"Da color a tu vida. !Cuidado con los puntos negros¡
Con la llegada del verano y las consiguientes vacaciones, el número
de vehículos que circulan por nuestras carreteras aumenta
considerablemente. Desde la Dirección General de Tráfico (DGT) se
esperan 84 millones de desplazamientos entre los meses de julio y
agosto.
Por ello, y coincidiendo con la festividad de san Cristóbal, patrón
de la conducción, la Conferencia Episcopal Española celebra hoy
domingo la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico.
Con el lema elegido este año, “Da color a tu vida. ¡Cuidado con los
puntos negros!”, los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones,
invitan a los católicos a una serena reflexión y a actuar juntos en
este importante escenario de la movilidad.
Por un lado, los obispos españoles apuntan, en el mensaje con motivo
de esta jornada, la belleza de la carretera y caminos, “el color de la
comunicación, la belleza del paisaje, la llegada a la meta y el
encuentro, el color de la seguridad y de la vida”.
Como contraste, señalan las escalofriantes cifras “de víctimas
mortales y no mortales de los accidentes de tráfico”. En el año 2008
hubo en el mundo 1,2 millones de muertos y 50 millones de heridos
debidos a accidentes de tráfico, unas cifras que califican de
“inaceptablemente altas”, y que se prevé que continúen subiendo a menos
que se tomen medidas efectivas para evitarlo.
Los obispos recuerdan en el mensaje “el notable descenso”, del 49,2%,
en el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico en España:
de 4.295 en el año 2000 a 2.181 en el año 2008. “Pero -indican los
obispos- no es para estar totalmente satisfechos. Es mucho el trabajo
que aún queda por hacer”.
Además, invitan a “un uso responsable del vehículo en la carretera,
en general, pero especialmente en esos puntos donde existen más
probabilidades de que se produzca un accidente”. Los prelados españoles
recuerdan que “junto a estos puntos negros, en sentido estricto,
existen otros asimilados, tales como el uso, mientras se conduce, del
teléfono móvil, el alcohol, el exceso de velocidad, la
irresponsabilidad en el mantenimiento y puesta a punto del vehículo, el
consumo de estupefacientes, etc. La “tolerancia cero” es obligada en
todos estos casos”.
El cristiano, conocedor del valor que Dios concede a toda vida
humana, debe comprender que el viajar, “no sólo representa un
desplazamiento físico de un lugar a otro, sino en su dimensión
espiritual, el viaje relaciona a las personas, contribuyendo a la
realización del designio de amor de Dios”.
Tomás de la Torre Lendínez