curia. No sólo hereda Benedicto XVI lo mejor del anterior papado, sino que cobra carácter propio, al haber facilitado pasos que, por no tener un puesto de primera fila, no pudo hacer con Papa Wojtyla, ya muy desgastado en sus últimos años, por desgracia.
De Bertone se pueden decir muchas cosas, pero en su haber tiene unos cuantos hitos. Como Secretario de Estado Vaticano, la directa supervisión de documentos tan importantes como han sido las encíclicas de Benedicto XVI, o los Motu Proprio(s) Summorum Pontificum y Anglicanorum Coetibus. No se equivoca el Papa cuando dice “Pienso también en la delicada labor que ha desarrollado para construir el diálogo con monseñor Marcel Lefebvre", que ha desembocado en las actuales negociaciones con sus herederos espirituales, Monseñor Bernard Fellay y Don Alfonso de Galarreta (el primer obispo, superior de la FSSPX y el segundo, capitanea la delegación de dicha fraternidad).
Quiero pasar de puntillas sobre los, como de costumbre, desatinados comentarios emitidos por un tercer obispo de esa fraternidad, Richard Williamson, en el que se da más bien poca fe a estos diálogos doctrinales, vaticinando una ruptura en la Hermandad de San Pío X si esta “claudica ante Roma", o algo parecido. Si tienen tiempo, la cuestión es tratada más profundamente en el blog del Father Z. al que les remito.
Desde luego, sin el Cardenal Bertone, hoy felizmente ratificado en su cargo, poco podríamos haber construido en la Iglesia Católica. En estos pocos años, se han dado pasos de gigante, aunque un gigante bien discreto, hacia la unidad. Un verdadero ecumenismo que el Santo Padre también ha alentado durante su pontificado. Con los anglicanos, sí, pero también con las iglesias orientales (ortodoxas o ‘focianas’ como dice un amigo, ya que los ‘ortodoxos’ técnicamente seríamos los católicos), los protestantes conservadores de EEUU (sobre todo en temas pro-vida) y en Oriente Medio, en busca de encontrar una difícil paz en Tierra Santa.
Sobre Don Tarcisio poco se puede criticar. A Paco Pepe le gusta hablar de ‘Bertonadas’ cada vez que metía la pata -creo recordar, cuando se reunió con Mª Teresa Fernandez de la Vega en su visita a España-, o que se ordenaban muchos obispos de los Salesianos de Don Bosco a la que pertenece, y decían por la Curia “ahora se van a llamar Sono di Bertone, pero bueno, no quedan más que en anécdotas y poco más.
En lo personal me alegro de que el Papa aún confíe en un hombre que es sin duda la clave de este papado, y en pocos puedo pensar que lo hayan podido hacer mejor que él.
11 comentarios
Lo de Sono di Bertone, por las siglas S.D.B.: Salesiano de Don Bosco.
Pienso que iniciativas como el Motu Proprio se han debido directamente al mismo Papa.
Por cierto, ¿por cuánto tiempo se confirma a Bertone en la Secretaría de Estado? ¿Mientras viva el Papa?
Saludos cordiales.
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