Un siglo de ACdP
En el año 1909, dos personas importantes para el siglo XX, el jesuita Angel Ayala, y don Angel Herrera Oria, echaron a andar la Asociación Católica de Propagandistas. La historia de este grupo cumple un siglo.
Es una asociación de seglares con personalidad jurídica eclesiástica y civil, erigida como asociación católica y apostólica por la Conferencia Episcopal Española. Su acción comprende el apostolado seglar en todos los ámbitos de la vida pública: politica, medios de comunicación, educación, cultura….
La historia de los propagandistas está en la fundación de obras como la Editorial Católica, la Biblioteca de Autores Cristianos, y los centros educativos Ceu. En política, participó activamente en la formación de la Ceda, la Confederación de partidos consevadores antes de la Guerra Civil, y la Ucd en el inicio de la Transición.
Hoy se sigue animando a los católicos a participar en la vida pública. Ahí están los famosos encuentros Católicos y vida pública. El próximo será dentro de unos días en Madrid.
El pensamiento de los propagandistas está presente en infinidad de personas, que pertenecen a la asociación y trabajan en todos los sectores de la vida humana, llevando los valores del humanismo cristiano y de la doctrina social de la Iglesia de una forma sencilla pero contundente.
Los centros educativos Ceu son el semillero de nuevos propagandistas, quienes en la vida pública llevan un testimonio cristiano en sus familias y trabajos. Cuando se conoce el pensamiento de esta asociación cristiana se encuentra uno a personas abiertas al diálogo con todos, al seguimiento fiel del Magisterio de la Iglesia, y a la practica viva de la Doctrina social eclesial. No es un grupo cerrado. No niegan su pertenencia a la asociación. Se sienten orgullosos de ser de la escuela del padre Ayala y del cardenal Herrera Oria.
A diario convivo con varios miembros de la Asociación Católica de Propagandistas. Son personas valientes y comprometidas con Cristo y la Iglesia. Están en la vida política y social convencidos que el lugar del cristiano es siempre impregnar la sociedad de los valores evangélicos, como el fermento a la masa. Lo hacen con valentía y compromiso. Nunca huyen de sus responsabilidades. Y además, todo lo hacen con alegria de vivir el catolicismo en la sociedad dificil en la que estamos.
Tomás de la Torre Lendínez