El diálogo con monseñor Carrera
Elevo mis oraciones al Señor por el eterno descanso del alma de monseñor Joan Carrera, obispo auxiliar de Barcelona, donde ha muerto cumpliendo su misión episcopal.
Tengo un recuerdo personal del obispo fallecido. Corría el final del mes de enero de 1999. Un grupo de responsables diocesanos de medios de comunicación social nos reunimos en Barcelona. Tuvimos tres jornadas intensas de trabajo pastoral sobre el presente y futuro de la Iglesia y los medios informativos.
Con nosotros estuvo el obispo Carrera. Fuimos visitados por el entonces cardenal, monseñor Carles, quien nos dirigió la palabra. Pero el que estuvo en todas las sesiones de trabajo fue don Joan. En uno de los descansos se acercó a dos curas andaluces que paseabamos por el inmenso jardín del lugar de reunión. Nos preguntó cómo nos iba en aquellas jornadas y entablamos un animado diálogo. Rapidamente observé cómo aquel obispo estaba preocupado sobre la imagen en el resto de España existía de la Iglesia en Cataluña. Nos habló largo y tendido de los muchos emigrantes andaluces afincados en tierras catalanas y cómo se estaba trabajando social y religiosamente con aquellas gentes del sur español implantados en la cultura y lengua de Cataluña.
Cuando acabamos el coloquio, le expresé las gracias por hablarnos de los valores de muchos paisanos nuestros vecinos de aquellas tierras de España, que habían dejado allí a sus hijos, y que ahora volvían a sus pueblos de origen andaluz.
La experiencia con el obispo Carrera se consumó con la visita que nos preparó y realizó a conocer el palacio de la Generalidad, entonces habitado por el señor Pujol, quien nos recibió y con quien compartimos un distendido, y nada protocolario, intercambio de opiniones. La simpatía entre el señor Pujol y el obispo Carrera se mostró en todo el rato de la audiencia concedida. Ambos estaban preocupados por la imagen que teniamos de Cataluña y de la Iglesia catalana en los respectivos lugares de origen.
Cuando ahora ha fallecido monseñor Carrera, creo de justicia expresar mi sentimiento por su desaparición, pero tambien resaltar su preocupación pastoral por los medios de comunicación social tanto en tierras catalanas como en toda España. Era una buena persona en el sentido machadiano de la palabra bueno. Descanse en paz.
Tomás de la Torre Lendínez