26.11.08

Los nombres en Andalucía

El Instituto de Estadistica de Andalucía ha publicado, un año más, la estadistica de nombres y apellidos de los andaluces a 1 de enero de 2008. En las generaciones antes de 1950, José, Antonio, Manuel y Francisco representan el cuarenta por ciento de los nombres de varones. En las nacidas entre 1950 a 1980, estos cuatro nombres continúan siendo los más frecuentes, pero su peso en el conjunto desciende a la mitad.

En las generaciones más recientes, las nacidas despues de 1980, Antonio y Manuel, siguen estando en los dos primeros lugares, pero su frecuencia relativa se ha reducido más de un cincuenta por ciento. Francisco está en la posición décima, y José ha desparecido de las diez primeras posiciones. Por el contrario, en las generaciones más recientes aparecen nombres emergentes en el ranking de preferencias, practicamente desconocidos en las generaciones más antiguas, como Alejandro y David.

La transición del patrón de preferencias para denominar a los hijos es mucho más evidente en el caso de las niñas. Sólo Carmen se conserva en el ranking de los diez primeros nombres favoritos en los tres grupos de generaciones. Francisca, Antonia, Josefa y Dolores, muy frecuentes en las generaciones más antiguas, han desaparecido de las preferencias habituales en las generaciones recientes.

Igual que en el caso de los niños, a lo largo del siglo pasado el catálogo de nombres disponibles para las niñas se ha ampliado considerablemente en las generaciones más jóvenes, de este modo, si bien los diez primeros nombres suponen un cuarenta y tres por ciento del total de nombres de las abuelas, entre las madres representan un veintiseis y un veinte por ciento entre las hijas.

Según este estudio estadistico, en términos relativos, los apellidos que más crecen son los de muy baja frecuencia. Si se analiza el crecimiento relativo en los apellidos que tienen en 2008 un número suficientemente significativo de al menos quinientas personas, los apellidos que más crecen son mayoritariamente de origen asiático o luso.

Los primeros apellidos que más crecen en términos absolutos, como es de esperar, son tambien los más frecuentes. Los García, Rodríguez, López, González, Sánchez y Fernández crecen en más de mil personas en cada apellido entre los residentes de 2008 en comparación con 2007. Sin embargo, en términos relativos el crecimiento de estos apellidos frecuentes es moderado situándose en torno seis décimas.

Dos consecuencias sacamos de todo este estudio:
1.- El nombre de las personas evoluciona según el sentimiento religioso de la sociedad. No es igual el índice religioso de hace sesenta años, que actualmente.
2.- Los nombres favoritos de hoy huyen mucho del santoral habitual. Viendose la influencia que ejercen los medios de comunicación social y la secularización creciente de la sociedad de nuestros días.

Todavía no han podido cambiar los apellidos más usuales, pero todo llegará con el tiempo.

Tomás de la Torre Lendínez

25.11.08

Vendo alegría y optimismo

Tengo conocimiento de un nuevo libro firmado por el cardenal de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo. Su titulo es: Contra el pesimismo. La editorial La esfera de los libros. Tiene 250 páginas. El cardenal afirma que es “como una obertura para el hombre optimista o el deseo de ser feliz".

El cardenal invita al lector a que asuma el riesgo “de poder vislumbrar al menos, algún resquicio por el que se le cuele, como de rondón, un poco de luz, de felicidad". Monseñor Amigo parte de la base de que hablar de optimismo y felicidad “tiene mala prensa", ya que hoy día “ser feliz y optimista suena a vacuidad e índole de personas inconscientes y medio tontas".

El cardenal resume el libro con un alegato al optimismo y la esperanza:"Vamos a tratar de buscar sinceramente dónde está el camino del bienestar, la alegría, la felicidad, la ilusión, la bonanza…porque somos personas con derecho a ser felices".

Hemos dialogado sobre este libro un psicólogo, un médico y un servidor. Estamos de acuerdo en que la sociedad de nuestros días es pesimista y triste. La gente no sonrie. Solamente rie, forzada, cuando alguien cuenta un chiste del tipo que sea. Lo hace para quedar bien con el gracioso de turno.

Pero, en estas fechas, la alegría nacida del corazón en paz con Dios, con uno mismo y con los demás, se ve muy pocas veces y en pequeñas dosis. Necesitamos saber entrar dentro de nosotros mismos para encontrar las razones de nuestra alegría cristiana, los motivos de una persona feliz. El único camino es la oración de contemplación ante el Sagrario, esperando que el Señor nos hable a nosotros de El y sus dones, como es la alegría y el optimismo.

Estamos de acuerdo con el cardenal cuando afirma que el optimismo tiene “mala prensa", sobre todo con la que está cayendo motivada por la crisis económica, social y moral, que ahora vivimos. El santo Job en medio de su estado calamitoso nunca perdió la paciencia, la paz, y la visión de esperanza en Dios.

