Nuestro futuro: la Resurrección

Varios de los espectadores de la obra Resurrexit, escrita por don Ramón Molina Navarrete y escenificada en Jaén, me han preguntado cómo se será nuestra futura resurrección. Paso a contestar.

El hombre es un ser mundano y temporal. Para nosotros, herederos de Israel, el tiempo no es algo circular y repetitivo, sino que es historia en el marco de lo pasado, del presente y del futuro. Nuestro ser se abre al futuro y se pregunta por la dirección de la existencia; pregunta inexcusable para todos los seres humanos.

Es la cuestión fundamental de lo humano, que se hace presente diariamente tanto en el nacimiento de los que llegan a la vida como en el acontecimiento de la muerte de aquellos que nos van dejando. En el niño nos preguntamos por sus futuros temporales, ¿qué será de él en la vida? Y en la muerte nos preguntamos por el futuro absoluto ¿qué va a ser definitivamente de esta persona y de todo lo que ha vivido, de la historia y de la humanidad?.

A estas preguntas el hombre siempre ha intentado responder como algo necesario y propio; su estructura temporal e histórica le hace ser escatológico junto a toda la creación y toda la historia. No podemos vivir sin estas preguntas, somos escatológicos en nuestra propia estructuración personal.

Las respuestas a estas preguntas han recorrido caminos muy distintos, tanto de la filosofía como de la religión. El cristianismo responde desde el acontecimiento de Cristo Resucitado: Jesús de Nazaret, el crucificado que ha resucitado y vive para siempre porque Dios estaba con él.

El acontecimiento de la resurrección de Jesucristo se abre como clave única de comprensión de la creación y de la historia, todo está llamado a la resurrección universal. Cristo resucitado es la respuesta definitiva y única del Padre a toda la historia y a toda la humanidad. Se trata de un acontecimiento universal que afectará a todas las criaturas y a toda la creación; a todo el hombre, en todas sus dimensiones, y a todos los hombres.

El valor de la vida es total y absoluto, lo pequeño y diario se resuelve en la plenitud de la vida y tiene un valor único y definitivo. En la resurrección universal se plenificará la misericordia del Padre que hace justicia y salva la creación. Ahora nos toca “enterrarnos con el grano de trigo sabiendo que dará fruto”.

En este enterrarnos con el grano de trigo está toda nuestra vida cristiana. Por este camino iremos dando el fruto que luego nos llevará a la vida eterna con Dios.

Tomás de la Torre Lendínez

1 comentario

  
wendrell
Interesante tema. Me gusta porque lo centra usted en la mejor tradicion doctrinal de la teología católica. Soy diario lector suyo. Cada día se mejora. Le felicito.
30/04/09 12:25 PM

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