Comentarios vivos al Ideario de Cope (III)

Seguimos con los comentarios vivos al Ideario de la Cope. Hoy tenemos lo siguiente:

II. Servicio a la verdad, con espíritu de convivencia y criterio independiente.
Tanto en sus servicios informativos como en los programas de debate y opinión, los profesionales de la COPE comprobarán con rigor la verdad de los hechos y la fiabilidad de sus fuentes noticiosas, aún dentro del apresuramiento que impone la celeridad de la radio. En la expresión de opiniones propias y ajenas, la COPE observará como regla de estilo el respecto a las personas y el diálogo civilizado, rehuyendo el apasionamiento unilateral y la crítica sistemática.

En el tratamiento de los temas ideológicos y políticos ejercerá la libertad constitucional de información y de expresión, con sentido de la responsabilidad y criterios de independencia, sin involucrar a la Cadena ni a ninguno de sus espacios en opciones partidarias.

III. Línea editorial y libertad interna.
Sin mengua de su carácter de cadena profesional y comercial, la COPE se sitúa en el ámbito de aquellos medios informativos que se comprometen con un cuadro de valores y asumen opciones sociales, educativas, culturales y espirituales. Para no quedarse en vagos enunciados, estos propósitos deben traducirse en una “línea editorial” de la Cadena, inspirada en su ideario y en consonancia con él; comprometida con las necesidades y aspiraciones profundas de nuestra sociedad; e identificadora claramente de este “Medio", ante las demás emisoras y ante la opinión pública.

Es función de los órganos rectores de la empresa establecer los componentes básicos de esta línea editorial y definirla en determinados momentos ante las cambiantes situaciones de la actualidad.

Esta línea será interpretada por los directores de programas y por los profesionales de la plantilla, con un amplio crédito de confianza, respetuosos con la responsabilidad y la creatividad de los mismos.

Las personas que son llamadas a cualquier responsabilidad de COPE, tienen el derecho y el deber de conocer previamente el Ideario y los componentes esenciales de su línea editorial. La aceptación de un cargo de índole redaccional implica también la asunción por el interesado de los compromisos morales y profesionales exigidos por el Ideario. El menosprecio, la hostilidad, la incongruencia profesional y el silencio sistemático o reiterado sobre los mismos, cuestionarían, en principio, su permanencia en el servicio, a salvo siempre su persona de cualquier arbitrariedad no constatada.

Los programas de la Cadena y de sus emisoras estarán siempre en consonancia con la línea editorial y ésta con el Ideario. Por lo demás, sus antenas han de estar abiertas a la expresión de otros pareceres, en entrevistas o debates, siempre que no atenten contra el significado de la Cadena, abusando de la hospitalidad de la Casa. En ella debe darse siempre un talento democrático y un respeto al pluralismo, cuidando siempre también que el oyente conozca adecuadamente en cada tema la posición al respecto de la Emisora.

Los dos primeros párrafos son muy interesantes. La llegada de los naúgrafos del “antenicidio” supuso que estos aspectos del Ideario tuvieran que adaptarse a los vaivenes cambiantes de la situación: la corrupción felipista era inmensa, los crímenes del Gal estaban en todas las portadas, la emergencia del Partido Popular, nacido en el congreso de Sevilla de 1990 aupó a Jose María Aznar a ser líder de una fuerte oposición contra con el “régimen” felipista. Las tertulias dirigidas por Antonio Herrero eran escuchadas en la Moncloa, la gente de Antena 3 radio se pasó en masa a Cope, la audiencia subía como la espuma. En en el Primero de la mañana, de Antonio, y en La linterna de Luis Herrero se daba estopa al felipismo.

Por las tardes, Encarna también largaba todo lo que podía y más. Y por la noche José María García descubría los manejos políticos en torno al deporte. La Cope llegó a ser un criterio de verdad objetiva, y la única cadena de radio donde la gente acudía para informarse, lo que el imperio de Polanco no daba. Las grandes batallas por los números del Estudio General de Medios eran importantisimas.

A nivel local, el director que no llegaba a superar los presupuestos aprobados en Madrid era fulminado del puesto. En el espacio de cinco años pudimos conocer a cuatro directores, y ninguno estaba allí con el espiritu y la letra del Ideario, que comenzó a hacer aguas, ya que las quejas contra la Cope, para hacerla desaparecer comenzaron a llegar a todas las esferas del poder, siempre alimentada por Polanco.

Los cinco siguientes párrafos fueron una meta muy buena, pero nunca cumplida del todo. La libertad editorial y la libertad interna quedaban muy bien sobre el papel del Ideario, pero en la práctica solamente se cumplía el aspecto editorial de la cadena, que elegía a sus editorialistas según soplaba el viento de la política, de la economía, del comercio y de la sociedad.

El aspecto de la libertad interna de cada director de la progamación era muy discutible. Estaba el que deseaba plegarse a la letra y solamente la letra del Ideario. Y los que no se plegaban ni a la letra ni al espiritu del Ideario. Un caso singular fue cuando una mañana Antonio Herrero comparó a una ministra socialista con una becaria cercana al presidente americano. Los palmeros polanquistas pedían la pena de muerte. Antonio y sus compañeros, unidos como una piña, pidieron perdón públicamente a la audiencia, que les premió con una total adhesión.

A nivel local existía total libertad en el campo de la información religiosa para realizar el Espejo de la Iglesia, desde 1993, situado de tres a cuatro de la tarde de los viernes y el programa informativo local colocada a las 9,45 de la mañana del domingo. Además el padre José Luis Gago apostó por transmitir la Santa Misa desde varias ciudades de España. Normalmente era una carrera de los directores locales para ganarse el favor de la letra y el espiritu del Ideario y poder ascender dentro del escalafón empresarial. Recordamos con gusto las Eucaristías emitidas y celebradas por el obispo local, quien se quedaba muy contento cuando le correspondía salir por las ondas para toda España.

A Cope se le comenzó a llamar la “radio de las estrellas". Era verdad. La lista era de lujo: Antonio Herrero, Carlos Herrera, Encarna Sánchez, Luis Herrero, José María García…Pero las estrellas fueron decayendo: Encarna falleció de muerte natural. Antonio Herrero murió haciendo submarinismo. José María García se retiró aquejado de un cáncer…
Los dos curas: Herraéz y Gago estuvieron en los entierros de Encarna y Antonio.

A nivel local, el padre José Luis Gago se prestaba como un cura de toda la cadena a acudir al matrimonio de jóvenes trabajadores de la Cope; y hasta presentarse a predicar los cultos de Semana Santa de varias cofradías donde estaba inscrito el personal de la empresa.

Nosotros seguiremos estos comentarios vivos y vividos. Gracias por leerlos.

Tomás de la Torre Lendínez

1 comentario

  
Curro
Soy catolico cristiano, lo mame de mi madre y lo afiance de mi padre

Si la Cope hecha a Federico y a Cesar...el error sera de consecuencias imprevesible

Siempre habra un judas , que cobre 30 monedas llenas de sangre
18/04/09 1:05 PM

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