En este mismo blog saludamos la salida del Diario Ya, en formato digital. Fue en el otoño pasado y se puede encontrar en la memoria del blog. Dejé por escrito aquí que había crecido con la tinta y el calor de las páginas de papel del desaparecido diario Ya. Y le deseaba mucha suerte. Pero nunca puede ser un diario digital cuando cerró todo el mes de agosto. Ni tampoco cuando los fines de semana cuelga un “cerrado hasta el lunes".
Y menos, cuando utiliza los medios propios de una prensa pasada de vueltas. Concretamente, el pasado jueves colgó esta encuesta:
“Se ha registrado su voto.
¿A quien escuchará esta temporada en las mañanas de la radio?
A Losantos en su nueva EsRadio
66% (987 votos)
A Nacho Villa en COPE
12% (173 votos)
A Eduardo García Serrano en La Inter, ahora de Intereconomia
10% (154 votos)
A Carlos Herrera en Onda Cero
9% (133 votos)
A ninguno de estos. Me inclino por la SER, RNE o Luis Del Olmo.
4% (57 votos)
Total de votos: 1504″
Y ayer colocó esta interpretación de la misma encuesta:
“Liberalismo en las ondas, liberalismo en la Red
La Lupa del YA. Este nuevo curso periodístico ha devuelto la coherencia a las ondas, y en el espectro radioeléctrico cada voz se ha adecuado de forma coherente a su medio. Algo que desde hacía años había dejado de ocurrir en la cadena COPE. Chirriaba, y mucho, que tras tantos años de ser condenado el liberalismo por la Iglesia, nada menos que un marxista metido de forma sospechosa a liberal, liderase la programación de la emisora de los obispos. Coincidiendo con los cambios en las parrillas de programación, desde diarioya.es lanzamos un curioso experimento sociológico en el ámbito de esa variedad de mentira que siempre ha sido el género de la encuesta, cuando es manipulada.
Y empezamos a preguntar, con disimulada candidez, por las preferencias de nuestros lectores al sintonizar el transistor mientras arrancan el día. Y empezamos a observar, con espontánea hilaridad, el dictamen del oráculo.
El maoísta converso acababa de levantar la persiana de su nuevo tenderete en las ondas, y cogimos al mercader en plena actividad promocional de su cosa. Buena oportunidad, pardiez, para construirse un ejeeme a medida. Pues claro, debió pensar el turolense. Nada de mano invisible actuando sobre el mercado. Intervencionismo a tope, sí señor, como había defendido en los viejos y buenos tiempos de juventud.
Entre agnóstico y ateo, el vocero de la mañana no cree en los milagros. Entonces, los fabrica. Ale, ale, a votar. Venga, chicos, que se note que hemos aprendido de Gabilondo y su día de gloria. Sí, sí, cuando llevó en volandas a ZP a La Moncloa. Primero, disimulando, sin que se note demasiado, la puntita nada más.
Después, a todo trapo, con llamamientos más o menos encubiertos desde el micrófono. Venga, ahora a calzón quitado. Y, voilà, líder indiscutible en la falsedad encuestada.
Cuando empezamos a observar -cosas que tiene esto del periodismo en la Red- que buena parte de los votos provenían de los ganchos que certeramente habían ido colocando en las diferentes logias liberales que en Internet tienen al ínclito como maestro, nos sucedió como a los bancos. No dábamos crédito.
Karl Kraus, visionario de la libertad de prensa en la Austria de los años veinte, veía en el periodismo de su tiempo el disfraz de un “imperio criminal” exaltado a tribunal supremo de lo que se debe hacer en cada caso. En esto, parece que se cumple aquel pseudoaforismo de que cualquier tiempo pasado fue mejor, y los periodistas orgánicos de nuestro tiempo saben que ni los políticos ni las masas que conforman nuestra sociedad son ya como aquel príncipe que todo lo aprendió en los libros.
Ahora políticos y masas tienen como único referente el periodismo orgánico audiovisual. Y hay que sacar liberal beneficio de ello. Goebbles y Queipo de Llano no dejaron de ser párvulos en el arte de la manipulación a través de la radio.
Sin duda, asistirían orgullosos a las infinitas posibilidades que han ido descubriendo sus discípulos del siglo XXI. Ellos adoraban a Federico Nietzche.
Ahora son otros federicos lo que buscan adoración.”
Ante todo esto, invito a los lectores que lo deseen que expresen aquí sus comentarios. Muchas gracias.
Tomas de la Torre Lendínez