La información religiosa en la España de hoy
La Iglesia siempre ha comunicado el evangelio del Señor. Desde los origenes más remotos la Iglesia fundada por Cristo ha evangelizado el mundo entero. Y lo continúa haciendo, y por esto es misionera y universal.
La Iglesia, en dos milenios, ha sido la primera que ha escrito su propia historia y personas eclesiales han sido verdaderos historiadores de ella misma y del mundo y la sociedad donde la Iglesia está encarnada desde el dia de Pentecostés.
La información religiosa puramente entendida nace en los años anteriores al Concilio Ecuménico Vaticano II. Se publican los semanarios de contenido eclesial. Entre los documentos conciliares encontramos Inter Mirifica, el primer documento doctrinal sobre los medios de comunicación social. Despues vendrán otros varios más.
Los grandes informadores religiosos nacerán dentro del mismo Concilio. Citamos a dos como José Luis Martin Descalzo y José María Javierre. Sus crónicas conciliares han pasado a la historia del periodismo religioso con letras mayúsculas.
A nivel diocesano, cada obispo ha organizado su oficina de prensa, su portavoz, y su delegado de medios de comunicación social, como ha sabido, ha querido o le han sugerido los consejeros aúlicos de turno.
En la mayoría de los casos se ha detectado un miedo de la Iglesia a informar sobre su vida, que es riquisima en noticias, hechos, proyectos, y en meteduras de pata. Siempre ha ido detrás de la noticia y de las situaciones escabrosas. Las oficinas de prensa han sido entes muertos para engordar la curia diocesana. Por eso los clamorosos fracasos informativos han dado la vuelta al mundo en algunos casos.
La larga vida de Juan Pablo II al servicio de la Iglesia y su habil preparación para el uso de los medios de comunicación social ha despertado numerosas vocaciones por la información religiosa, de modo especial en España.
Muchos de ellos son gente sensata y equilibrada, que están haciendolo muy bien en el medio donde estén. Pero en otros no ha sido así. La insensatez ha tomado carta de naturaleza.
En la red se ha metido un inmenso número de informadores convertidos en malos opinadores que han conseguido una buena acción eclesial en algo deplorable. Se ha mezclado mala información con perversa opinión. Se ha mezclado ideología con información religiosa. Se ha reunido alguna patología mental con la información religiosa. Y hoy estamos ofreciendo un potage al lector donde no se sabe donde estamos ni lo que pretendemos.
De esto todos somos responsables. Me incluyo el primero.
Tomás de la Torre Lendínez