A fecha de hoy la Basilica del Valle de los Caídos sigue cerrada. Se puede leer en la siguiente dirección:
http://www.cuelgamuros.com/horarios.htm
El pasado 21 de febrero, en este blog, hablamos de este asunto. Hubo varios comentarios, firmados por los lectores. Uno de ellos parecía tener información privilegiada como se puede observar en este primer comentario:
“Comentario de Antonio Torres
En honor a la verdad, las noticias que circulan y que con profunda satisfacción comparto con ustedes, es que desde el Ministerio de la Presidencia se le ha garantizado a la Comunidad Benedictina que todo volverá a la normalidad a partir del próximo uno de Marzo, incluso antes. Cierto que, como ha sido habitual en los últimos años, se trata de una inestable normalidad que la Comunidad Benedictina ha venido sufriendo y sorteando con enorme paciencia y encomiable humildad a lo largo de los últimos años. Pero no hay por qué dudar de la palabra dada por el Gobierno del Reino de España ni de la fuerza de la oración de un considerable número de personas, demócratas y acérrimas defensoras de la libertad de todos los españoles que, creyentes o no, deben ser rigurosamente respetados en sus derechos fundamentales y garantías individuales, para poder profesar libremente la religión y el culto que elijan, así como poder acceder libremente a los lugares de culto correspondientes, sin más limitaciones que las contempladas en el Derecho Canónico y las establecidas por las autoridades eclesiástica nombradas al efecto, ya sea en la Basílica de El Escorial, en la Basílica Pontificia del Valle de los Caídos, o en cualquier otro templo destinado al culto. Un número sorprendentemente cada vez mayor de personas permanecen a la expectativa de que el gobierno cumpla su compromiso y que, finalmente, todo quede reducido a un puntual y desagradable malentendido. La Basílica Pontifica de la Santa Cruz, así como la Abadía del mismo nombre y el conjunto del Valle de los Caídos, es un lugar de culto que millones de españoles católicos tienen todo el derecho a que se respete y, de la misma forma, los españoles y extranjeros que profesan otras religiones o ninguna, tienen a su vez todo el derecho de acceso para disfrutar de su belleza y de su irrefutable valor histórico, nos gusten más/o menos/o nada Felipe II, Franco o Dolores Ibárruri, lo cual debe circunscribirse a la libérrima opinión de cada persona y expresar de la manera que apetezca, conforme a las Leyes que nos rigen. De haber prosperado las intenciones del gobierno para cerrar de forma ilegal e ilegítima ese extraordinario lugar de culto, se habría incurrido en una flagrante violación de la Constitución Española, del Código Penal, de la Ley de Libertad Religiosa, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de los acuerdos entre la Santa Sede y el Reino de España, de la Ley de Memoria Histórica, así como de otra leyes y acuerdos. Ante tamaño exabrupto, de tan nefasto recuerdo histórico, un considerable número de españoles y extranjeros, creyentes y no creyentes, no habrían tolerado un desatino tan extravagante como temerario. Habría supuesto un escándalo de proporciones insospechadas que el gobierno democrático de un país europeo actuase con el fanatismo de esos regímenes fundamentalistas de algunos países árabes y asiáticos, donde se vulnera constantemente y se cercena la libertad religiosa de los cristianos, cerrándose templos católicos al culto y, todavía más, sembrando la poderosa semilla de los mártires del siglo XXI. La prudencia y sentido común del Gobierno del Reino de España ha sido pues encomiable y no queda sino agradecer el cambio de actitud y la decisión tomada para volver a la normalidad. Ojalá y así sea.
21/02/10 2:54 PM”
Al día siguiente, el mismo lector escribió lo siguiente:
“Comentario de Antonio Torres
Hay mucha gente que por motivos religiosos están y estamos dispuestos a sumarnos con nuestro apoyo económico, en la medida de nuestras respectivas posibilidades, para sufragar los costos de restauración y mantenimiento de las instalaciones del Valle de los Caídos, y ha sido de esa forma como se procedió a la limpieza de la cúpula en el interior de la Basílica de la Santa Cruz, lo cual se hizo contando con el beneplácito de los técnicos y funcionarios de Patrimonio Nacional. La santa Comunidad Benedíctina allí asentada, si se cumplen los acuerdos vigentes y se respeta la Ley, podría coadyuvar con el Estado en las tareas de conservación y limpieza del conjunto de las instalciones mencionadas a través de los recursos económicos obtenidos a partir de sus benefactores, como ocurre en la Abadía de Monserrat y otras de similares características. En esa línea se estaba trabajando cuando se dieron los malos entendidos referidos más arriba y que, al parecer, han quedado superados y han llevado a las partes involucradas a comprometerse a la total apertura el próximo uno de Marzo. Con respecto al silencio de determinados partidos me reservo mi personalísima opinión; y con respecto a la Iglesia, dígase Archidiçocesis de Madrid, por supuesto que está siguiendo puntualmente el asunto y que, con la prudencia, eficacia y buen hacer que caracteriza a nuestro Cardenal y a sus colaboradores, han hecho y harán lo que corresponda en cada momento. ¿La ciudadanía? En España el 80% de los ciudados nos declaramos católicos, pero la inmensa mayoría ignoramos qué significa en puridad ser católico y cuánto de grande y eficaz es el poder de los sacramentos y de la oración. Yo, entre ellos, soy responsable de no cambiar interiormente para que así cambie el mundo que me rodea.
