En memoria de don Bernardo, administrador fiel y prudente
Acabo de conocer, gracias a una llamada de Luis Fernando, la muerte de don Bernardo Herráez, presidente de honor de la cadena Cope. Es una gran pérdida para la Iglesia en España, para la Conferencia Episcopal Española que mañana se reune en Madrid, y para la cadena de radio a la sirvió desde la sala de máquinas y desde los puestos de responsabilidad cuando fue llamado a ellos.
Don Bernardo era un castellano íntegro: sencillo, atento, inteligente, parco en palabras y en costumbres, amigo fiel de todos sus amigos, conocedor de las miserias humanas, trabajador constante en el campo de las finanzas eclesiales y, sobre todo, sacerdote de Cristo por encima de las olas por las que surcó con su barco querido, que era la Cadena de Ondas Populares Españolas, que él mismo, junto a unos pocos, sacó de una multitud de emisoras sueltas repartidas por las tierras de España.
Todos los que hemos pasado por Cope, a nivel local o regional, hemos tenido la oportunidad de tratarlo en reuniones, en conversaciones personales y en diálogos fraternales. Siempre sobresalía su saber escuchar, su fino sentido del humor, sus sentencias clarisimas, y sus conclusiones critalinas.
Dentro de Cope, todos le llamaban “el Cura". Por algo era. Era un cura de pies a cabeza. Las fricciones, las alegrías, las penas, las conquistas, las derrotas, todo pasaba por sus manos, tanto cuando había que premiar como cuando había que llamar la atención a cambiar la conducta de alguien.
Don Bernardo ha dado a la Conferencia Episcopal Española la estructura económica que actualmente tiene. Sugiero a los obispos que mañana se reunen en Madrid, lo tengan presente en la Eucaristía concelebrada que tendrán en la Catedral de la Almudena para que el Señor le premie todo lo que ha hecho a lo largo de su vida por la Iglesia en España.
También sugiero que la empresa Cope, aunque está atravesando duros tiempos económicos y de oyentes, coloque alguna placa en el despacho que siempre tuvo don Bernardo. Con otros trabajadores de la casa fallecidos lo han hecho.
Ruego a los lectores que recen por el eterno descanso de su alma. Era un cura amigo con un mente clara para las finanzas y la dirección empresarial, seguramente el Señor le confíe en el cielo alguna pequeña oficina para que siga rezando por todos nosotros que aún caminamos hacia la Casa del Padre.
Descanse en paz, don Bernardo Herráez, un cura sencilo y humilde, pero muy efectivo. Siempre se marchan los mejores en tiempos difíciles.
Tomás de la Torre Lendínez
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