A los 50 años: Tendencias ante el Vaticano II
Con motivo del cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II estoy leyendo todos los artículos que se publican por la Red y en poquísimos medios de papel.
Encuentro tres tendencias claramente definidas:
1.-La que profundiza en la variadísima riqueza de los documentos conciliares, apuntando a un futuro esperanzado de conocimiento y puesta en practica de los mismos.
2.- La que llora y expresa una elegía jeremíaca ante la “muerte” del Vaticano II.
3.- La que ignora por completo lo ocurrido en la Iglesia Católica a partir de aquel 11 de octubre de 1962. Se quedaron convertidos en estatuas de sal como la mujer de Lot.
Veamos dos ejemplos referidos a las primera y segunda vertientes.
Está patroneada por el conductor de la barca de Pedro, el actual Papa Benedicto XVI, quien en la homilía que tuvo ayer en la apertura del Año de la Fe dejó muy claro el pensamiento de la Iglesia Católica Romana sobre el Concilio Vaticano II.
Un fiel traductor de esta manera de hablar y pensar es el arzobispo emérito de Pamplona-Tudela, monseñor Fernando Sebastián, quien tuvo una conferencia en Valencia, hace dos días, quien arrancó con esta premisa de oro:
“Hoy, 50 años después, nadie puede negar que el Concilio supo leer con profundidad los signos de los tiempos y quiso poner a la Iglesia y a los cristianos en condiciones de resistir las actuales acometidas del laicismo y de anunciar a los hombres de nuestro tiempo, de manera comprensible y amable, el evangelio permanente de la única salvación universal, la salvación de Dios”.
Los subtítulos de la conferencia recogidos en la nota de prensa hablan por sí solos:
Superar la actitud condenatoria de la Iglesia.
“A la Iglesia española le vino un poco grande”
“La Iglesia no crece mimetizando al mundo sino volviendo a sus raíces”
“Valentía y claridad extraordinarias” del Papa al convocar el Año de la Fe.
La vertiente de llanto la he visto en el padre jesuita González Faus, quien ha escrito en su blog una entrada mortuoria, titulada: Requiem por un concilio importante.
Propone diez pasos insertos en los documentos conciliares. Añade, de su cuño personal, un aspecto extraído de la teología de la liberación: La iglesia de los pobres.
Poniéndola frente a una nunca realizada renovación de la curia romana, concluyendo que en ese pulso ganó la curia anulando el Concilio con la publicación del Código de Derecho Canónico.
Su conclusión es que estamos en un “invierno eclesial” profetizado desde el año 1969. Normalmente el invierno es significado de muerte de la naturaleza. La consecuencia es clara: La Iglesia está muerta. La postura, por lo tanto, es llorar y rezar responsos mortuorios. El autor lo coloca en el título.
Es fácil deducir que yo estoy en la primera vertiente: Con Pedro y Benedicto XVI.
Fuentes:
La nota de prensa de la conferencia de Fernando Sebastián:
El articulejo luctuoso de González Faus
Tomás de la Torre Lendínez
18 comentarios
El P.González Faus SJ,al que conozco personalmente,era un estupendo teólogo allá por los 70.Creo que se ha empecinado en algo que sólo le conducirá a errores.
Un abrazo y feliz día del Pilar.
- cuando un texto hay que explicarlo una y mil veces para que sea interpretado conforme debe interpretarse... es que está mal. en una redacción de lenguaje, si no quedaban claras unas determinadas cuestiones, el profesor suspendía el ejercicio. puede aplicarse a todos los textos conciliares.
- no veo por ningún lado la primavera eclesial, ni los frutos posconciliares... aparte de los neomovimientos que, sinceramente, valen para los que valen (y tan encantados de conocerse).
- no me vale que los concilios tardan en aplicarse. el nivel de conocimiento y medios no es lo mismo en el siglo xxi que en trento.
- desde que, en mi nueva ciudad, puedo asistir con normalidad y regularidad a la santa misa en la forma extraordinaria, me siento que más de tres décadas sacerdotes y obispos me han estado estafando. y entiendo perfectamente y comprendo determinadas actitudes de sectores tradicionalistas.
en resumen, cincuenta años para -mejor-, pasar de puntillas sobre ellos. y baste ver la puesta en "práctica" de la sc en la celebración de la santa misa. papel mojado y engaño a los creyentes.
por último. donde no ha avanzado la secularización, caso de españa, son aquellos lugares donde la religiosidad popular (tan denostada por los conciliaristas "modennos") tiene tal arraigo que ha servido de dique frente al maremoto posconciliar. y todo pese a la oposición de numerosos párrocos. ¿o es mentira?
