Romance de la evaluación andaluza (I)

Las becas de 6.000 euros prometidas por Manuel Chaves hace dos años para alumnos sin cates y de familias con menguado nivel económico toman forma definitivamente. Así, al menos, lo ha anunciado la actual responsable del ramo, Mar Moreno, quien ya ha puesto fecha para solicitarla: del 1 al 15 de julio.

Estas ayudas están destinadas a alumnos de primero de Bachillerato y de ciclos formativos de Grado Medio y su objetivo es, según el Gobierno andaluz, luchar contra el abandono escolar prematuro, que en Andalucía es superior a la media del país, superando el 30% entre los menores en edad escolar. Una iniciativa que, sin embargo, ha sido bastante discutida porque, al vincular el fracaso o abandono escolar con la falta de recursos económicos, olvida muchos otros aspectos, que son mayoritariamente los que llevan a los escolares a abandonar las aulas.

A pesar de ello, Mar Moreno no ha tenido reparos en volver a abanderar este argumento y ha llegado a espetar -con un alegato algo clasista- a los padres que decidan si los chavales “trabajan de peón, en el bar de la esquina o en clase".

Una compañera me ha dado, gentilmente, un Romance de la evaluación que circula por la red. Que uno sepa no tiene autor. Es bastante largo. Lo iremos publicando por capítulos oportunamente numerados. Comenzamos:

Que por junio era por junio,
Cuando ya el curso se acaba,
Cuando el sol allá en lo alto
Produce grande galbana,
Cuando los mozos y mozas
Alijéranse de calzas,
cuando los sudores reinan
por pasillos y por aulas
y rancios olores salen
de sobacos y sandalias,
cuando ya por todas partes
la vacación se presagia,
cuando ni los profesores
de dar clase tienen gana
(si es que alguna vez la hubieron,
pues de esto no hay constancia)
¡Mes de junio, mes de junio,
Fecha insoportable y áspera¡
Tú fuiste, junio, testigo
De lo que este fraile narra,
Entre sudores y calores,
De inquietud hormigueaba.
Ya son las evaluaciones
Ya se acerca la hora amarga
En que a los cuartos de ESO
La nota final se daba.
Concurren con tal afecto
En una inhóspita sala
Un tropel de profesores
Con las notas preparadas.
Portan carpetas, listados,
Libretillas repujadas,
Agendas y cartapacios,
En donde las notas guardan,
Prestas para ser transcriptas
Y pasadas a las actas.
Otros sí portan bolígrafos,
Lápices y estilográficas,
Gomas de borrar y reglas,
Frascos de una cosa blanca
Que tiene por nombre “tipex”
Y corrige las erratas.
En derredor de una mesa,
Los profesores se instalan,
Como honrados caballeros
De aquella corte británica
Del barbado rey Arturo,
El de la redonda tabla. (….)

En este clima de buen hacer justicia con todos los alumnos, comenzarán los profesores su presentación pormenorizada; lo harán llenos de esperanza de salvarlos de la quema para que, como pronostica la consejera de Educación andaluza, ninguno se pierda de pasar a bachillerato, donde tendrán opción a una gruesa beca de un millón de pesetas, seis mil euros, en la presente moneda.
Esto y más lo leerán, amigos, en la próxima entrega de este Romance de la evaluación. Gracias anticipadas por la lectura de este comienzo.

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