La "eclesiobasura"

Soy un defensor claro de la libertad de expresión, siempre encuadrada en los límites del derecho que la sociedad democrática se ha dado así misma. También soy un convencido de la libertad de lectura de todo lo que a la propia conciencia no le aparte de su rectitud moral y eclesial. Igualmente, me declaro respetuoso con todas las opciones que puedan ofrecerse en los contenidos de los varios medios de comunicación que pueblan el paisaje y el paisanaje, tanto en formato de papel como digital.

Sabemos que, y Cristo lo sabía al fundarla, la Iglesia, formada por seres humanos, tiene una larga historia llena de luces y sombras, de alegrías y tristezas. Igual que cualquier familia humana tiene sus momentos bonancibles y sus borrascas intempestivas.

Los medios de comunicación no están para salir incensando, a diario, a nadie. Por esto, gracias a la libertad de expresión, han caido ministros, se han tambaleado gobiernos, y han mejorado los servicios que la propia sociedad ofrece a los ciudadanos.

Sin embargo, alguien inteligente descubrió que el “sensacionalismo” en las noticias, en la expresión de ellas, en su tratamiento, rentaba lectores, ventas, publicidad y dinero. Esta forma de presentar la actualidad engendró una prensa basura, una radio basura, una televisión basura y unos medios malolientes a kilómetros de distancia.

En el mundo de Internet se ha traladado el mismo esquema de los medios convencionales. Y, en algunos formatos digitales, lo hacen de forma letalmente “profesional". Llenar una pantalla de ordenador con un menú donde se destacan y se ceban los titulares sobre los pecados y debilidades de obispos, curas, monjas y demás personas encuadrados en alguna institución de la Iglesia, tiene sus lectores, un público que niega leer tales mensajes, pero que a diario se los beben.


Mientras, se desconocen o no existen otras realidades eclesiales: como es la defensa de la vida, de los más débiles y pobres, las carencias pastorales, los excelentes mensajes doctrinales del Papa y los obispos….

Presentar, con saña, a los grupos eclesiales como “ultracatólicos", porque no siguen a la izquierda eclesial, sino a sus propios idearios, también indica quien lo hace y los motivos que dispone para hacerlo. Cebarse en asuntos internos, que ya la Iglesia ha puesto en manos competentes para su estudio e investigación, anticipando las posibles conclusiones de la misma, es sencillamente inventar la “eclesiobasura", que también tiene millones de lectores, según se pregona.

Ofrecer profetas como churros, y subirlos a los altares “laicos"; condenar a otros, antes que la Iglesia se haya pronunciado; anunciar exclusivas que son filtradas por los “cauces amigos” de siempre; y presumir de hacer un periodismo profesionalmente perfecto, es mentir al lector de forma descarada.

La “eclesiobasura” tiene sus lectores, es verdad. Pero, aquí tiene un detractor en el que firma estas líneas.

Tomás de la Torre Lendínez

4 comentarios

  
rastri
Tomás: Yo no te voy a aplaudir, porque no es mi costumbre. Aunque creo comprenderte. Pero no dices cual es y donde está esa "eclesiobasura". Porque hay tantas,..

Por del la foto del camión. Precioso. Nunca he visto uno así de limpio.
10/08/09 7:46 PM
  
Manu
¿Será por una ave de tamaño considerable y un poco ya pasada en años ubicada en una torre?
11/08/09 9:34 AM
  
mal informado
Me aprovecho un poquito de la libertad de lectura para disentir en tres o cuatro cosas. No relaciono esta libertad con ninguna rectitud porque yo no veo nada recto en esto del periodismo a menos que sea otro tipo de rectos por donde sale la "basura". El asunto del periodismo basura o, como debería, llamarse: infobasura, es un aparente renglón torcido del periodismo que termina encauzando periodismo del recto.

