Juan Pablo II a los altares pronto
Todos los indicios apuntan a que Juan Pablo II pueda ser beatificado en la primavera que viene. Se piensa que será la plaza de San Pedro el lugar elegido. Y el celebrante principal su sucesor Benedicto XVI, quien presidió el entierro en otra mañana de la primavera romana.
Los que fuimos testigos directos, en aquel sitio, supimos que el pueblo cristiano, allí congregado, lo elevó a los altares por aclamación, como tantas veces se hacía en la antiguedad cristiana. El ambiente reinante, el dolor por la pérdida del Papa, la seguridad de que estaba en el cielo, hizo clamar al pueblo en voz y en pancartas: !Santo Súbito¡.
Nunca me había encontrado en un entierro papal. Siempre lo había seguido por los medios de comunicación. En aquellas fechas tuve la gracia de Dios de estar entre los sacerdotes concelebrantes y fuí uno de los que repartí la Sagrada Comunión a los fieles. Estuve situado cerca del arco de las campanas, que fue donde me asignaron, bajo la sabia organización litúrgica que solamente en Roma saben llevar a cabo.
Aquella Eucaristía de la despedida del Papa me dejó marcado para siempre. Cuando ahora me encuentro que de modo bastante cierto puede ser beatificado para la primavera, haría lo posible, cuando se conozca la fecha exacta, por estar en Roma. Sería la culminación y el complemento a la experiencia de ver enterrar a un Papa, tan querido por todo el mundo.
Ahora mismo estoy mirando el pequeño cuadro que dispongo de la bendición papal de Juan Pablo II, fechada en Roma el 2 de febrero de 1979, a los pocos meses de ser elevado a la sede de Pedro, y le ruego por todos los sacerdotes del mundo, para que en este año de la espiritualidad sacerdotal, sigamos fieles a la voz del único y eterno sacerdote, el Señor Jesús. Y que los actuales jóvenes sean valientes cuando oigan la llamada del Señor a seguirle en la vida sacerdotal.
A los lectores les propongo esta misma oración al Señor. Muchas gracias.
Tomás de la Torre Lendínez