A los presidentes del gobierno y del parlamento
Ante las afirmaciones que hoy ofrecen algunos medios de comunicación salidas de la boca del presidente del gobierno y del presidente del parlamento, yo les digo lo siguiente:
Al presidente del gobierno: no conozco ningún país del mundo donde desde el gobierno se trate de imponer una “religión laicista” desde las aulas escolares. Solamente recuerdo a las dictaduras del siglo pasado, que desearon borrar a Dios y la religión de las conciencias, porque “eran el opio del pueblo", y todo fracasó cuando cayó el muro de Berlín.
No conozco ningún país del mundo donde se trate de imponer una “moral ciudadana y laicista” desde todos los medios de comunicación, en manos del mismo gobierno. Ya lo intentaron los revolucionarios franceses a finales del siglo XVIII y fracason por completo.
No conozco ningún país del mundo donde se trate de maniatar, amordazar y “hacer una Iglesia domesticada” al gusto del partido en el gobierno. Esto solamente lo han hecho todas las dictaduras de todos los colores y de todas las manos políticas. Y también han fracasado ante la historia desde el imperio romano hasta en la China comunista actual.
Al presidente del parlamento, también, le digo lo siguiente:
Si desea tener una iglesia a su gusto que la cree y la funde él mismo, pues palabrería se ve que tiene suficiente y parece que su paso por un seminario no lo ha perdido todavía.
Si pretende creer que, con su amistad con cardenales, obispos y nuncios, va a influir en el cambio de una iglesia igual al pensamiento politico que le domina está totalmente equivocado, pues esta utopía ya la pretendieron otros antes que él y todos se han dado de bruces ante la pétrea y petrina doctrina del primado de Pedro en la unica Iglesia fundada por el Señor Jesus.
Si considera que él es un elegido para acomodar la doctrina de la Iglesia sobre el aborto al gusto del gobierno que está en el poder, debe esperar que se le caiga el pelo tanto el suyo como el implantado que ahora luce con tanto orgullo, y nunca lo conseguirá.
A los dos les digo: abandonen su mentalidad dictatorial politicamente hablando y vivan con los pies puestos sobre la realidad social y humana de España, donde la Iglesia trabaja más por los pobres y abandonados que todos los gobiernos que han sido y los que vengan.
Y, por favor, que nos dejen “proponer” y nunca “imponer” nuestra doctrina en una sociedad libre. No somos sus enemigos, pero no nos tomen ellos como tales, porque ahí está la piedra donde han tropezado todos los dictadores que han sido y los que vengan.
Tomás de la Torre Lendínez
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