Blogueros conversos en Roma
Vengo observando cómo no tener un blog es tomado por algunos como un dato de ignorancia funcional y analfabetismo profesional. No es así ni mucho menos. Son millones los ciudadanos que no saben, ni quieren, ni pueden, ni leen un blog en su vida; y son personas expertas en su profesión, excelentes miembros de su familia, sensatos ciudadanos, y cristianos comprometidos con el Señor y su Iglesia.
Quien me levanta la risa son algunos de los blogueros presentes en la reunión de la semana pasada en Roma. Antes de partir eran bizarros guerreros de la progresía más baratuna: blasonaban sus escudos heráldicos con las armas de haber hundido a un pobre cura candidato a obispo, en las quinielas de los medios informativos; gustaban contar sus hazañas de tirar con flechas bruñidas contra la cúpula del poder centralista madrileño de la Conferencia Episcopal Española; voceaban sus desajustes mentales y cordiales con otros portarles más ortodoxos en la doctrina y en la moral; y señalaban a Roma, cabeza de la Iglesia Católica, como la culpable de miles de males “conservadores” implantados en su recinto, mandando a las fronteras a los “herederos verdaderos” del Concilio Vaticano II.