Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición Jaén, página 26.
Ayer en toda la Iglesia se celebró la fiesta del Papa San Pío X. Fue sucesivamente sacerdote con cargo parroquial, obispo de Mántua y después patriarca de Venecia. Al final lo eligieron Sumo Pontífice y adoptó una forma de gobierno con la que quería instaurar todas las cosas en Cristo. Para acometer dicho propósito realizó sus tareas con sencillez de ánimo, pobreza y fortaleza. Entre ellas, promovió entre los fieles la vida cristiana por la participación en la Eucaristía, la dignidad de la Sagrada Liturgia y la integridad de la Doctrina.
El Papa Benedicto XVI ha recordado, el pasado miércoles, a su predecesor al cumplirse un siglo de las normas dictadas a favor de adelantar la Primera Comunión a la edad del uso de la razón, es decir sobre los siete años. Este hecho ha levantado las alarmas en toda la Iglesia donde algunos pastoralistas, opinadotes y hasta un cardenal, han sugerido que sería algo necesario volver a que los niños de siete años hicieran en ese momento la Primera Comunión. Algo que choca con la costumbre actual.
Ahora mismo, los niños, por lo menos los habitantes de la provincia de Jaén, llegan a la Eucaristía en cuarto curso de la enseñanza primaria, que suele equivaler a los diez años, tras pasar cuatro años de catequesis parroquial y familiar.
La actual experiencia pastoral enseña que la perseverancia de los niños, una vez hecha su Primera Comunión, en la catequesis parroquial no pasa del veinte por ciento y que va disminuyendo según crecen en los años, llegando hasta la recepción del sacramento de la Confirmación, que se recibe en el cuarto curso de la enseñanza secundaria obligatoria, a ser de unos cuatro o cinco jóvenes los que son confirmados.
En todo este proceso se debe tener en cuenta la familia del niño. Existen padres que cuando termina su hijo de recibir al Señor en la Eucaristía le motivan a que sea constante en la asistencia a la catequesis parroquial y llegue a la Confirmación, sacramento necesario para contraer matrimonio canónico en la Iglesia Católica. Pero una mayoría de familias son un freno a la perseverancia de sus hijos en la catequesis.
En el supuesto de que se volviera a recibir la Primera Comunión a los siete años, también, habría que adelantar la edad de ser confirmados, y se evitaría las deserciones que ahora mismo se están dando y a lo mejor, el protagonista, el niño no estaría tan pendiente del circo de regalos y agasajos que existe alrededor de la actual forma de recibir la Primera Comunión.
Mi opinión personal es volver a los tiempos de San Pío X: comulgar por primera vez a los siete años y a los siguientes inmediatos impartirles la Confirmación. Se debe acabar con el batiburrillo montado por la sociedad de consumo sobre la Primera Comunión. De lo contrario, seguiremos como hasta ahora: repartiendo a Jesús Sacramentado en la mitad de un sarao litúrgico, familiar, parroquial y social, cuyos frutos vacíos vemos a diario y no le ponemos solución.
Tomás de la Torre Lendínez