El cura padrino (no de la mafia)
En la vida de los curas se nos presenta un sinfín de situaciones que son cascadas lógicas de los propios sacramentos que administramos a los fieles y amigos dentro de la vida parroquial.
Ayer tarde, hice por primera vez en mi vida sacerdotal de padrino de una pareja de jóvenes que recibieron el sacramento de la Confirmación de manos del obispo emérito de Cádiz, don Antonio Ceballos, que presidió la ceremonia.
La secuencia de esta situación es la siguiente:
Ahora soy el cura padrino de la Confirmación de Jesús Gabino y de su hermana gemela Carmen Elisa, igual que fui quien les administré el sacramento del Bautismo cuando nacieron, lo mismo que presidí la ceremonia del sacramento del Matrimonio de sus padres Jesús y Carmen.
El padre de ambos hijos repes, es muy cansino, cuando me pide algo nunca sé negarme, porque resulta que lo conozco desde que ejercía la misión monaguilleril, cuando yo era un joven seminarista, en la misma parroquia. Sus padres eran amigos de los míos, residentes en el mismo barrio que había levantado el ardor social de Cáritas Diocesana a favor de las familias necesitadas de viviendas a bajo coste.
Pasaron los años, aquel monaguillo llamó a mi casa a presentarme su novia. Tuvieron que sortear ciertas situaciones complicadas de contenido legal hasta que pude presidir su boda en la parroquia. Tenían un amor y lo tienen a prueba de bomba.
Fruto de ese amor vinieron la pareja de gemelos a quienes hice cristianos en su momento. Jesús, el padre pidón, seguía dándome la tabarra: cuando hicieron la Primera Comunión, acudí a darle a comer el Cuerpo de Cristo.
Jesús, además, de rogar, sabe convencer, porque se mete como los peces en las aguas profundas y todo lo soluciona, con razón come de trabajar en su asesoría laboral y fiscal. Me pidió que el matrimonio deseaba que fuera el padrino de la parejilla de hijos ante el inmediata Confirmación. Le contesté afirmativamente.
Anoche en una ceremonia muy bien conducida por el obispo emérito de Cádiz entré en la exigencia legal del padrinazgo de estos dos jóvenes artistas: Jesús Gabino va para estudiar bachillerato de artes; Carmen Elisa ha salido cantaora y se pega unos solos en el coro donde pone firmes a todos, incluidas las propias columnas de la catedral de Jaén, donde ha actuado varias veces.
Anoche me decían que vaya señalando en mi agenda para que presida las bodas de ambos. Para eso falta mucho tiempo. Deben estudiar y formarse, después Dios dirá.
Como padrino les sugiero:
¿Sería imposible que Jesús Gabino, invitado por el Señor, ingrese en un seminario o en un monasterio para hacerse cura?
¿Quién puede dudar que Carmen Elisa pueda entrar, llamada por el Señor, en un monasterio donde pondría a todas las monjas a cavilar, ya que manda con mando en plaza?
Solamente Dios, nuestro Señor, conoce lo que será de la vida de mis apadrinados y fenomenales jóvenes. Desde aquí les invito a que recen mucho ante Dios, cumplan su voluntad, e irán descubriendo la señales de por dónde desea que caminen en su futuro lleno de vida y alegría cristiana.
A los amigos lectores les invito a rezar por esta familia cristiana. Como ellos existen muchos. Aunque curas padrinos (no de la mafia) existirán menos. Creo yo. No lo sé.
Muchas gracias por llegar leyendo hasta aquí. Los comentarios están abiertos.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
Estoy convencido que no será la última vez que le solicitarán su presencia porque ya lo dice el Señor: Pedid y se os dará.Y usted no se va a oponer al Hijo ni por un instante.
Buen sábado,don Tomás.
Estoy seguro de que esta familia, después de sus maravillosas palabra y entrañables recuerdos, está anonadada.
Si yo tuviera un amigo cura como usted, estaría siempre dándole la cachica, porque usted, parafraseando al Evangelio, devuelve el ciento por uno.
Dios le bendiga por tanto bien como reparte en este mundo.
En nombre de mi familia y en el mío propio, quiero expresarle nuestro profundo agradecimiento.
La emoción que siento en estos momentos, tras leer sus palabras, me reafirma en el acierto de contar con usted en los momentos importantes de nuestras vidas.
Seguiremos pidiendo.
Un abrazo.
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