Dos curas dan positivo en alcoholemia
Este suceso parece una historieta propia de la escasez de noticias durante el estío. Y no es así. Ya ocurrió algo similar en una ciudad andaluza.
Europa Press
“La Policía italiana retiró la semana pasada el permiso de conducir a un sacerdote que dio positivo en el test de alcoholemia tras haber celebrado cuatro misas, según informaron los medios locales.
Los Carabinieri realizaron el test a M.C., sacerdote de 41 años y originario de Bolonia, en el norte del país, justo después de una de las salidas de la autopista que enlaza las ciudades de Turín y Milán.
El hombre dio positivo, con un porcentaje del 0,8, ya que el máximo permitido por la ley italiana es del 0,5. Acto seguido, los agentes le retiraron el permiso de conducir, por lo que el sacerdote tuvo que llamar a amigos o familiares para poder volver a su casa.
Aunque no pudo evitar quedarse sin carnet, el cura se justificó asegurando que ese día había celebrado cuatro misas, a lo que añadió que, en realidad, es abstemio. Por esta razón, el sacerdote ha decidido recurrir al juez de paz para demostrar que su estado no era debido a una consciente y voluntaria ingesta de alcohol.
En el proceso, M.C. será asistido por los abogados Anna Orecchioni y Giacinto Canzona. Ambos cuentan con experiencia en este tipo de causas, después de que hace poco lograran la devolución del carnet a un imán musulmán que también había dado positivo en un control. En este caso, el porcentaje de alcohol había sido de 1.
El religioso islámico también aseguró que es abstemio, principalmente a causa de la norma coránica que prohíbe ingerir bebidas alcohólicas. Sus abogados lograron demostrar que su estado positivo se había debido a un medicamento para calmar el asma.”
En la ciudad andaluza el sacerdote J.M.S., amigo mio, salía de celebrar la Eucaristía de un convento de monjas de clausura. Era un domingo por la mañana. Acababan de dar las 8,30 horas de aquel día de diciembre en el reloj del ayuntamiento de la localidad.
La policia local tenía colocado un control de alcoholemia, en una de las calles más transitadas por el tráfico viario. El cura andaluz tenía el coche en la puerta de las monjas. Se montó en él. Cuando llegó a la altura del control policial, fue amablemente requerido para soplar en el aparato medidor de alcohol en sangre. Dió positivo dos décimas más de lo requerido.
Con gran educación el agente de la autoridad le sacó del vehículo, le retiró la documentación, y le invitó a que llamara a alguien para que le se llevara el coche. Mi amigo así lo hizo y un hermano suyo, médico de profesión, se personó en el lugar, recogio el automóvil y a su hermano.
Se dirigieron a las puertas de las urgencias médicas de un hospital público. El sacerdote fue sometido a una análitica de sangre, que demostró que el nivel de alcohol en sangre estaba por debajo de lo permitido.
Con estos datos, los dos hermanos se presentaron en la comisaría de policia nacional, donde pusieron la correspondiente denuncia. Cuando el asunto pasó por el juzgado, el sacerdote fue absuelto, recuperó su documentación, su honor y su fama.
Y cuando me lo contaba no se le había olvidado la frase del agente que le puso el alcoholímetro: !Mire, padre, todos los que se acuestan a estas horas me dicen lo mismo, y todos dan positivo; así que a usted no le creo y el peso de la ley será el justo a la infracción que usted ha cometido¡.
Pasdo el tiempo, aquel policía local, acudió una mañana a misa a las monjas a pedir perdón a mi compañero, quien le dijo que estaba perdonado para siempre.
Tomás de la Torre Lendínez
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