Necesitamos, todos, un baño sereno en una piscina llena de optimismo, alegría y esperanza, sabiendo dejar que estos elementos penetren en nuestro espíritu, en nuestra alma, y seamos testigos con las palabras y las obras de tener el corazón lleno de alegría y de optimismo, siempre sabiendo que pasamos por un valle excesivamente lleno de lágrimas, de depresiones y de toda clase de situaciones económicas, sociales y psicológicas.

El Señor está con nosotros, ¿quien podrá apartarnos del amor de Cristo?.

Tomás de la Torre Lendínez

24.11.08

Ser cura hoy

Estoy, en un colegio privado, en una mesa redonda sobre cómo debe ser el sacerdote de este tiempo eclesial. Asisten alumnos de bachillerato y un puñado de profesores. La mesa la formamos: la orientadora del centro, la profesora de religión, un matrimonio, y el que firma estas líneas.

Comenzamos con una breve exposición por parte de cada componente de la mesa. Tras este rato entramos a dialogar con los presentes, quienes apuntan en sus interrogantes a lo dificil que hoy es ejercer el sacerdocio en una sociedad totalmente contraria a nuestra religión católica, y sobre el ruido tan inmenso que produce esta sociedad que cierra los oídos de los jóvenes que puedan escuchar la llamada del Señor a seguirle en la vida sacerdotal dentro de la Santa Madre Iglesia.

El diálogo se vuelve interesante. Algunos opinan que debe existir una formación cristiana más responsable en los jóvenes de hoy, siendo educados en los valores esenciales del evangelio de Cristo, con el fín de que sean luz del mundo y sal de la tierra.

En este momento, la profesora de Religión toma un folio, firmado por San Juan Crisóstomo, en el libro sexto, de la obra Los seis libros sobre el sacerdocio. El texto dice así: “El alma del sacerdote ha de brillar como una luz que esclarece a todos la terra; mas la mía de tal manera está rodeada por las tinieblas de su mala conciencia, que está siempre hundida y no tiene valor ni para levantar los ojos a su Señor.

Los sacerdotes son la sal de la tierra; mi ignorancia, en cambio, y total inexperiencia, ¿quien podrá soportarla con paciencia, a no ser tú, que me has amado siempre con exageración?…..Porque el sacerdote no sólo ha de ser pruedente en grado sumo y experto en muchas cosas. Debe por una parte conocer los negocios seculares no menos que los mismos que los manejan; por otra, estar más desprendido de todo que los monjes que habitan los montes.

El sacerdote tiene que ser multiforme, pues ha de tratar con hombres que tienen mujeres, que crían y educan hijos, que poseen criados, que nadan en riquezas, que entienden en públicos asuntos, que ejercen magistraturas; multiforme, repito, pero no astuto, ni adulador, ni hipócrita, sino lleno a la vez de libertad y confianza, que sepa atemperarse útilmente, cuando así lo exijan las circunstancias, y ser juntamente condescendiente y austero.

El sacerdote debe saber llevar la nave de la Iglesia, pues la combaten por doquiera las tormentas; tormentas, por cierto, que no se desencadenan sólo fuera, sino que se engendran también dentro de ella. Por lo que muy necesario es saberse atemperar y andar muy diligente. Mas todo ello, aun distinto en sus medios, sólo tiene un fin y a un solo blanco apunta: La gloria de Dios y la edificación de la Iglesia.

Cuando acabó la lectura, el silencio fue total. Tanto que todos aplaudieron la oportunidad de esta cita fimada por San Juan Crisóstomo. Cerré el acto observando que las palabras del Santo doctor de la Iglesia primitiva siguen siendo tan actuales, que conviene meditarlas en la tranquilidad de una lectura personal. Por esto lo dejo junto a este Olivo donde tantas personas acuden a diario.

Tomás de la Torre Lendínez

23.11.08

La regulación catalana de Internet

Leo en Libertad Digital, que el señor Carbonell, presidente del Consejo Audiovisual Catalán, propone en un libro titulado El primer poder, que debe ponerse fin al libre acceso a Internet. Es lo que faltaba para colmar el vaso de agua y derrarmarla.

No tiene este señor bastante con la que ha montado con la concesión y requisa de licencias radiofónicas, como le ha hecho a Cope y Vocento, sino que ahora viene a por los digitales, por los que con libertad y responsabilidad exponemos nuestras opiniones, en este caso de asuntos eclesiales y religiosos en Religión en Libertad.

La libertad de acceso a Internet es la gran conquista de este medio global, que hasta ahora, salvo en casos de delincuencia demostrada, nadie ha tratado de meterse a una “regulación” como la que propone este señor catalán.

