Un católico en el Psoe, el señor Vázquez, exembajador en el Vaticano
En los años de la Transición he visto entrar a católicos en el partido comunista y socialista. Unas veces se aclimataban al sistema, otras saltaban hechos pedazos y en una mayoría amplia perdían la fe cristiana para siempre.
Mientras, el partido socialista, desde su victoria en 1982, tenía que hacerse querer dentro de la sociedad española, los católicos estaban en él con gran convencimiento. Con la llegada de los crímenes de Estado con los GAL, los latrocinios, y demás inmoralidades sociales y económicas, bastantes católicos saltaron las tapias socialistas abominando de sus convicciones.
Cuando en 2004 llegaron al poder, tras el enigmático 11 de marzo, y comenzaron a ejercer de socialistas en sentido estricto: en la educación, en la ingeniería social, en el campo de los derechos sociales, en la legislación abortista, en las vueltas a encontrar una “desmemoria histórica”, en enfrentar a los españoles, en el viejo anticlericalismo, y en otras situaciones que todos recordamos, muchos católicos que estaban en sus filas se han largado buscando un lugar al sol en otro lugar.