Por amor a la Iglesia
He estado en un entierro en un pueblo de trescientos vecinos. El fallecido era amigo de mi familia. Me ha encantado la limpieza de su bella iglesia y he conocido a su equipo parroquial, que permanece unido en torno a un hermoso templo de estilo barroco.
Muchos eruditos del arte local pasan por allí para incluirlo dentro de sus publicaciones por unas bellezas singulares que almacena. En este pueblo llevan más de quince años sin cura estable. Siempre acude el del pueblo vecino, quien va los miércoles y los domingos, aparte de otros acontecimientos que sea necesaria su presencia.
Lo demás lo hacen los feligreses, que son bastante mayores, ya que la natalidad es bajísima. La vida espiritual está bien servida por el cura. Pero el problema que existe es el del mantenimiento del edificio eclesial tan histórico y artístico. El sacerdote dice que con las pocas perras que saca en las colectas no se puede mantener los tejados en condiciones, ni la solería y las pinturas y tampoco las imágenes.
Ante esta situación, los vecinos han decidido que su bella iglesia deberian tomarla como su propia casa. Así pues, quien es albañil debe contribuir con su trabajo a las limpiezas de las cubiertas y bajantes. Quien es carpintero está al ojo de todo lo que es de madera. Quien es pintor siempre le toca coger la brocha y pintar las partes correspondientes. El electricista siempre está ante cualquier necesidad de luz o sonido. Las mujeres se ocupan de la limpieza del eificio y del lavado de la ropa necesaria para la liturgia.
Me ha gustado el plan de trabajo y cooperación. El equipo parroquial me ha dicho que ellos tienen una respuesta clara: si nuestra casa es nuestra, la casa del Señor tambien es nuestra. Por lo tanto, la mantienen no con dinero, pero sí con el trabajo para mantenerla nueva y limpia. De esto doy testimonio. Y cuando les he dicho que los escribiría en Internet me han dicho: !Por favor, diga que lo hacemos por amor a la Iglesia¡. Así que aquí queda escrito.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
Si nos dijeras el nombre de la población, además de pedir por alguien, en lugar de"...un pueblo de trescientos vecinos",les podríamos enviar palabras de aliento...¿no te parece?.
Si alguno de ellos lee el post, un abrazo fraterno y ¡adelante, en las manos de Dios!
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