Los niños sin bautizar
He leído el informe del Instituto de Política Familiar sobre las rupturas matrimoniales durante el último trimestre. Han aumentado conforme la crisis económica ha sido más brutalmente implantada en la sociedad.
Existe otro motivo para que las familias tengan más preocupaciones. El aumento de niños sin bautizar es alarmante. Los que han llegado a la catequesis parroquial pidiendo prepararse para la primera comunión han presentado su papeleta de estar bautizados una gran mayoría, pero otra amplia cantidad no han recibido el sacramento del bautismo.
Algunos padres han comentado que no consideran necesaria la recepción del bautismo como condición indispensable para entrar en la catequesis de primera comunión. Otros han saltado por los cerros de Úbeda y están tachando a la Iglesia de intransigente y demás lindezas propias de la ignorancia y de la malicia que aprenden en determinados programas de la telebasura.
Solamente unos pocos están dispuestos a solucionar el asunto de sus hijos, que tendrán que acudir a un catecumenado especial preparatorio a recibir el sacramento del bautismo, ya que en fechas a poco de nacer no lo hicieron por los motivos equis.
Esta situación está generalizada por toda España. En varias diócesis han comenzado estos catecumenados que están dando un buen resultado. En otras, aún se está en mantillas, y nunca mejor dicho.
La realidad es que este asunto se irá presentando progresivamente en la sociedad de hoy. Y sería necesario sembrar en las jóvenes parejas que se casan que traten de ser consecuentes al contraer matrimonio por la Iglesia: deben bautizar a sus hijos cuando nazcan. De lo contrario, que ni se casen por la Iglesia, ni pidan luego que sus hijos hagan la primera comunión.
Es cuestión de coherencia. Es cuestión de conciencia. Es cuestión de responsabilidad. Y aquí que cada palo que aguante su vela.
Tomás de la Torre Lendínez