En el periodismo recto se usa mucho la coartada de la libertad de expresión. Quede claro que esa libertad y su uso es un asunto del conjunto de los ciudadanos y que por alguna idolatría social se ha convertido en una propiedad del periodismo. La gente que quiere caer simpática a los periodistas los trata como si fuesen los guardianes de la libertad de expresión y no lo son. La libertad de expresión es de todos y para todos. Es cierto que no ha habido una sociedad que haya dispuesto de la libertad de expresión sin tener, a la vez, un periodismo poderoso pero no hay nada que impida expresarse con libertad y no hacer periodismo. Un simple ejemplo, pongamos que en una página web de religión alguien hace unos artículos sobre los problemas internos de la Iglesia, llamemos "Iraburu" a esta persona. Lo que hace es producto de su libertad, de su cultura, de su voluntad, de su entendimiento, de su predicación, ¿o sólo es periodismo que se enfrenta en el día a día con otro periodismo de otras páginas?. Aquí está el problema, o hacemos algo indeterminado y medio humano o hacemos periodismo que es una cosa muy seria para algunos. El periodismo permite la impresión de que nunca se termina y siempre cuentas con nuevas fuerzas que te llevan hacia adelante. El gran Pedro J. (J de "journalist") diría que el periodismo incluye a las otras cosas y les da una realidad social. En la gran empanada del periodismo, la libertad de expresión y muchas cosas se confunden con el periodismo y es cierto que mucha gente sólo pretende hacer periodismo porque es lo único que conocen y comprenden. Lo malo es que el periodismo requiere de una constante ocupación y distracción del lenguaje que no es lo mismo que la información aunque según las teorías de la Comunicación, el lenguaje es algo supeditado. Lo cierto es que el periodismo no es primariamente una libertad sino que es una ordenación de la información, uno de nuestros recursos vitales en una sociedad moderna, o sea, la información es una necesidad. Sin la continua transmisión de información no hay periodismo aunque haya libertad. En la Unión Soviética las cifras de difusión y lectura de los periódicos oficiales eran mareantes, se vendían millones de ejemplares cada día. Las sociedades modernas necesitan esa información aunque no haya libertad, hoy en día los canales proislámicos tipo Al-yazira son un exitazo en los países islámicos y son buen periodismo en lo profesional. También los integristas necesitan información y hay periodistas que se la dan, por cierto, formados en la BBC, una vaca sagrada del periodismo.

Lo que es basura es información y esto es un gran hallazgo del periodismo basura que está salvando la cara del periodismo en general. La telebasura es un éxito indiscutible de audiencia, permite que el periodismo mantenga su capacidad de reunir audiencia y transmitirles información con eficacia. Es normal que los países más avanzados y macerados por decenios de periodismo se haya llegado antes a convertir la basura en información. Es una especie de adelanto. El periodismo recto está aprovechando las formas creadas por el periodismo basura que permiten contener y tratar numerosos temas. Uno de los príncipes de la telebasura, Xavier Sardá, dijo que él veía más basura en un telediario que en su programa, sólo que era una basura integrada y tomada como información normal. La ligereza de la telebasura se puede aplicar a la descripción del "escenario político internacional" y profesionalmente no hay diferencia. En "La Noria" de Telecinco trabajan algunos periodistas que tuvieron altos cargos en los servicios informativos de la Televisión Española del felipismo y, además, publican obras de tipo histórico en las más importantes editoriales progres y escriben mucho en "El País". Todos los que se dedican a la telebasura son periodistas con título o bien actores en la parte más dependiente de un guión preparado que versa, de nuevo, sobre la actualidad. Todos los rituales del periodismo se cumplen en la telebasura. Además es característico de la telebasura el gran conocimiento que hay del mundo de la televisión, la gente que opta por la telebasura debe conocer enseguida miles de referencias televisivas y las sigue sin dificultad. Da la impresión de que no tienen otra cultura que la que han visto en la pantalla, o sea, es un público que ha crecido viendo la televisión y saben lo que les gusta. Éllos verán y sin duda forman la mayoría de las audiencias millonarias dejando aparte al fútbol.

