En el lenguaje juvenil cuando existe un “mal rollo”, significa que la atmósfera que respiran es rara y el que les habla esta yéndose por peteneras.

Este ambiente se nota en la Andalucía de hoy. Los colegios de religiosos y religiosas están en pie de guerra. Lo declaran abiertamente los frailes y las monjas. Los colegios en manos del Opus Dei o de cooperativas de enseñanza están callados como muertos y pasando del mal rollo como pueden.

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Hoy deseo colocar a tres mujeres, que están de actualidad.

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Cada año ocurre lo mismo. Cuando la Conferencia Episcopal Española da a conocer el importe económico recaudado con motivo de la asignación tributaria del impuesto sobre la renta de las personas físicas, la prensa izquierdista coloca unos titulares repelentes para el lector sensiblemente cristiano.

El panfleto titulado Público apunta: La Iglesia se lleva 249 millones del IRPF. El diario de Prisa, menos incendiario ahora, señala: La Iglesia católica recauda menos en el IRPF, pero gana más devotos.

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Durante la historia de la Iglesia el clero, a nivel personal, ha militado en las banderías militares y políticas que le ha dado la gana. Algunos decían misa con la armadura colocada o con la espada en el cinto. Con el nacimiento de los partidos políticos, ya en la Edad Contemporánea, la afiliación ha sido descarada y total.

Cuando la separación entre la Iglesia y el Estado comenzó a ser efectiva, de modo concreto en el Concilio Vaticano II, parecía que el clero no militaría nunca con altivez en los partidos políticos. No es así. La militancia es clara y es pagada con oro incluso.

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La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II mandó los doseles de los obispos, situados en los altares catedralicios, al trastero. Las sustituciones fueron pobres y reiterativas: se colocaron sillones, jamugas…y otros enseres poco dignos para las catedrales de España.

Con el paso de los años, los obispos ordenados durante la década de los ochenta, fueron haciendo sedes en sus propias catedrales. En algunos casos, fueron tan demócratas, que colocaron el proyecto a la vista de los fieles y un libro de impresiones escritas al lado. Las sugerencias aportadas levantaron la cólera de esos obispos. Y tiraron por la calle de en medio haciendo birrias que hoy están a la vista del público.

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