Las tres manos unidas por la paz
Esta foto vale por mil reflexiones. Las tres religiones del Libro. Las tres religiones monoteístas enlazan las manos para pedir la paz en la tierra de Jesús de Nazaret.
Desde Abraham aquella tierras están habitadas por los judios. Nuestros hermanos mayores en la fe, con quienes Dios hizo un pacto de amistad y de amor, que está contado muy bien a lo largo de la toda la Biblia. Es el mismo Dios quien anuncia la llegada del Mesías.
Cuando nace el Mesías prometido, no es reconocido por el judaismo imperante, quien ciego de altanería, lo mata clavándolo en la cruz, aunque Jesús, el Hijo de Dios resucitó al tercer día según lo habia anunciado. A sus discipulos les dice que lleven el evangelio hasta el último rincón de la tierra.
En la fiesta de Pentecostés, en aquella tierra santa, nace la Iglesia con la presencia del Espíritu Santo, representado en forma de lenguas de fuego, que lo reciben los apóstoles reunidos en el Cenáculo. Desde aquellas tierras, Pedro y Pablo extienden el evangelio del Señor por toda la cuenca del Mediterráneo. En Roma se instala Pedro y sus sucesores.
Por tierras de Arabia y Palestina, nace el Islám, su fundador lo apoya en el libro del Corán, donde aparecen varias similitudes con el judaismo y el cristianismo. Al principio se impone por la fuerza de la “guerra santa".
Con estos ingredientes y otros más hondos, se entienden las cruzadas como formas de reconquista por parte de los cristianos de aquellas tierras santas.
Más tarde, esas mismas guerras de religión se producirán en el suelo de Europa con el nacimiento de la reforma protestante.
Un loco perdido, gobernando Alemania aplasta a varios millones de judios. Estamos en el centro del siglo XX. Acabada aquella locura la comunidad internacional cree que un modo de solucionar el asunto en el futuro es devolver la tierra a sus primeros dueños: el pueblo judío. Nace el Estado de Israel. Año 1948.
La convivencia entre los islamitas y los judíos se salda a la fecha de hoy con más de seis guerras. Con multitud de atentados terroristas. Yo he sido testigo directo de dos de ellos. Me he tirado al suelo en Jerusalén ante un hombre bomba que explotó un centro de comida rápida con sello americano. El saldo fueron más veinte muertos y diversos heridos.
Ahora, ha llegado Benedicto XVI y ha rezado por la paz y la convivencia. Y ha denunciado el muro levantado entre los palestinos y los judios. Y les ha recordado que allí pueden convivir los dos pueblos, las tres religiones, y la infinidad de extranjeros que allí estudian, rezan, cantan y alaban al monoteismo.
Ante esta foto solamente elevo una oración por la definitiva paz en aquella tierra santa, donde durante tantos siglos se ha derramado sangre inocente sin ningún resultado, ya que todos allí están condenados a entenderse y vivir en paz y armonia.
Tomás de la Torre Lendínez