Lo que hoy nos describe el bloguero es un auge de la telebasura aplicado a la información religiosa. Tenía que ocurrir. Lo que se ve es una normalización de unos criterios que se aplican al tratamiento de lo religioso. Pero la telebasura y sus innumerables tretas para atraer audiencia no quitan para que sigan vigentes los esquemas generales del periodismo recto. También encontramos la vieja queja obispal de que lo bueno de la Iglesia queda silenciado por ese periodismo. Es porque sigue las normas impuestas por "El País" hace treinta años: lo religioso está excluído y lo religioso consiste en dos ideas: la promoción desmedida de cualquier teólogo o cura medio exaltado y la afirmación indudable de que el resto es malo, es lo que está excluído aunque parezca bueno. No tiene sentido lamentarse de que no se trate lo que nunca será información según los criterios del periodismo, es como suplicar a un sordo. En el periodismo anterior a "El País" lo religioso era tratado como algo importante y digno de respeto. Federico Jiménez Losantos ha visto bien que la telebasura respeta las normas ideológicas del periodismo y sintoniza con el periodismo porque no está dispuesta a tocar ciertos temas y respeta los establecidos. La telebasura es muy profesional cuando quiere y lo cierto es que su público también ha crecido recibiendo como normales los temas corrientes del periodismo serio. La telebasura no busca la revolución sino la perfección del aborregamiento en torno a la información.

El bloguero dice que mucha gente se bebe esta variedad del periodismo, más bien lo consume y tiene que ser porque contiene información, la savia que corre dentro de todas las noticias. No obstante al ser un periodismo en Internet, la cosa está mitigada. Cualquiera que tenga interés en la informática sentirá que el periodismo (también el de basura) es una cosa anticuada y no es raro que el medio informático sea lo que ha venido a descubrir la debilidad del periodismo. La informática es una sobredosis perfecta de información, nunca cansa y siempre satisface, su concepto de información es más rico que cualquier cosa inventada por los periodistas, se consume mejor. Hay que entrar en asuntos técnicos y numéricos para entenderlo bien. Además permite imaginar que uno participa en una conexión supracerebral de inteligencias activas donde vamos creando, entre todos, la mejor información. Los asuntos de informática se siguen mejor en Internet que en cualquier periódico y esta nueva vivencia de la información es distinta de la del periodismo. La información ya no es basura, es otra cosa vivificante, lo que siempre se ha buscado en la información y lo que necesita el hombre moderno para ser lo que es. Aquí se ve más claro que la reunión de información es algo distinto de la libertad de expresión, una cuestión de supervivencia social y personal.