22/02/10 2:23 AM”
Pues bien, ha pasado el 1 de marzo y todavía sigue el Valle de los Caídos cerrado, según hemos indicado al comienzo de este artículo.
Para acabar ofrecemos otra propuesta de Manifiesto en relación con el Valle de los Caídos, firmado por el historiador don José Andrés Gallego. Dice así:
“1. Nos parece que debe ser sometido a estudio y, en su caso, a debate lo que viene afirmándose sobre el origen del Valle de los Caídos y la procedencia de destruirlo o de cambiar su finalidad. Como historiadores, lo hemos estudiado y hemos llegado a las conclusiones siguientes.
1.1 La afirmación de que el monumento fue construido por 20.000 presos políticos en condiciones de esclavitud o trabajos forzados y pésimas condiciones de trabajo no se corresponde con lo que han llegado a concluir quienes han investigado ese hecho sobre los documentos que hay disponibles hasta este momento.
1.2 Según la documentación disponible, la mayoría estaba formada por trabajadores libres, claro es que asalariados. El número de reclusos que tomaron parte en la construcción debió oscilar entre 2.000 y 2.500 personas durante seis de los dieciocho años de la construcción. Todos ellos, comunes y procedentes del Frente Popular, estaban condenados por delitos graves.
1.3 Los presos cobraban el salario normal como los libres, y redimían penas a razón de varios días de condena (hasta 6 a veces) por cada día trabajado, y lo hacían lógicamente, de modo voluntario. El número de muertos por accidentes (catorce) fue muy reducido para una obra de esa envergadura. La vigilancia era escasa pero casi ningún preso escapó.
1.4 Si las afirmaciones que se han hecho en otro sentido –como lo referido a que fueron 20.000 los presos “políticos” en condiciones de esclavitud–, proceden de documentación fehaciente, todos los españoles tenemos derecho a conocerla.
2. Teniendo en cuenta el sinnúmero de monumentos artísticos que hay en todo el mundo en los que sí consta de forma fehaciente que trabajaron esclavos y cuya demolición no se le pasa a nadie por la cabeza, sean las pirámides de Egipto o la Gran Muralla, no cabe obviar la naturaleza precisamente artística y monumental del Valle de los Caídos, ni el hecho –enormemente significativo– de que sea uno de los lugares más visitados de España. Destruir monumentos de esa envergadura –es una señal de barbarie.
3. Los impulsores de la construcción del Valle de los Caídos, lo presentaron como un símbolo de victoria, y después de reconciliación, razón por la cual dieron sepultura en él a soldados de ambos bandos, y allí siguen sus restos. Lo que procede, por tanto, es hacer que sea real esa reconciliación y que el Valle de los Caídos sirva aún más para ello. Su carácter mortuorio es el más apropiado, a nuestro juicio, para un monumento destinado a la reconciliación que sigue a una guerra civil. Es desde luego justo que, a los familiares de los enterrados en el Valle de los Caídos, se les mantenga lo que ya tienen, que es el derecho a trasladar los restos a otro lugar, si es que lo desean, y que se dé asimismo la posibilidad inversa a quienes quieran, claro es que sin que lo uno o lo otro suponga dispendio económico. No hay constancia de que Franco hubiera decidido ser enterrado allí, decisión que correspondió en su momento al rey Juan Carlos.
4. No queremos ocultar que nuestra primera impresión –evidentemente, provisional– ante las asociaciones concretas que han hecho mayor eco a aquella otra versión de lo sucedido –la de los 20.000 presos “políticos” forzados– es que se trata de grupos financiados con cargo a los presupuestos del estado y, concretamente, de lo previsto en la ley de la denominada Memoria Histórica. Tienen doble obligación, por lo tanto, de probar lo que dicen. Viven a costa de todos los españoles. Y, en todo caso, deben ser consecuentes con lo que los españoles necesitamos en este momento, que es conseguir que tengan trabajo los millones de personas que no lo tienen, en parte porque el dinero se destina a otras cosas bastante menos urgentes y, en ocasiones, menos dignas.
5. En último término, se trata de que se callen de una vez aquellos a quienes el socialista Zugazagotia (fusilado por los nacionales en 1940) llamó “jugadores de la política", que suelen impulsar odios en la sociedad por medio de lo que otro socialista eminente, Julián Besteiro –que murió ese mismo año en la cárcel– llamó “Himalayas de mentiras". Que lo dijeran dos personas que iban a morir precisamente en la represión que siguió a la guerra no quita fuerza a sus palabras, sino todo lo contrario: invita a empeñarse en acabar con cualquier dialéctica de revancha y mentira.”
Esperemos que llegue pronto la apertura de la Basílica del Valle de los Caídos. O que alguien con autoridad religiosa se pronuncie de forma oficial. La información oportuna evita malos entendidos.
Tomás de la Torre Lendínez