En el artículo de ayer hubo diversas reacciones en los comentarios. Todos respetuosos y respetables. Uno de ellos lo deseo destacar hoy. Es el siguiente:
“24.09.09 @ 15:07 ·
En respuesta a: Elena Salgado en Cope y sus consecuencias
Comentario de: : desencopado.es [Visitante]
El padre Bru sigue la senda recta de la realidad en la que vive y de ahí sus juicios. El padre Bru habla de radio bien hecha y buen periodismo, y sabe de lo que habla. Un periodismo fuera del tiempo y del espacio, una cosa teórica que siempre quedará bien. El periodismo de PRISA está lleno de estas proclamas del buen periodismo.
Aparte de las entrevistas hay otros modos de saber hasta donde llegan los planteamientos, por ejemplo, las diatribas orales y escritas del periodista Nacho Villa contra el socialismo que perseguía a la Cope y atacaba a las libertades hicieron creer a mucha gente que sabía cuáles eran sus planteamientos, entonces Nacho Villa sacaba otra información, su tarea es “sacar” una cosa u otra, según convenga y por eso sabemos que es un buen periodista. Las afirmaciones sobre el buen periodismo que hace el padre Bru nos permiten ver el alcance de sus planteamientos. En cuanto a lo de la sustitución de los diputados si los criticas, ¿qué planteamiento tenemos aquí?.
Los teólogos (tienen título de Teología sacado en alguna institución religiosa pues no se estudia en el Sistema Educativo) que escriben en “El País” y salen en los telediarios dicen que los obispos pretenden imponer su moral y carecen de argumentos serios, políticos, científicos, etc., además dicen que las decisiones políticas son superiores y se imponen en cualquier asunto público, al menos cuando mandan los socialistas. Cuando el gobierno del PP legislaba en política internacional o económica con evidente éxito, los sindicatos le montaron una huelga general y les llamaban “asesinos", ¿pretendían los sindicatos sustituir a los diputados?.
El padre Bru sólo encuentra el argumento de hacer pasar a los obispos por “los ciudadanos", forman parte del pueblo soberano, y niega que pretendan la sustitución sino solamente expresar su punto de vista. Lo cierto es que no hay nada malo en sustituir a los diputados, es lo que hacemos cada cuatro años y ponemos otros que también serán sustituidos. Para que las opiniones políticas de cada cual tengan valor legal en una sociedad democrática tiene que sustituir mediante votación a los diputados que no las defiendan. Es algo elemental.
Aquí ronda el morbo de recordar que la Iglesia es uno de aquellos “poderes fácticos” y que trata de manejar la política, la criminalización de la Iglesia es una idea muy vieja en la historia política española que le ha costado la vida a muchos religiosos. La idea es que la Iglesia Católica es la que da fuerza a las fuerzas políticas de derecha y si acabamos con los curas, el resto se cae solo. Los diversos intentos del catolicismo de reconocer y llevarse bien con el socialismo clásico no le sirvieron para desterrar esta mala fama. Sin embargo en la Iglesia Católica hay muchas divisiones y muchos líos y no es la fuerza orgánica que presentan algunos; en el pujolismo se veía claramente que la Iglesia ejecutaba la política nacionalista catalana en misas y colegios a cambio de ricas suvenciones aparte de que el clero catalán creyese en la bondad de la homogeneidad pujolista, la uniformidad con dinero por medio es algo muy catalán.
La ministra aventa ese fantasma que siempre ha sido una maligna exageración del socialismo español, el padre Bru se apresura a situar a la Iglesia en el mundo civil, los obispos pasan a “ciudadanos creyentes” y la ministra “debe respetar-les, escuchar-les” (el referente de este pronombre ‘-les’ no está claro, no es “los obispos” sino un conjunto difuso de sustantivos que reúno en la expresión “los ciudadanos creyentes"; ya se sabe que ZP y sus elegidos tienen tanto respeto por los ciudadanos que se han asegurado de imponer una formación del espíritu ciudadano donde todo es puro respeto a lo que ZP diga que es un ciudadano debidamente formado y examinado por los excelentes profesionales de la Educación).
