En Libertad digital encontramos recogidas las siguientes declaraciones de don José Bono:
Europa Press
“El presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, recomendó a los obispos “estar más preocupados” por llenar las iglesias de jóvenes que de echar de ellas a la gente en la entrevista que concedió a la revista Vida Nueva y a la que ha tenido acceso Europa Press.
Además, en referencia a algunos obispos españoles, señaló: “La opinión de quienes prefieren verme fuera de la Iglesia, excomulgado, condenado por herejía o ateo militante, la verdad es que no me interesa". En este sentido, añadió que los obispos deberían ser “más pastores y menos jueces o profesores de dogma".
En su opinión, “sería peligroso que la Iglesia española se dedicara a incomodar o señalar con el dedo a quien no comparte todos los criterios de determinado cardenal u obispo, por mucho poder que tengan". “Yo aspiro a que me dejen vivir en una Iglesia en el que el mandamiento principal sea el del amor, el del perdón, el de la fraternidad, y no el del miedo", agregó.
Tras las declaraciones del secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), quien afirmó que quien vote a favor de la ley del aborto no puede comulgar, Bono dijo que “evitará provocar un escándalo yendo a los sitios donde no me quieran, pero gracias a Dios, la Iglesia es muy amplia, muy universal y muy grande. En este sentido, afirmó haber recibido llamadas de apoyo de otros prelados, como el arzobispo de Valencia.
“Me emociona más el ejemplo de cristianos solidarios”
Por otra parte, el presidente de la Cámara Baja apuntó que la corriente cristiana del PSOE no quiere convertirse en “una corriente de poder interno". “Deseamos ser coherentes y no ocultar nuestros sentimientos religiosos, porque pensamos que una de las maneras más solidarias de renovar el socialismo puede venir de los principios cristianos, del Evangelio".
Según manifestó, se siente “más cerca” del testimonio de Ignacio Ellacuría, de monseñor Óscar Romero o de Nicolás Castellanos que de cualquier dogmático fundamentalista del pensamiento marxista. “Me emociona más el ejemplo de cristianos solidarios que entregan su vida por los demás que el discurso mitinero y radical de quien sólo busca votos", agregó.”
En la etapa democrática admiro a las personas que tienen cargos institucionales de gran relieve nacional y nunca expresan sus sentimientos religiosos y los viven a su manera, que solamente juzgará Dios. El Rey Juan Carlos I no ha terciado públicamente nunca desde el punto de vista religioso haciendo gala de su cristianismo y menos todavía meterse con la doctrina de la Iglesia y sus obispos intentando pescar en el río revuelto.
Los presidentes del gobierno que hemos conocido, salvo algún caso raro, han optado por tener sus creencias religiosas o laicas sin hacer banderín de enganche de ellas. Han tratado a los obispos por razones del cargo de la presidencia del gobierno y ahí se han quedado. Nunca han entrado en poner frente a unos obispos contra otros.
Los mismos presidentes de las Cortes han sido gente que no han entrado a formar parte de la galería de retratos de parlanchines de política práctica, fuera del recinco del hemiciclo. Han sido hombres y mujeres que ha sabido llevar con gala elegante su posición de tercera autoridad del Estado, procurando tener y representar sus funciones institucionales previstas en la Constitución.
Desde que el señor Bono ha llegado a la presidencia del parlamento español, y ha hecho declaraciones sobre su opción cristiana, a la que tiene todo el derecho de pertenecer y practicar; y, ante la tesitura de la doctrina de la Iglesia sobre el aborto, el señor Bono ha dosificado sus apariciones y declaraciones, siempre realizadas desde sus propias convicciones, pero lanzando una andanada de los cañones de babor y estribor contra la unidad del episcopado español a quien colorea de todas las formas posibles.
A mi parecer la tercera autoridad institucional del Estado debería ser más prudente, más respetuoso, más moderado, más caritativo hacia los pastores de la Iglesia española. Si está molesto que lo hable directamente con la cúpula de la Conferencia Episcopal Española, pero que se deje de bajar a la arena de la política, creyendo que él se beneficia de sus homilías laicas repartidas en los medios de comunicación.
Con esta postura no dignifica el cargo que ostenta, ni respeta a los pastores de la Iglesia, a la que tanto dice amar el señor Bono, a quien le deseo que supere su verborrea que no beneficia a los cristianos españoles ni a él mismo, pues el público pasa olímpicamente de sus declaraciones.
Tomás de la Torre Lendínez