Pedro estuvo en la marcha a favor de la vida

Me siento a abrir el correo electrónico. Uno de los envíos me llama la atención. Es la crónica propia de un amigo que estuvo en la marcha celebrada en Madrid. No le había pedido que me escribiera nada, pero ante la espontaneidad de su decisión me parece oportuno transcribirla.

“Como bien sabe, usted, pasé el día en Madrid formando parte de la marcha a favor de la vida. Nos habíamos marchado Manoli, los tres niños y yo. Nos acogió la familia que tenemos en la capital de España. Cuando llegó el momento estábamos en el lugar de inicio y concentración. El ambiente era magnifico. Allí parecía que todos nos conocíamos de siempre.

Nos pusimos las gorras rojas, nos cogimos de la mano y cuando comenzó la marcha sentimos que podíamos coger otras manos ausentes que al ser abortadas nunca tendrán la oportunidad de vivir lo que nuestros hijos y nosotros estábamos experimentando.

El ambiente era muy responsable y convincente de la justicia de nuestra idea de apoyar la cultura de la vida contra la cultura de la muerte. Mi familia no vive la vida cristiana de modo fanático, ni tampoco frío y falto de compromiso. No somos santos, somos pecadores como cualquier otra persona, pero nos parece que la vida humana debe ser respetada desde el momento de la fecundación hasta el último hálito de la persona.

En mi hogar somos conocedores que ser cristiano es seguir a la persona de Jesús de Nazaret, su doctrina y su ejemplo. Esto acarrea entregarnos a El con una gran fe, esperanza y amor. Conocemos que nuestra religión no es solamente sabernos las verdades esenciales del Credo. También es practicar y vivir la moral cristiana, que está envuelta en el mandamiento nuevo del amor a Dios y a los hermanos.

Una manera de vivir ese amor es dejar que los hijos que son concebidos en el seno materno puedan nacer, porque son personas hechas a imagen y semejanza de Dios, lo mismo que lo somos los demás. Por lo tanto, estamos en contra del aborto, pues es matar una vida sin ton ni son. Es legalizar de manera tajante el asesinato de inocentes.

Cuando todo acabó en Madrid volvimos a casa. En el viaje mis hijos nos hicieron una serie de preguntas sobre el tema y los motivos. Mi hija Carolina, de tercero de la enseñanza secundaria obligatoria, nos interrogó por los motivos de fuéramos poca gente en la marcha. Tras dialogar con ella sobre la pregunta, concluyó de modo rotundo: ¡ Se ve que en España existe poca conciencia social para defender la vida humana¡.!Se necesitan más actos como este que hemos vivido¡

Mi mujer y yo nos miramos a los ojos. Estábamos de acuerdo. Y así se lo dijimos. Bueno, si tiene a bien colgar estos pensamientos en su blog, se lo agradezco, en caso contrario mandelos a la papelera.”

Pedro Guerra García

Pues, amigo Pedro, aquí los tienes colocados en el blog para que sean leídos y meditados.

Tomás de la Torre Lendínez

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