Uno puede agarrarse al periodismo tradicional y refugiarse en sus temas, su Fútbol y Política de toda la vida, incluso en periodistas humanos con rostro y manos. Yo no me hago ilusiones de esas, la telebasura me parece periodismo normal y no se me ocurre hacer medidas morales del periodismo. En dos sentidos, ni le aplico las normas morales que yo tenga ni creo que el periodismo cuente con unas normas propias con las que comparar sus actos. Yo no creo en la moralidad del periodismo. Sin embargo, con los años, he aceptado una cosa llamada: la ética del periodismo. Consiste en lo siguiente: que la información no se detenga, es un mandato de vida profesional y es sabido que los periodistas se jactan de dejar cualquier cosa y acudir a cualquier sitio donde ocurra la información, es lo que se decía de los médicos antiguos y parece que es cierto, lo periodistas corren como pavos locos si hay noticia en alguna parte. La demanda social es enorme. Curiosamente los periodistas presentan esta ética "que la información no se detenga" como una contraética y éllos dicen que la ética del periodismo es lo contrario de lo que yo digo. Es cuando éllos, los profesionales, por motivos éticos, detienen la información. Es lo que pasó con las caricaturas de Mahoma, muchos medios no las publicaron en razón de la ética del periodismo para no criminalizar al mundo musulmán con caricaturas del Profeta convertido en un ponedor de bombas bajo el turbante o en la barriga de las embarazadas iraquíes. Y siempre están con lo mismo, la ética, para éllos, es no publicar algo y la reclaman como excusa. En el caso mencionado se dió la grotesca inversión de que los periodistas consiguieron convertir al mundo occidental en una caricatura al no publicar las caricaturas del Profeta. Al final se publicó una inmensa caricatura de Occidente, ya se sabe que en el "escenario político internacional" los musulmanes son personas muy respetables. Pero yo digo que la ética es no detener la información, por tanto el periodismo basura, en tanto que fluye normalmente la información, es ética del periodismo. Los grandes periodistas no piden un ley que impida el periodismo basura, su ética no les llega para no publicar la basura. Hay más ética del periodismo: la negativa a publicar una imagen del Presidente Obama mirando el culo de su esposa en lugar de saludar a un militar en posición de firme; en cambio era ético publicar cualquier traspiés de la Tatcher. Por supuesto el estúpido hecho de que las miradas de Obama sean importantes es algo que debemos al demencial avance del periodismo y por eso hace falta la ética de la publicación. O bien cuando desvanecen los crímenes de Fidel Castro o las tropelías de Chávez para no perjudicar el progreso de los pueblos caribeños oprimidos por la globalización. En fin, publicar o no publicar, todo es ético. De nuevo recurro a las formas transcendentales de la información en España creadas en la Transición por nuestro ángel social, el diario "El País": lo ético es no publicar lo que moleste al socialismo por la ética según los periodistas y lo ético es publicar lo que moleste a la Iglesia por la ética que sigue el mandato supremo: "que la información no se detenga" y, en ese caso, los periodistas no la detienen, es una ley inviolable. Hay que nutrir esas ideas fundamentales del periodismo publicando o no publicando. Por supuesto "El País" se ha permitido durante muchos años pontificar sobre lo que publica o no publica el resto del periodismo, da igual, aquí todo es ética del periodismo pero, por alguna circunstancia, "El País" se creía el amo de la ética. Lo terrible es que la ética de la información ha encontrado a la verdad de su contenido en la informática, ahí es posible cumplir su mandato: "que la información no se detenga", lo hace mejor la informática que el periodismo. Es una tragedia según la ridícula acepción periodística de lo "trágico".

No me trago los criterios de rectitud moral aplicados al periodismo y si la informática sigue creciendo ni siquiera les quedarán los criterios formales de la información porque la sociedad tecnológica habrá avanzado más que el periodismo y millones de agentes podrían participar de la información. En ese caso se podría hablar de libertad de expresión -en la informática- sin necesidad de periodismo. Lo interesante es que esa libertad se entregaría, de nuevo, a la búsqueda y creación de la información como guía indiscutible. La cosa habría cambiado para seguir adelante.


----------------
NOTA: Otro caso de ética en el periodismo religioso. Un ex-sacerdote que dirige la sección de Religión (también llamada "sociorreligiosa" con horrible palabro) de un importante diario dirigido por un protoperiodista. Él dijo: soy periodista antes que cristiano. O sea, el periodismo se publica siempre y el cristianismo no se publica siempre o al revés, el cristianismo se publica excepto lo que el periodismo no publica que podría ser lo importante. Entre una cosa y la otra gana la información. Es un lío ético pero en todo caso decide el periodismo y lo que tenemos son figuras de paja rellenadas o vacíadas a su gusto y entendimiento.
11/08/09 12:01 PM
  
Pedro
Pues yo no comprendo lo de la libertad de expresión. Es decir, ¿es lícito propagar errores y decir cualquier cosa simplemente por decirla? La libertad de expresión es una lacra social y un mito, porque nadie deja de ser esclavo de sus prejuicios, de las lineas editoriales, de quien nos da de comer y de los gobiernos (refiriéndome a la gente que escribe en periódicos, revistas, etc.).
11/08/09 12:22 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.