Y a cuenta de esta transformación el padre Bru hace unas extrañas cabriolas de teoría política de modo que no está claro si la Iglesia es el pueblo soberano o los ciudadanos creyentes o algo parecido, es muy confuso. Por supuesto para estar contra el aborto no hace falta ser sólo creyente y la Iglesia Católica presenta argumentos ajenos a lo religioso pero el padre Bru lo concentra todo en “creyente” además de ciudadano. En fin, no creo que a un legislador socialista le costase mucho esfuerzo echar abajo el argumento del padre Bru y casi puedo leer lo que respondería un teólogo de “El País” aunque nunca he entendido porqué la Teología se ocupa de estos asuntos, será que tienen solucionadas las cosas difíciles.
Sería estupendo que el padre Bru entrevistase a Jordi Pujol a propósito de Montesquieu, a lo mejor comparten puntos de vista. Jordi Pujol estaba encantado con los ciudadanos creyentes si aceptaban el pujolismo y nadie ponía problemas a esa transferencia de creencias; un detalle: ningún pujolista estará en la manifestación contra el aborto, el señor Arzobispo ha convocado a la Iglesia de Cataluña para ese día sin falta. Y sería interesante comparar al ciudadano creyente con el ciudadano educado de ZP, un ignorante al que da vergüenza escuchar pero tiene la magia del socialismo.
Este cruce de tonterías donde cada cosa sustituye a otra es el buen periodismo. Yo no sé lo que será eso pero el padre Bru lo sabe. De momento queda la idea de que el buen periodismo es la parte previa a la formación de juicios sensatos sobre la realidad. La función del periodismo corporeizada en Nacho Villa, parece, es sacar esta o la otra información. En este caso la Cope ha sacado a antena que los obispos atentan contra los diputados en su representación institucional, las escandalosas revelaciones de la ministra socialista confirman al padre Bru que estamos ante el buen periodismo de la nueva Cope, su emisora favorita, su programación perfecta, y el padre Bru lo explica.
El socialismo tiene una versión triunfante y muy elaborada de todo lo que pasa y siempre la van a soltar y no se apartan nada de su versión, de eso viven y muy bien y tienen los medios para seguir durante mucho tiempo, sus contradicciones sólo son matices, sus estupideces son ideas sobre la mesa, sus ideas son el precio del futuro, ¿qué esperaban oír de la ministra?. No sé yo si habrá muchos jucios sensatos en el articulo “El espíritu de las leyes", del padre Bru; lo que hay es, simplemente, periodismo y muy vulgar, una redacción desordenada. Para estar en la realidad del periodismo no hace falta más.
Es interesante seguir la incansable defensa que el padre Bru va haciendo de la nueva programación de la Cope. Por fin nos vamos a enterar de lo que es el buen periodismo. Las noticias comentadas del padre Bru, sin duda estamos ante una sección rompedora.”
Junto a este comentario, un lector de Alfa y Omega me envía una carta publicada en el semanario el 17 de septiembre. Es la siguiente:
“Homenaje a Ruiz-Giménez
Me sumo al homenaje que mi querido hijo Manuel María Brú Alonso dedica en Alfa y Omega a nuestro llorado
Joaquín Ruiz-Giménez. Durante su etapa ministerial, no sólo rescató nombres de pensadores patrios excluidos, también restituyó a las aulas a miles de maestros depurados. Antes que la Pacem in terris (1963), ya le había impactado la Mater et Magistra (1961); desde antes, durante y después, el Concilio Vaticano II, con la Gaudium et spes entre sus Constituciones, fue para él fuente constante de pensamiento y acción. Y no digamos la Populorum progressio (1968), tantos de cuyos principios económicosociales nos trajo al programa de Izquierda Democrática. Calvo-Sotelo le vetó para Defensor del Pueblo, y fue designado en 1983 a petición del Gobierno socialista. Congratulémonos de su ulterior presidencia de UNICEF/España, donde, quienes colaboramos con él, comprobamos cómo sus excepcionales cualidades consiguieron hacer de la española una de las primeras secciones estatales de esta Organización de la ONU. Carlos María Brú Purón
Madrid".
Como siempre dejo a los lectores sus comentarios. Muchas gracias.
Tomás de la Torre Lendínez