Santo Tomás y la JEC
Apoyado en mi juvenil militancia en la Juventud Estudiante Católica, y en la fiesta de Santo Tomás de Aquino, patrón de las Escuelas Católicas y como actual profesor de un instituto de enseñanza secundaria obligatoria, situado en una región donde los patrones educativos fueron desterrados hace años por un insulso y laicista Día del Docente, que se sacó la Junta de Andalucía de la manga, como tantos asuntos concernientes a la educación, y que lo situa en el calendario escolar favoreciendo siempre un largo puente para los profesores, es por lo que deseo dejar colgado en El Olivo el mensaje emitido por la actual Juventud Estudiante Católica, (JEC),con motivo de la fiesta de Santo Tomás. Dice así:
“Desde la Juventud Estudiante Católica (JEC) manifestamos nuestra preocupación por algunos aspectos que afectan a nuestro ambiente cultural y estudiantil.
En pleno siglo XXI, vemos cómo la enseñanza sigue siendo el privilegio de unos pocos, y la dificultad del acceso al saber uno de los abismos que separan Norte y Sur y perpetúan la injusticia, la pobreza y la opresión. En nuestro país, los constantes cambios de leyes estatales de educación son muestra de la decepción general ante tantas expectativas de la comunidad educativa y la sociedad, haciendo depender los procesos formativos de un continuo vaivén coyuntural. Las actuales reformas parecen desarrollarse más en la forma que en los contenidos, responder más a las demandas del mercado y a la progresiva tecnificación de la vida y la ciencia que a las verdaderas necesidades de la sociedad, especialmente de los sectores más desfavorecidos de la misma.
Mientras tanto, los estudiantes sufren las consecuencias de la inestabilidad, de la presión ante un futuro incierto, y de la ausencia de una formación integral al alcance de todos. Algunas de las recientes movilizaciones de estos alumnos nos hacen sentir que se ha activado la voz de alarma ante las arenas movedizas de un sistema educativo convulsionado.
Ante esta realidad, los y las jóvenes de la JEC afirmamos que:
1. La educación es un derecho universal que debe orientarse al desarrollo integral de la persona, capacitándola para realizar libremente su vocación primera: su protagonismo y compromiso en la construcción de la sociedad en la que vive.
2. La educación debe ocupar el lugar prioritario que merece en las preocupaciones de los ciudadanos y de sus representantes políticos. Entendemos que sólo arbitrando un consenso que ponga en el centro la formación integral de la persona, aspirando a la unidad del saber frente a la fragmentación del conocimiento, podrán habilitarse medios eficaces para consolidar la ambiciosa reforma educativa que necesitamos.
3. Las instituciones educativas no pueden ser una isla en medio de la sociedad actual. Sólo estarán realizando su misión en la medida en que sean capaces de apostar por las verdaderas necesidades de la sociedad, atendiendo al grito de las realidades más sangrantes de injusticia y desigualdad de nuestro mundo.
4. El saber y el estudio pueden y deben ponerse al servicio de la comunidad local, nacional e internacional, desde un compromiso estudiantil que no mire sólo el beneficio particular de quien estudia, sino también el para quién se estudia. Alentamos la promoción de una cultura de la solidaridad, de la participación y de la justicia social, que fomente una ciudadanía activa, fraterna y responsable.
Entendemos que “toda reforma de la enseñanza es hoy ineficaz si no está unida a una revolución total, económica, política y cultural: no se puede reformar la escuela sin recrear la civilización y no se puede reformar la civilización sin recrear la escuela” (Jean Lacroix). Por eso desde la JEC seguimos, hoy como ayer, trabajando por una escuela que sea semilla de cambio para el mundo".
Con todo lo anterior estoy totalmente de acuerdo y deseo subrayar la idea final de Jean Lacroix según la cual si se desea reformar la civilización se debe recrear la escuela, ya que los que semanalmente estamos con setecientos alumnos sabemos que ellos serán los depositarios de la educación de hoy, y en sus manos está el futuro de la sociedad, pero para eso debe mejorar la calidad de los centros de estudio en el más amplio sentido de la palabra, tal como lo vivió Santo Tomás de Aquino en la Sorbona parisina en pleno siglo XIII, donde la enseñanza era universal en los conocimientos y el estudiante tambien era universal en sus experiencias, porque era itinerante.
Para los lectores y amigos de El Olivo informo que mañana NO es mi onomástica. Gracias.
Tomás de la Torre Lendínez