La palabra “regulación” siempre la oía cuando estaba en la Universidad de Granada. Un rector, que ahora presume de progresista, nos amaba tanto que nos “regulaba” el derecho de huelga, la celebración de asambleas de facultad, la existencia de sindicatos estudiantiles, la libertad de expresión escrita en panfletos tirados a multicopista clandestina. Además, aquel rector que hoy es amigo de la Alianza de Civilizaciones, nos “regulaba” a dosis mandarnos la policía a la facultad y salir a palos de los edificios universitarios; y nos “regulaba” la policía cuando la enviaba a casa de equis dirigentes estudiantiles que eran sacados a cualquier hora del día o de la noche camino de la comisaría de la Plaza de los Lobos….No habia libertad, vivía toda España en una dictadura.

Cuando pudimos respirar libertad en la Transición, y tuvimos una Constitución como la vigente, eramos otros, más felices, más valientes, más entregados a nuestra propia manera de pensar y vivir. Porque habiamos luchado por todo esto.

¿Ahora vuelve la palabra “regulación” otra vez?. ¿Ahora desean “regular” la libertad existente en la red de redes?. ¿Ahora desean que pidamos permiso para conectar “regulados” con quien sea en la red?. ¿Ahora no podemos los cristianos expresarnos en este portal digital como es Religión en Libertad, porque debemos sentirnos y vivir “regulados"?. Por favor: “Esto no es", como afirmó Ortega y Gasset al ver la deriva totalitaria de la II República.

Los cristianos nos regulamos solamente con una libertad responsable que nace de nuestra conciencia libre e individual, sabiendo respetar todas las maneras de pensar, y teniendo como única regla la que nos dejó Jesús de Nazaret: el amor a Dios y a los hermanos. Los cristianos nos regulamos por un Estado de Derecho libremente aceptado. Cuando metemos la pata ahí están los tribunales de justicia.

Por esto, no necesitamos “reguladores", “benefactores", “guardianes", ni a nadie que nos observe y a quien tengamos que pedir si uno se puede conectar a Internet, leer un diario, oir una radio, o ver una televisión. Somos adultos libres y capaces racionalmente de decidir en cada momento lo que deseamos.

Por favor, señor Carbonell, no deje a España como la foto que acompaña a este articulo. No nos dejaremos “regular” por nadie. Si usted desea hacerlo donde vive esa es su responsabilidad ante Dios y la sociedad en la que trabaja.

Nosotros, y yo en particular, deseo un libre acceso a Intenet como hasta ahora. Sin “regulaciones", que ya sufrí bastantes.

Tomás de la Torre Lendínez

La salud en la parroquia

En 1998 commienzan a celebrarse las Jornadas de Pastoral de la Salud en la parroquia, después de un trabajo lento y laborioso de sensibilización y orientación. La comisión creada por el Departamento de salud de la Conferencia Episcopal Española ha logrado que sea en el campo de las parroquias donde la pastoral de la salud haya arraigado con más fuerza. El tiempo fue descubriendo la necesidad de crear unos espacios de encuentro, convivencia y reflexión en el ámbito nacional para quienes están implicados, día a día, en el campo parroquial. De este modo, pareció oportuna la celebración, cada dos años, de unas Jornadas Nacionales.

Otro campo importante en el mundo de la salud y la enfermedad es el de los cuidados paliativos. Su aparición es más reciente y va unida al progreso cientifico y la evolución social que han generado un aumento de número de pacientes con enfermedades crónicas y degenerativas y del número de pacientes geriátricos terminales. Allí donde no es posible curar, hay que cuidar. La Iglesia, maestra en el cuidar, tiene en cuenta estos aspectos y se organiza para poder hacer frente a los nuevos retos asistenciales.

Las fechas de estas Jornadas son desde el 28 al 30 de este mes. Se desarrollarán en El Escorial. Los temas a tratar serán estos: Cuidados paliativos, balance y perspectivas; historia de los cuidados paliativos; la dimensión espiritual en los cuidados paliativos; las pérdidas y el duelo; la relación de ayuda; el trabajo del equipo interdisciplinar; y habrá comunicación de experiencias.

Los equipos parroquiales de pastoral de la salud se convierten así en el centro de estas jornadas, pues cada vez son más los enfermos que entran en lo que la Organización Mundial de la Salud define como cuidados paliativos: es el cuidado activo y total de las enfermedades que no tienen respuesta al tratamiento curativo, siendo el objetivo principal conseguir la mejor respuesta al tratamiento para los pacientes y sus familias. Desde el punto de vista filosófico el alivio del sufrimiento es el objetivo dominante de los cuidados paliativos.

Estos enfermos están en sus casas, atendidos por familiares, y tanto unos como otros necesitan la presencia de los voluntarios de la pastoral de la salud parroquial con el objetivo de presentarles ilusión, alegria, entrega y acción de gracias por lo que hacen en el servicio al enfermo, que es un libro abierto para enseñarnos la brevedad de la vida y la paz con la que es conveniente vivir un proceso, siempre más largo que corto, una enfermedad irreversible.

Por esto, los equipos de pastoral de la salud parroquial, donde no existan deben crearse, y donde ya funcionen deben formarse seriamente en la misión eclesial que ejercen junto a los enfermos de cuidados paliativos.

Tomás de la Torre Lendínez