-Mientras el Cristo no se de a conocer, como Él dice, que lo hará, su Iglesia, seguirá en estado de Fe congelada; así, como está, más cerca de la oscura gangrena que de la vida lúcida.
-"Porque has conservado la palabra, mi paciencia, yo también te guardaré en la hora de la tentación, que está para venir sobre la tierra, para probar a los moradores de ella" (Ap.7,10)
-Esto que la mayoría de los católicos es letra de papiro viejo oxidado. Para otros es promesa viva que produce inquietud permanente.
Creo que es cierto que el Concilio Vaticano II no se ha aplicado en gran medida, pero no en el sentido en el que lo dicen los teólogos "progresistas" como Kung y demás. Si no se ha aplicado es porque la Iglesia ha tenido que dedicar demasiado tiempo a protegerse de los herejes y cuestionadores de la doctrina.
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Oscar:
Tú y cualquiera tiene derecho a pensar lo que tú apuntas.
Pero, ese pensamiento es pura historia ficción del pasado.
El sentido responsable actual lo apunta el Papa en su homilía de ayer que te recomiendo leas:
http://infocatolica.com/blog/buhardilla.php/1210111120-con-la-mirada-puesta-en-crist#more17882
Bloguer
Los de la segunda tendencia que usted cita, sólo claman por la reforma de las estructuras. Otros mejor intencionados hablan de llevar a Cristo al mundo. Benedicto XVI acaba de dar la clave en estos días: no se puede hablar de evangelización si uno no está empeñado en la conversión personal. Y esta conversión pasa por reconocer que sin la ayuda de la gracia, vamos de ala.
Como el Blogger yo estoy claramente a favor de la primera vertiente: Con San Pedro y con S.S. Benedicto XVI.
El Concilio Vaticano II, es un gran árbol con mucha sombra y deebe dar aún muchos frutos.
A este jesuita le falta FE y esperanza.
Sólo por insistencia de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI se ha reconocido que ese rito, el Misal de Juan XXIII, no fue derogado. Pese al motu proprio de 2007, hay obispos españoles que siguen poniendo trabas a los deseos de los fieles.
Siento decir que usted, como buen apasionado del Concilio Vaticano II, niega la realidad y sólo se queda con la leyenda rosa.
El hecho de calificar a la Santa Misa con la F.Ex. de "espaldas al pueblo" le (des)califica a Vd. Su concepción de la Liturgia y de los acramentos es paupérrima (y utilitarista).
Siento no ser más diplomático pero la verdad no entiende de medias tintas.
Acabo de venir de una Misa N.O. celebrada por un sacerdote y ha sido del mismo provecho espiritual que una de la F.Ex. No discuto la invalidez del N.O. sólo indicar que a día de hoy se imposibilita a los fieles conocer y amar la F.Ex. y todo son impedimentos. Y por tanto, nos estafan... día sí y día también.
La humildad tiene muchos caminos. Uno de ellos es que los pastores asuman la riqueza de la Iglesia y la ofrezcan. Y no la ofrecen porque, reconociendo el lugar que debe ocupar la F.Ex., reconocerían su fracaso (humano, no de la Iglesia). Se resume en la frase de una anciano sacerdote ante la petición de la F.Ex. "¿es que estos cuarenta y tantos años no han servido de nada?"
Sr. Carlos, le afirmo que se ha intentado buscar un lugar para una celebración digna en mi ciudad de origen. Verbalmente y por escrito. Sólo oidos sordos.
Se contactó con una clausura pero los religiosos que la atienden dijeron a la M. Superiora que nones.
La humildad es la que profesamos muchos: llamar al pan, pan y al vino, vino... y no armar follones y pleitear en Roma con nuestro Arzobispo por no concedernos una petición que, en justicia, debería ser atendida. Y la falta de humildad no irá en el Juicio sobre nuestros corazones, en este caso, sino sobre nuestro Arzobispo.
Otra cuestión es que cada uno coja con los brazos abierto lo que venga en gana pero se ningunea a Su Santidad y a lo que la Iglesia manda día sí y día también. Y lo recto de las constituciones sinodales, en cuanto a Liturgia, es una burla y papel mojado en cada celebración.
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